Historia sagrada en la Sodoma actual
Desde hace años que, con intervalos, venimos leyendo las «Memorias biográficas de San Juan Bosco«,
esa obra en diecinueve volúmenes escrita por Don Lemoyne, sacerdote
salesiano y fiel secretario del santo piamontés donde se narran las
anécdotas imperdibles, los criterios y la vida del gran santo italiano.
Porque
lo genial de Don Bosco es que conocía el alma de los jóvenes. Sabía qué
les convenía y qué no. Y así los iba guiando, libremente, suavemente.
Y
uno de los modos de guiarlos era a través de la historia; historia que
tanto amaba él. Es quizás por todas estas cosas que, por una gracia
cuarenténica, revolvimos la biblioteca de nuestra madre buscando una vez
más la «Historia Sagrada» de Don Bosco, con grabados de Gustave Doré, una perla para todas las edades donde -en el Prefacio nomás- se lee:
«Me propuse componer
un curso de Historia Sagrada que encerrase lo que se halla de más
importante en los libros santos, y pudiese presentarse a cualquier
joven, sin peligro que despertara en su mente ideas inoportunas».
Porque
además de transmitir la realidad, hay que hacerlo prudentemente… Así,
por ejemplo, al llegar a la historia de Sodoma y Gomorra, dice con
simplicidad que Dios había determinado hacer caer fuego sobre ellas «por los enormes pecados que sus habitantes habían provocado«. Nada más…
Claro que, una cosa era enseñarle la malicia de la sodomía a mediados de 1800 y otra a principios del siglo XXI, donde se nos quiere hacer pasar gato por liebre, o, mejor dicho, travestis por mamás y lesbianas por papás.
Y
uno se pregunta…, ¿cómo haría San Juan Bosco para explicarles a sus
jóvenes lo que salió ayer nomás en un diario «serio» que publicaba (con
foto y todo) un sentimental titular de la siguiente manera? «Embarazado: la emoción de una pareja trans que espera su primer hijo«.
Pues quizás así:
– Queridos birichinis; hoy les daré las «buenas noches» en base a una noticia del diario…
– ¡Sí, Don Bosco, sí! -gritaron los niños del Oratorio.
– Bueno; quizás escuchen por ahí lo que ha salido hoy en los diarios.
– ¿Qué cosa? – dijo uno de los niños mientras seguía jugando con su balero.
– Bueno…, ¡que un hombre y una mujer serán padres de una criatura!.
– Ajá… ¿y esa es la noticia, Don Bosco? ¡Es lo más normal del mundo! -dijo otro.
– Es que… ¿cómo explicarles, mis queridos hijos? Es que son… distintos…
–
¡Y claro! -saltó otro que ya tenía sueño. ¡Para poder tener hijos, hay
que ser distintos! -mientras todos reían por lo obvio de la acotación.
– Bueno… Sí, claro… -dijo Don Bosco- si no…, questo non va… Pero…. es que son un poco «especiales»…; porque la «mamá» tiene eso que los varones tenemos y el «papá» no tiene eso que los varones tenemos… ¿Entienden?
– Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh… -dijeron todos asombrados y como sin entender.
– Bueno…, bueno… como en Sodoma y Gomorra… Y ahora, a dormir… ¡Buenas noches!
Mientras se iban a dormir, casi como al paso, ya acostados en sus camas, un niñito, en medio de la noche, dijo:
– Por fin entiendo lo del corona-virus…
* * *
Que
Dios conserve la inocencia de nuestros niños y jóvenes y que a nosotros
nos dé la ciencia y la prudencia necesaria para hacerles odiar el
pecado y amar al pecador.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE