Crecimiento producto -PBI- por habitante: el rebote del gato muerto
Como
si se tratara de un dato trascendente, el INDEC y los medios
oficialistas salieron a anunciar que en el segundo trimestre el Producto
Bruto Interno (PBI) a precios constantes habría crecido en el último
año un 2,7 %, y un 0,7 % respecto al primer trimestre. Pero si el
cálculo se realiza por habitante (PBI per cápita) el mismo muestra la
penosa situación de apercepción de la realidad en la que vivimos los
argentinos, al ser actualmente el PBI per cápita menor un 1,3 % que el
correspondiente al segundo trimestre del 2010, siete años atrás. No
superando actualmente los niveles mínimos registrados durante el
Gobierno anterior desde esa fecha.
Por Javier Llorens – 30-9-2017
La frase “el rebote del gato muerto” del
título (dead cat bounce en inglés) no contiene ninguna alusión al
presidente Mauricio Macri. Sino es la macabra metáfora que usan los
inversores en la bolsa, que equiparan un momentáneo aumento en un
mercado con profunda caída, tras el cual volverán las caídas, a un gato
muerto que rebota al caer contra el suelo, si cae desde suficiente
altura.
No obstante tratando de euforizar a la
gente con vistas a las próximas elecciones, Clarín dio cuenta del
reciente informe del INDEC al respecto, diciendo “La economía creció 2,7% en el último año y 0,7% en el segundo trimestre – La
actividad acumula tres trimestres consecutivos de crecimiento. En
términos interanuales, se trata de la suba más importante desde 2015”.
Sin embargo si el cálculo se realiza con
el PBI per cápita, o sea el correspondiente a cada argentino, la
realidad resulta deplorable. Porque el mismo, como se puede ver en el
gráfico de la portada, es en realidad un 5,6 % inferior al registrado en
el tercer trimestre del año 2011, seis años atrás. Un 2,3 % inferior al
promedio de los últimos siete años. Y un 1,3 % inferior al registrado
en el segundo trimestre del 2010, siete años atrás.
Por lo que bien puede se puede decir que
en estos últimos siete años el argentino promedio retrocedió en forma
constante, y en forma cada vez más grave, como se puede ver en la
portada. En donde los picos de crecimiento son cada vez más bajos, y los
valles cada vez más profundos y anchos, de los que resulta cada vez más
largo y difícil salir.
Ya que el primero sucedió entre 2011 y
2012, el segundo entre 2013 y 2015, y el tercero y actual ya lleva dos
años. Y su presunta recuperación aún está en un nivel 0,4 % más bajo que
el nivel mínimo del 2012, y un 0,1 % más bajo del nivel mínimo del
2014.
Y esto sin tener en cuenta la negativa
distribución del ingreso que se dio ínterin. Ya que según el INDEC la
relación de ingreso per cápita familiar entre el primer y decimo decil
pasó de 17,7 veces en el segundo trimestre del año 2012, a 18,4 veces
en el primer trimestre de 2017. Por lo cual los argentinos de más abajo
son los que más han sufrido esta caída en el crecimiento del PBI per
cápita.
A su vez las expectativas para el
futuro, no resultan nada halagüeñas, como se puede ver en el siguiente
gráfico, en el que se han tomado las proyecciones del INDEC respecto el
crecimiento de la población, y la tasa de crecimiento del PBI prevista
por el Gobierno, del 3 % anual.
En el mismo se puede apreciar que
tomando los valores más altos registrados anualmente hasta ahora, recién
en el año 2020 los argentinos alcanzarán el nivel que tenían en el año
2011, una década atrás. Y ello si no sucede una nueva recaída,
completando la caída ondulatoria que se registra desde el 2012 en
adelante.
Dado que poco ha cambiado la
macroeconomía desde entonces, y por contrario en ciertos aspectos se ha
visto agravada. Estando en una situación similar a la del año 2001, con
gran atraso cambiario, déficit comercial, déficit balanza de pagos,
déficit fiscal, déficit parafiscal del Banco Central, y fuerte
reendeudamiento externo.
Desajustes que clásicamente en la
historia de Argentina se han equilibrado mediante una hiperinflación. Y
cualquier otra salida requiere de una armonía y consenso social que
actualmente resultan imposibles, con la estrategia duranbarbista de
ganar las elecciones mediante la polarización, sembrando el odio hacía
el adversario. En la que ahora interviene activamente también la
justicia, haciendo coincidir sus eventos con el cronograma electoral.
Además con vistas a las elecciones, el
Gobierno está tratando de crear una momentánea burbuja de bienestar,
usando el anabólico del crédito a mansalva, dirigido incluso como nunca
hacia los sectores más humildes de la población, sumado a la obra
pública.
Ver Compravotos: Cambiemos tira desde el éter el 10% del circulante monetario sobre el electorado pobre
Burbuja que es inflada aún más por los
sesgados informes del INDEC, que ha interrumpido la continuidad
histórica de sus estadísticas desde el 2016, igual que hizo el
kirchnerismo desde el 2003, y los titulares de los medios afines, como
los de Clarín. La que al desinflarse dejará una resaca de peligroso
desencanto en la población.-