DIFERENCIAS ENTRE TRADICIONALISTAS
[Es republicación del post de 21 de agosto de 2013]
Es la unidad atributo indispensable de la Iglesia y ésta no puede
hallarse entre quienes mantienen diferencias. La clave para la solución
de diferencias es el aceptar la sentencia de la Iglesia Romana a lo
largo de los siglos. Quien se desvíe de ella no puede llamarse en verdad
católico. Y esto vale de quienes ocupan la Sede. No son la Iglesia. La
Sede está vacante si el que la ocupa o usurpa no tiene la doctrina. Pero
los que proclaman su sedevacantismo tampoco serían católicos si no
adhieren a la doctrina y disposiciones morales o canónicas de la Iglesia
Romana. Serían sedevacantistas ilegítimos.
Éste es un artículo que lo demuestra:
Diferencias entre tradicionalistas

Dr. Homero Johas
1.- No son pocos los que hoy consideran las diferencias
de credo como cosas indiferentes e iguales. Lo que es la perversidad
del Agnosticismo masónico, reiterada por la igualdad y libertad
religiosa del Vaticano II. La misma liturgia perfecta y florida
externamente oculta la diferencia de credo entre los fieles y los
infieles.
En la publicación “Adsum”, de Mons. Mark
Pivarunas, de los Estados Unidos – julio de 2012 – después de rechazar
el Vaticano II, es publicado un escrito antiguo, encima del cual se lee: “Una razón por la cual existen diferencias entre católicos tradicionalistas”. Estas palabras no son del artículo antiguo, sino de hoy.
Tal artículo después de referir las disensiones entre santos y
entre no-santos del pasado, desde la creación del mundo hasta el
Antiguo Testamento, pasa por las disensiones entre Santos del Nuevo
Testamento: San Pablo y San Pedro; San Epifanio y San Juan Crisóstomo:
San Agustín y San Jerónimo. Y afirma que ambos eran sinceros y que: “ambos estaban ciertos” (both were rights). Insinúa, por tanto las diferencias entre los que se dicen“católicos tradicionalistas” son
cosas indiferentes; que las sentencias opuestas por contradicción son
iguales; que no existe distinción entre verdad y error; entre fe y
herejía; entre fiel e infiel. Todos son igualmente “católicos”. Todos son igualmente fieles a laTradición. No existe verdad universal absoluta: solamente opiniones individuales, libres.
2.- Entretanto vemos “católicos tradicionalistas” contradiciendo a la autoridad divina del Magisterio dogmático de la Sede de Pedro:
• La Sede de Pedro enseña la invalidez del poder de
jurisdicción ordinaria de los heréticos públicos. Ellos enseñan lo
opuesto, la validez.
• La Sede de Pedro enseña el deber gravísimo de extinguir la
vacancia de la Sede de Pedro. Ellos enseñan que no quieren trabajar para
extinguir esa vacancia. [N. Esto, en mi opinión habría que matizarlo
teniendo en cuenta la falta total de jurisdicción en nuestros días, cosa
que en el pasado nunca se dio. Las leyes existentes y dadas en el
pasado no se enfrentaban a algo remotamente parecido a la situación
actual. Por ejemplo hay un canon para regular las vacancias de papas que
dice textualmente “nihil innovetur” . Por consiguiente no hubieran
sido posibles en las vacancias la consagración de obispos sin mandato.
Pero actualmente se consagran obispos y el autor del artículo acepta
estas consagraciones.]
La Sede de Pedro impera las normas de los cánones: 188. 4:
2314,1; 2232: 2315; 2200. 2: 1827: 1325. Ellos no se someten a tales
normas de acción mandadas por la Iglesia.
3.- Santo Tomás de Aquino escribe sobre los que rechazan lo ordenado por la Iglesia;“Después
que algo fue determinado por la autoridad universal de la Iglesia, si
alguien, de modo pertinaz, rechaza tal ordenación, será juzgado
herético” (S. T. 2-2, 11, 2, ad 3). San Pedro nada enseñó contra
la autoridad divina de la Sede que le fue confiada; se desvió levemente
en el obrar; no en el creer. San Epifanio y San Juan Crisóstomo
divergen sobre Orígenes: pero Orígenes todavía no era condenado por la
Iglesia. San Agustín y San Jerónimo divergieron sobre la cesación de la
ley antigua; solo después la Iglesia definió esa cuestión.
4.- No es el caso de la “nueva iglesia” del
Vaticano II: las doctrinas que ella predica ya fueran condenadas por la
Sede de Pedro: libertad e igualdad religiosa, Ecumenismo, poder supremo
colegiado, misa del pueblo; derecho de no seguir la verdad.
Un Decreto antiguo de la Iglesia dispone:
“Siempre que se trata sobre materia de fe, juzgo que
todos nuestros hermanos y obispos no deben referirse a otro señor solo a
Pedro, a la autoridad de su nombre.”
Santo Tomás enseña: “Ni San Jerónimo, ni San Agustín alzan su sentencia contra la Sede de Pedro”. San Jerónimo enseña: “Si
mi sentencia es confirmada por la autoridad de la Sede de Pedro, quién
esté contra mi o es imperito, o malévolo, o no-católico y herético”.
San Máximo enseña: “Quién no quiere ser, o ser
tenido como herético, que satisfaga no a este o aquél, pues esto es
superfluo e irracional sino que él corra a la Sede de Pedro. Satisfaga
él y todos, de modo común, en todas partes, como pio y ortodoxo.” (Carta a Pedro).
5.– Quien iguala opiniones opuestas de particulares,
subordinados ambos a la Sede de Pedro, sin mirar la autoridad divina de
la Sede de Pedro, quiere igualar la opinión humana inferior a la
sentencia divina, a la autoridad divina superior a ella. Dos opiniones
humanas contradictorias entre si, no son igualmente verdaderas y libres
en materia de fe, si una es conforme a la autoridad divina de la Sede de
Pedro la otra es contra esta autoridad divina. No es “católico” ni “tradicionalista” quien
está contra cosas ya determinadas por la Sede de Pedro. Entre católicos
la unidad de fe y de gobierno no tiene diferencia.