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miércoles, 14 de noviembre de 2018

El desideratum de la hijaputez.








El desideratum de la hijaputez. Por Carlos Mira

Probablemente este comentario debería estar encabezado por la advertencia de que contiene lenguaje soez y vulgar, porque sí, efectivamente, van a encontrar ustedes a partir de las próximas líneas, un vómito visceral de puteadas e insultos, porque algunas cosas -en efecto-  hay solo una forma de decirlas.
Voy a empezar por transcribir la frase que da origen al comentario. Se trata de una sentencia para la posteridad de Vladimir Illich Ulianov, alias Lenin, que, con toda naturalidad, dijo: “Usaremos a los idiotas útiles en el frente de batalla. Incitaremos el odio de clases, destruiremos su base moral, la familia y la espiritualidad. Comerán las migajas que caerán de nuestras mesas. El Estado será Dios”.
Son varias las cosas que atraviesan mi cabeza cada vez que leo esta frase. En primer lugar, creo que hay que ser un hijo de remil nieto de puta para tener la cara como para pensar semejante cosa y, no solo de pensarla, sino de trasmitirla, actuar en consecuencia y dejarla escrita para la posteridad.
Hay que tener mucho odio y mucho líquido bilioso que sube y baja por la tráquea de un  organismo, a su vez, putrefacto, para lanzar al Universo semejante hijaputez.
Solo un reverendo hijo de mil putas, resentido social, cargado de rencor, puede siquiera pensar una cosa así, y, mucho menos, desde ya, actuar en consecuencia para expandir ese odio y hacerlo universal.

El sinónimo entre gremialismo y delincuencia debe acabar














El sinónimo entre gremialismo y delincuencia debe acabar

El viernes pasado una horda sindical paró las operaciones del aeropuerto Jorge Newbery bajo la máscara de una “asamblea gremial”, con lo cual disimulan una huelga que podría verse interrumpida de inmediato por la intervención del ministerio de trabajo.
Unas tres mil personas quedaron en tierra y unos 40 vuelos tuvieron que ser cancelados o reprogramados.
¿Hasta cuando la Justicia argentina va a permitir que estas conductas continúen sin castigo? Los delincuentes sindicalistas se están riendo de nosotros en la cara con la complicidad de los órganos del estado que deberían poner las cosas en su lugar.
Es otro de los ejemplos que pone de manifiesto el triunfo gramsciano en el país: se pueden hacer cosas que están mal porque las instituciones encargadas de confirmar que esas cosas están mal aplicando sanciones, no lo hacen; por lo tanto se ha instaurado en el país la tácita mentalidad de que esas cosas están bien y de que quienes las hacen tienen derecho a hacerlas.
Pues bien: no tienen ningún derecho. Están transgrediendo la ley y la Constitución y para peor lo hacen con un ardid a todas luces burdo que la Justicia, al quedar sin acción alguna, endosa.