En
uno de sus libros,el Che dice que un pueblo debe ser hambreado para ser
manejable,ya que solo podrá pensar en saciar su hambre y no en
liberarse.
Así pensaba el que tiene monumentos y plazas con su nombre--Elba
Miedo y hambre… y silencio
Rafael Marrón González
Domingo, 30 de marzo de 2014
En
el texto del pasado sábado aseguro que el desabastecimiento que sufre
el país no es por causas económicas sino políticas, pues el socialismo
para poder estatizar la vida de los ciudadanos, debe convertirlos en
masa amorfa sin conciencia de clase, a través de un férreo control
social, que solo es posible manteniendo al hombre pendiente de
sobrevivir y para ello el hambre es una poderosa herramienta
Y
el desabastecimiento y la limitación del consumo generan angustia en el
individuo por el hambre que anuncian y, por ella, se somete
voluntariamente a los dictados del régimen en materia alimentaria,
coadyuvando con su sumisión por la subsistencia la imposición de la
tradicional cédula de racionamiento de los regímenes comunistas, que lo
hará esclavo de su vergüenza.
Hampa sí mi comandante
Y
así como el hambre, el miedo es el otro aliado sustantivo del comunismo
– el socialismo es un eufemismo – y para producirlo masivamente el
“proceso” castro – chavista ha contado con la cooperación entusiasta del
hampa, que ha ensayado en Venezuela formas inéditas de amedrentamiento,
como perseguir en motos a las mujeres de los barrios para atracarlas,
arrastrándolas por el pavimento, con los que las damas presas del terror
deciden no salir de sus casas. El premio que el gobierno otorga a los
delincuentes por su colaboración, es la impunidad. Así, dejémonos de
pendejadas y reconozcamos la eficiencia de este gobierno de 15 años, en
el logro de sus objetivos. Tenemos desabastecimiento, con su aliada la
inflación, y miedo parejo y una oligarquía enquistada en la cúpula del
poder que produce leyes para legitimar sus depredaciones libertarias.
Qué más puede pedir un gobierno comunista. Una vez impuestos en la
psiquis del pueblo los artilugios de dominación – domesticación por
salivación - tarjeta de racionamiento y toque de queda, el hampa
desaparecerá devorada por un mar de fuego de fusiles, y entrarán en
acción plena las bandas armadas de vigilancia que han sido formadas en
paralelo y cuya eficacia apenas hemos observado en los eventos de
protesta. Solo falta someter a la díscola clase media, políticamente
sociedad civil o “la derecha” como la define la imbecilidad en el
ejercicio abusivo del poder, que, después de haber votado masivamente
por el zafio golpista del 4F, infectada por el virus de la antipolítica
inoculado por los medios de comunicación que lanzaron una campaña anti
partidos, con alguna que otra razón, y que demostró su capacidad de
expresión el 2002, y que ha vuelto a evidenciar su disposición a
recuperar la democracia liberal que permitió su surgimiento, con masivas
protestas pacíficas, pero armadas de coraje y voluntad de cambio, que
ahora atraen la curiosidad del pueblo, tal como a la que impidieron con
francotiradores llegar a Miraflores aquel 11A que pone la carne de
culecas a los engreídos castristas de la godarria. Como símbolo de
aquella gesta el “proceso”, purulento ya, estos cobardes mantienen en
prisión a Simonovis, para demostrar que el extinto era más cruel que la
monstruosidad de Fidel.
La claridad necesaria
Esta
inédita estructura de poder rebasa la comprensión de muchos políticos
jóvenes o formados en democracia, que intentan enfrentarlo con formas
tradicionales de oposición. Cuando hay que continuar, pero con mayor
contundencia, con la lucha política, ajustando el discurso a la realidad
de este proceso liberticida, para derrotarlo en el epicentro de su
poder orgánico: las grandes mayorías. Pues, por ejemplo, de nada sirve
que la oposición partidista se desgañite señalando los índices de
inseguridad, que es la primera preocupación en la clase media, pero es
la segunda o tercera en los barrios, a pesar de ser los más afectados
por sus ataques irracionales, si no tiene la claridad conceptual
necesaria para acusar con propiedad al gobierno de estar pivotando su
consolidación en el miedo paralizante producido por el hampa, que elige
al azar, sin consideración alguna por la filiación política de las
víctimas. ¿Cuántos trabajadores seguidores del castrismo han sido
víctimas del hampa? Y eso no le importa al procónsul cubano ni le
importó al difunto. Son daños colaterales meramente estadísticos. Lo
importante es que el miedo paralice a todo el cuerpo social. ¿Sino como
le imponen por la fuerza a un pueblo que tiene que meterse para adentro a
las seis de la tarde, sin pagar el inmenso costo político implícito?
Quitándole la calle y dándosela al miedo. Lo que ocurre es que no
conocemos a plenitud la capacidad de la maldad hasta que nos alcanza.
Los gobiernos comunistas, y los comunistas por supuesto, son de
naturaleza homicida, porque es tan anormal e inhumana su propuesta que
solo a través del terror pueden imponerla y han sido aparatos militares
los encargados de esta tarea, pero en Venezuela, por sus especiales
características geopolíticas, fue necesario preservar el barniz
democrático, y esa tarea se le encomendó al hampa, incluyendo las
peligrosas bandas de operación política, que con ciento cincuenta mil
víctimas mortales en 15 años se ha ganado su lugar privilegiado en la
historia del crimen al lado de Fidel. Lo que ocurre es que “socialismo”
es un sustantivo tan atrayente que convoca no pocas solidaridades, y
como se continúa con la estupidez que confiere la culpa de su fracaso a
quienes practican la fórmula y no a la fórmula, estamos plagados de
socialistas bien intencionados que cubren con su manto de buena fe la
perversión deletérea de su realidad, creando la atmósfera de confusión
que lentamente nos conduce al silencio.