viernes, 10 de abril de 2020

Cuando no hay que ver para creer

Cuando no hay que ver para creer 

- Augusto TorchSon


Intento de reflexión ante amenazas invisibles


Ante la situación que vivimos, se nos ocurre algún paralelismo con la película “Idiocracy” estrenada en el año 2006, la cual, sin dejar de tener los elementos propios de la maldad Hollywoodense, permite hacer algunos interesantes paralelismos referidos a la estupidización mediática poblacional y su consecuencia inmediata de poner en jaque el destino mismo de la humanidad por esa causa. Si no tuviéramos una mirada sobrenatural de la historia podríamos creer que esta situación apunta a eso.

En dicha película, dos mediocres personas, un militar y una prostituta, son contratados para un experimento en el cual se los criogenizaría para ser despertados a los dos años. Todo se complica y son devueltos a su estado animado 500 años después. El mundo en el que se encuentran, a base de propaganda y TV basura, fue haciendo involucionar a la humanidad hasta llegar a un grado de estupidez que lo pondría al borde de la extinción, resultando ser los protagonistas, en ese momento, los más inteligentes del planeta. En el mundo del futuro, el presidente, Dwayne Elizondo Camacho, es un ex luchador y actor porno, la gente ve durante horas programas entre los cuales el más popular es un hombre al cual se le golpean constantemente los testículos. El influjo estupidizante de la sociedad por medio de las pantallas es patente en ese tiempo, el cual produce una inevitable involución de la especie humana.
En nuestro anterior artículo (Common Sense Virus) mostramos como proceden los medios para generar la pérdida de la respuesta racional ante las imágenes para dar lugar a la simple respuesta emocional e irreflexiva.
Con esta crisis global generada mediáticamente ante el coronavirus, además de las medidas increíblemente restrictivas de las libertades individuales, sin precedentes en historia de la humanidad, se logró la adhesión completa y sin reparos de las masas teledirigidas, quienes hasta criticando a los gobernantes y globalistas detrás de todo esto, aceptan como necesarias dichas medidas.
El experimento pandémico demostró la absoluta y voluntaria sumisión de la población mundial a una propuesta tan poco elaborada, que nos pone definitivamente en una situación humanamente irreversible ante los próximos pasos de los propiciadores del Nuevo Orden Mundial anticristiano.
Analicemos simples hechos para reforzar nuestra afirmación respecto a los endebles argumentos mediáticos y gubernamentales que tienen aterrorizado al planeta.
Hasta el día de la fecha llevamos 52863 muertes en el mundo entero, en el “mapa del coronavirus” de Google con fuente de Wikipedia. Según la misma enciclopedia del N.O.M. la “pandemia” tuvo inicio el 1 de diciembre de 2019 con lo que llevamos 4 meses del comienzo de la misma.
Repasando un informa de la Oxford Institute titulado “Causes of Death”, publicado en Diciembre de 2019 sobre las causas de muerte en el mundo en el año 2017, nos encontramos con que 17 millones murieron en el mundo por enfermedades cardiovasculares, 9 millones y medio por cáncer, y en lo relacionado más concretamente con la forma de transmisión de este virus, se informa que por enfermedades respiratorias, se murieron casi 4 millones de personas y por infecciones respiratorias menores 2 y medio millones de personas en dicho período. Ahora, si suponemos que el número de muertos por coronavirus va a crecer exponencialmente y estos casi 53 mil muertos en este cuatrimestre podrían darse en un mes, y hasta el doble, o el triple, o sea, 150000 muertos por mes, no llegaríamos en un año a la cantidad de muertos por enfermedades respiratorias o por infecciones de esa misma índole. Y nunca se decretó ante estas cifras de años anteriores una pandemia universal, cerrando fronteras nacionales, estatales, provinciales, municipales, comarcales, etc etc.
Vamos a un caso más cercano para los argentinos. Según las Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud del 2018 las muertes por enfermedades respiratorias ascendieron a 61668 y las específicamente referidas a Neumonía e Influenza, fueron de 31916, cuando al día de hoy tenemos encarcelados a los argentinos y paralizada la actividad económica por 32 muertos. Aunque se pretenda hablar de que gracias a estas medidas preventivas es que el número es tan bajo, aún en las más disparatadas proyecciones, difícilmente se lleguen a esos números o al de muertos ocasionados por otras causas que tampoco llevaron a tan ridículas, extremas y perniciosas medidas.
Nadie niega que exista el virus, ni que el mismo sea contagioso, lo cuestionable es lo perverso de las medidas adoptadas con el pretexto de frenar su avance, que ya está dejando en una situación de pobreza y necesidad a millones de personas y hasta sin atención médica, ya que ésta se está limitando a las de "extrema urgencia" y por supuesto, a las tan necesarias para alimentar la psicosis, por coronavirus. 
Ahora, vamos al caso que más terror genera y se pone de ejemplo con caravanas de ataúdes, supuestamente con cadáveres del tan temible virus: Italia. El primer dato a tener en cuenta es que Italia es después de Japón, el segundo país en el mundo con población más vieja de la tierra. Partiendo de esa base, veamos lo que dice uno de los mismos diarios que aportan su cuota de terror a la gente, respecto a quienes y como murieron los coronavirus sufrientes en dicho país: La Nación en su artículo “Quiénes murieron a causa del coronavirus en Italia, el país más golpeado por la pandemia”.
Además de señalar que la edad promedio de los fallecidos es de 78 años y más de la mitad tenía al menos tres patologías preexistentes, continúa informando que el 95% de los muertos tenían más de 60 años y la edad promedio de las mujeres es de 82 años. El cuadro muestra que “NINGUNO” de los fallecidos tenía menos de 30 años, y los otros datos los dejamos en el cuadro.

Más interesante resulta el análisis de las patologías previas, resultando que el 21,4% tenía 1 patología previa, con 2 patologías previas el 26,1% y con 3 o más el 51,2%, con lo que los que contaban con una enfermedad anterior suman un 98,2% de los fallecidos. 
En este aspecto es importantísimo señalar lo que mencionó el especialista argentino Dr. Pablo Goldsmith al que referimos en nuestro artículo anterior, hay que tener en cuenta que una cosa es morir “con” coronavirus y otra cosa es hacerlo “por” coronavirus, supuesto no detallado en estas estadísticas. Y a todo esto tenemos que sumar que hasta ahora los casos mortales son en el más terrible de los informes del 5% de los infectados (BBC Coronavirus). Si los aterrorizados médicos, apagan por una semana los televisores y dejan de recibir los mensajes de whatsapp con incomprobables informes e imágenes de muertos en los pisos de desconocidos hospitales, tal vez puedan llegar a analizar racionalmente la cuestión y sacar las conclusiones adecuadas. Obsérvese que hablamos de médicos y no de simples ciudadanos como para mostrar que si los profesionales de la salud no son capaces de analizar los datos con objetividad, mucho menos podríamos esperarlo de quienes no lo son.
Ahora veamos la lógica de muchísimos católicos con cierta formación, hasta académica. Nos dicen que el Nuevo Orden Mundial es cierto, los planes de dominación igualmente lo son, que la Organización Mundial de la Salud, es abortista y asesina y los medios mentirosos, pero hay que hacerles caso en esta ocasión porque la TV no puede mentir respecto al desfile de ataúdes en Italia, y la O.M.S. tampoco puede ser que mienta tanto a pesar de ser los principales genocidas de niños en el vientre materno (estadística que no figura en ningún informe de muertes de estos organismos en el mundo).
Después están los que dicen: “todas estas medidas son una exageración de la elite gobernante para dominarnos, pero por las dudas me pongo un barbijo y me quedo en casa”.
Ahora nos toca entender el porqué de las medidas tomadas y para eso necesitamos repasar algunos hechos de dominio público por lo que la acusación de “conspiranoicos”, solo podría hacerla un necio ya que no vamos a opinar, sino que vamos a hacer hablar a los causantes.
Primero señalar el “Evento 201”, llevado a cabo el 18 de octubre del año pasado por la Fundación de Bill y Melinda Gates, el John Hokins Center y el masónico “World Economic Forum” cuyos miembros son mayormente empresarios y corporaciones pertenecientes al Club de Bilderberg. Según su propio sitio web fue un ensayo sobre una posible pandemia global con los siguientes objetivos: “El ejercicio ilustra las áreas en las que serán necesarias alianzas público / privadas durante la respuesta a una pandemia severa para disminuir las consecuencias económicas y sociales a gran escala”. Ahora, resulta que se proponen “alianzas” que tienen mucho que ver con una gobernanza global, y para ensayar el escenario de una catástrofe mundial, no pudo ocurrírseles mejor idea que llevarla a cabo en base, nada más y nada menos, que a una supuesta pandemia de “CORONVAVIRUS”. Como si los masones globalistas hubieran tenido una iluminación profética 2 meses antes que estalle esta “descontrolada (mediáticamente) pandemia”.
La principal salida que nos proponen los mismos que ejercen el terror psicológico sobre la población con esta supuesta pandemia, es la esperanza de una vacuna que tendría que ser inoculada a todo el mundo. Ahora compartimos el video del mismísimo Bill Gates aterrando a la gente con el peligro de la superpoblación, sosteniendo que, con ayuda de vacunas se podría reducir la población en un 10 o quizás un 15%.
Imposible no mencionar a continuación al israelita Yuval Harari, denominado “gurú futurista” en una nota publicada en el “Financial Times” y reproducida por Infobae, refiriéndose a la crisis que sobrevendrá a la pandemia. En dicha publicación Harari afirma que en el futuro, los gobiernos y corporaciones, para evitar futuras pandemias, podrían implementar “una dramática transición de vigilancia ‘sobre la piel’ a vigilancia ‘bajo la piel”. Es decir, con nanotecnología y a través de vacunas podrían implantarnos dispositivos de rastreo y vigilancia. Señala que esto sería autoritario por lo que lo ideal sería que la gente coopere voluntariamente para lo que se requiere que confíe en “las autoridades y en los medios”. Y termina hablando de la necesidad de un plan global. Nuevo Orden Mundial servido “a piacere” próximamente. Advierte consecuentemente Harari de los peligros de los “nacionalismos”.
El “gurú” en el World Economic Forum continuando con las “coincidencias”
“Casualmente” nos informaba el Jerusalem Post que científicos israelíes tendrían una vacuna para el coronavirus en unas pocas semanas. Ante la información de la comunidad científica internacional que refiere que una vacuna para lanzarse al público requiere mínimamente de 18 meses de experimentaciones y comprobaciones, el artículo israelí nos hace la hipercasual aclaración de porqué ellos tendrían la vacuna en tan poco tiempo diciendo: “'Digamos que es pura suerte'. 'Decidimos elegir el coronavirus como modelo para nuestro sistema solo como prueba de concepto para nuestra tecnología'”. Traduzcamos en cristiano: estaban aburridos y decidieron experimentar con una vacuna y entre miles de posibilidades virósicas, y al igual que la epifanía pachamámica del “evento 201”, eligieron experimentar con coronavirus unos cuantos años antes que surja la pandemia.
Para ir sumando casualidades en niveles cuasi alquímicos, tenemos que el periódico “The Economist” de la familia más poderosa del globo, los israelitas Rothschild, publicaba en dos de sus portadas: “La medicina adecuada para la economía mundial” mostrando al planeta con forma de coronavirus; y en la otra portada “Todo está bajo control” el gran gobierno, la libertad y el virus.
Lo concreto es que lo conseguido, con este inmenso aparato propagandístico global, es un actual Estado policíaco que se perfila mucho más opresivo en un futuro cercano, instalación de redes 5g con una tecnología de vigilancia al instante sobre toda la humanidad, las vacunaciones masivas, la centralización del poder, la pérdida de millones de puestos de trabajos con la consiguiente dependencia absoluta de los gobiernos, el supuesto dilema ético respecto de elegir quien debe vivir con recursos insuficientes, y por sobre todas las cosas, el hacer que los mismos compatriotas se vean entre sí como enemigos y potenciales asesinos portadores de virus apocalípticos.
Volviendo al principio de este escrito, se puede concluir que los "mass media" realizaron una increíble demostración de poder. El hombre moderno, al igual que el de la película “Idiocracy”, no quiere procesar la información, es absolutamente impaciente. Y los medios aprovechan esa situación para inundar su imaginación con imágenes que no requieren análisis porque simplemente impactan en el cerebro. Por eso sabemos que un articulo como el que ahora proponemos, requiere tomarse un tiempo y además invita no solo al análisis sino a la constatación por medio de la propia investigación. Pero el hombre mediatizado prefiere la vieja y confiable pantalla que piensa por ellos, agregando una buena dosis de morbosidad y dramatismo para hacer más atractiva su propuesta, manteniendo el grado de tensión adecuado para seguir alimentando la histeria colectiva.
En “Idiocracy” los programas televisivos eran grotescos, pornográficos y morbosos, alimentando las más bajas pasiones y haciendo consecuentemente irreflexivos a sus televidentes, cautivos de las más básicas emociones. Algo absolutamente comprobable, hoy más que nunca, es que las masas democráticas actúan y reaccionan igual ante el mismo estímulo transmitido por sus pantallas. Pero esa masificación mediática tiene un alto grado de responsabilidad en sus víctimas, porque la renuncia a la investigación, a la reflexión y a la meditación se da por propia voluntad, cuando no por desidia y hasta pereza.
No esperamos mucho de lo aquí expuesto porque coincidimos con Mark Twain que “Es más fácil engañar a la gente, que convencerla de que han sido engañados”.
Lo cierto es que con todo este inmenso engaño se revelaron algunas cuestiones inquietantes y esjatológicas. Repasemos las palabras de Nuestro Señor respecto a las señales de su regreso: “Muchos padecerán entonces escándalo, se harán traición unos a otros, y se odiarán recíprocamente. Y aparecerá un gran número de falsos profetas que pervertirán a mucha gente. Y porque abundará la maldad, se enfriará la caridad de muchos” (MT. 24 10-12).
Mientras se nos pretende imponer una fraternidad y colaboración global sin fronteras y con debida distancia de nuestros “prójimos” como modelo de prevención y responsabilidad ciudadana, preferimos seguir amando la Patria que Dios nos dio, así como a nuestros compatriotas que van a necesitar más que nunca de nuestra cálida y fraternal presencia y asistencia en estos tiempos aciagos. Mientras se nos prohíbe darle el debido culto a Nuestro Creador, vamos a seguir exigiendo que se respeten los derechos de Dios, así como la exaltación de nuestra Santa Madre Iglesia, aún en contra de la jerarquía apóstata de la misma, hoy servil a la gobernanza global. Cuando se nos exige la rendición total en busca de un confortable estado de bienestar, preferimos atenernos al deber cristiano de la lucha. Y cuando las humanas posibilidades de éxito son escasas y nulas, preferimos confiar en Dios y en Su victoria y no en la nuestra, que será para nosotros derrota terrena, pero con recompensa eterna.
Es tiempo de estar atentos y sacudirnos la somnolencia y relajación intelectual y espiritual propuesta por los medios. Nos advierte Nuestro Señor en la continuación del Evangelio antes citado respecto a una tribulación “que no la hubo semejante desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”, y no parecen estar lejanos esos tiempos.   

Augusto

Nacionalismo Católico San Juan Bautista