Quo vadis, Francisce?
El movimiento vertiginoso hacia la destrucción de la Iglesia
Y si aquellos días no fueran acortados, nadie se salvaría; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. Mt. 24, 22
Días atrás Francisco participó en el encuentro de Asís que organiza
la Comunidad San Egidio. Se celebraron 30 años del primero, en el que
Juan Pablo II realizó este acto de “communicatio in sacris” con
acatólicos, incluyendo religiones paganas y sectas. El objetivo
declarado era “orar por la paz”, aunque con la sutil diferencia de que
“no rezaban juntos” sino que “se juntaban para rezar”. El entonces Card.
Ratizinger se negó a participar, aunque luego, siendo papa, estuvo en
otra nueva versión del encuentro.
Los católicos adoramos al Dios verdadero, como nos ha revelado
Nuestro Señor Jesucristo. Ese Dios es Uno y Trino. Su Segunda Persona,
el Hijo, se encarnó y padeció por nuestra redención. A su vez nos dejó
enseñanzas infalibles y fundó la Iglesia, con sus sacramentos, ritos y
doctrina. Quien no acepte esta Iglesia no adora al mismo Dios que los
católicos.
Ni siquiera los mismos cristianos de iglesias protestantes. Y los
Ortodoxos, separados de la Iglesia por el cisma, están en pecado grave
por no aceptar a Pedro como Sumo Pontífice, y también en herejía al
negar dogmas proclamados por la Iglesia Católica, lo que constituye una
paradoja porque lo que afirman algunos de estos dogmas es creído por
ellos, pero rechazado como dogma por solo desprecio a la Iglesia de
Roma. Han violado la doctrina evangélica, además, aceptando el divorcio.
El gran ausente, el Dalai Lama, por presión política de China comunista.
Es decir, que cuando se afirma que los miembros de todas las
religiones tienen el mismo Dios se formula un concepto ambiguo. Dios, el
verdadero, ES el Dios de todos, pero no todos lo reconocen y muchos adoran a dioses falsos.
La enorme mayoría de los asistentes a Asís no adoran a Dios. Rinden
culto a sus dioses. Y en el caso de los paganos, no hay duda de que
adoran al Mono de Dios.
Tampoco somos todos hijos de Dios, como se ha afirmado tantas veces y
lo ha repetido Francisco. San Juan en su Evangelio transmite palabras
clarísimas de Nuestro Señor: que quien no acepta a Jesucristo, no es
hijo de Dios, sino del diablo.
42 Jesús entonces les
dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de
Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él
me envió.
43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.
44 Vosotros sois de
vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El
ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad,
porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque
es mentiroso, y padre de mentira.
45 Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis.
46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?
47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
Juan, 8, 42-47
Luego, estas reuniones que son de carácter religioso y no político o
diplomático, se hacen para pedir la paz del mundo, loable propósito,
pero ¿a quién? Para no abundar en lo que ya se ha dicho tantas veces (ver este excelente artículo)
nos interesa destacar que la novedad más desquiciada de esta ya de por
sí desquiciada reunión es el discurso en el que Francisco centró la paz
en la solidaridad, llamando “paganismo” a la indiferencia hacia el prójimo (el
paganismo es lo que él tenía alrededor) confundiendo más aún a todos,
inclusive a los mismos paganos allí convocados. Y luego introduciendo
la “octava obra de misericordia”, que tan bien analiza Chris Ferrara (ver artículo aquí). Es decir, Francisco está lanzado al disparate de un modo alarmante.
Por varias fuentes se ha sabido de la profunda preocupación que
alarma a un sector amplio de la Iglesia. Los que hemos conocido a
Francisco como Arzobispo de Buenos Aires constatamos su tiránica concepción del poder,
muy opuesta a lo que él declara con frecuencia, “el poder es servicio”.
Al Vaticano le dicen “Corea del Norte” en los ambientes eclesiásticos
romanos. La alusión es obvia.
Luego está el alineamiento con lo más liberal y enemigo de la
Iglesia: Francisco recibe permanentemente a supermillonarios y
celebridades famosas por su enemistad con la Iglesia y por su militancia
en contra de la Iglesia… como si fuesen apóstoles. Y de muchos de ellos
recibe donaciones, como del CEO de Apple, un reconocido militante LGBT.
(Ver noticia aquí)
Apoyó indirecta (e innecesariamente) a Hillary Clinton, candidata a
la presidencia de los EE.UU. atacando a su opositor en las elecciones
norteamericanas. Hillary Clinton ha dicho públicamente que las
religiones deben desaparecer.
“Los códigos culturales profundamente enraizados, las creencias
religiosas y las fobias estructurales han de modificarse. Los gobiernos
deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas
religiosos tradicionales”.
Admira a Saúl Alinsky, autor del Tratado para Radicales, que dedica
su libro a ¡Lucifer!, “primer revolucionario conocido por el hombre” que
actuó con tanta eficacia que “pudo al menos ganarse su propio reino”.
Esto lo ha dicho hasta uno de los precandidatos norteamericanos, el Dr.
Ben Carson, durante la Convención Republicana.
Y además de los diversos actos comprobados de corrupción en los que
ha participado a lo largo de su vida, se declara admiradora de Margaret
Sanger, inspiradora de Planned Parenthood, principal promotor del aborto
en el mundo, que ha dicho frases como estas:
“Lo más misericordioso que una familia grande puede hacer por uno de sus miembros más pequeños es matarlo“(Del capítulo V del libro “La mujer y la nueva raza”)
“El más exitoso sistema para educar al negro es apelar a su religión.No queremos que se corra la voz de que queremos exterminar a la población negra, y el pastor es el hombre que puede erradicar esa idea, si alguna vez se le ocurriera a alguno de los miembros más rebeldes.” (Carta
de la antes citada Margaret Sanger a Clarence Gamble el 10 de diciembre
de 1939, sobre las formas de convencer a la población negra para que
asuman la práctica de abortos)
“El cargo más grave que puede dirigirse contrala benevolencia moderna es que alienta la perpetuación de defectuosos, delincuentes y dependientes.” (Margaret Sanger en el libro “The Pivot of Civilization”, capítulo 5, pág. 123)
Para más información sobre el genocidio de negros en los EE.UU. por la vía del aborto ver http://www.blackgenocide.org/planned.html
Resulta difícil creer que quien declara su admiración por esta
autora, militante fundamental del feminismo y de la legalización del
aborto, pueda recibir el apoyo de un papa, (y del presidente Macri,
dicho sea de paso).
Además de la autorización expresa de la comunión a los adúlteros y concubinos (ver la documentación aquí),
Francisco se prepara para celebrar los 500 años de la herejía luterana y
al apóstata Martín Lutero, responsable principal de esta calamidad para
Europa y la civilización cristiana, en el mes de octubre.
Se dice que el gran anuncio será este: autorizará (en realidad no puede hacerlo, sino que abusará de su poder) la intercomunión con los luteranos.
Es decir, pondrá en pie de igualdad el Santísimo Sacramento con el pan
que consumen simbólicamente los seguidores de Lutero, dando razón a su
propósito (el de Lutero) de destruir la misa. Sin presencia real, la
misa es una parodia. Aunque digamos que el Novus Ordo, o misa de Paulo
VI ya inició la degradación que permite que estas cosas lleguen a ser
toleradas por la mayoría de los católicos.
La mayoría, no la totalidad. Ni de los fieles ni de la jerarquía.
Hay una confluencia de hechos y profecías: La “diabólica confusión”
de la que habló la hermana Lucía, vidente de Fátima, como nota
sobresaliente del castigo sobre la humanidad por sus pecados, en
particular por los de los miembros de la Iglesia jerárquica. Estamos a
meses de los 100 años de las apariciones. El mundo está en un descontrol
de violencia nunca visto antes, en el ámbito internacional, en la vida
social, la familia brutalmente dañada y en algunos casos, en ciertas
sociedades, prácticamente destruida. La amenaza musulmana sobre Europa y
sobre todo el mundo. Y el colmo, un papado suicida.
¿Dónde va Francisco? ¿Por qué va hacia lo que parece evidentemente la
destrucción de la Iglesia –lo cual no es posible en sus fundamentos- al
menos como la conocemos? Su alineación automática con todos los poderes
oscuros del mundo moderno y su apoyo a las prácticas de autodestrucción
de las sociedades produce terror.
Los próximos meses serán calamitosos, o mejor dicho, más calamitosos
que los que han precedido. Como dijo en su momento con gran perspicacia
el Prof. de Mattei, la velocidad se acelera hacia el final de un
movimiento. Vamos a una velocidad inconcebible a la destrucción. Lo
lógico es que Francisco se encamine hacia el final.
No obstante lo cual Dios no ha perdido el dominio de la historia ni
ha desprotegido a la Iglesia. La hace padecer por los pecados de sus
miembros y le ha prometido acelerar los tiempos, porque en otro caso,
hasta los justos perecerían.
Tal vez Francisco, sin saberlo ni quererlo, va hacia el cumplimiento de tan esperanzadora promesa.
Marcelo González
[Fuente: Panorama Católico Internacional]