"Un bel morir tutta una vita onora".
Petrarca
La Argentina continúa descendiendo -o ascendiendo, depende de cómo se mire- en la escala mundial de la trágica ridiculez, acercándose cada día a la Venezuela de Nicolás Maduro también en este rubro; los otros, obviamente, son la corrupción, la inflación, la violencia y el tráfico de drogas.PRESIONE "MAS INFORMACION" A SU IZQUIERDA PARA LEER ARTICULO
A los tres días de haber denunciado a la Presidente y su entorno por los delitos de encubrimiento y traición a la patria, el Fiscal Nisman fue asesinado. Hoy, cuando han pasado más de dos meses desde ese siniestro suceso, aún no contamos con una resolución judicial que despeje las dudas sobre las circunstancias en que se produjo.
La imagen del Estado que, como mínimo, es responsable de esa muerte por no haber brindado la adecuada seguridad al Fiscal, recibió un nuevo baldazo de descrédito cuando la Juez Palmaghini, a cargo de la causa, ordenó a la Policía Metropolitana de ¡allanar dependencias de la Policía Federal! por haber ésta filtrado a la prensa las fotos archivadas en el celular de la víctima.
Desde ese 18 de enero, el muerto ha sido sucesivamente acusado por el aparato oficial de propaganda de homosexual, de heterosexual promiscuo, de suicida, de borracho y de depresivo; desde el miércoles, la defensa de Lagomarsino (un raro especímen al que una pericia sitúa en la escena a la hora del crimen) ha incorporado otras "virtudes", como corrupto y malversador de caudales públicos; pero el tema llegó al colmo el jueves, cuando el centro de la ciudad de Buenos Aires amaneció empapelada con una foto del fallecido, rodeado de señoritas, con una pregunta que señala, sin dudas, a sus anónimos autores: "¿Somos todos Nisman?"; la Iglesia, a través de Monseñor Lozano, después de ese hecho y de las espantosas calificaciones del Jefe de Gabinete, Anímal Fernández, pidió "no embarrar la cancha" y mantener completamente separadas las investigaciones sobre la denuncia de Nisman y sobre su muerte.
No conocí al Fiscal, pero me resulta de todo punto de vista increíble que quien, según una rarísima declaración sin prueba alguna, se quedaba con la mitad del sueldo de un empleado otorgara a éste, simultáneamente, la firma en una cuenta familiar en el exterior. El Gobierno, que sigue disparándose a los pies al boxear contra un cadáver, no debiera olvidar qué sensible es nuestra sociedad frente a la muerte, cuando la desaparición de don Néstor tanto ayudó a juntar el 54% que obtuvo su noble viuda en las elecciones de 2011.
Esas patéticas y repugnantes maniobras son "señuelos desesperados" (ver http://tinyurl.com/mbkz2dw) lanzados por la Presidente para ocultar la gravedad del tema principal: el inexplicado e injustificable memorandum con Irán y la consecuente exculpación de los funcionarios acusados de perpetrar los mayores atentados de la historia argentina. Ese acuerdo, cuya sentencia de inconstitucionalidad ha sido apelada y se encuentra a estudio de la Cámara Federal de Casación, curiosamente podría traer peores noticias a la Casa Rosada ya que, si el fallo fuera revocado, caería el principal argumento del Juez Rafecas para desestimar la denuncia de Nisman, es decir, que no se había consumado.
La revista Veja, de Brasil, ha publicado que la verdadera razón para la firma obedecía al suministro nuclear de Argentina al país asiático, impulsado por el extinto Chávez y triangulado en Venezuela, y al levantamiento de las ya famosas alertas rojas; pese a que las valijas de Antonini Wilson para financiar la campaña presidencial de Cristina fueron parte de ese enredo, nadie se ha dignado emitir alguna declaración oficial al respecto.
Pero recordemos que tampoco se ha informado a la ciudadanía acerca de las razones y cláusulas secretas de los contratos con Chevron, con el Club de Paris, con las empresas que demandaron en el CIADI, o la nueva relación con Rusia y con China, que ha recibido una parte de nuestro territorio para instalar una base científico-militar, y el profundo giro copernicano impuesto a nuestra situación geopolítica que todo ello implica.
Hoy, la denuncia de Nisman contra Cristina Kirchner y su entorno más íntimo, como Timerman, D'Elía y Esteche, líder de las hordas de Quebracho, se encuentra a estudio de la Sala I de la Cámara Federal de Apelaciones en lo Criminal, integrada por los jueces Farah, Freiler y Ballestero, antes permeables a los deseos de la Casa Rosada pero, últimamente, con gestos de independencia. A pesar de los intensos rumores que corren todos los días, me sorprendería que, tan cerca del final, pacífico o no, del período kirchnerista, decidieran convertirse en bonzos ante la sociedad que los está mirando con fijeza; y digo esto porque lo que deben decidir ahora no es si hubo o no delitos punibles o si alguno de los acusados es culpable de ellos, sino sólo si se debe abrir, o no, la investigación sobre los hechos denunciados.
En una penosa comparación, los jueces de otros países actúan con una celeridad desconocida, al menos hasta ahora, en la Argentina. Un magistrado de Nevada acuñó esta semana una sentencia complicada para los Kirchner, Lázaro Bóvedas Báez y Cristóbal Timba López -"los ladrones no son dueños de lo robado"- y anunció que ya en abril dará a publicidad todo lo investigado en la causa. Un colega suyo de Uruguay ha pedido la extradición de Vanderbrole -el testaferro de Boudou en el affaire Ciccone- por lavado de dinero y la Justicia suiza ha comenzado a moverse en igual sentido. Dicen, en los pasillos de Comodoro Py, que el Juez Bonadío habría sido convencido de demorar el llamado a indagatoria de Máximo Kirchner, en la causa Hotesur, hasta después de las elecciones primarias (las PASO) pero me parece poco probable.
El pasado reciente también contribuye al ridículo -y luctuoso- panorama general: militares roban armas y municiones para venderlos a las bandas de narcotraficantes o entregarlas a las milicias oficialistas; a un año del incendio de archivos en Iron Mountain, en el que murieron diez bomberos, se sabe que fue intencional pero no quién lo hizo; mientras el Ministro de Interior y Transporte utiliza fotografías de trenes chilenos -maquilladas por Photoshop para que parezcan argentinos- para su campaña política, el ferrocarril a Córdoba (700 Km) demora veinte horas en efectuar el trayecto, años después de anunciar la construcción del tren-bala o el soterramiento del Sarmiento; denuncian a la Presidente, líder de este exitoso "modelo" que tantos pobres esconde debajo de la alfombra, por no declarar en su patrimonio las multimillonarias joyas que exhibiera, impúdicamente, durante doce años.
En otro orden de cosas, la oposición, que ha logrado conformar interesantes propuestas electorales -la frutilla del postre sería la incorporación de Reutemann a la fórmula presidencial de Macri, ya que arrastraría tras de sí a lo mejor del peronismo-, exhibe una increíble pobreza a la hora de exponer sus planes de gobierno; los pre-candidatos están lanzando al aire frases y propuestas aisladas, pero ninguno de ellos ha mostrado algo integral y articulado para explicar claramente a la ciudadanía qué piensa hacer con las bombas que el kirchnerismo continúa sembrando, a paso redoblado, en la economía y en la sociedad.
Mientras ello no suceda, la Presidente podrá seguir implantando entre los más humildes ideas acerca de la pérdida de derechos que un triunfo de la oposición acarreará; los partidos políticos, elementos esenciales de la democracia, no podrán ser reconstruidos y volveremos a caer en el caudillismo unipersonal que tantas veces ha derivado en populismo y demagogia.
Los tiempos, sin embargo, no parecen estar jugando a favor de quienes planearon esta estrategia de tierra arrasada como plataforma para intentar conservar retazos de poder kirchnerista o regresar a la Casa Rosada más adelante: las mechas encendidas -sobre todo, en materia de reservas internacionales- pueden resultar demasiado cortas para aguantar los meses que restan hasta las elecciones.
Los dados están en el aire -en especial, por el desdoblamiento de las elecciones provinciales, que señalarán un camino- y cualquiera puede ser el resultado que muestren cuando caigan incluyendo, por supuesto, una maniobra desesperada de doña Cristina si la explosión se produjera antes de lo que ha previsto o las encuestas invalidan sus sueños antes de las primarias nacionales. Entonces, y sólo entonces, sabremos si seremos un país o continuaremos siendo una tragedia.
Bs.As., 22 Mar 15
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02
La imagen del Estado que, como mínimo, es responsable de esa muerte por no haber brindado la adecuada seguridad al Fiscal, recibió un nuevo baldazo de descrédito cuando la Juez Palmaghini, a cargo de la causa, ordenó a la Policía Metropolitana de ¡allanar dependencias de la Policía Federal! por haber ésta filtrado a la prensa las fotos archivadas en el celular de la víctima.
Desde ese 18 de enero, el muerto ha sido sucesivamente acusado por el aparato oficial de propaganda de homosexual, de heterosexual promiscuo, de suicida, de borracho y de depresivo; desde el miércoles, la defensa de Lagomarsino (un raro especímen al que una pericia sitúa en la escena a la hora del crimen) ha incorporado otras "virtudes", como corrupto y malversador de caudales públicos; pero el tema llegó al colmo el jueves, cuando el centro de la ciudad de Buenos Aires amaneció empapelada con una foto del fallecido, rodeado de señoritas, con una pregunta que señala, sin dudas, a sus anónimos autores: "¿Somos todos Nisman?"; la Iglesia, a través de Monseñor Lozano, después de ese hecho y de las espantosas calificaciones del Jefe de Gabinete, Anímal Fernández, pidió "no embarrar la cancha" y mantener completamente separadas las investigaciones sobre la denuncia de Nisman y sobre su muerte.
No conocí al Fiscal, pero me resulta de todo punto de vista increíble que quien, según una rarísima declaración sin prueba alguna, se quedaba con la mitad del sueldo de un empleado otorgara a éste, simultáneamente, la firma en una cuenta familiar en el exterior. El Gobierno, que sigue disparándose a los pies al boxear contra un cadáver, no debiera olvidar qué sensible es nuestra sociedad frente a la muerte, cuando la desaparición de don Néstor tanto ayudó a juntar el 54% que obtuvo su noble viuda en las elecciones de 2011.
Esas patéticas y repugnantes maniobras son "señuelos desesperados" (ver http://tinyurl.com/mbkz2dw) lanzados por la Presidente para ocultar la gravedad del tema principal: el inexplicado e injustificable memorandum con Irán y la consecuente exculpación de los funcionarios acusados de perpetrar los mayores atentados de la historia argentina. Ese acuerdo, cuya sentencia de inconstitucionalidad ha sido apelada y se encuentra a estudio de la Cámara Federal de Casación, curiosamente podría traer peores noticias a la Casa Rosada ya que, si el fallo fuera revocado, caería el principal argumento del Juez Rafecas para desestimar la denuncia de Nisman, es decir, que no se había consumado.
La revista Veja, de Brasil, ha publicado que la verdadera razón para la firma obedecía al suministro nuclear de Argentina al país asiático, impulsado por el extinto Chávez y triangulado en Venezuela, y al levantamiento de las ya famosas alertas rojas; pese a que las valijas de Antonini Wilson para financiar la campaña presidencial de Cristina fueron parte de ese enredo, nadie se ha dignado emitir alguna declaración oficial al respecto.
Pero recordemos que tampoco se ha informado a la ciudadanía acerca de las razones y cláusulas secretas de los contratos con Chevron, con el Club de Paris, con las empresas que demandaron en el CIADI, o la nueva relación con Rusia y con China, que ha recibido una parte de nuestro territorio para instalar una base científico-militar, y el profundo giro copernicano impuesto a nuestra situación geopolítica que todo ello implica.
Hoy, la denuncia de Nisman contra Cristina Kirchner y su entorno más íntimo, como Timerman, D'Elía y Esteche, líder de las hordas de Quebracho, se encuentra a estudio de la Sala I de la Cámara Federal de Apelaciones en lo Criminal, integrada por los jueces Farah, Freiler y Ballestero, antes permeables a los deseos de la Casa Rosada pero, últimamente, con gestos de independencia. A pesar de los intensos rumores que corren todos los días, me sorprendería que, tan cerca del final, pacífico o no, del período kirchnerista, decidieran convertirse en bonzos ante la sociedad que los está mirando con fijeza; y digo esto porque lo que deben decidir ahora no es si hubo o no delitos punibles o si alguno de los acusados es culpable de ellos, sino sólo si se debe abrir, o no, la investigación sobre los hechos denunciados.
En una penosa comparación, los jueces de otros países actúan con una celeridad desconocida, al menos hasta ahora, en la Argentina. Un magistrado de Nevada acuñó esta semana una sentencia complicada para los Kirchner, Lázaro Bóvedas Báez y Cristóbal Timba López -"los ladrones no son dueños de lo robado"- y anunció que ya en abril dará a publicidad todo lo investigado en la causa. Un colega suyo de Uruguay ha pedido la extradición de Vanderbrole -el testaferro de Boudou en el affaire Ciccone- por lavado de dinero y la Justicia suiza ha comenzado a moverse en igual sentido. Dicen, en los pasillos de Comodoro Py, que el Juez Bonadío habría sido convencido de demorar el llamado a indagatoria de Máximo Kirchner, en la causa Hotesur, hasta después de las elecciones primarias (las PASO) pero me parece poco probable.
El pasado reciente también contribuye al ridículo -y luctuoso- panorama general: militares roban armas y municiones para venderlos a las bandas de narcotraficantes o entregarlas a las milicias oficialistas; a un año del incendio de archivos en Iron Mountain, en el que murieron diez bomberos, se sabe que fue intencional pero no quién lo hizo; mientras el Ministro de Interior y Transporte utiliza fotografías de trenes chilenos -maquilladas por Photoshop para que parezcan argentinos- para su campaña política, el ferrocarril a Córdoba (700 Km) demora veinte horas en efectuar el trayecto, años después de anunciar la construcción del tren-bala o el soterramiento del Sarmiento; denuncian a la Presidente, líder de este exitoso "modelo" que tantos pobres esconde debajo de la alfombra, por no declarar en su patrimonio las multimillonarias joyas que exhibiera, impúdicamente, durante doce años.
En otro orden de cosas, la oposición, que ha logrado conformar interesantes propuestas electorales -la frutilla del postre sería la incorporación de Reutemann a la fórmula presidencial de Macri, ya que arrastraría tras de sí a lo mejor del peronismo-, exhibe una increíble pobreza a la hora de exponer sus planes de gobierno; los pre-candidatos están lanzando al aire frases y propuestas aisladas, pero ninguno de ellos ha mostrado algo integral y articulado para explicar claramente a la ciudadanía qué piensa hacer con las bombas que el kirchnerismo continúa sembrando, a paso redoblado, en la economía y en la sociedad.
Mientras ello no suceda, la Presidente podrá seguir implantando entre los más humildes ideas acerca de la pérdida de derechos que un triunfo de la oposición acarreará; los partidos políticos, elementos esenciales de la democracia, no podrán ser reconstruidos y volveremos a caer en el caudillismo unipersonal que tantas veces ha derivado en populismo y demagogia.
Los tiempos, sin embargo, no parecen estar jugando a favor de quienes planearon esta estrategia de tierra arrasada como plataforma para intentar conservar retazos de poder kirchnerista o regresar a la Casa Rosada más adelante: las mechas encendidas -sobre todo, en materia de reservas internacionales- pueden resultar demasiado cortas para aguantar los meses que restan hasta las elecciones.
Los dados están en el aire -en especial, por el desdoblamiento de las elecciones provinciales, que señalarán un camino- y cualquiera puede ser el resultado que muestren cuando caigan incluyendo, por supuesto, una maniobra desesperada de doña Cristina si la explosión se produjera antes de lo que ha previsto o las encuestas invalidan sus sueños antes de las primarias nacionales. Entonces, y sólo entonces, sabremos si seremos un país o continuaremos siendo una tragedia.
Bs.As., 22 Mar 15
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02