sábado, 1 de diciembre de 2018

Lo "nacional y popular" - Antonio Caponnetto

Lo "nacional y popular" - 

Antonio Caponnetto

"Los integradores de lo popular en lo nacional, han acabado traicionando ambas cosas y sirviendo a los intereses mezquinos de sus respectivas ideologías. Mientras quienes no conciben lo nacional sin la noción de bien común completo, hicieron más por la elevación moral y espiritual del pueblo que el malón de populacheros ungidos por el sufragio universal".



“En rigor, lo nacional no es una categoría abstracta, sino enhebrada de miles de rostros concretos, sufrientes o felices, destratados o dignificados. La recíproca en cambio no es siempre válida. Como bien ha dicho Schlegel: “todo el mundo habla del pueblo como si fuese una persona con la que hubiese comido en la feria de Leipzig o en el hotel de Sajonia. ¿Mas quien es este público? […]. Un pensamiento, un postulado”, no más.
Esta es la paradoja trágica de nuestra historia. Los integradores de lo popular en lo nacional, han acabado traicionando ambas cosas y sirviendo a los intereses mezquinos de sus respectivas ideologías. Mientras quienes no conciben lo nacional sin la noción de bien común completo, hicieron más por la elevación moral y espiritual del pueblo que el malón de populacheros ungidos por el sufragio universal.
 
 Digámoslo de otro modo: hubo mayor y mas genuina integración de lo “popular” en lo nacional entre los doctrineros del Nacionalismo, que en las políticas partidocráticas, aliadas inexorablemente con las plutocracias, según ley de hierro que denunciara Maurras. Sin poder alguno más que el del testimonio de la Verdad, los principales referentes del Nacionalismo Católico, bregaron a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, por la superación de la dialéctica clasista y la necesaria elevación material y espiritual del hombre común. Con todos los poderes del mundo, los predicadores de la inclusión social y de la revolución nacional y popular, dieron el escandaloso espectáculo de decuplicar sus abultados patrimonios en el ejercicio de los cargos públicos.
¿Qué puede haber de reprobable en la constitución de una elite? Como en el caso de “lo popular”, el término admite varias acepciones. Si alude a una minoría clandestina que opera en las sombras para obtener ventajas contra el interés general, va de suyo que es reprobable. Pero si remite a un conjunto de hombres que mantienen públicamente y entre sí una coherencia interna de ideas, medios y fines, entonces tal elitismo será reprobable o encomiable según la calidad moral de tales hombres, ideas, medios y fines. No hace falta para inteligir tales cosas andar leyendo a Gaetano Mosca o a Wilfredo Pareto.
Lo que ocurre es que en esto – como en tantos otros aspectos el marxismo ha impuesto su forma mentis, y hasta quienes dicen no enrolarse en sus filas le pagan puntual tributo. Para el marxismo, efectivamente, las elites – tanto como teoría o como praxis – son una oposición a la lucha de clases. Más específicamente, son la oposición a las masas proletarias y a su presunto protagonismo. Y aunque históricamente es un hecho fehaciente que el marxismo se ha valido y se vale de elaboradísimas elites para conducir a las masas, la flagrante contradicción no los inquieta. Las elites comunistas son buenas y se llamarán eufemísticamente “cuadros”. Las restantes son opresoras y retardatarias de la Revolución.”
 Fuente: Caponnetto, Antonio: Los críticos del revisionismo histórico, tomo III, Bs.As., UCALP, 2012, pp.340-341