Mirando pasar los hechos
LA RUTA DE LA CARROÑA
GENUINOS
AFANES
Antes de comenzar la demolición de calles, avenidas y
costumbres, el jefe de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires recordaba una lejana
inspección por zonas rosadas de cierta metrópoli europea. Para concluir que en
las ciudades conviene dar lugar a “esas
cosas límites de situaciones perversas, que son inherentes a la condición
humana”. Y así lo ha logrado, desde el Palermo sonrosado hasta las
instalaciones del Rosedal para la expansión travesti, entre otras hazañas
condensadas en su polinesio adiós a la prohibición moral: ¡Chau Tabú!
Para más, su gobierno acaba de distinguir como “Personalidad destacada de la Ciudad de
Buenos Aires en el ámbito de Cultura”, al máximo proxeneta de la televisión
descarada. Con asistencia de una alta
gama de anchas mangas; desde la opulenta veterana con su perrito, hasta el
promotor de Hoteles para Gays en
celo.
Este acontecimiento desvió por un rato la atención de otros
caudalosos hechos. Entre los cuales re-salta la solicitud maternal de la Presidenta,
logrando que los “presos políticos”
de la dictadura terrorista puedan gozar de una pensión graciable para toda la
vida. Al tiempo de nacionalizarse la Universidad de las Madres de Plaza de
Mayo, con el bagaje de cuantiosas deudas transferidas a los maleficiados por la
Anses. Aportando obviamente el acervo cultural ya mostrado en aquel retrete
puesto por ellas en la Catedral de Buenos Aires, sin que temblara ni urbi ni orbe. A más de los tenebrosos “Sueños
Compartidos” con el impar doble parricida.
En tanto los buitres están escudriñando desde las alturas la
colosal Ruta de la Carroña: Uruguay - Bahamas (de pequeños bancos por las
islas) - Estados Unidos (compañías privadas) - Suiza - Seychelles. Para volver
millones de dólares en cuentas corrientes y asentar en La Florida bienes
raíces. En fin, por todos los rincones donde la Familia Irreal ha custodiado el
botín de sus genuinos afanes. Desde la millonada de dólares alivianados al
erario santacruceño para resguardarlos en la Reserva Federal de Estados Unidos
(sic, según el ejecutor)… hasta los billetes al kilo vivo acariciados con ternura;
más cuanto negocio se pusiera a tiro. Sin frenar el crecimiento de las
villamiserias —festejado por Ella en
la 31— el hacinamiento en tugurios infectos, la miseria jubilar, la inseguridad
sensacional y por supuesto el narcotráfico libérrimo.
En suma, la Dékada
Ghanada. Si no —comentaban en la fila de la parada— que le pregunten al
Vicerreo o al Chikitillo cumplidor y a los miles de flamantes funcionarios
colmados de sueldos y viáticos. Desde anunciantes de la felicidad porcentual,
hasta diseñadores del Pensamiento Nacional o calibradores del Rating. Como
broche de oro, se está conociendo la designación de un conocido humanitarista
ambulatorio en altísimas funciones. Lo recoge el diario “La Nación” (del 14 de octubre de 2014), aludiendo al ex juez
español condenado por prevaricato en su tierra, pero principal asesor del
Gobierno argentino para promover la “Justicia Universal”. Con rango y sueldo de
subsecretario de Estado. Se trata de Baltasar Garzón, designado “coordinador en
asesoramiento internacional en derechos humanos”. El Ministerio de Justicia
supo defenderlo, diciendo: “Con la
aplicación del principio de jurisdicción universal generó notables avances para
la persecución y el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad en la
Argentina, que hoy son ejemplo en todo el mundo”. Sin duda con referencia a
la tortura a muerte en las mazmorras terroríficas, de veteranos luchadores
contra el terrorismo subversivo. Ya llegan a 264 las víctimas.
ABOGADA
DE DIABLAS
A todo esto, en los últimos días produjo fuerte conmoción
cierta denuncia contra la jefa del Estado, por alardear de “abogada exitosa” sin el diploma habilitante. Señalaba un letrado —lejos de abogado del
diablo ni diablas— que el hecho re-sulta minúsculo frente a los monstruosos
insultos a la justicia. En todo caso, dijo, bastaría pasar de “exitosa” a
“secano”. Para ver con el diccionario que “abogado
de secano” es quien “sin haber cursado
la jurisprudencia entiende de leyes o presume de ello” // fig. y fam. “Rústico, avisado y astuto en el manejo de
negocios superiores a su educación”.
No faltan quienes consideran que estos distraimientos, a más
de estériles, desvían la atención del astro de la “década ganada”. Y gente muy enconada recuerda facetas personales
con marcada odiosidad. Repitiendo que jamás fue un caudillo telúrico ni líder
de multitudes promovido por hazañas cautivantes. A lo sumo un extraño exitoso,
asentado en lejanas regiones manejadas a su antojo. Antes —aseguran—
guerrillero a distancia enriquecido por la usura, después mandamás con sobrados
ejemplos de audacia y petulancia. Bastando el recuerdo de los millones de
dólares escondidos por el mundo y el bagaje de excesos, hasta insultar al
sentido común.
En nombre de la Justicia y “para cerrar heridas abiertas” encarceló a cuanto militar o policía
intervino en la lucha contra el terrorismo; retorció la historia; devastó las
instituciones; enalteció a criminales “idealistas”; apropió facultades
extraordinarias; manipuló los ámbitos judiciales; amparó a las hordas
piqueteras; comprometió al país con exabruptos “diplomáticos”, acusándolo ante
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por el caso AMIA; terminó de corromper
el sistema educativo; promovió la promiscuidad sexual, y la homosexualidad;
enalteció la prostitución.
En fin una diatriba larga de consignar, en pugna con la
proliferación de homenajes traducidos en nombres de calles y lugares. Hasta el
punto que el aborrecimiento generalizado sólo le reconoce el patrocinio de
alguna represa, pero cambiado el género. Más allá de la inquina, siempre
insalubre aunque provenga de la injusticia social, irrumpen agravios
trascendentes. Persiguió a la Iglesia
Católica y fomentó la desocupación con Planes Trabajar para no trabajar.
Frente a tal prontuario o revoltijo, surge una pregunta:
¿Cómo pudo tolerarse el despotismo? ¿No hubo fiscales y jueces? Interrogante
ocioso, transitando por el oeste del Gran Buenos Aires, un cronista buscaba la
Avenida Roca. Tarea imposible, porque ahora se llama como él… Con parejo
despropósito histórico, se ha enviado a Bolivia una costosa placa en homenaje
al castro-comunista Ernesto Che Guevara. A nombre del pueblo Argentino y con la
presencia en la conmemoración de los paisanos Daniel Filmus y Tristán Bauer. “El momento que vive Latinoamérica tiene
mucho que ver con la aparición de presidentes como Cristina, Evo y Chávez”,
planteó Filmus como una resignificación de los ideales del Che. Y Bauer subrayó que “la
lucha de hoy es la continuación de aquella comenzada por el guerrillero”.
¡Cuánto está a la vista!
POR
SUERTE YA NO SE ENCUENTRAN POLICÍAS…
Todas estas cosas rellenan el abismo de mentiras históricas
que la usurpación alienígena impone desde el poder. O sea uno de los peores
legados del arco de enormidades, culminando en la Patagonia con la base militar
para el comunismo chino. Y basta ver el lavado del cerebro de las nuevas
generaciones. El otro día un chico de once años, participando en la ESMA del “Encuentro de la Militancia”, hizo
confesiones horribles difundidas por televisión. Desde “adorar” (sic) a Néstor Kirchner, hasta su complacencia… ¡por la
ley de fertilización asistida!
Es sabido que la Presidenta se manifestó encantada,
diciendo: “Por suerte ya no encuentran policías
para detenerlo y llevarlo preso por hablar de política. En realidad no se trata
de suerte. Se trata de otra Argentina. De cambio y nuevos tiempos. De
Democracia en serio y a fondo” (cfr. “La
Nación”, 2 de noviembre de 2014).
Como se ve —ya más que en serio— se trata de otro país,
fundido y fondeado. Caricatura de la noble nación de los abuelos, despreciados
hasta la demolición de monumentos alusivos.
LOZANÍA
PARA EL ERROR
Para colmo de males, el lavado también afecta a los no tan
jóvenes y presumiblemente más instruidos. El “Informador Público” (del pasado 24 de octubre) consigna que el
obispo de Gualeguaychú —Monseñor Jorge Lozano— ha llamado a los católicos para
que “aporten datos e información sobre
hijos sustraídos a madres desaparecidas durante la última dictadura militar”,
afirmando luego que “hay cerca de 400
(sic) familias que buscan a sus nietos
apropiados durante la época del terrorismo de Estado”. Sensacional respaldo
a la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, que en Roma requirió ayuda al
Papa Francisco. Para encontrar los 400 (sic) nietos “que siguen faltando, a través de la apertura de los archivos de la
Iglesia en la Argentina y del mismo en el Vaticano”. Y en posterior
conferencia de prensa, denunció a la cúpula de la Iglesia argentina que “fue cómplice de la dictadura” y a “otros que son responsables por omisión”…
“No pedimos que nos pidan perdón, sino que nos ayuden a encontrar nuestros
nietos, que son 400” (sic).
Insistiendo casi amenazante: “que
se abran los registros de la Iglesia en la Argentina, porque ahí debe haber
información y que los curas que saben algo y no nos importan sus nombres, que
hablen”.
¡CÚIDENLA
A DIOCLECIANA!
Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal
Argentina Monseñor José María Arancedo, grabó para la televisión junto a integrantes
de Abuelas de Plaza de Mayo, reclamando en nombre de los obispos argentinos que
quienes tengan información sobre niños robados durante la última dictadura la
aporten a las autoridades. “Exhortamos a
quienes tengan datos sobre el paradero de niños robados, o conozcan lugares de
sepultura clandestina, que se reconozcan moralmente obligados a recurrir a las
autoridades pertinentes”, indica Mons. Arancedo en su mensaje.
Decía la información recogida, que el espacio de campaña fue
grabado con las referentes de Abuelas Estela de Carlotto y Rosa Tarlovsky de
Roinsiblit, sentadas junto al Prelado, quien completaba: “Nos sentimos comprometidos a seguir buscando la verdad con la certeza
de que eso no hará libres”. Sugiriendo el gran interrogante: ¿Libres
también de distracciones, como las que permitieron el doctorado “honoris causa” de la abuela abortista?
El penoso acompañamiento de la falacia histórica, se agrava
al servir de apoyo a una consagración expresa o tácita desde la más alta Cátedra.
Como lo presagia la nueva visita de la supuesta Abuela al Sumo Pontífice. Tanto
más preocupante, con todo respeto, conociendo que más allá de la primacía
espiritual, el manejo político no traduce carismas especiales. Figurado, para
la crítica acíbar, en un imposible consejo del siglo III: ¡Cúidenla a Diocleciana!
Contrapunto: Mientras se desploma el ánimo por estos lares,
llega la noticia corroborante de un amanecer insinuado desde el Oriente. En San
Petersburgo fue desmantelado el monumento en memoria del fundador de Apple,
Steve Jobs, después que el sucesor al frente de la compañía Tim Cook, confirmó
su homosexualidad.
LA
SITUACIÓN ECONÓMICA
Hasta un lego de ajustada perspicacia podría incursionar
sueltamente sobre el particular. Por supuesto con más amargura que soltura. Los
embates meteorológicos están demostrando la profundidad de la caída, bastando
arreciar una tormenta para que ciudades y pueblos queden sumergidos. Y ello sólo
se explica —lo dice la gente— por la década perdida, trampeada y esquilmada,
junto a la colosal ineptitud de la administración pública.
Según los últimos informes a la mano, la inflación está
llegando al 40% y el déficit superó cifras millonarias, en cualquier moneda.
Los gastos primarios han registrado enormes avances. De acuerdo a estudios de
meses atrás, las empresas públicas acumularon déficits de más de ocho mil
millones; bastando reparar que el juguete de Aerolíneas insume casi dos millones
por día. En los últimos años, el Estado incrementó en 80.000 empleados o más la
planta permanente o transitoria; lo que significa un 435% de incremento en el
gasto público. Según compulsas recientes, casi el 30% de la población vive bajo
la línea de pobreza, eufemismo para encubrir la miseria extendida. Por otro
lado —el de la justicia social— es increíble la desfachatez de utilizar a la
Administración Nacional de Seguridad (Anses), inventada para respaldar las
jubilaciones, como suministro de fondos en negocios ajenos a los
“beneficiarios”.
Obviamente más que ajenos, enajenantes. En conclusión, el desastre
ya no admite disimulo. Salvo caerles a las aves de rapiña o de carroña, que
están poniendo al descubierto la estafa colosal del régimen —¡y las connivencias
personales!— a costa del hambre y la postración general. Con pánico de los
tramposos, a punto de quedar al descubierto. Algo que desde ya gravita
fatalmente en las próximas elecciones. Salvo, claro está, la magia de los
computadores —con perdón de la cibernética— que en su momento igualaron a
Chávez con Cristina en popularidad porcentual… ¡Y lo que traerá el voto
mecanizado!
AL
PAÍS LE OCURRE ALGO INICUO
Como es bien sabido, la recesión consiste en una pérdida
generalizada de la actividad económica del país, a través de la caída del
producto bruto durante un periodo prolongado. Y son síntomas característicos,
el crecimiento del desempleo con el aumento de los despidos, la disminución del
consumo por la suba de precios (inflación) o falta de dinero y mayores tasas de
interés; el crecimiento de las áreas carenciadas. Y otros síntomas corroborantes.
Como se está viendo es cuanto ocurre en la Argentina, dando lugar a variadas
divagaciones sobre los remedios posibles.
Frente a lo cual, hablando con franqueza, se ve que no hay
otra solución que un cambio completo. Algo que un valeroso hombre público, ya
fallecido, solamente esperaba del milagro: “Al
que hay que ayudarlo”, sentenció sabiamente. Ocupando con sencilla
esperanza el lugar de lucubraciones inútiles para recuperar la salud.
Hasta el término “recesión” resultaría impropio, en cuanto
evoca retroceso. ¡Ojalá pudiéramos retroceder a otros tiempos! Cuando teníamos
trenes magníficos por todos lados, en lugar de la tramposa fábula del “tren bala”;
cuando se construyó una maravillosa red caminera cargando dos centavos al
precio de la nafta; cuando funcionaban holgadamente los hospitales; cuando la
jubilación se celebraba con semántico júbilo; cuando se podía viajar por el
mundo con pesos nacionales en la billetera; cuando teníamos petróleo a raudales
y Yacimientos Petrolíferos Fiscales llegó a producir ganancias equivalentes a
la deuda externa; cuando la ruta sureña se alumbraba con antorchas del gas
sobrante y por lo mismo en Campana ardía una formidable llamarada perpetua;
cuando teníamos flota mercante hasta en el río Paraná surcado por magníficas
naves de pasajeros. Y un etcétera de añoranzas que hoy nos anudan la garganta.
Porque al país le ocurre algo inicuo. Puesto que la
Argentina —estúpidamente pordiosera de capitales foráneos— es riquísima y con
buena administración no los precisaría. ¿Acaso en otros tiempos no creció
maravillosamente por sí misma? La Argentina es riquísima, bastando dar una
vuelta por cualquier región, donde florecen campos inmensos hasta el horizonte;
donde los yacimientos esperan la explotación correcta; los ríos y mares guardan
la fauna más codiciada en el mundo. Y también etcétera.
En fin esta nación que, como saben los más viejos, supo
conocer maravillosos momentos de bienestar económico hasta hacerse famosa. Y
los puede revivir a condición de pareja profilaxis, recuperando la capacidad
gobernante con honradez. Así de sencillo y milagroso.
Casimiro Conasco