TRISTE PANORAMA
Duro artículo: Pobreza, narcotráfico e inflación, así se destaca la Argentina K
"11 años de populismo kirchnerista pasan factura a
un país con un futuro muy incierto", donde los argentinos no tienen
certeza de lo que pasará en solo una semana. La frase es del diario
'ABC' de España que describe la triste realidad de la Argentina actual:
pobreza, narcotráfico e inflación.
VALOR AGREGADO
MADRID (ABC) Dicen que los
argentinos son exagerados. Vistos desde fuera están, aparentemente,
incómodos en el equilibrio, en el término medio. Se dice que hablan
mucho, analizan demasiado, que se hacen notar allí donde van, pero sobre
todo, que alardean. Tratándose o no de un análisis sarcástico o cargado
de ironía, la realidad es que hay algunos motivos que permiten explicar
por qué los argentinos sientan un nada disimulado orgullo por la
«patria».
Argentina es el octavo país del mundo con nada menos que 2.791.810
kilómetros cuadrados de superficie; cuenta con 43.131.966 millones de
habitantes (estimados para 2015), un PIB de 609,9 mil millones de
dólares …¿Qué pasa entonces en Argentina? ¿Por qué el orgullo se ve
empañado por una realidad reconocida por sus propios ciudadanos que se
contradicen y reniegan de un país que consideran no tiene solución? Y es
que estos datos se ven oscurecidos por otros que han empujado al país a
una situación de emergencia que en 11 años el gobierno «K» (teniendo en
cuenta la legislatura de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de
Kirchner) no ha sabido controlar.
Pobreza y desnutrición
Argentina comenzaba el año con una noticia que conmovió al país.
Néstor Femenía, un niño de 7 años moría de meningitis tuberculosa. Pero
no fue esta la causa real de su muerte. Néstor pesaba solo 20 kilos.
Había contraído esta enfermedad porque estaba desnutrido. «Esto tuvo
repercusión pública pero cientos de chicos mueren así», asegura Abel
Albino, médico y presidente de la Fundación CONIN que lleva desde 1993
combatiendo la desnutrición y la pobreza extrema. «He visto en Mendoza
(provincia argentina) chicos dormir en un pozo en la tierra tapados con
perros porque no tienen ropa de cama, abrigo, ni techo. Se tapan con
sangre caliente», lamenta el reputado médico.
Albino se pregunta cómo un país, que
es el sexto del mundo en riqueza y el primero en riqueza en relación a
sus habitantes tiene un 30% de pobreza (12 millones de personas en
total, de las cuales 3 millones son niños). «Aquí hay que tener voluntad
política para hacer las cosas bien, un gobierno patrio que sea
realmente argentino y que no venga a servirse sino a servir. Se necesita
un pacto de gobernabilidad y políticas que se mantengan en el tiempo
aunque cambien los gobiernos. Eso implicaría cloacas, agua corriente,
luz eléctrica...dejar de gastar en estupideces como aviones
presidenciales o viajes de políticos a costos exorbitantes». El símbolo
de la pobreza argentina es el creciente número de villas (chabolas) que
crecen de forma vertiginosa en todo el país.
El drama de la inseguridad
De acuerdo con un informe de la ONU (2013-2014) sobre seguridad
ciudadana, Argentina es el estado de América Latina con más robos por
habitante. En el país se registraron en 2011 973.3 robos por cada
100.000 habitantes superando a países «históricamente» inseguros como
Brasil, México o Venezuela. Y ello sin tener en cuenta los robos que no
son denunciados por desconfianza en la justicia o por dificultades para
notificar estos delitos. El informe aclara, además, que en la región
seis de cada diez robos son cometidos con violencia. En Argentina, ha
crecido en los últimos años el fenómeno de los «motochorros» (chorro,
término coloquial para designar a los ladrones). Los motochorros
circulan por las ciudades dispuestos a arrebatar las pertenencias de los
viandantes. Suelen ser dos personas que van generalmente armadas. Una
se mantiene en el vehículo y la otra se baja, ya sea para asaltar a la
gente a la salida de los bancos, romper los cristales de los coches o
atacar directamente a la víctima. Pero esto es solo una pequeña muestra
del panorama de la inseguridad argentina que incluye: homicidios,
delincuencia organizada, extorsión o secuestros. Por este motivo, se ha
venido incrementando desde 2001 la construcción de barrios cerrados. Se
trata de urbanizaciones con acceso exclusivo a los propietarios, vallas
electrificadas y personal de seguridad fuertemente armado.
Narcotráfico
Argentina se convirtió en un «paraíso narco». Desde los años 90
pasó de ser un país de tránsito a un país productor de droga. «Empezaron
a funcionar las cocinas donde se rebaja la droga y se acondiciona,
tanto para el consumo interno como para la exportación», explica
Guilermo Camporini, fiscal de la ciudad de Rosario, en la provincia de
Santa Fé, una de las más golpeadas por el narcotráfico. El país se ha
convertido en un objetivo interesante para los narcos. «La ubicación
geográfica la convierte en un lugar de acceso. Por ejemplo, Rosario es
un lugar de paso de las rutas que vienen del norte, donde está Bolivia,
por ejemplo, que produce cocaína». A ello se suma, «que se permitió que
se asentaran los grupos de narcos porque se produjo un alto grado de
corrupción policial. Los controles policiales no funcionaron y los
asentamientos se hicieron cada vez mas fuertes», señala Camporini.
Rosario fue la ciudad con más número
de homicidios por narcotráfico en 2013 y 2014 y allí se dio el curioso
fenómeno de los «búnkeres». Se trata de fortificaciones completamente
cerradas donde los vendedores de droga, jóvenes de 16 años, se quedaban
encerrados 12 horas y solo tenían una especie de buzón por el cual
recibían el dinero y entregaban la droga. Camporini asegura que la
situación está cambiando ligeramente. «Se tomó conciencia de que se
llegó a un punto muy grave que se está tratando de revertir, pero
tardaremos mucho tiempo en ver las soluciones», concluye.
Inflación y caída del consumo
La inflación es otro de los temas que más preocupan a los
argentinos. La subida de precios se sitúa en el 30 por ciento, aunque
los datos de los organismos oficiales, que se ha denunciado que están
manipulados, la sitúan en torno al 15 por ciento. ¿Por qué hay tanta
inflación? «Hay una emisión de la moneda superior al crecimiento de la
economía. El gobierno necesita fondos para financiar su sistema, su
modelo «K». Dichos fondos los obtiene ya sea por impuestos, deuda o
emisión de moneda (pesos). Cuando se recurre a la emisión de moneda hay
mucha circulación de papel y a la vez, no hay más bienes porque la
producción está parada. Si la producción no crece y los bienes son los
mismos con respecto a una moneda que crece en circulación, estos van a
valer cada vez más. De ahí, la inflación. El productor, para
resguardarse en un contexto de incertidumbre, sube los precios», explica
el economista Federico Etchelecu. Pero, ¿por qué no se produce en la
Argentina? «Porque hay poco incentivo a la inversión. Y sobre todo,
existe incertidumbre».
La inflación conduce a su vez a que
la gente no quiera comprar. «El consumo fue el caballo de batalla de los
“K” en la última década. La gente optaba por gastar porque tenía formas
de financiación y porque si dejaba el dinero en el banco lo perdía, ya
que si tienes una tasa de interés del 20% y una inflación del 30%, al
final la tasa real es de -10. Pero la situación cambió. Se cerró el
grifo de la financiación y a ello se sumó la inflación y la pérdida de
empleo. Todo ello condujo al miedo y el consumo terminó cayendo»,
explica el economista Lucio Martínez.
Locura por el dólar
«El valor de las importaciones frenadas se sitúa en torno a los
5.300 millones de dólares. Se frenan para mantener las reservas y no
perder dólares pero así pisan la actividad económica», señala Martínez.
Además, «el gobierno quiere fomentar el consumo de bienes argentinos»,
añade Etchelecu. Pretenden evitar también que el dólar se dispare porque
si así sucediera sería cada vez más caro importar, el peso se
depreciaría y se volvería a aumentar la inflación. El gobierno, por lo
tanto, le ha puesto trabas a la compra de divisas. Y lo hace porque sabe
que en Argentina hay una tradición de «dolarizar» los ahorros. ¿Por
qué? Por la incertidumbre, por la inflación, porque no se cree en la
moneda, ni en la estabilidad del país. «Por ello, el gobierno manipula
el tipo de cambio oficial», explica Etchelecu. Y como el mercado lo
sabe, aparece un tipo de cambio paralelo. De ahí surgen las famosas
«cuevas» que aluden al lugar donde se hacen estas transacciones ilegales
pero normalizadas y de cuyos cambios informan hasta los telediarios.
Desinversión
«Han creado un modelo cortoplacista en todo el sentido de la
palabra: solo les interesa comprar votos sin construir a largo plazo.
Las partidas de educación o salud están al final. Todo lo que es
energía, transporte y lo que impacta en el bolsillo del votante en el
día a día es en lo único que invierten». La falta de inversión pública
la vivió en sus propias carnes la presidenta, Cristina Fernández de
Kirchner al sufrir un esguince la última semana del año en su residencia
de Río Gallegos, en la provincia de Santa Cruz. Fue trasladada al
Hospital Regional pero como no funcionaba ni el tomógrafo ni el
resonador tuvo que viajar a Buenos Aires.
Pero no solo no se invierte dentro, tampoco llega inversión
extranjera. «Aquí sucede todo lo contrario a lo que un inversor quiere.
Quiere un marco de certidumbre en las normas, estabilidad en las tasas
impositivas, que la inflación no suba, que el tipo de cambio no cambie
constantemente. Los inversores no tienen la certeza de lo que va a pasar
en una semana», concluye Etchelecu. Los argentinos, tampoco.
13/01/2015|
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