viernes, 21 de marzo de 2014

El Pentágono apuesta por el X-51 en su carrera hipersónica de ataque global

El Pentágono apuesta por el X-51 en su carrera hipersónica de ataque global

Un vehículo experimental hipersónico propulsado por un motor de tipo scramjet se perfila como la opción principal para la nueva arma de ataque global inmediato del Pentágono, según afirmó un alto funcionario del Ministerio de Defensa estadounidense.
Alan Shaffer, viceministro adjunto para investigaciones e ingeniería, dijo en una conferencia del sector que partiendo de las pruebas de ciertos prototipos de armas hipersónicas, el Pentágono ha priorizado varios sistemas pese a la época de recortes en gastos militares que atraviesa.
Estos vehículos hipersónicos pueden llevar cargas nucleares o convencionales en ataques de precisión contra las cada vez más difíciles de penetrar defensas antiaéreas de países como China, Rusia e Irán, subrayó el funcionario.
“Nosotros, EE.UU., no queremos ser el segundo país en entender cómo controlar los estatorreactores de combustión supersónica”, dijo Shaffer citado por ‘Washington Times’.
Estos comentarios llegan dos meses y medio después de que China probara su nuevo vehículo hipersónico Wu-14, cuya velocidad y maniobrabilidad representan un gran desafío para los sistemas de defensa estadounidenses, diseñados para enfrentarse a misiles balísticos sin capacidad para maniobrar durante su trayectoria.
Pese a todo, Shaffer se negó a hacer comentarios sobre cómo esta prueba hipersónica china ha variado los planes de EE.UU. en este ámbito.
Proyectos en marcha
Según un alto funcionario responsable de los programas armamentísticos, el vehículo hipersónico más prometedor del Pentágono es el X-51, un aparato del tamaño de un misil de crucero propulsado por el motor avanzado conocido como scramjet o estatorreactor de combustión supersónica.
Desarrollado por Boeing, el vehículo, lanzado desde el ala de un bombardero B-52, supera en más de cinco veces la velocidad del sonido.
El aparato experimental es un buen candidato para ganar este año el Collier Trophy, un premio anual otorgado por los avances más significativos en vuelos aeroespaciales, según dijo Shaffer.
Tras tres pruebas fallidas, el X-51 tuvo éxito el año pasado cuando durante 300 segundos de vuelo recorrió varios miles de kilómetros alcanzando el espacio cercano a una velocidad superior a Mach 5.
“Es la segunda vez que hemos mostrado que el scramjet puede encenderse y dar una aceleración positiva. Esto es un gran avance que significa que ahora empezamos a entender lo hipersónico”, dijo Shaffer.
Según él, el próximo paso es que los ingenieros reduzcan el coste de los sistemas.
Otra arma hipersónica sobre el tablero de dibujo del Pentágono es el HTV-2 o Vehículo de Tecnología Hipersónica, que es lanzado a bordo de un misil –igual que el WU-14 de China- y luego maniobra hacia su objetivo a velocidades muy elevadas.
Durante las pruebas el sistema logró una velocidad de casi 21.000 kilómetros por hora y realizó una reentrada controlada y aunque no consiguió los objetivos de la prueba, se obtuvieron datos relevantes, sostuvo el alto funcionario.
Otro sistema con buenas perspectivas es el Arma Hipersónica Avanzada (AHW, por sus siglas en inglés), un vehículo lanzado desde un cohete portador que realizó una prueba exitosa para recorrer 3.000 kilómetros a velocidades de entre 5 y 8 Mach.
Este proyecto se considera menos arriesgado y costoso que el HTV- 2 y no está supervisado por la Fuerza Aérea, sino por el Ejército.
El AHW también es una ojiva capaz de planear y realizar maniobras. Un cuarto proyecto en perspectiva es el programa Hifire de investigación de vuelos hipersónicos, un vehículo capaz de alcanzar Mach 8 que está siendo desarrollado en colaboración con Australia.
Dichos proyectos están siendo elaborados como parte del concepto de Ataque Global Inmediato, una iniciativa del Pentágono para desarrollar armas con municiones no nucleares pero de alcance intercontinental, capaces de lanzar un ataque de precisión contra cualquier punto del planeta en el plazo de una hora desde que se recibe la orden de ataque.