lunes, 31 de marzo de 2014

Miedo y hambre… y silencio


En uno de sus libros,el Che dice que un pueblo debe ser hambreado para ser manejable,ya que solo podrá pensar en saciar su hambre y no en liberarse.
Así pensaba el que tiene monumentos y plazas con su nombre--Elba
 Miedo y hambre… y silencio
Rafael Marrón González
Domingo, 30 de marzo de 2014
En el texto del pasado sábado aseguro que el desabastecimiento que sufre el país no es por causas económicas sino políticas, pues el socialismo para poder estatizar la vida de los ciudadanos, debe convertirlos en masa amorfa sin conciencia de clase, a través de un férreo control social, que solo es posible manteniendo al hombre pendiente de sobrevivir y para ello el hambre es una poderosa herramienta
Miedo y hambre… y silencioY el desabastecimiento y la limitación del consumo generan angustia en el individuo por el hambre que anuncian y, por ella, se somete voluntariamente a los dictados del régimen en materia alimentaria, coadyuvando con su sumisión por la subsistencia la imposición de la tradicional cédula de racionamiento de los regímenes comunistas, que lo hará esclavo de su vergüenza.
Hampa sí mi comandante
Y así como el hambre, el miedo es el otro aliado sustantivo del comunismo – el socialismo es un eufemismo – y para producirlo masivamente el “proceso” castro – chavista ha contado con la cooperación entusiasta del hampa, que ha ensayado en Venezuela formas inéditas de amedrentamiento, como perseguir en motos a las mujeres de los barrios para atracarlas, arrastrándolas por el pavimento, con los que las damas presas del terror deciden no salir de sus casas. El premio que el gobierno otorga a los delincuentes por su colaboración, es la impunidad. Así, dejémonos de pendejadas y reconozcamos la eficiencia de este gobierno de 15 años, en el logro de sus objetivos. Tenemos desabastecimiento, con su aliada la inflación, y miedo parejo y una oligarquía enquistada en la cúpula del poder que produce leyes para legitimar sus depredaciones libertarias. Qué más puede pedir un gobierno comunista. Una vez impuestos en la psiquis del pueblo los artilugios de dominación – domesticación por salivación - tarjeta de racionamiento y toque de queda, el hampa desaparecerá devorada por un mar de fuego de fusiles, y entrarán en acción plena las bandas armadas de vigilancia que han sido formadas en paralelo y cuya eficacia apenas hemos observado en los eventos de protesta. Solo falta someter a la díscola clase media, políticamente sociedad civil o “la derecha” como la define la imbecilidad en el ejercicio abusivo del poder, que, después de haber votado masivamente por el zafio golpista del 4F, infectada por el virus de la antipolítica inoculado por los medios de comunicación que lanzaron una campaña anti partidos, con alguna que otra razón, y que demostró su capacidad de expresión el 2002, y que ha vuelto a evidenciar su disposición a recuperar la democracia liberal que permitió su surgimiento, con masivas protestas pacíficas, pero armadas de coraje y voluntad de cambio, que ahora atraen la curiosidad del pueblo, tal como a la que impidieron con francotiradores llegar a Miraflores aquel 11A que pone la carne de culecas a los engreídos castristas de la godarria. Como símbolo de aquella gesta el “proceso”, purulento ya, estos cobardes mantienen en prisión a Simonovis, para demostrar que el extinto era más cruel que la monstruosidad de Fidel.
La claridad necesaria
Esta inédita estructura de poder rebasa la comprensión de muchos políticos jóvenes o formados en democracia, que intentan enfrentarlo con formas tradicionales de oposición. Cuando hay que continuar, pero con mayor contundencia, con la lucha política, ajustando el discurso a la realidad de este proceso liberticida, para derrotarlo en el epicentro de su poder orgánico: las grandes mayorías. Pues, por ejemplo, de nada sirve que la oposición partidista se desgañite señalando los índices de inseguridad, que es la primera preocupación en la clase media, pero es la segunda o tercera en los barrios, a pesar de ser los más afectados por sus ataques irracionales, si no tiene la claridad conceptual necesaria para acusar con propiedad al gobierno de estar pivotando su consolidación en el miedo paralizante producido por el hampa, que elige al azar, sin consideración alguna por la filiación política de las víctimas. ¿Cuántos trabajadores seguidores del castrismo han sido víctimas del hampa? Y eso no le importa al procónsul cubano ni le importó al difunto. Son daños colaterales meramente estadísticos. Lo importante es que el miedo paralice a todo el cuerpo social. ¿Sino como le imponen por la fuerza a un pueblo que tiene que meterse para adentro a las seis de la tarde, sin pagar el inmenso costo político implícito? Quitándole la calle y dándosela al miedo. Lo que ocurre es que no conocemos a plenitud la capacidad de la maldad hasta que nos alcanza. Los gobiernos comunistas, y los comunistas por supuesto, son de naturaleza homicida, porque es tan anormal e inhumana su propuesta que solo a través del terror pueden imponerla y han sido aparatos militares los encargados de esta tarea, pero en Venezuela, por sus especiales características geopolíticas, fue necesario preservar el barniz democrático, y esa tarea se le encomendó al hampa, incluyendo las peligrosas bandas de operación política, que con ciento cincuenta mil víctimas mortales en 15 años se ha ganado su lugar privilegiado en la historia del crimen al lado de Fidel. Lo que ocurre es que “socialismo” es un sustantivo tan atrayente que convoca no pocas solidaridades, y como se continúa con la estupidez que confiere la culpa de su fracaso a quienes practican la fórmula y no a la fórmula, estamos plagados de socialistas bien intencionados que cubren con su manto de buena fe la perversión deletérea de su realidad, creando la atmósfera de confusión que lentamente nos conduce al silencio.