El Pentágono apuesta por el X-51 en su carrera hipersónica de ataque global
Un vehículo experimental
hipersónico propulsado por un motor de tipo scramjet se perfila como la
opción principal para la nueva arma de ataque global inmediato del
Pentágono, según afirmó un alto funcionario del Ministerio de Defensa
estadounidense.
Alan Shaffer, viceministro adjunto para
investigaciones e ingeniería, dijo en una conferencia del sector que
partiendo de las pruebas de ciertos prototipos de armas hipersónicas, el
Pentágono ha priorizado varios sistemas pese a la época de recortes en
gastos militares que atraviesa.
Estos vehículos hipersónicos pueden
llevar cargas nucleares o convencionales en ataques de precisión contra
las cada vez más difíciles de penetrar defensas antiaéreas de países
como China, Rusia e Irán, subrayó el funcionario.
“Nosotros, EE.UU., no queremos ser el
segundo país en entender cómo controlar los estatorreactores de
combustión supersónica”, dijo Shaffer citado por ‘Washington Times’.
Estos comentarios llegan dos meses y
medio después de que China probara su nuevo vehículo hipersónico Wu-14,
cuya velocidad y maniobrabilidad representan un gran desafío para los
sistemas de defensa estadounidenses, diseñados para enfrentarse a
misiles balísticos sin capacidad para maniobrar durante su trayectoria.
Pese a todo, Shaffer se negó a hacer
comentarios sobre cómo esta prueba hipersónica china ha variado los
planes de EE.UU. en este ámbito.
Proyectos en marcha
Según un alto funcionario responsable de
los programas armamentísticos, el vehículo hipersónico más prometedor
del Pentágono es el X-51, un aparato del tamaño de un misil de crucero
propulsado por el motor avanzado conocido como scramjet o estatorreactor
de combustión supersónica.
Desarrollado por Boeing, el vehículo,
lanzado desde el ala de un bombardero B-52, supera en más de cinco veces
la velocidad del sonido.
El aparato experimental es un buen
candidato para ganar este año el Collier Trophy, un premio anual
otorgado por los avances más significativos en vuelos aeroespaciales,
según dijo Shaffer.
Tras tres pruebas fallidas, el X-51 tuvo
éxito el año pasado cuando durante 300 segundos de vuelo recorrió
varios miles de kilómetros alcanzando el espacio cercano a una velocidad
superior a Mach 5.
“Es la segunda vez que hemos mostrado
que el scramjet puede encenderse y dar una aceleración positiva. Esto es
un gran avance que significa que ahora empezamos a entender lo
hipersónico”, dijo Shaffer.
Según él, el próximo paso es que los ingenieros reduzcan el coste de los sistemas.
Otra arma hipersónica sobre el tablero
de dibujo del Pentágono es el HTV-2 o Vehículo de Tecnología
Hipersónica, que es lanzado a bordo de un misil –igual que el WU-14 de
China- y luego maniobra hacia su objetivo a velocidades muy elevadas.
Durante las pruebas el sistema logró una
velocidad de casi 21.000 kilómetros por hora y realizó una reentrada
controlada y aunque no consiguió los objetivos de la prueba, se
obtuvieron datos relevantes, sostuvo el alto funcionario.
Otro sistema con buenas perspectivas es
el Arma Hipersónica Avanzada (AHW, por sus siglas en inglés), un
vehículo lanzado desde un cohete portador que realizó una prueba exitosa
para recorrer 3.000 kilómetros a velocidades de entre 5 y 8 Mach.
Este proyecto se considera menos
arriesgado y costoso que el HTV- 2 y no está supervisado por la Fuerza
Aérea, sino por el Ejército.
El AHW también es una ojiva capaz de
planear y realizar maniobras. Un cuarto proyecto en perspectiva es el
programa Hifire de investigación de vuelos hipersónicos, un vehículo
capaz de alcanzar Mach 8 que está siendo desarrollado en colaboración
con Australia.
Dichos proyectos están siendo elaborados
como parte del concepto de Ataque Global Inmediato, una iniciativa del
Pentágono para desarrollar armas con municiones no nucleares pero de
alcance intercontinental, capaces de lanzar un ataque de precisión
contra cualquier punto del planeta en el plazo de una hora desde que se
recibe la orden de ataque.