La actualidad de "La Marca de la Bestia" - Augusto TorchSon
Si Castellani señalaba como imposición
democrática el: “hazte libre o te mato”,
este Nuevo Orden Mundial va más allá al imponer el: “sé feliz o te mato”. El problema es que la felicidad que inculca “el
Sistema” es una felicidad desprovista absolutamente de espiritualidad,
una felicidad carnal, una felicidad en los excesos, que se considera una
muestra acabada de nuestra humanidad, cuando en realidad no es otra cosa que la
exaltación de la animalidad. Una felicidad que requiere constantemente de
innovaciones para no llegar al hastío llevándonos a la morbosidad pornográfica.
Una felicidad que requiere no tener límites. Felicidad que no promueve virtudes
sino que busca igualarnos en nuestra bestialidad. Felicidad vacua, sacrílega e
impía. Felicidad que hasta la misma alta jerarquía eclesiástica pretende que
sólo puede darse en nuestra humana condición de pecadores; no la que trata de
salir de esa condición, sino la que busca justificarla, entenderla y acogerla
sin buscar que cambie ni mejore para que no se considere “soberbia”, lo que en realidad es búsqueda de la virtud. (También
ver aquí).
Y esta imposición de la alegría y jolgorio
exterior que hasta se propone como “encuentro con Cristo”, no se realiza a través de Su
búsqueda, sino a través de la búsqueda del hermano, en una ridícula inversión
antropocentrista; búsqueda del hermano al que no se pretende corregir de sus
faltas ni pecados, al que no se pretende evangelizar, del que no se pretende
sacar de su error sino al que se pretende “encontrar”
en lo que se denomina sacrílegamente “cultura del encuentro”
como si esto
fuera una propuesta evangélica. Esta es una búsqueda consistente en
igualarnos en el pecado, en la vulgaridad en nombre de nuestra
humanidad,
en la felicidad en nuestras bajezas, en nuestras vergüenzas, en el “sentirnos hijos de dios” por más que lo
ofendamos espantosamente y no tengamos ningún propósito de enmienda. Esta
igualdad en nombre de la fraternidad humana está fundada en una fraternidad
desprovista de filiación divina, fraternidad del hombre endiosado, deísta;
Liberté, égalité , fraternité. Libertad, igualdad y fraternidad masónicas. En la sustitución de la Iglesia de Dios, por la“iglesia del "hombre”.
Y hoy estamos viviendo la marca de la Bestia;
marca que con el tiempo se va a ir haciendo más y más opresiva hasta llegar en
los tiempos del Anticristo (de próxima aparición), en los cuales no podamos
comprar ni vender sin tener dicha marca.
Pero ya padecemos el no aceptar la marca quienes no aceptamos las
propuestas judeo-masónicas de la neo-iglesia. Nuestros antiguos
amigos se alejan y nos consideran inmisericordes cismáticos, sin
dar lugar a la misericordia sin límites ni justicia que promueven hasta
para
los más acérrimos enemigos de Dios en su condición de tales, es decir,
aunque
no tengan intención de cambiar y hasta se jacten de su condición de
anticrísticos.
Y quienes no aceptamos apoyar a algún corrupto político (no se de la
existencia de alguno de otro tipo), a cambio de las prebendas que puedan
ofrecer, ya sea a comprando nuestro voto o colaborando en la promoción
de sus candidaturas o de sus delictivas gestiones; tampoco
podemos conseguir trabajo y hasta en la actividad privada se van
cercenando las
posibilidades de actuar.
Lamentablemente
esto dejó de pertenecer al ámbito profético, para convertirse en una realidad,
y día tras día la situación se va haciendo más opresiva hasta conducirnos al martirial
ostracismo.
Es claro que el trabajo de la plutocracia
gobernante en el mundo se dirige a la revolución cultural, al cambio de
mentalidad para lograr que se acepte lo malo como bueno para poder vivir plenamente esas
felicidades, libertades y fraternidades que nos proponen, pero que en realidad
no van a llevarnos más que a la más atroz de las desesperanzas, esclavitudes y
odios entre los hombres.
Sin embargo, como esbirros del demonio, más que el lograr engañarnos
alterando la percepción de la realidad, el mayor triunfo para estos réprobos
consiste en hacernos claudicar de nuestras convicciones, de nuestra fe,
el hacernos considerar que “si no puedes vencerlos, úneteles”, el tener pleno
conocimiento del mal, sin embargo aceptarlo como invencible, tratando de
consolarnos considerando que estas son concesiones que tienen que ver con la “prudencia
y la astucia”, es decir el hacernos aceptar el cambio de lo ético por lo
posible.
Jordán Bruno Genta decía que admiraba al
hombre que sea capaz de ir a prisión por defender la verdad, y dio testimonio
con su vida de dicha convicción. Y nosotros estamos llamados a ser como
Natanael, a no tener doblez, y así resistirnos a ser un trofeo de Satanás, quien
como padre de la mentira, nos quiere hacer creer que no existe la virtud
heroica, que el libro de Job fue sólo una metáfora ejemplificativa de una
perseverancia humanamente inalcanzable.
Como Natanael, busquemos ser lo más coherentes posibles con nuestra fe, recordemos que: “Corruptio
optimi, pessima”, la corrupción de lo
mejor es lo peor.
Buscando la asistencia de la gracia para
lograr la perseverancia final, no dudemos en creer que “todo lo puedo en Cristo que me
fortalece”, pero tengamos en cuenta, que el hombre pierde su peor
batalla, cuando hace concesiones consigo mismo.
Augusto
Nacionalismo Católico San Juan Bautista