Francisco, tu paz no es la paz de Cristo… - El Denzinger-Bergoglio
Desde
España, para el Denzinger-Bergoglio
“La
paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo” (Jn 14, 27)
“Que el Señor nos dé la paz del corazón, que nos quite todo
deseo de avidez, codicia, lucha. ¡No! ¡Paz, paz! Que nuestro corazón sea un
corazón de hombre o de mujer de paz. Y más allá de las divisiones de las
religiones: ¡todos, todos, todos! Porque todos somos hijos de Dios. Y Dios es
el Dios de la paz. No existe un dios de la guerra: el que hace la guerra es el
maligno, es el diablo, que quiere matar a todos”. (Homilía
Santa Marta, 20 de septiembre de 2016)
Elocuente
el contraste entre las suaves palabras de Hijo de Dios y el sermón matutino de
Francisco. Erre que erre… pues una de las cosas en común de todos los líderes
bolivarianos es la obstinación. No desisten de sus ideales absolutistas. Es la
vieja fórmula comunista: todo por el pueblo y para el pueblo… incluso contra el
pueblo.
Estamos
ya cansados de analizar en el Denzinger-Bergoglio las mil locuras de Francisco.
Como todo heterodoxo o demagogo, su repertorio es muy limitado y siempre vuelve
a las andadas como un eterno y desafinado organillo de feria. Y esto ya nos
cansa… pues las mil actividades parroquiales no nos permiten estar explicando
cada afirmación que nos llega del obispo de Roma.
Sin
embargo, lo que más nos causa repulsa es lo que viene a llamarse, en un
lenguaje corriente, “abusar del dolor de la víctimas” para llevar a cabo planes
oscuros de politicastro. Aunque tal actitud sea realmente despreciable, nada
frena a Francisco. Uno se llega a preguntar qué haría si no existieran las
guerras y el terrorismo… ¿Cómo presentaría su idea de la nueva religión
universal? En determinados momentos se levanta indignado para hablar contra los
atentados… eso sí, con todo cuidado de no ofender a nadie cuando son
musulmanes. En otros momentos, su inercia e indolencia delante de los ataques
contra su proprio rebaño escandalizan al mundo entero. Nunca se le oirá decir
que existe una relación entre la violencia y el Islam. Jamás. Al contrario, lo
defiende como religión santa y revelada con una convicción que seguramente no
tuvo un Almanzor. Eso sí, condenará sin tapujos cualquier receta de un obispo
verdaderamente católico que sea contraindicada con la famosa “misericordina”.
Mano de hierro, por lo tanto, contra los pastores y ovejas que pretendan hacer
prevalecer el caduco Magisterio de siempre en cualquier materia, sea familiar,
sacramental o dogmática.
Pero
esto no lo acompleja, pues se ha auto-erigido en el líder mundial de lo
“políticamente correcto” y le bastan los aplausos de determinada prensa enemiga
de todo lo verdaderamente católico… Todo debe ser sacrificado en el ara de un
plan ecuménico que tiende a fundir todas las religiones en un mismo “poliedro”,
bajo la presidencia de un mismo “dios” –no se sabe bien con qué atributos y ni
siquiera si es personal– y quién sabe… de un mismo “pontífice”. Seguramente
este tipo de “iglesia” no provocará las iras de los gobernantes de Cuba,
Venezuela, Ecuador, Bolivia, China o Corea del Norte.
Como
maestro de lo políticamente correcto, Francisco hace un uso adulterado de la
tan preconizada paz. ¿Qué es la paz para Francisco? No es promover la que nos
trajo Cristo… sino una paz enlatada a su gusto, populachera y conforme con las
conveniencias políticas del momento, que para ello no les falta experiencia a
los líderes populistas bolivarianos. Colocan pasión en sus discursos,
impresionando por su aparente autenticidad… gritando en favor de los pobres,
los humildes, los perseguidos… ¿Qué es la paz para Francisco? Una paz que no
merece ese nombre santo, pues la auténtica paz es la que nos llegó la noche de
Navidad por el Príncipe de la Paz. No hay otra. Buscarla entre budistas,
musulmanes y judíos es demagogia política de candidato a presidente de la ONU.
La “paz de Francisco” es el orden de lo políticamente correcto, donde se oculta
a Jesucristo para no ofender a los demás, sin preocuparse de que sea pisoteado
el Decálogo.
La
“paz de Francisco” es el miedo a reconocer que la única Iglesia verdadera es la
fundada por Jesucristo, el Mesías Salvador, hijo de María. La “paz de
Francisco” es un estado de cosas en que todos los hombres vivan felices, según
la gran fraternidad universal, unidos por unos valores éticos reconocidos por
todas las religiones cuya referencia final sea el mismo hombre. La “paz de
Francisco” es el mundo donde todos se salvan, sea cual fuere su vida moral,
pues la “misericordina” lo arregla todo (menos los “corruptos”, léase
“capitalistas”, pecado sin perdón).
La
“paz de Francisco” es la religión final de la Humanidad, que después de dos mil
años sin rumbo llega al buen camino gracias a Francisco… antes todo era error.
La “paz de Francisco” es un mundo donde no importa si eres budista,
protestante, judío, musulmán, católico o ateo, pues todos son “hijos de Dios”.
¿Qué Dios es ese? Él que tu quieras creer. ¿Cuál es su ley? Vive y deja vivir.
¿Qué te espera? La felicidad. ¿Qué debes hacer? Distribuir misericordina y no
condenar. ¿Quién te garantiza que todo esto es verdad? La sonrisa complaciente
y bonachona de Francisco, y su bastón, listo para “misericordiarte” si piensas
de modo diferente.
Sigue
el camino de Francisco y gozarás una paz ecológica-deportiva en este mundo… y
el Infierno en la otra.
Nota
para los que todavía son católicos:
¿Qué
es la verdadera paz? Ver aquí.
¿Todos
son hijos de Dios? Ver aquí.
¿Todos
se salvan por igual? Ver aquí.
Visto
en: El
Denzinger-Bergoglio
Nacionalismo Católico San Juan Bautista