ASESINATO EN CONCORDIA
A mediados del pasado mes de Noviembre, no se sabe la fecha exacta, se cometió un horrendo crimen en el Hospital Delicia Concepción Masvernat, de Concordia, Entre Ríos. Una niña de 13 años, embarazada de cinco meses, alegó haber sido violada y sin otro prueba que su palabra la juez Belén Estevez, hasta hace poco Secretaria del Medio Ambiente del gobernador Gustavo Bordet, autorizó que se abortara al niño por nacer, a pesar de que el tiempo del embarazo era suficiente para que éste fuera viable. La Juez invocaba el Protocolo aprobado por el gobernador, copia del que rige en el ámbito nacional por decisión de la Kirchner y ratificado por Macri.
Alguno de los médicos del Hospital cometió el aborto con el "inconveniente" de que la niña nació con vida y siguió viviendo 10 horas más sin que ninguno de los médicos del Hospital se atreviera a darle los cuidados necesarios para salvarle la vida. Prefirieron dejar morir a la niña antes que asumir la responsabilidad de contradecir el Protocolo del gobernador Bodet (peronista, socio de Macri) y la orden de la Juez Estevez, una mujer abortista que sin duda pertenece al grupo feminista que clama contra la violencia contra la mujer. En este caso quedó demostrada la mentira del feminismo porque esa Estevez (¡la débil mujer!) tuvo poder suficiente para paralizar a siete médicos y los obligó a dejar morir a una mujercita de 10 horas de vida. Más canalla no podía ser la despreciable Juez, quien la nombró, el peronista –macrista Bodet, y los siete médicos timoratos que resultaron homicidas por abandono de persona.
El Obispo de Concordia, Mons. Luis Collazuol, emitió un comunicado diciendo:
"Hemos conocido, con profundo dolor, el caso acontecido en un Hospital público de la ciudad de Concordia, y que tomó estado público por una nota periodística en un Medio digital, de un aborto practicado a una menor en el quinto mes de su embarazo, por orden judicial. El bebé nació con vida y estuvo debatiéndose durante varias horas por seguir viviendo hasta que finalmente su corazoncito dejó de latir."
No dice el prelado si se enteró dentro de las 10 horas de vida de la desdichada niñita como para correr al Hospital a bautizarla y darle con eso la posibilidad de ir al Cielo a gozar eternamente de la visión de Dios o si su "dolor" le alcanzó para ocuparse de averiguar a posteriori si alguna persona del Hospital la bautizó con el "agua de socorro", que puede darle cualquier persona laica derramando agua sobre su cabecita y diciendo: "Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".
Llamé al Obispado ayer 11 de Diciembre después del mediodía y una máquina me informó que el Obispado sólo atiende de 8 a 12 de la mañana. ¡Más desinterés por las almas no podría demostrar un sucesor de los Apóstoles! Si alguien quiso llamar al Obispado a avisar del crimen que se estaba cometiendo contra la niñita, no hubiera podido comunicarse sino dentro de ese limitado horario. El resto del día es privativo de Su Excelencia que lo dedica a lo que se le dé la gana, menos a estar disponible para las almas que tiene la misión de salvar.
LLamé hoy nuevamente a las 11,45hs y una empleada del Obispado llamada Ana María me dijo que el Obispo estaba en reunión y no me podía atender. Llamé nuevamente antes de las 12 (el Obispo seguía en reunión) y me pasó con el abogado del Obispado, Dr. Carlos José Scharm quien dijo no tener información cierta alguna sobre lo ocurrido y que estaban tratando de averiguar cómo fueron los hechos. Le manifesté mi asombro que habiendo ocurrido el crimen a mediados de Noviembre, un mes después todavía no supieran con certeza lo ocurrido. Le pregunté por qué no habían ido al Hospital a hablar con los médicos y enfermeras y no me dio razón alguna para esa omisión. Tampoco sabía si alguien había bautizado a la niñita pero que, en todo caso, lo llamara el Martes 18/12 (hoy es 12/12) para darme más noticias. Me quedó claro que en el Obispado nadie había pensado en salvar el alma de la niñita, si es que no podían salvarle la vida.
Entretanto, el abogado de la niña abortante, un indigno integrante del foro de Concordia, dijo a la prensa que había mandado un carta documento al Obispo el 7/12 para que retractara su comunicado amenazándolo con toda clase de acciones legales y canónicas. El Dr. Scharm dijo que nunca habían recibido esa carta. Le recomendé, entonces, que le mandaran al supuesto intimante una carta documento desmintiendo su información a la prensa y exigiéndole una inmediata retractación de su mentirosa comunicación. El Dr. Scharm se negó a hacerlo sin darme ninguna razón que justificara esa negativa.
Ante esa reticencia inexplicable le recordé que estaba de por medio el Código Penal (Arts. 106 al 108) que pena el homicidio por abandono de persona y que correspondía presentar la correspondiente denuncia contra el Director y el personal del Hospital que dejaron morir a la niña. El Dr. Scharm me dijo que le parecería muy bien que yo lo hiciera, es decir, no tenía ni la menor intención de hacerlo él como abogado del Obispo a cuyas órdenes actuaba y dejaba de actuar, de manera que su omisión y sus reticencias son achacables directamente al descreído sucesor de los Apóstoles.
Este caso demuestra varias cosas
1) Hasta qué punto está vigente en la argentina la "legalización" del aborto, a pesar de la "exitosa" campaña "por las dos vidas" que terminó con un sospechoso rechazo del Senado.
2) Cuan grande es la responsabilidad de los Obispos por esa situación y cuan culpable es su desidia en perseguir a los abortistas para que dejen de tener poder en el país para cometer crímenes como el de Concordia.
3) Que cobardes que son los argentinos, como los siete médicos del Hospital de Concordia que no se atrevieron a salvar la vida de la niñita por miedo a las consecuencias personales que pudieran derivar de ese acto absolutamente obligatorio para toda persona y en especial para todo médico. Que se hayan "anotado" después como objetores de conciencia contra el aborto no disminuye en nada su culpable conducta anterior.
4) Cuán grave es la apostasía de los "católicos" argentinos, inclusive de los jerarcas de la Iglesia, que ni siquiera intentaron bautizar a la niñita para que pudiera ir al Cielo, o sea, es obvio que no creen ni en el Cielo ni en Dios, por más que de la boca para afuera digan lo contrario.
5) La malvada desinformación de la gran prensa que ha pasado en silencio este crimen de tal manera que la gente no se entere de las canalladas de los abortistas y compañeros de ruta.
Felicito a la Corporación de Abogados Católicos que mandó una fuerte protesta al gobernador Bordet por este crimen, cuyo texto publico en la Sección Correo del Lector de este periódico a la que puede acceder por www.labotellaalmar.com
El horror de Concordia es el horror del país corrompido por el peronismo kirchnerista-macrista. Cada día me siento más ajeno a todo esto y menos integrante de una sociedad que tolera a estos opresores y hasta los apoya con su voto o su hipócrita farsa de ineludible resignación.
Cosme Beccar Varela