La ausencia de nuestro blog, http://elquijotesiglo21.blogspot.com.ar/ en la web desde el 24 de Marzo del corriente, obedeció a un incendio domiciliario producido en el domicilio del animador desde cual operamos. Especialmente emitimos esta informacion a quienes nos suministran artícuos para ser retransmitidos y la causa de lo acontecido nos hizo permanecer incactivo.
El reflejo de la realidad
De izquierda a derecha: mi madre, mi padre, dos amigas de mamá, el comisario Guillermo Ernesto Pavón, un amigo de papá.
La foto es del casamiento de mis padres; imagen de alegrías pasadas
pero no olvidadas ni perdidas. Algunos de los de la foto ya no están.
Uno, el comisario Pavón, fue asesinado por los que construían un mundo
mejor matando buena gente; imponiendo una utopía por las armas.
Imponer la utopía comunista por medio de la fuerza fue un fracaso tan
extenso y profundo que hoy sus cultores dicen haber renunciado al
método. Claro, siempre quedan dinosaurios como Maduro y Castro pero ya
lo admitió Gorriarán Merlo: la Tablada fue el último tren de la
historia.
Los otrora revolucionarios comunistas habrían abandonado la idea de
cambiar la realidad por medio de la fuerza al punto en que hoy, a duras
penas, esperan cambiar algo de la realidad. En su lugar se contentan con
modificar su reflejo.
UN HONDO FRACASO
En medio entre Marx y Antonio Gramsci está el reconocimiento de un
hondo fracaso. La realidad arisca tiene sus propias reglas que a los
marxistas les han sido tozudamente esquivas. Pero ni marxistas ni
gramscianos han desechado la utopía comunista que es en sí el verdadero
fraude. No cambian de fracaso, cambian de método para llegar a él.
El gramscismo, desde los arcones polvorientos del olvido, se vistió
de gala y vino a reclamar su turno en la historia. El cientificismo
marxista le cedió su lugar a la magia; premio consuelo que como en el
vudú, basta pinchar un muñeco para dañar a la persona. Modificar su
reflejo para cambiar la realidad.
No es de lo peor que han emprendido. Hacer la revolución dominando
los medios de comunicación, la cultura, el arte, el periodismo, la
educación, dibujando y desdibujando el reflejo para modificar la
realidad no es de lo más exótico que se les ha ocurrido.
El gramscismo es, de alguna manera, una hipótesis psicológica de
profecía autocumplida. Creer para hacer creer… para crear. Las
ametralladoras dejan su lugar a otra violencia: la psicológica.
Enunciar, divulgar, imponer una idea. En la última etapa de construcción
del relato: censurar al que piensa distinto como antisocial, enfermo
mental o agente cipayo; exclusión del sistema; alienación; esquizofrenia
del que debe seguir dentro del sistema; confesión y admisión de errores
de los excluidos que deseen reingresar. Siempre violencia, siempre
imposición, nunca persuasión o intercambio de ideas porque el mal está
en el fin, no siempre en el camino.
Y pese a lo original no resulta. No hay nada más contumaz que un
hecho; se impone tan prescindentemente de su relato que lo niega y lo
ofende. No alcanza con proclamar: “la inseguridad es una sensación” para
que la inseguridad obediente se esfume. Abracadabra… y la inseguridad
no desaparece. La magia no funciona, está rota. Se cree en el espejismo
pero el desierto no se borra. Perseveran; ponen fe; parecen locos.
Prefieren pasar por locos que admitir otro fracaso.
La realidad dura, el hecho concreto que rechaza fajas y afeites es
que por donde pasa el marxismo sólo deja devastación y muerte: países
arrasados como el camino de la langosta. Tarde o temprano la
construcción fantástica se desmorona pero a un precio muy alto de
destrucción y vidas. Vidas trituradas por los engranajes irremediables
de la historia.
LA FOTO COMO REFLEJO DE LA REALIDAD
El candombe kirchnerista “Nunca Menos” decía que venían a arruinarnos
la foto: “Arruinándoles la foto a los que no vuelven más”. Pero la foto
sigue intacta.
Hoy, 29 de marzo de 2014, se cumplen 38 años desde que el comisario
Guillermo Ernesto Pavón -el quinto de izquierda a derecha en la foto-
fue asesinado por el ERP.
Muchos han querido modificar la foto como reflejo de una realidad que
no conviene, haciendo desaparecer a las víctimas del terrorismo porque
molestan, son incómodas, proclaman a gritos que los “jóvenes idealistas”
mataban al azar con crueldad e indiferencia.
Los mataron con fusil y ahora quieren matar su recuerdo, como si nunca hubieran existido. ¡Abracadabra!
LA FOTO Y LA MEMORIA
El comisario Guillermo Ernesto Pavón fue amigo de mi padre, fue un
hombre recto e íntegro hasta el último momento de su vida. Dejó una
esposa viuda y un hijo pequeño huérfano. Lo vemos feliz en la foto
porque asistía al casamiento de su mejor amigo, mi papá. La foto sigue
igual, idéntica, ni siquiera la ha modificado el sabor amargo de saber
que uno de los invitados fue asesinado y que su crimen continúa impune.
No nos han arruinado la foto ni lo harán y si algún día se rompiera o se
quemara, seguiría existiendo en la foto de nuestro corazón.
Las víctimas del terrorismo viven en todos los que de alguna forma
fuimos tocados por sus santas existencias, los que los conocimos y los
que conocimos a los que los conocieron y amaron. Nunca podrán borrarlos
de la realidad, nunca podrán convencernos de que no existieron. Eran
buena gente, gente feliz que no le hacía mal a nadie, que se casaba y
cuidaba de sus hijos, que trabajaba y luchaba por su existencia, la de
su familia y la de su país. Un país que tenía menos pobreza y exclusión
que el de hoy, menos analfabetismo, menos corrupción, menos jóvenes
“ni-ni”. Era un país mejor y aun así los mataron.
En Argentina hay 17.387 víctimas del terrorismo que no son
reconocidas por el Estado. Los que no nos olvidamos de la foto queremos
saber quiénes los mataron, queremos saber por qué, queremos que los
asesinos vayan presos, queremos saber quiénes financiaron esta aventura y
queremos que el Estado nos lo diga. Que investigue si detrás de estos
crímenes se esconden países extranjeros como Cuba o la Unión Soviética.
Queremos que nos expliquen si nuestro país fue atacado por potencias
extranjeras sin una declaración previa de guerra. Conocemos la verdad
pero queremos que se reconozca oficialmente.
El 24 de marzo pasado presenciamos el festival obsceno de la media
memoria. Los que no nos olvidamos de la foto, queremos que alguna vez,
en nuestra querida Patria, se instituya oficialmente el día de la
memoria completa.