domingo, 23 de marzo de 2014

Ola de violencia después de una marcha de ultraizquierda en Madrid




¿Qué pasaría si asistentes a una marcha provida agrediesen e hiriesen a 50 policías?

 Dom 23·3·2014 · 7:38h 8



Hoy a las 12:00h hay convocada en Madrid una manifestación provida de Cibeles a Sol para reivindicar “el amparo y la protección tanto de la vida más indefensa -la del niño por nacer- como la de su madre embarazada”. Ayer hubo otra movilización en Madrid, ésta convocada por la extrema izquierda y que acabó como podéis ver en el vídeo que encabeza estas líneas.
Docenas de policías heridos, cuatro de ellos de gravedad
A las 22:50h, mientras aún se desarrollaban los disturbios, a través de su Twitter oficial la Policía Nacional informó del saldo de la protesta: 50 policías heridos, 4 de ellos graves y 2 con conmoción cerebral. Estamos ante un escenario de terrorismo callejero puro y duro, muy similar a la violencia desatada por grupos neonazis en Ucrania pero con una clara diferencia: allí la Policía tiroteó a los manifestantes dejando docenas de muertos, y aquí la Policía, actuando con el material antidisburbios propio de cualquier país democrático, es la que se ha llevado la peor parte. Según la Policía hay 23 detenidos, una cifra que espero se vaya ampliando a medida que pasen las horas, a la vista de la gravedad de los incidentes.
El colofón a una exhibición de parafernalia totalitaria
Con anterioridad a estos actos de violencia, la marcha de la extrema izquierda estuvo jalonada de banderas comunistas, las mismas que han simbolizado y aún representan la más brutal opresión en una serie de dictaduras que han dejado tras de sí un saldo de 100 millones de muertos. Buena parte de esas siniestras banderas llevaban el emblema del Partido Comunista de España, núcleo hegemónico de Izquierda Unida:
Este akelarre de nostalgia estalinista incluyó hasta una bandera de la Armada Soviética, como vemos en esta foto publicada por el Twitter de las Juventudes Comunistas -las mismas que el año pasado mostraron su ‘solidaridad con Corea del Norte’-, que se jactaban de la “marea roja” en la capital de España:
Leyó el manifiesto un hincha de la dictadura comunista cubana
Y para completar la faena, en la lectura del manifiesto de esa movilización extremista participó el actor Willy Toledo, hincha de la dictadura comunista cubana (“en España luchamos por lo que en Cuba llevan disfrutando cinco décadas”, dijo hace dos meses sobre ese régimen antidemocrático):
IU había justificado la violencia en Gamonal y ahora ya la tiene en Madrid
Después de esta exhibición de totalitarismo, a la que brindó su “absoluto apoyo” Izquierda Unida -que hace dos meses justificó la violencia en Gamonal-, y desfilando con las bandera de una ideología que ha hecho del crimen su seña de identidad, y que aún hoy ensalza el asalto violento al poder -la “revolución”- como una alternativa válida a las urnas, ¿cabía esperar otro resultado que el que vemos en el vídeo? La propia extrema izquierda lleva la violencia en su ADN ideológico, por eso es tan reacia a condenarla cuando la ejercen sus correligionarios.
¿Cuánto tardarían en pedir ilegalizaciones si acabase así una marcha provida?
Imaginemos, como apunto en el título, que la manifestación provida de hoy acabase así, con agresiones a la Policía y destrozos en el mobiliario urbano (dos características de casi todas las movilizaciones que viene convocando la extrema izquierda). Es, desde luego, una hipótesis difícil de imaginar: todas las movilizaciones provida en España han transcurrido de forma cívica y pacífica. La única violencia que ha habido en ellas la han provocado, ocasionalmente, los radicales abortistas que han intentado impedir por la fuerza que ejerzamos nuestro derecho de manifestación. Pero hagamos un esfuerzo e imaginemos: ¿cuántos minutos tardaría en reclamar esa izquierda la ilegalización de los convocantes de la manifestación provida? Sea quien sea el convocante, es intolerable que una manifestación acabe así en un país democrático, y ha de actuarse contra los responsables, si es necesario hasta llegar a la ilegalización de los grupos que respaldan y justifican estas algaradas. En democracia hay sitio para el debate de ideas siempre que uno las exprese de forma pacífica, pero no puede haber cabida ni para los violentos ni para quienes les apoyan y justifican. Y con mayor motivo aún, no podemos permitir que medren a costa de nuestros impuestos y al amparo de las instituciones quienes asumen que la violencia es aceptable si la practican sus amiguetes con el fin de brindarles un atajo hacia el poder, incapaces como son de ganar unas elecciones en condiciones normales.