El día de la bestia. Por Sebastián Miranda
No se necesita ser muy avispado para
vislumbrar las consecuencias de algunas de las cosas que están pasando.
Cualquiera que se tome la molestia de leer Página/12, (diario fundado
con dineros mal habidos del ERP para reconvertirse en MTP financiados
con dinero del narcotráfico, la trata de blancas y los secuestros) puede
darse cuenta que la izquierda comunista -de la que forma parte el
kirchnerismo- fogonea el descontento social con la idea de un diciembre
que termine con Mauricio Macri abandonando la Presidencia de la Nación a
bordo de un helicóptero. En sus sueños, el mismo que uso De la Rúa.
Así, los
intelectualoides de Carta Abierta siguen sosteniendo su credo
totalitario respecto a que todo lo que no comulga con el kirchnerismo es
ilegítimo y antidemocrático. Especialmente el “macrismo”, cosa que
aunque no exista para ellos es oligarquía, procesismo, entrega y la suma
de todos los males. Sobre esa plataforma teórica se apoya la militancia
de los Esteche, D’Elía, Bonafini y demás sostenedores de trapos rojos.
Esos y otros sectores de la militancia kirchnerista, como el Partido
Comunista Congreso Extraordinario que adoran a Cristina Fernández viendo
en ella la reencarnación de Stalin, suman “666” y sueñan con que para
el 18 de Diciembre, en las vísperas de Navidad, el descontento social,
con marchas, piquetes, paros y ollas populares, haya alcanzado su
clímax. Dejemos algo en claro, no es que las cosas vayan a salir como
desea el zurdaje cuando llama a Macri “Loto”, porque “sale o sale”; lo
que se afirma es que están activando con esa finalidad. Y debe quedar en
claro que no preocuparía en lo más mínimo si el gobierno de Cambiemos
demostrara coherencia, pero la coherencia no es lo que predomina en la
gestión.
Las
inconsistencias del gobierno son un flanco débil que la izquierda
observa como oportunidad. Particularmente notorio es el silencio
kirchnerista sobre la suspensión de Juan José Gómez Centurión al frente
de la Aduana. No callan porque la corrupción de 12 años les cierre la
boca, nunca tuvieron decoro ni les importó la evidencia de la realidad y
tampoco en esta cuestión. Si los kirchneristas hacen silencio en este
punto es porque saben cuánto se debilitó el Presidente Macri al tomar
una mala decisión. Disfrutan con morboso placer el espectáculo que
ofrecen tanto las evidentes mentiras de Majadalani como el imprudente
afán de protagonismo de Patricia Bullrich secundada por Gerardo Milman,
cuya capacidad de análisis no va más allá de copiar lo publicado en el
Rincón del Vago.
La
izquierda siente tener en el gobierno idiotas útiles a sus planes. Lo
peor del caso no es que lo crean, sino que tal vez sea cierto.
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