EEUU y la UE son responsables de la ola de separatismo que se avecina
En 2008 el presidente de Rusia,
Vladímir Putin, advirtió a EEUU y la Unión Europea de la ola de
separatismo que provocaría el reconocimiento de la declaración
unilateral de la independencia de Kosovo.
“Kosovo es un terrible precedente que,
de hecho, rompe todo el sistema de relaciones internacionales formado no
sólo durante décadas, sino durante siglos… y que puede derivar en una
cadena de consecuencias imprevisibles”, declaró entonces el mandatario
ruso durante la cumbre informal de la Comunidad de Estados
Independientes (CEI) que tuvo lugar en Moscú.
Rusia estuvo siempre en desacuerdo con
apoyar la autodeterminación sobre la base de motivos étnicos en Kosovo,
ya que ello implicaría un claro precedente para Transnistria (franja de
Moldavia junto a Ucrania poblada principalmente por rusos), Abjasia y
Osetia del Sur (que ya se separaron de Georgia) y el Alto Karabaj
(territorio poblado por armenios incluidos en Azerbaiyán), así como en
la República Srpska (de la Federación de Bosnia y Herzegovina).
Además de los casos de independencia de
las Repúblicas de Abjasia y Osetia del Sur y su reconocimiento por parte
de Rusia y de otros países como nuevos Estados de la comunidad
internacional, la reciente reunificación de Crimea con Rusia, que ha
provocado la histeria de EEUU y la UE, es otra de las consecuencias del
precedente Kosovo.
Pero al parecer la lista de casos
independentistas continuará. Entre estos figuran los de la región
italiana de Véneto que celebra estos días un referendo; de la región de
Bosnia y Herzegovina en donde existe la posibilidad de que surja la
República Serbia como nuevo Estado soberano; de Escocia, Bélgica o de
Cataluña, una de las comunidades más ricas de España, que amenaza con
independizarse de ésta tras recibir la negativa al Pacto Fiscal con el
Estado.
Ese mismo año, en febrero de 2008, el
presidente de la Federación de Rusia, citó a España como uno de los
ejemplos del “doble rasero” de Occidente respecto al separatismo, en
alusión al entonces eventual reconocimiento por parte de EEUU y de la UE
de la independencia de la provincia serbia de Kosovo, en contra de la
voluntad de Serbia.
“En España la gente no quiere vivir en un solo Estado, entonces apoyadles allí”, destacó en ese entonces el jefe de Estado ruso.
De esa manera, Putin puso al descubierto
las contradicciones de la política de EEUU y la UE apoyando el
separatismo de los kosovares ya que les convenía para ganar territorio
en donde emplazar elementos de su escudo antimisiles en contra de Rusia.
No sólo citó a España, también mencionó a la parte norte de Chipre,
“independiente de facto pero no reconocido por nadie”.
“¿No os da vergüenza, a los europeos,
aplicar semejante doble rasero para resolver los mismos problemas en
distintas regiones del mundo?”, se preguntó Putin en su conferencia de
prensa anual en el Kremlin, a la que asistieron unos 1300 periodistas
rusos y extranjeros.
La reunificación de Crimea con Rusia
contribuyó a la comprobación de las intenciones de EEUU y sus aliados de
la OTAN de instalar elementos de su sistema de “defensa” antimisiles en
Europa del Este (República Checa y Polonia) que apuntare contra la
potencia euroasiática.
El derecho a la autodeterminación de los
pueblos y la integridad territorial de los Estados son conceptos que
EEUU y la UE utilizan según respondan a sus ambiciones geopolíticas tal
como se ha podido observar en los casos citados en líneas arriba, lo que
Rusia ha denominado como el doble estándar de la política exterior de
Occidente.
En lo que concierne a Ucrania, ni la
integridad territorial de ésta, ni la violación de los derechos humanos
en ese país entre otros, no era lo más importante para EEUU y la Unión
Europea. El objetivo era Crimea pues, además de debilitar militar y
geopolíticamente a Rusia, la península les ofrecía varias posibilidades
para el emplazamiento de una flota.
Según el director del Centro Ruso de
Análisis del Comercio Mundial de Armas, Ígor Korotchenko, en Crimea hay
varios sitios donde la OTAN pudo haber instalado una flota pues,
“necesita aeródromos, necesita una base de defensa antiaérea”.
De otro lado, EEUU y sus aliados de la
OTAN saben perfectamente que Crimea para Rusia significa el
funcionamiento ininterrumpido de la Flota rusa del mar Negro, por lo que
el haberse apoderado de ella hubiera significado un duro golpe a la
seguridad y defensa del país euroasiático.
Para suerte de los rusos, la política
exterior de los países occidentales es tan ineficiente que en vez de
lograr su objetivo, contribuyeron a que Rusia recupere la península que
históricamente le pertenece.
Pese a que Moscú firmó acuerdos
intergubernamentales con Kiev, la Flota se encontraba medio paralizada
porque las autoridades ucranianas obstaculizaban el proceso de
modernización de las armas.
Para modernizarlas Rusia tuvo que
invertir decenas de billones de rublos en la construcción de una base
naval en la ciudad rusa de Novorossíisk a fin de poder trasladar allí
sus modernos submarinos y buques de guerra.
“Hoy este problema ya no existe, se
puede modernizar la Flota Rusa del mar Negro e invertir en la
infraestructura costera”, apuntaló Korotchenko.