La Corrupción K en la “Década Ganada” (capítulo IV)
CAPÍTULO IV
FORMA PERVERSA DE GOBERNAR
“Asume
que todas las decisiones que toma son las correctas, y las decisiones
incorrectas y malas las toman otros, de las que ella es ajena”. Nelson
Castro, periodista y médico
Para gobernar
no es necesario, ni normal, rodearse de un aroma de agresión. Ni adoptar
actitudes beligerantes. Se requiere, en cambio, espíritu constructivo.
Solo así se es capaz de escuchar, por oposición a tratar de imponer
visiones, relatos o criterios. Emilio J. Cárdenas, ex embajador de la
República Argentina ante las Naciones Unidas.
1. Al enemigo, ni justicia[1]
Juan Domingo Perón hizo muchas
cosas buenas y malas en este país. En Argentina hay un antes y un
después de Perón. Marcó a fuego nuestra conciencia histórica. Hizo cosas
valiosas y cosas terribles. La que más rescato es la instalación del
concepto de justicia social y la incorporación de los trabajadores al
mundo de las grandes decisiones.
En el camino de don Hipólito
Irigoyen y Alfredo Palacios, dignificó a la clase obrera. La que más
crítico es la utilización del estado como unidad básica y la persecución
del pensamiento diverso. Hay una frase que es una convocatoria a la
cacería de quienes no comulgaban con sus ideas.
Es uno de sus peores legados y dice así: ”A los amigos, todo; a los enemigos, ni justicia”.
Es la contracara del concepto republicano de que la ley debe ser pareja
para todos. Y que todos debemos ser iguales y esclavos ante la ley. Esa
idea totalitaria ha resurgido en los últimos tiempos.
El matrimonio Kirchner desde sus
orígenes políticos intenta controlar todo sin que nadie los controle a
ellos. En Santa Cruz dinamitaron el periodismo independiente y los
organismos de control y le pusieron a la justicia la camiseta
partidaria.
Le doy solo dos datos, pero hay
muchos más. Echaron al procurador Eduardo Sosa y luego no acataron la
orden de la Corte Suprema de reponerlo en el cargo. Para que no haya
dudas de hasta donde son capaces de llegar, directamente eliminaron el
cargo. Otra: le doy el nombre de quien fuera presidente de la Corte
Suprema de la provincia de Santa Cruz. Carlos Zannini, no sé si lo
ubica.
En el país, sin prisa pero sin
pausa, han hecho lo mismo que en Santa Cruz. Ataques sistemáticos a los
medios y los periodistas que no se arrodillan ante sus deseos,
cooptación o neutralización de los organismos encargados de vigilar la
transparencia del poder y un fuerte avance sobre la independencia de la
justicia. La señal que dieron al descabezar a Esteban Righi y Daniel
Rafecas, es muy clara.
Eran hombres designados por
voluntad de Néstor Kirchner que acompañaban ideológicamente a Cristina.
Pero no fueron lo suficientemente dóciles a los deseos de la Casa
Rosada. No tuvieron la suficiente obediencia debida. No respetaron eso
de “a los amigos todo”.
Para su pensamiento blindado,
Righi debería haber frenado la investigación del fiscal contra Amado
Boudou aun a riesgo de ensuciar su prestigio y Rafecas debería haber
cajoneado más tiempo todo poniéndole muchas más trabas al fiscal Carlos
Rívolo.
La actuación de Norberto Oyarbide
en varias causas como la que cerró a la velocidad del sonido por el
enriquecimiento ilícito de Néstor y Cristina y el manejo de los tiempos
en el tema de la corrupción vinculada a los hermanos Schoklender
muestran el tipo de juez que es bienvenido en el mundo K. Por eso lo han
salvado tanto en el Consejo de la Magistratura pese a que es el juez
que más denuncias tiene.
Todo esto ha sembrado una falta
de credibilidad en la Justicia que va a costar mucho tiempo recomponer.
Muchos de los jueces y fiscales honestos y capaces que eligieron un
perfil bajo porque no quieren que les pase lo mismo que a Righi o a
Rafecas.
El miedo no es zonzo. Esto es muy grave desde el punto de vista de la salud republicana de las instituciones.
Pero en los últimos tiempos está
ocurriendo algo más escandaloso todavía. La justicia no se usa solamente
para darles “todo” a los amigos. Cada vez hay más casos en donde a los
enemigos, sobre todo a opositores políticos, sindicalistas y
empresarios, no se les da ni justicia.
Se lo digo más claramente: La
justicia cae a pique en su credibilidad, pero ahora no solamente se usa
para proteger y darle impunidad a los oficialistas, sino que se utiliza
para castigar y perseguir a los opositores o a los que no son
suficientemente oficialistas.
Es la puesta en marcha de aquel
viejo concepto que tanto daño produjo en la Argentina, que tantas
divisiones creó en la sociedad. La justicia es un pilar de la
democracia. Si se utiliza como un arma de castigo se abre un abismo. Se
transforma en cierto aquel lugar común tan sabio que dice: cuando la
política entra por la puerta de los tribunales, la justicia se escapa
por la ventana.
La frase de Charles Dickens debería superar a la de Perón: la caridad empieza por casa; la justicia, por la del vecino.
2. La culpa es siempre de los otros[2]
Desde el principio de los tiempos
ha resultado difícil aceptar las responsabilidades por los fracasos, y
como bien sostiene el dicho atribuido a Napoleón Bonaparte, “la victoria
tiene cien padres pero la derrota es huérfana”. Este razonamiento que
surge de la experiencia se aplica perfectamente a la situación que está
viviendo nuevamente la Argentina.
Es así que tras aceptar a
regañadientes la reciente devaluación, con el gobierno de Cristina
Fernández ensayando una mentirosa “apertura” del cepo bancario llena de
restricciones, la mandataria despachó a través de su cuenta de Twitter
gran parte de resentimiento porque su gobierno quedó arrinconado y debió
hacer en pocas horas lo que una y otra vez reafirmó nunca iba a ocurrir
en este período.
Así, desde La Habana, hacia donde
se trasladó para participar en la cumbre de la Celac, (Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños) junto a otros mandatarios
latinoamericanos, Cristina Fernández de Kirchner culpó a los bancos y
otros grandes actores económicos por las maniobras “especulativas” en el
mercado cambiario.
Así, dialogó el domingo con su
par brasileña Dima Rousseff, acerca de las “presiones especulativas
sobre los tipos de cambio de los países emergentes ¿te suena?”, según
contó en su cuenta de la red social Twitter. “Parece que algunos quieren
hacernos comer otra vez sopa, pero además con tenedor. ¿Quiénes? Los
mismos de siempre: los bancos. Solo a través de ellos se pueden hacer
todas las maniobras especulativas de los mercados”.
Por supuesto, de lo que se trata
lisa y llanamente es de un intento de trasladar a otros la culpa de los
profundos y reiterados errores de su gobierno, que creyó reinventar la
pólvora practicando una política económica sabidamente insostenible,
cuyos frutos en descomposición recién empiezan a asomar la cabeza, y la
devaluación es una de ellas, por supuesto.
Lamentablemente, además, el
pueblo argentino es afectado en esta revulsión por un gobierno que ha
seguido vendiendo espejitos de colores y disfrazando la realidad, además
de hacer gala de una gran soberbia y autosuficiencia que lo ha
arrastrado a tratar de tapar errores con otros aún más groseros.
De esta manera se entierra en una
ciénaga de la que cada vez la resultará más difícil salir sin efectos
traumáticos, hasta ahora imprevisibles. Pero seguramente encontrarán
otros culpables, tanto externos como internos –“especuladores”,
“antipatriotas”, “capitalistas”, o lo que sea–, de la misma forma en que
han justificado en hundimiento de una de las naciones más ricas del
mundo en una década en que toda América Latina –excepto Venezuela y
algún otro país– alcanzó los mayores crecimientos de la historia.
Entonces, cuando la mandataria
acusa a los operadores económicos que “quieren hacernos comer otra vez
sopa”, en realidad debería mirar hacia el pasado y reconocer que su
gobierno, es el que ha desaprovechado los mejores tiempos económicos
para sostener un sistema populista que consume todos los recursos del
país.
Naturalmente, la falta de
credibilidad en una política encerrada, hiperproteccionista, en la que
se miente hasta en el índice inflacionario que elabora el propio
instituto oficial Indec, hizo que subiera la cotización del dólar
“blue”, hijo no deseado de las propias políticas de su gobierno porque
nadie cree en la cotización oficial, y menos aún en la sinceridad del
cepo a la compra de dólares que se implantó y que ahora se dice querer
flexibilizar.
En lugar de acusar a los
operadores por presiones y maniobras especulativas contra los países
emergentes, tratando de asimilar la peculiar situación argentina a
países que en mayor o menor grado han apuntado a transparentar sus
economías, la mandataria debería hacer una real autocrítica de su
gobierno –y suya propia– por tratar de llevarse por delante las leyes de
la economía, manejar el país como si fuese su propiedad personal y
confundir exprofeso las causas con los efectos, porque las
especulaciones son consecuencia de sus propias políticas irracionales.
Una muestra clara la tuvo
recientemente el ministro de Economía Axel Kicilloff, cuando intentó
“arreglar” con el Club de París la deuda de 10.000 millones de dólares
que se dejó de lado varios años para ver qué pasaba y determinó que el
país no cuente con crédito internacional.
Ahora, al volver con una mano
atrás y otra adelante, no hubo otra “solución” que una primera
devaluación, porque la Argentina no está dispuesta a pagar a costa de
sacrificar los supuestos “avances sociales” obtenidos todos estos años,
según dijo Kicilloff.
Pero se olvidó el secretario de
Estado que estas supuestas “conquistas” sociales son artificiales, con
dinero que no se pagó, como si una familia alhajara la casa no pagando
sus deudas y pretendiera luego que no se le cobre lo que no pagó, porque
quiere seguir con su buen pasar.
A este grado llega precisamente
la gran “calesita” de la economía del vecino país, y es precisamente un
intento de hacer pasar a todos los demás por tontos el atribuir a otros
la culpa propia por el embrollo en que están envueltos los gobernantes
que igualmente siguen apostando a mantenerse a toda costa en la cresta
de la ola.
3. Cristina no se hace cargo de la crisis energética[3]
a) Insólita excusa
a) Insólita excusa
Durante un acto en Bariloche, la
Presidente salió al cruce de una crítica contra la gestión estatal de
YPF. La mandataria le echó la culpa de la falta de gas en la actualidad a
que en la década de los 90 se vendía a Chile a “precios irrisorios”.
“Si uno mide el gas que se transfirió en los 90 es el que hoy nos está
faltando”, dijo.
La presidente Cristina Fernández
encontró este viernes una insólita excusa para no asumir su
responsabilidad sobre la crisis energética que se profundizó durante la
“década ganada”.
En el acto, donde hizo una serie
de anuncios, respondió a una crítica de “un periodista” de un programa
de radio “que ya se imaginan de quién es”, sobre el desempeño actual de
la reestatizada YPF.
Entonces, la mandataria le echó
la culpa de la falta de gas en la actualidad a que en la década de los
90 se vendía a Chile a “precios irrisorios”.
“El gas que nos falta, si uno lo
pudiera medir, es el gas que se vendió en los 90 a Chile a precio
irrisorio”, manifestó la Presidente en su discurso.
La jefa de Estado dijo que
durante esa etapa “añorada por algunos”, no había “producción, ni
industrias, ni fábricas” y que el excedente energético se exportaba a
“US$2 y se vendía en Chile a US$ 29”.
“Si uno mide el gas que se transfirió en los 90 es el que hoy nos está faltando”, insistió.
La Presidente dijo que la próxima
semana el presidente de YPF, Miguel Galuccio, presentará un “informe
pormenorizado” sobre la producción de gas que -dijo- está subiendo.
Para la defensa de la gestión
estatal de la petrolera, la Presidente se valió de un artículo del
diario Expansión de España, que destacaba el récord de las acciones de
YPF tras la expropiación de las acciones que estaban en poder de Repsol.
b) Costo para el país de la crisis energética
Tal como informó Urgente24, la
crisis energética le costó a la Argentina en agosto US$1.548 millones en
importaciones, lo que representa una suba del 103% respecto al mismo
período del año anterior.
En los primeros 8 meses del año,
el rojo energético creció un 122%, respecto al mismo período de 2012.
Las proyecciones privadas indican que 2013 podría terminar con un saldo
negativo cercano a los US$7.000 millones, una cifra récord.
En lo que se refiere a agosto,
las importaciones de energía, por US$1.548 millones, representan el
76,52% de los ingresos por exportaciones de productos primarios
(US$2.023 millones), el 52,52% de los ingresos por manufacturas de
origen agropecuario (US$2.947 millones) y el 64% de los dólares que
ingresan por las manufacturas de origen industrial (US$2.415 millones).
Respecto a los productos
primarios, si se restan la minería y el rubro “resto”, por un valor de
US$170 millones, el saldo arroja que para pagar la factura energética de
agosto se utilizaron el 80,5% de los dólares que ingresaron por la
producción agropecuaria.
De hecho, el saldo del subrubro
más importante dentro de las exportaciones primarias (“Semillas y frutos
oleaginosos”) no alcanzaría para cubrir las necesidades energéticas:
solo recaudó US$1.002 millones en agosto.
4. Fomento de la división y el odio[4]
a) El fracaso de Cristina
Esta vez la responsabilidad de
Cristina como mariscal de la derrota es más grave que nunca porque
apareció el quiebre cultural y el tan negado fin de ciclo.
Ayer la inmensa mayoría del
pueblo argentino confirmó el fracaso de su estilo de conducción
maltratador hacia adentro y hacia afuera de su tropa y de un nivel
inédito de concentración del poder.
La ausencia de la presidenta dejó
a sus ministros girando en falso, sin saber hacia dónde ir, tomando
medidas contradictorias, con extraños niveles de autonomía y con una
actitud más confusa que agresiva.
Parecían más herederos de
Fernando de la Rúa que de Cristina. Son los costos que hay que pagar
cuando no se deja que florezca ninguna flor y cuando se elige la
fidelidad y el verticalismo a la capacidad y la eficiencia.
Suele decir Alberto Fernández (la
tercera pata de la mesa del poder matrimonial durante años) que la
presidenta castiga a aquellos que tienen la osadía de expresar alguna
disidencia por más suave que sea. Son condenados a la Siberia y a una
catarata descalificadora y permanente del oligopolio mediático que
edificaron con nuestros dineros.
b) La política de fabricar enemigos
Su política de fabricar enemigos a
toda hora como una manera de construir poder también se vino a pique
pese a que encontró justificación ideológica en los libros neopopulistas
de Ernesto Laclau.
En realidad su autoritarismo no
viene de los libros. No es una actitud racional y militante. Tiene tres
vertientes menos heroicas.
La generacional, que en los
setenta le ponía apellido a la democracia (burguesa, liberal,
partidocrática, etc) pero que no creía en sus valores profundos; la
territorial que los transformó en señores feudales y patrones de una
estancia propia llamada Santa Cruz, y la personal surgida del carácter
tanto de Néstor como de Cristina, incapaces de cosechar amigos o
lealtades mas allá de la subordinación de la política. Siempre eligieron
ser temidos a ser queridos.
Confundieron autoridad con
autoritarismo y como reacción, todos los nuevos liderazgos que surgieron
en las urnas son la contracara del estilo de Cristina. Tanto Massa,
Macri, Binner, Cobos, Scioli si califica y hasta Capitanich tienen una
matriz más dialoguista, sin afiliarse a la lógica perversa que solo
divide el mundo entre amigos y enemigos.
La composición social del voto es
también un daño terrible al relato presuntamente progre, nacional y
popular. Massa en la provincia ganó en lugares del Conurbano profundo
donde solo es posible hacerlo con un gran respaldo de, por lo menos, una
parte de los sectores populares y entre los habitantes más necesitados.
Massa no es un fenómeno de
derecha clase mediera y cacerolera. Es el capo de una nueva generación
de peronistas que aprovechan el poder que nace de esa democracia de
proximidad llamada intendencia.
Y Néstor tampoco es Perón. A tres
años de su fallecimiento no se registra su foto en las casas de los más
pobres como ocurrió con el general y con Evita. Cristina fue votada por
fragmentos mayoritarios de trabajadores y excluídos y por eso llegó al
54% de los sufragios en el 2011, pero no se instaló eternamente en el
corazón de los humildes.
Néstor y Cristina son una
referencia para militantes neofrepasistas y peronistas impresentables
que necesitaban una locomotora que los empujara. Es difícil que el
kirchnerismo supere el desafío y no se diluya en la historia como le
pasó al menemismo y el duhaldismo.
No hubo posibilidades de
organizar un acto por Néstor realmente masivo y la celebración del 17 de
octubre fue módica en presencia y sin llegar al mínimo acuerdo de un
orador que los representara.
c) Rechazo al estilo confrontativo de gobernar
No solo hay fin de ciclo. También
hay un nuevo proyecto de liderazgo que en 120 días sacó más de 4
millones de votos en la provincia y se convirtió en el candidato más
apoyado en las urnas.
La autoestimulación que generó el
Frente para la Victoria con un Amado Boudou exaltado de mentirita
resultó patética. Una mueca propia de un domingo de ceniza y entierro de
carnaval. Es cierto que en el 2009 también se anunció erróneamente que
terminaba la etapa K del peronismo.
Pero esta vez es distinto. Porque
no hay posibilidades de que Cristina sea candidata y no existe nadie
medianamente confiable para el núcleo duro que los represente en la
competencia electoral.
Hoy el kirchnerismo pinta más
para un partido de cuadros que de masas. Para un círculo cerrado que
ahorrará años pero que difícilmente vuelva al poder después de 2015.
Han sembrado mucho odio y
división. Justo ahora que 7 de cada 10 argentinos reclaman todo lo
contrario. Por eso Massa es el gran ganador y Cristina la gran
perdedora.
5. Grave acusación contra Cristina[5]
La diputada Carrió calificó de
“perversa” a la Presidenta y la acusó de “no hacerse cargo de la
situación inevitable” que atraviesa el país, como los altos niveles de
inflación y la problemática energética.
“El Gobierno está haciendo todo
mal. Hay que generar algo de credibilidad y ella, en vez de generar eso,
aparece sin gobernar”, apuntó la legisladora de UNEN.
De esta manera, Carrió se refirió
a la reaparición pública de la Presidenta cuando ayer (22/1/14) anunció
el plan para pagarle 600 pesos a jóvenes de entre 18 y 24 años que no
estudian, no trabajan o tienen una actividad laboral informal.
“No gobierna, es una presidenta
que no se hace cargo de los niveles de inflación, de los haberes de los
jubilados respecto a la inflación, no toca el tema de la energía, el
tema del dólar blue que está más alto. No se hace cargo de La Nación, no
es una presidenta”, manifestó Carrió en diálogo con radio Mitre.
Luego, opinó que la primer
mandataria “es perversa” cuando en su discurso de ayer cuestionó que los
medios hayan informado sobre su “reaparición” y la jefa de Estado lo
comparó con los desaparecidos de la dictadura militar.
“Es perversa. Hoy hay muchísimos
desaparecidos que no son amigos de ella ni conocidos. Desaparecidos hay,
pero no es ella”, agregó Carrió.
Para Carrió, el plan Progresar lanzado ayer por Fernández “es un poquito de bálsamo ante una situación inevitable”.
Al respecto, la diputada indicó que a la vez la Presidenta demuestra que “no se va a hacer cargo de esa situación inevitable”.
6. La fábula de la “década ganada”[6]
a) Un slogan tipo “gato por liebre”
Si hay algo para reconocerle al
kirchnerismo es su habilidad para hacer pasar gato por liebre. La
Presidenta y los funcionarios de la Casa Rosada han inventado otro
eslogan de campaña: “la década ganada”.
Según ellos, hubo diez años de
gobierno que no tienen nada que ver con los anteriores. Comparan cifras
con el saqueo menemista y el desastre que nos dejó la Alianza de De la
Rúa-Chacho Álvarez en 2001. ¡Pero ojo con el doble discurso!
Hoy, los salarios y jubilaciones
son de pobreza (el promedio de ingreso de los trabajadores es de 3.500 a
4.000 pesos, mientras la canasta familiar supera los 7.000 y el 80% de
nuestros padres y abuelos cobra la mínima de 2.165 pesos).
Se mantiene el robo al salario
(Ganancias) implementado por Machinea. Cristina Kirchner se vanagloria
diciendo que creó “cuatro millones de puestos de trabajo”, pero un 40%
está en negro y precarizado. El modelo de “inclusión y distribución de
la riqueza” siempre consistió en una feroz inflación que devora los
ingresos populares.
El gobierno que expropió a las
AFJP usó la plata de los jubilados para pagar la deuda externa y se
niega a implementar el 82% móvil. Mientras, no se hicieron las obras que
hubieran evitado las muertes por las inundaciones.
No es cierto que haya una
“reindustrialización” del país: solo se puso en producción parte de la
capacidad ociosa del período previo a 2001. Quienes más ganaron en estos
años fueron los bancos. Se acentuó la concentración y extranjerización
de la economía: de las 220 empresas que más facturaron en 2007, 128 son
extranjeras. En 1997 eran 104. Siguen las privatizaciones y los pagos de
la deuda externa.
El kirchnerismo inauguró la
megaminería en beneficio de la Barrick, subsidió a las automotrices como
General Motors, pactó con Monsanto y sigue entregando el petróleo y el
gas.
Pese a la expropiación parcial
del 51% de las acciones de YPF, el 83% del negocio petrolero continúa en
manos de las multinacionales.
A su vez, la Presidenta dijo “que
no devaluó”, pero llevó el dólar de $2,90 en 2003, a los $5,20 actuales
y a casi diez el “blue”. El kirchnerismo −que iba a dar “pluralidad de
voces” con la Ley de Medios− creó un multimedios K que controla el 80%
de la prensa.
El gobierno de los “derechos
humanos” terminó en el escándalo Bonafini-Schoklender, el Proyecto X, la
Ley Antiterrorista y en la criminalización de la protesta social. No es
cierto que Videla murió en la cárcel por obra de este gobierno, sino
por la lucha popular.
Con la reforma política y las
internas abiertas –PASO− se intenta proscribir a la izquierda. El
“cambio” originario en la Corte llevó a la “democratización” de la
Justicia para poner jueces afines que le brinden impunidad y lo salven
de la corrupción.
El verso de la “transparencia”
llevó a la enorme corrupción oficial y al lavado de dinero (Lázaro Báez,
Jaime, Cicconne-Boudou). Del “tren bala” se pasó a la masacre de Once,
provocada por el triángulo corrupto entre el gobierno, TBA y los
burócratas sindicales. El “desendeudamiento” derivó en una deuda que es
una bomba de tiempo.
La “década ganada” fue para los
de arriba. Se ve mucho más ahora con la crisis mundial −que se suma a la
que trae el “modelo”−, donde sus consecuencias se seguirán descargando
sobre las espaldas del pueblo.
Para que las décadas venideras
sean “ganadas” por el pueblo hace falta imponer otro “modelo” que cambie
la estructura semicolonial del país: terminando con el robo al salario,
las privatizaciones, los pagos de la deuda, el saqueo del oro, el
petróleo y el gas, y nacionalizando la banca y el comercio exterior,
entre otras medidas de fondo.
b) ¿Década ganada o década perdida?[7]
“Todo es según el color del
cristal con que se mira”, decía el escritor español Ramón de Campoamor.
Nunca mejor aplicado el concepto que en el caso de la situación actual
de la República Argentina.
Pruebas al canto. Para el
Gobierno nacional y para su alegre comparsa de aplaudidores a destajo,
jamás nuestro país estuvo mejor que ahora. Ni tuvo mejores gobiernos que
el iniciado por Néstor Kirchner en 2003 y continuado por su esposa
Cristina Fernández.
En esa severa evaluación no deja
afuera a los que presidió el general Juan Domingo Perón, cuyas banderas,
aunque después arriadas, fueron vigorosamente izadas por ambos para
ganar las elecciones que los instalaron en la Casa Rosada.
Es tan grande el convencimiento
que tienen que eso es cierto, que con un optimismo que se ha probado que
no es contagioso, califican ese período como una década ganada.
Y con frecuencia, quienes han
descubierto que el ejercicio ilimitado de la genuflexión es el método
idóneo para seguir colgados de las crujientes ramas del generoso árbol
del presupuesto estatal, hablaron del «milagro argentino» y hasta se
animaron a aconsejar a mandatarios de otros países, incluidos los de
Europa, que hicieran lo mismo.
Afortunadamente para los
habitantes de esos países el consejo fue desoído. Sin embargo, si
escuchamos otras campanas el tañido es distinto. Total y absolutamente
distinto y el espacio ocupado por el optimismo oficial es varias veces
duplicado por el pesimismo.
Y lo realmente preocupante es que
ese desplazamiento está plenamente justificado por la realidad. Una
realidad empecinada en convertir en polvo a los discursos y a las
estadísticas del oficialismo que hablan de una bonanza que para buena
parte del pueblo ha pasado de largo.
En el análisis de la situación
global de La Nación, lo más reputados economistas argentinos y
extranjeros coinciden en la conclusión que el período de los gobiernos
kirchneristas, puede considerarse una década perdida.
Fundamentan tan opuesta visión,
en que la Argentina ha perdido la mejor oportunidad de su historia para
integrarse a las naciones más progresistas del mundo como lo hicieron
países hermanos, muchos de los cuáles con menores recursos naturales
que, bajo y sobre la tierra, existen en el territorio nacional.
Hoy esas naciones están creciendo
y gozan de un prestigio internacional que nosotros hemos perdido a
pasos agigantados. El mundo nos mira con recelo. No somos confiables.
Nadie quiere invertir en el país.
Ni aún los argentinos. No es placentero decirlo, pero hay que
reconocerlo. En los países desarrollados sobra dinero. En los países
subdesarrollados sobran necesidades.
Pero surcan el cielo patrio rumbo
a naciones vecinas donde la estabilidad social y jurídica no depende
del humor o de las ideologías de sus mandatarios.
Esas naciones han comprendido que
ciertas banderas políticas son útiles para ganar elecciones porque
todavía hay muchos compradores de espejitos de colores, pero no sirven
para gobernar porque generalmente no son estadistas los elegidos, sino
figuras populares con más audacia que talento, que cuando llegan al
poder la mayor preocupación que tienen es montar la maquinaria electoral
con la intención de perpetuarse en él mismo.
Y de eso, los argentinos sabemos
mucho. Brasil, Chile, Perú, Uruguay y hasta Bolivia, entre otros,
tomaron el camino correcto porque primó en sus dirigentes el sentido
común y se aliaron a quiénes podían ayudarlos a progresar.
En cambio, nuestros últimos
gobiernos se metieron en un túnel de donde no les será fácil salir,
aunque todo hace suponer que lo intentará, según se advierte en la
adopción de algunas medidas en el orden internacional que hasta hace
poco eran impensables.
7. Acusación maliciosa contra el diario La Nación[8]
Como han hecho otros funcionarios
del gobierno nacional, la Presidenta atacó a La Nación al sostener que
este diario mantiene una millonaria deuda impositiva con el fisco por
aportes previsionales impagos.
“Hay una empresa que, porque es
un importante medio de comunicación, le debe al Estado 300 millones de
impuestos; ni siquiera son multas. Son impuestos que no pagó. Éste es
uno de los sueños de los justos que duerme todavía en la Corte”, dijo.
Luego agregó: “Me acaba de recordar [Julio] De Vido que la deuda
impositiva no es de IVA o Ganancias. Son los aportes de los trabajadores
los que no depositan”.
Como este diario ya sostuvo en
reiteradas ocasiones, se trata de una acusación falsa. La Nación bajo
ningún concepto registra aportes previsionales impagos, pues éstos
siempre se han abonado en tiempo y forma.
Lo que existe es una controversia
judicial entre el Estado nacional y una treintena de medios de
comunicación de la Capital y del interior −diarios, revistas y radios−,
entre los que se encuentra La Nación.
La demanda de esos medios tiene
origen en los llamados “planes de competitividad”, que el propio Estado
había diseñado para que el incremento de cargas impositivas no restara
capacidad competitiva a las empresas periodísticas.
Pero dejaron de aplicarse en
2003, cuando el Estado no cumplió con el compromiso asumido en un
decreto de ese mismo año para establecer un régimen alternativo cuando
venciera ese mecanismo.
La Corte Suprema ha celebrado ya
dos audiencias de conciliación con la finalidad de que las partes −el
Estado y los medios− puedan encontrar una solución que ponga fin a la
controversia.
Las embestidas oficiales a la
estructura económica del diario, y de otros medios independientes, son
constantes. La Nación ha sido arbitrariamente excluida y discriminada,
hace ya unos años, de la asignación de pauta publicitaria oficial que
otros medios, afines al discurso oficial, con tirada de ejemplares hasta
decenas de veces menor, reciben generosamente en cantidades
millonarias. También se ha amedrentado a nuestros avisadores,
exigiéndoles que no anuncien en nuestras páginas.
8. ¿Relato o puro cuento?[9]
“Hz lo que yo digo, pero no lo
que yo hago” parece ser el lema de Cristina Kirchner, que por un lado
afirma que los hospitales públicos del país son excelentes, siendo le
mejor prueba cuando los presidentes se atienden en ellos, mientras al
mismo tiempo ella se desmiente a sí misma atendiéndose solo en
hospitales privados.
En su discurso de ayer en
Florencio Varela (21/2/14), Cristina Kirchner dedicó un párrafo a
burlarse de los que se burlan del relato. Previamente había elogiado la
calidad del hospital Presidente Néstor Kirchner, al que catalogó como
uno de los cinco más importantes de Latinoamérica. “La gente se viene a
Varela a curarse”, dijo.
No es sin embargo su caso. Por
motivos nunca explicados, la Presidenta solo se atiende de sus problemas
de salud en instituciones privadas: el Hospital Austral, la Fundación
Favaloro y el Sanatorio Otamendi.
Conducta presidencial que, al
parecer, no está relacionada con la cartilla: en el mismo discurso, para
sumar respaldo al argumento de que la salud pública es de excelencia,
la Presidenta informó, por cadena, que uno de los médicos que la
operaron de la cabeza (ella dice “capocha”) en la Fundación Favaloro,
también es médico del Hospital Kirchner.
¿Relato y puro cuento
significarán lo mismo? Agosto de 2012, palabra de CFK: “Yo creo que hay
sistema de salud pública cuando los presidentes se atienden en los
hospitales públicos. Lo demás es puro cuento”.
9. El Kirchnerismo “es un gobierno de ladrones”[10]
a) Organismos comprados
Julio Strassera, fiscal del
histórico juicio a las juntas, criticó la política de derechos humanos
del kirchnerismo. Dijo en InfobaeTV que hay militares que están presos
“por mucho menos de lo que se le atribuye a Milani”. Criticó a Estela de
Carlotto y a organismos “comprados”.
Señores jueces, quiero renunciar
expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta
requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque
pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces, ¡nunca más!
La frase fue inmortalizada por el
entonces fiscal Julio Strassera en el cierre del debate judicial que
terminó con la condena a los miembros de las juntas militares que
gobernaron el país a partir de 1976. Su labor en el caso fue reconocida
internacionalmente como un paradigma de defensa de los derechos humanos.
Veintiocho años después, al ser consultado sobre la política de
derechos humanos del kirchnerismo, analiza: “Esta gente ha hecho en un
gobierno democrático cosas que no se animó (a hacer) la dictadura”.
El abogado fue muy crítico con
las organizaciones de derechos humanos. Dice que los “compraron” y
muestra de ello es que se los puede ver de “aplaudidores” en los actos
que se realizan en Casa de Gobierno.
Cuestionó puntualmente a la líder
de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, de quien no se
imaginaba que terminaría acercándose a un gobierno de la manera en que
lo hizo con la actual administración.
“Lo de Hebe (de Bonafini) no me
sorprendió, pero lo de Carlotto sí. Acá hay que tomar lo bueno, corregir
lo malo y dar una profunda limpieza: sacarle el papel preponderante a
ciertos personajes. Yo no doy vueltas: lo digo por Estela de Carlotto”,
sentenció.
Strassera diferenció la actitud
del premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, que siempre tuvo claro
que las organizaciones de derechos humanos no deben comprometerse
afectivamente con un gobierno para poder velar por el principal objetivo
de su existencia. “Los gobiernos suelen ser los principales violadores
de los derechos humanos”, dice.
Pese a que podría creerse lo
contrario, Strassera es muy crítico a los juicios que impulsó el
Gobierno contra algunos militares. Y compara: “Hoy hay militares presos
por mucho menos de lo que se le atribuye a Milani; hay gente muy mayor y
muy enferma a la que no se le otorga el arresto domiciliario y sí se lo
dan a un violador”.
b) Colonización del Poder Judicial para garantizarse impunidad
En una entrevista con los
periodistas Ceferino Reato y Silvia Mercado, Strassera cuestionó la
intención del Gobierno de “colonizar el Poder Judicial” con el objetivo
de “garantizarse la impunidad futura”. Dentro de estas maniobras incluyó
la decisión de la procuradora kirchnerista Alejandra Gils Carbó de
suspender al fiscal José María Campagnoli, quien tenía a su cargo la
investigación por los negocios con el Estado del empresario Lázaro Báez.
El letrado valoró a Elisa Carrió,
con quien dijo tener discrepancias desde el punto de vista político,
pero, asegura, es la única que dice la verdad: “Este es un gobierno de
ladrones”. “Todas las investigaciones que se realizaron han demostrado
claramente los negociados con Báez. ¿Se acuerdan de Fariña? Toda la
plata regresaba a Báez, que es socio de la familia Kirchner”, insistió.
c) Venezuela, D’Elía y el modelo a seguir
El piquetero Luis D’Elía fue
noticia esta semana por pedir el fusilamiento de Leopoldo López, un
líder opositor venezolano. Sus dichos provocaron que un fiscal pidiera
su declaración indagatoria. Al ser consultado, Strassera advirtió que no
hay ninguna organización de derechos humanos que pueda respaldar este
tipo de expresiones.
“Es lo menos que se puede esperar
de un sujeto como D’Elía. No le digo persona; sujeto. Uno puede estar a
favor o en contra de la pena de muerte. Pero él propone un asesinato. Y
por una actividad política. Y por una marcha pacífica. Ya bastante han
inventado en Venezuela con los cargos que le han puesto. Venezuela, con
Chávez en vida, metió presa a una jueza porque no le gustó lo que
resolvió”, recordó.
El ex fiscal aseguró que lo grave
es que Venezuela es un país admirado como “modelo” por las autoridades
argentinas. Y la designación de César Milani como jefe del Ejército es
una muestra de ello. “Es lo mismo que hicieron en Venezuela: politizaron
las Fuerzas Armadas para ponerlas detrás del gobierno”, repasó.
10. Utilización de fondos públicos para trasladar “aplaudidores” a actos políticos[11]
a) El interventor del INADI, Pedro Mouratián, en la mira
Cuando el pasado 11 de noviembre
el ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro Granados, llamó a otro
militante peronista “pedazo de mogólico”, muchos se preguntaron dónde
estaba el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el
Racismo (INADI) para denunciarlo.
Una pregunta similar surgió el 18
de febrero último, cuando el dirigente ultrakirchnerista Luis D´Elía le
reclamó al gobierno venezolano que ejecute al opositor Leopoldo López,
en lo que fue considerado como un gesto de intolerancia política
desbocada.
En otras oportunidades, el INADI
no dudó en intervenir de oficio cuando el asesor de imagen de Mauricio
Macri, Jaime Durán Barba, dijo que Hitler era “un tipo espectacular” o
para atender las denuncias contra el sistema porteño de inscripción
escolar.
La disparidad de criterios
pareciera explicarse por el uso del organismo antidiscriminación como
una usina de militantes. (Eliminando Variables) accedió a información
que demuestra que el INADI está posicionándose como un polo de
militancia oficialista y que esa entidad utiliza los fondos públicos
para promover la figura de los funcionarios que el partido de gobierno
quiere instalar en los medios.
El 26 de agosto del 2013, en el
marco de la presentación del libro recopilatorio “10 años de Políticas
Públicas para la Inclusión y la Igualdad”, y con el fin de asegurarse
convocatoria y muchos aplausos, el interventor del INADI, Pedro
Mouratián, contrató con dinero público seis micros a la empresa
Rutatlántica SA para transportar hasta el Congreso de la Nación a
militantes kirchneristas.
Una vez finalizada la
presentación, según los pliegos del contrato, los micros debían retornar
al lugar donde abordaron originalmente los pasajeros. La cifra abonada
por Mouratián a la empresa transportista por los seis buses fue de
$26.400.
Lo particular de esta
contratación es que por primera vez se demuestra el uso de fondos
públicos para transportar a simpatizantes a un acto supuestamente
institucional, en plena campaña política, y tras haber sido derrotado el
oficialismo en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias
(PASO).
Se abría para ese entonces la
instancia de las elecciones de medio término y el oficialismo necesitaba
darles visibilidad a sus candidatos para revertir el traspié electoral
del 11 de noviembre anterior.
En ese marco, la presentación del
libro fue uno de los primeros actos proselitistas a favor de los
políticos propuestos por el kirchnerismo para la siguiente votación.
Como se dijo, el evento al que el
INADI llevó a sus militantes se realizó ese lunes 26 de agosto, a las
11 de la mañana, en el “Salón Azul” del Senado. Contó, además de
Mouratián, con la participación del entonces ex senador nacional Daniel
Filmus, el ex legislador por la Ciudad y actual diputado nacional Juan
Cabandié y la diputada nacional Diana Conti.
Tuvo, incluso, cobertura
mediática con cámaras de la TV Pública, fundamentalmente por la
presencia de Filmus, por aquel entonces candidato a renovar la banca en
el Senado por el Frente para la Victoria.
Según comentaron a este blog
periodistas acreditados en el Congreso de la Nación, la capacidad del
“Salón Azul” depende bastante si se utiliza parcial o totalmente.
Explicaron que el salón −en un evento con sillas y un escenario− puede
albergar a unas 200 personas, mientras que entrarían unas 500 personas
de pie con la sala a tope.
En el caso puntual de esta
presentación, según la crónica disponible en la web de la revista
especializada El Parlamentario, “la audiencia colmaba el Salón Azul”.
Nada difícil de lograr si se contratan seis micros repletos de
militantes, más algunos invitados especiales.
Si se considera que cada ómnibus
como los que fueron rentados para el evento transporta unos 50/55
pasajeros, es fácil comprender que la militancia movilizada con el
dinero del INADI fue suficiente para colmar el acto.
Los datos revelados por
(Eliminando Variables) corresponden a la contratación directa por
trámite simplificado 25/2013, expediente 4-35574/2013, en el que
Mouratián solicitó expresamente la contratación de los micros para el
“traslado de personas”, con la particularidad que estos militantes se
congregaron para salir, a las 9 de la mañana de aquel lunes, desde cinco
centros de jubilados y un club de barrio.
Los lugares de partida de los
ómnibus estaban ubicados dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires:
Chilavert 5819 (Centro de Jubilados y Pensionados “Cañada de Gómez”);
Donato Álvarez 2175 (Centro de Jubilados “Siempre Jóvenes”); Sánchez de
Loria 472 (Centro de Jubilados “San Carlos Sud”); Leopardi 443 (Centro
de Jubilados y Pensionados “Rincón de la Amistad”); Cochabamba 311
(Asociación Civil “Parque Telmo”) y Chacabuco 1294 (Centro de Jubilados y
Pensionados “Nuevos Horizontes”).
b) El “libro” de Mouratián
El “libro” que presentó Pedro
Mouratián, de hecho, no es ningún libro. Es solamente un compendio
normativo de 66 leyes y 26 decretos de “ampliación de derechos”, según
los responsables del INADI. El material impreso, según dijo el
responsable del INADI, es la mejor manera de “rendir homenaje a estos
diez años, es la mejor síntesis de lo que nos ha pasado”.
Al jefe del INADI poco le importó
el hecho que el libro haya sido un compendio y, envalentonado, en aquel
acto –según recuerda El Parlamentario− dijo: “No es un libro más. Tiene
que ver con un sueño, con una entidad”.
Y remató, para el aplauso cerrado
de la militancia presente, que el libro era el “fruto de la decisión
política de un presidente como Néstor y de Cristina (Kirchner), pero
también el fruto de cada uno de ustedes”.
El interventor realizó un
verdadero “road show” en parte del país para presentar este libro, que
comenzó en el Congreso de la Nación y concluyó a mediados de diciembre
del 2013, tocando provincias como La Pampa, Río Negro y Misiones, entre
otras, siempre con la presencia de importantes autoridades locales y
legisladores nacionales.
Se desconoce, de hecho, si
Mouratián o las diferentes delegaciones del interior del Instituto
Nacional contra la Discriminación, en las que presentó el libro,
realizaron contrataciones similares de micros para el transporte de
militantes tal como ocurrió en la Capital Federal.
Tampoco se sabe si el INADI
hallará el modo de repetir la operatoria para acercar militantes a la
inauguración de sesiones del Congreso Nacional por parte de Cristina
Kirchner el sábado 1 de marzo del 2014, en dónde se espera que el
oficialismo reúna una cantidad muy importante de militantes.
Lo cierto es que el INADI se ha
convertido en una fuente de polémicas constantes en la última década. A
la contratación de micros se le suma la pelea entre Fabián Morgado y
María Rachid por el control de ese organismo, una disputa que incluyó
denuncias judiciales, violencia, declaraciones mediáticas cargadas de
furia y peleas por escritorios. Fueron esos escándalos los que obligaron
a la presidente a echar a Morgado y Rachid para reemplazarlos por el
interventor Mouratián.
Mientras tanto, se acusa a esa
institución de una constante falta de actividad cuando las denuncias por
discriminación afectaban a funcionarios ligados al partido de gobierno.
Esa inacción se contrasta con la
rapidez con que sus titulares reaccionan cuando se trata de proteger y
promover a sus socios políticos. Tal discriminación de prioridades,
parece haber condenado al INADI a una constante degradación de su
función, que nunca fue pensada como auxiliar para las campañas
electorales y mediáticas del gobierno de turno.
11. Argentina, un país quebrado por los Kirchner: 11 años desperdiciados[12]
Todo en la Argentina pasa
estrepitosamente. Un hecho supera al anterior. Ninguno es bueno. La
ciudadanía luce absorta. Cuesta asimilar que el balance final de 11 años
de ingresos extraordinarios arroje un déficit extraordinario, incluso
en campos de difícil recuperación. El fin de ciclo se acerca y es
necesario reparar en el daño habido que habrá que sobrellevar.
Los casi 11 años de la familia
Kirchner en el poder han provocado una caída estrepitosa del entramado
social a lo largo y a lo ancho de todo el territorio nacional.
Los Kirchner han herido de muerte la calidad de vida de los argentinos y los años que vendrán será aún mayor testigo de esto.
Familias divididas por enfrentamientos generados desde el mismísimo poder central.
Distorsiones de la historia y de la realidad actual que podrían llegar a enloquecer al mejor plantado.
Las falacias cotidianas han desvalorizado el ya menoscabado valor de la palabra oral y de la escrita.
Se han resquebrajado todas las normas de convivencia.
Nadie respeta a nadie, ni a nada.
El menosprecio al prójimo llegó a tal nivel que no se lo escucha, se lo agrede.
Las instituciones de la República se hicieron trizas.
Las muertes por falta de
inversión en infraestructura se suceden a diario, como las que devienen
de la inseguridad creciente y del narcotráfico, el cual escala sin
cesar.
Los derechos humanos ha sido
utilizados para inculpar a una parte de los protagonistas de años
nefastos; pero no a la otra. Lo mismo sucede con las muertes diarias que
no encuentran forma de pararlas ni castigo.
La justicia se ha evaporado a tal
punto que pocos creen en ella. Saben que muchos de los jueces responden
a las pretensiones del Ejecutivo por convicción, conveniencia o
aprietes.
La corrupción llegó a niveles
inéditos, exponiéndose sin problema en los escaparates de mayor alcance;
acurrucada a la impunidad más repugnante.
La educación se ha hecho trizas;
no solo en las escuelas y universidades, sino en la vida cotidiana y por
ende en muchos medios de comunicación masivos.
La “piolada” argentina se ha exacerbado tanto que ha trascendido las fronteras y se instaló como ridículo internacional.
Argentina, como país, ha desaparecido del concierto mundial. No es tomado en serio.
La inseguridad jurídica producto
del desquicio gubernamental reinante alejó capitales de argentinos a
otros países; y los extranjeros no solo no llegan sino que muchos se han
marchado.
El futuro no solo está negado en el discurso oficial sino que se avizora extremadamente complejo.
12. Protección de los jueces adictos[13]
La orden de la Presidenta fue darle protección a Oyarbide.
En una estrategia para frenar el
escándalo del caso Propyme, la presidenta Cristina Kirchner dio la orden
tajante desde Francia de cerrar filas y proteger al juez federal
Norberto Oyarbide, una instrucción que cumplieron ayer al pie de la
letra todos los miembros kirchneristas del Consejo de la Magistratura.
Pretende por un lado no fastidiar a Oyarbide y por otro defender al
secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini.
Como objetivo secundario, la Casa
Rosada busca montar una barrera de protección al subsecretario técnico,
Carlos Liuzzi, mano derecha de Zannini. “La orden de Cristina es cuidar
a Oyarbide y defender así a Zannini y a Liuzzi. Por ahora, los cubrirán
hasta donde sea posible”, confió a La Nación una fuente oficial.
En medio de una denuncia por su
desempeño en una causa por lavado de dinero, Oyarbide había declarado
ante la Cámara Federal que el 19 de diciembre último frenó el
allanamiento en la financiera Propyme debido a una llamada de Liuzzi,
que le pidió interrumpirlo porque agentes de la Policía Federal
intentaron coimear a los dueños de esa mutual.
Ello es ahora investigado en el
Consejo de la Magistratura, donde los miembros de la oposición acusan al
juez de actuar en forma irregular, violar el principio de la división
de poderes y obrar en connivencia con el Poder Ejecutivo.
Sin embargo, los integrantes
kirchneristas del jury del Consejo impidieron ayer por cinco votos a dos
que la oposición acusara a Oyarbide y sólo lo citaron para que haga un
descargo por escrito, como se informa por separado. En Balcarce 50
admitían anoche que esto era lo que había pedido la Presidenta.
Un operador de Cristina Kirchner
confió a La Nación que “a Oyarbide no lo pueden entregar así nomás”.
Añadió que, frente a la acusación en su contra, el juez “envió un
mensaje muy claro de que tiene información complicada y lo hizo con el
funcionario más débil en esta historia: avisó que puede escalar hacia
arriba”. Es hora de tapar el sol con las manos.
La Presidenta se enfureció con
Zannini por el método que emplearon para frenar a Oyarbide. El descuido
de la llamada telefónica dejó expuesto a Liuzzi ante el escenario
público debido a los cambiantes humores del magistrado. Sin embargo, no
preocupa tanto el fondo de la cuestión: la injerencia del Poder
Ejecutivo en el Judicial. El pase de facturas obedece a que el
procedimiento quedó en evidencia y le dejó servido a la oposición un
argumento para sostener que Zannini es un operador judicial de la Casa
Rosada y que ésta controla a algunos jueces mediante llamados.
De todos modos, Zannini y Liuzzi
serán respaldados. “Los van a bancar; al menos por el momento sí. Habrá
que ver cuando vuelva Cristina de París”, comentaron funcionarios
cercanos al área de la Presidenta.
En caso de que el escándalo
escale en intensidad, el fusible más a mano sería Liuzzi. “Es un
operador que sólo responde a Zannini, no tiene respaldo de otros
sectores y juega para sí mismo”, señalan en los pasillos más cercanos al
despacho de la primera mandataria.
La sensación es que Liuzzi no es
un personaje muy estimado en esas esferas. Pero la Presidenta le respeta
el hecho de que sea la persona de confianza de Zannini, que a su vez
siempre integró la mesa chica del ex presidente Néstor Kirchner y luego
de la actual jefa del Estado.
Cristina Kirchner le recriminó el
miércoles último a Zannini el descuido de que se hiciera público. Para
ello, descendió desde el primer piso de la Casa de Gobierno hasta la
planta baja, donde tiene su oficina el secretario de Legal y Técnica.
Cristina mantuvo un tenso diálogo
con Zannini en la antesala de su despacho, del que éste debió salir
para conversar a solas porque estaba reunido con otras personas. El
malhumor de la Presidenta se fue diluyendo y ahora la orden es defender a
su asistente incondicional.
[1] Fuente de información: Continental com.ar, 18/5/12, “Al enemigo ni justicia”, http://www.continental.com.ar. Más información: El informador público, 29/1/14, “La política y el divisionismo”, http://site.informadorpublico.com.
[2] Fuente de información: Diario El Telégrafo, 29/1/14, “La culpa es de los otros”, http://www.eltelegrafo.com.
Más información: La Nación, 28/1/14, “Elisa Carrió: ‘La culpa
excluyente es de la incompetencia y el populismo de Cristina Kirchner”, http://www.lanacion.com.ar. Clarín, 5/2/14, “La responsabilidad es de los otros”, http://www.clarin.com.
[3]
Fuente de información: Urgente 24, 27/9/13, “Cristina no se
hace responsable de la crisis energética y utiliza una insólita excusa”,
http://www.urgente24.com.
[4] Fuente de información: Continental com.ar, 28/10/13,”El fracaso de Cristina”, http://www.continental.com.ar.
[5]
Fuente de información: Diario La Prensa, 23/1/14, “Carrió
calificó de ‘perversa’ a la Presidenta y la acusó de no hacerse cargo”, http://www.laprensa.com.ar.
[6] Fuente de información: Infobae, 22/5/13, “La fábula de la ‘década ganada’, http://opinion.infobae.com.
[7] Fuente de información: Diario El Chubut, 14/1/14, “¿Década ganada o década perdida?”, http://www.elchubut.com.ar.
[8] Fuente de información: La Nación, 13/2/14, “Nuevas críticas a La Nación”, http://www.lanacion.com.ar.
[9] Fuente de información: La Nación, 22/2/14, “Cristina, entre el relato y el puro cuento”, http://www.lanacion.com.ar.
[10]
Fuente de información: Infobae, 22/2/14, “Esta gente ha hecho
en un gobierno democrático lo que no se animó la dictadura”, http://www.infobae.com.
[11] Fuente de información: Infobae, 26/2/14, “Destinan fondos del INADI para lleva a militantes y aplaudidores”, http://www.infobae.com.
[12] Fuente de información: Urgente 24, 15/3/14, “Argentina, un país quebrado por los Kirchner”, http://www.urgente24.com.
[13] Fuente de información: La Nación, 21/3/14, “La orden de la presidenta fue darle protección a Oyarbide”, http://www.lanacion.com.ar.