viernes, 21 de marzo de 2014

Tras el telón de la OTAN en Yugoslavia: a 15 años del bombardeo

Tras el telón de la OTAN en Yugoslavia: a 15 años del bombardeo

Las potencias de la OTAN muestran un férreo rechazo a la independencia de Crimea, justo cuando se cumplen 15 años de que esa alianza comenzara a bombardear la Federación Yugoslava y apoyara, en este caso, la separatista provincia de Kosovo.
En 1999, la organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) decidió atacar el entonces territorio yugoslavo y posicionarse a favor de los intentos de escisión de Prístina, donde por años el guerrillero Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) operó mediante la violencia.
La intervención militar en el conflicto serbo-kosovar se produjo sin la previa autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en lo que se considera una de las primeras acciones en que la alianza atlántica se autoadjudicó el rol de gendarme del mundo.
Múltiples voces denunciaron desde entonces la ilegalidad de la llamada Operación Fuerza Aliada, la cual es calificada de crimen de guerra, a la luz de las miles de víctimas civiles.
Para llevar a cabo tal acción, Estados Unidos y la OTAN fabricaron un pretexto: acusaron a las autoridades yugoslavas y su presidente Slobodan Milosevic de ser criminales, autores de una campaña violenta de limpieza étnica contra la población albano-kosovar.
Sin embargo, el intelectual norteamericano Noam Chomsky presentó una visión diferente del asunto: “Indiscutiblemente, los enormes crímenes tuvieron lugar después de que comenzaran los bombardeos: fueron no una causa sino una consecuencia”.
Veamos los hechos: el 24 de marzo de 1999 aviones caza F-18 comenzaron el bombardeo contra Belgrado, en tanto desde barcos y submarinos fueron lanzados misiles de crucero Tomahawk.
En los 78 días que duró la campaña, las aeronaves de la OTAN realizaron unas tres mil 800 misiones de combate encaminadas aparentemente a destruir la infraestructura militar yugoslava.
No obstante, también fueron atacados puentes, fábricas, centrales eléctricas, hospitales, escuelas y viviendas, bombardeos en que fallecieron más de dos mil civiles, de ellos 88 niños, según cifras publicadas por Russia Today.
Aunque en aquellos meses la prensa occidental presentó al ELK como una organización nacionalista e independentista, tiempo después fueron revelados sus estrechos vínculos de las potencias.
“La verdad es que el ELK es mantenido por el crimen organizado (narcotráfico) con el apoyo tácito de Estados Unidos y de sus aliados”, afirmó el intelectual canadiense Michel Chossudovsky.
De acuerdo con el analista John Whitley, el respaldo logístico a ese ejército fue una empresa conjunta de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Servicio de Inteligencia alemán.
En este sentido, los guerrilleros vestían uniformes alemanes, utilizaban armas alemanas, y la CIA desempeñó un papel fundamental en adiestrarlos y equiparlos en Albania.
Chossudovsky señaló que según las evidencias, el surgimiento del ELK no fue casual, pues Washington y sus aliados se encargaron de financiarlo con el fin de desestabilizar la región y terminar de desintegrar a Yugoslavia.
Esta versión la corroboró el coronel Robert L. McCure, quien indicó que “los planes de ingeniería para las operaciones en Kosovo empezaron meses antes de que se lanzara la primera bomba”.
Luego de que el 12 de junio de 1999 Milosevic aceptara los acuerdos impuestos por Occidente y finalizara el bombardeo, comenzó la ocupación de Kosovo por parte de organismos internacionales como la ONU, pero principalmente la OTAN, con su misión KFOR.
Con respecto al escenario político, Prístina ha estado dominada por exlíderes del ELK lógicamente cercanos a las potencias: desde 2008 el primer ministro es el exguerrillero Hashim Thaci.
Este contexto ha sido favorable para Estados Unidos, que instaló en dicho territorio la base militar Camp Bondsteel, considerada la más grande de esa nación en el planeta fuera de territorio norteamericano.
Con casi siete mil soldados, este enclave ocupa aproximadamente un terreno de mil hectáreas, tiene en su interior más de 300 edificios y alberga 55 helicópteros Black Hawk y Apache.
Asimismo, los especialistas señalan que la ocupación de Kosovo está relacionada con una hoja de ruta militar mucho más abarcadora que se conecta con las guerras de la Casa Blanca en el Medio Oriente (Iraq y Afganistán), pues los Balcanes son la puerta de entrada a Eurasia.
De acuerdo con Chossudovsky, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN financiaron el conflicto en Kosovo con el propósito último de recolonizar completamente el territorio balcánico, lo cual tuvo como consecuencia la destrucción de un país.
“Los gobiernos occidentales y la OTAN son altamente responsables de las muertes de civiles, del empobrecimiento de las poblaciones tanto albanesas como serbias y de la difícil situación por la que atraviesan quienes fueron brutalmente desarraigados de sus ciudades y pueblos en Kosovo a consecuencia de los bombardeos”, estimó.