El médico alemán Ryke Geerd Hamer postula que lo que llamamos cáncer no
es sino un proceso biológico natural que el organismo pone en marcha
como respuesta a un shock traumático inesperado que se vive en soledad y
pilla a contrapié. Y que según la naturaleza del conflicto -afectivo,
laboral, sexual, etc.- impacta en una u otra área del cerebro provocando
una ruptura del campo electrofisiológico o electromagnético de un área
concreta del mismo que, como consecuencia, altera el órgano que esa
parte del cerebro regula. Así que mientras dura el conflicto el cáncer
se extiende. Sin embargo si el conflicto se resuelve el cáncer se
detiene y el propio organismo lo hace desaparecer. Por lo que en muchos
casos la mejor manera de curar un cáncer es actuar sobre el problema
psíquico y emocional dejando a continuación que actúe la naturaleza. Es
más, para Hamer tanto los microbios como los virus son indispensables en
la fase de curación. Obviamente no es partidario pues de radiar o de
dar quimioterapia. Y sólo en casos extremos, cuándo está en juego la
vida del paciente, justifica la cirugía. El resumen de este singular y
novedoso planteamiento de la salud y la enfermedad lo daría a conocer el
radiólogo italiano y cercano colaborador de Hamer, Marco Pfister, en la
ponencia que dictó durante el I Congreso Internacional sobre
Tratamientos Complementarios y Alternativos en Cáncer que se celebró en
su día en Madrid (España) bajo el patrocinio de la revista española
Discovery DSALUD.