Un desdichado azar, hijo de ese virus fatal que viene a ser el
populismo k, hizo que un tal Fernández trepara hasta Balcarce 50.
Pocos conocen su pensamiento y hay quienes sospechan que tal vez ni
él mismo pueda decirnos algo al respecto; habida cuenta de las
innumerables y extremas variaciones que puede manifestar en algunas
semanas y a veces hasta en días, sus idas y vueltas alrededor de
posiciones antagónicas, las innumerables afirmaciones y negaciones de
los mismos hechos.
Al profesor Fernández lo descubrimos ahora en otra de sus
habituales vueltas de tuerca, esta vez lo escuchamos sostener que
entre la economía y la vida, él está del lado de la vida.
Es decir que el mismo que anunció entre sus primeras medidas de
gobierno (¿?) la propuesta de la ley del aborto libre y gratuito, a los
pocos meses se define como defensor de la vida.
Nos encontramos así, con otro interrogante de muy difícil solución,
deberíamos preguntarle al profesor que significa en esta semana
“defender la vida” en su aleatorio diccionario.
Un furioso defensor del aborto, un heraldo de la muerte para
cientos de miles de niños no nacidos, declara defender la vida.
¿paradoja?. No lo creo, su pensamiento no se distingue por la hondura
sino por la aniquilación. A tal extremo que el tipo elegido como
ministro de salud es nada menos que el dr aborto.
Saint Exupery conocía bien nuestras claudicaciones “ Nos hemos
engañado demasiado tiempo…Hemos creído que el talento de las almas
bajas, podía contribuir al triunfo de las causas nobles”
Siempre el mismo accionar del populismo k. El profesor anti vida
ahora es su defensor, por un rato, por conveniencia, para disimular, hoy
prefiere la vida dentro de un rato la elegida será la muerte, gente
hundida en sus propios rencores y en su miseria, usando claro está los
argumentos mas contradictorios e inconciliables. Por eso si conviene
comulgar, se comulga, si al rato se impone blasfemar, está hecho.
Hay
algo de monstruoso en esta manipulacion del lenguaje, las palabras
nuestras pobres palabras, significan otra cosa para el abortero que
dice defender la vida. Hay quienes sotienen que asi es y actúa la
ideologia populista, hoy esto y mañana aquello y después cualquier otra
cosa, lo que fuera, todo vale para el vendedor de moneda falsa.
Nosotros creemos que es una actitud propia del que no teme mentir y
trampear, habitualemte en castellano, así se denomina a los cínicos, o
sea los que actúan con falsedad y desvenguenza.
A que vida se referirá, sospecho que
ni siquiera el profesor lo sepa, pero de ninguna manera será la de
esa multitud de pequeños inocentes a los que propone matar. Hemos
llegado así a este extremo trágico en el que, a la inocultable
decadencia del mundo posmoderno, se suma la sombra de la peste. En
nuestro país el escenario es aún más sombrio porque sobre destrucción y
peste, se agrega la otra epidemia, la epidemia moral de los
gobernantes hecha como vemos de ignominia y cinismo.
La
impar Simón Weil intuía que: “El infierno es creerse en el Paraíso
por error”. Cómo no preguntarse si el confundido profesor, lo habrá
creido también.