Tras el telón de la OTAN en Yugoslavia: a 15 años del bombardeo
Las potencias de la OTAN
muestran un férreo rechazo a la independencia de Crimea, justo cuando se
cumplen 15 años de que esa alianza comenzara a bombardear la Federación
Yugoslava y apoyara, en este caso, la separatista provincia de Kosovo.
En 1999, la organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN) decidió atacar el entonces territorio yugoslavo y
posicionarse a favor de los intentos de escisión de Prístina, donde por
años el guerrillero Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) operó
mediante la violencia.
La intervención militar en el conflicto
serbo-kosovar se produjo sin la previa autorización del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas, en lo que se considera una de las
primeras acciones en que la alianza atlántica se autoadjudicó el rol de
gendarme del mundo.
Múltiples voces denunciaron desde
entonces la ilegalidad de la llamada Operación Fuerza Aliada, la cual es
calificada de crimen de guerra, a la luz de las miles de víctimas
civiles.
Para llevar a cabo tal acción, Estados
Unidos y la OTAN fabricaron un pretexto: acusaron a las autoridades
yugoslavas y su presidente Slobodan Milosevic de ser criminales, autores
de una campaña violenta de limpieza étnica contra la población
albano-kosovar.
Sin embargo, el intelectual
norteamericano Noam Chomsky presentó una visión diferente del asunto:
“Indiscutiblemente, los enormes crímenes tuvieron lugar después de que
comenzaran los bombardeos: fueron no una causa sino una consecuencia”.
Veamos los hechos: el 24 de marzo de
1999 aviones caza F-18 comenzaron el bombardeo contra Belgrado, en tanto
desde barcos y submarinos fueron lanzados misiles de crucero Tomahawk.
En los 78 días que duró la campaña, las
aeronaves de la OTAN realizaron unas tres mil 800 misiones de combate
encaminadas aparentemente a destruir la infraestructura militar
yugoslava.
No obstante, también fueron atacados
puentes, fábricas, centrales eléctricas, hospitales, escuelas y
viviendas, bombardeos en que fallecieron más de dos mil civiles, de
ellos 88 niños, según cifras publicadas por Russia Today.
Aunque en aquellos meses la prensa
occidental presentó al ELK como una organización nacionalista e
independentista, tiempo después fueron revelados sus estrechos vínculos
de las potencias.
“La verdad es que el ELK es mantenido
por el crimen organizado (narcotráfico) con el apoyo tácito de Estados
Unidos y de sus aliados”, afirmó el intelectual canadiense Michel
Chossudovsky.
De acuerdo con el analista John Whitley,
el respaldo logístico a ese ejército fue una empresa conjunta de la
Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Servicio de Inteligencia
alemán.
En este sentido, los guerrilleros
vestían uniformes alemanes, utilizaban armas alemanas, y la CIA
desempeñó un papel fundamental en adiestrarlos y equiparlos en Albania.
Chossudovsky señaló que según las
evidencias, el surgimiento del ELK no fue casual, pues Washington y sus
aliados se encargaron de financiarlo con el fin de desestabilizar la
región y terminar de desintegrar a Yugoslavia.
Esta versión la corroboró el coronel
Robert L. McCure, quien indicó que “los planes de ingeniería para las
operaciones en Kosovo empezaron meses antes de que se lanzara la primera
bomba”.
Luego de que el 12 de junio de 1999
Milosevic aceptara los acuerdos impuestos por Occidente y finalizara el
bombardeo, comenzó la ocupación de Kosovo por parte de organismos
internacionales como la ONU, pero principalmente la OTAN, con su misión
KFOR.
Con respecto al escenario político,
Prístina ha estado dominada por exlíderes del ELK lógicamente cercanos a
las potencias: desde 2008 el primer ministro es el exguerrillero Hashim
Thaci.
Este contexto ha sido favorable para
Estados Unidos, que instaló en dicho territorio la base militar Camp
Bondsteel, considerada la más grande de esa nación en el planeta fuera
de territorio norteamericano.
Con casi siete mil soldados, este
enclave ocupa aproximadamente un terreno de mil hectáreas, tiene en su
interior más de 300 edificios y alberga 55 helicópteros Black Hawk y
Apache.
Asimismo, los especialistas señalan que
la ocupación de Kosovo está relacionada con una hoja de ruta militar
mucho más abarcadora que se conecta con las guerras de la Casa Blanca en
el Medio Oriente (Iraq y Afganistán), pues los Balcanes son la puerta
de entrada a Eurasia.
De acuerdo con Chossudovsky, Estados
Unidos y sus aliados de la OTAN financiaron el conflicto en Kosovo con
el propósito último de recolonizar completamente el territorio
balcánico, lo cual tuvo como consecuencia la destrucción de un país.
“Los gobiernos occidentales y la OTAN
son altamente responsables de las muertes de civiles, del
empobrecimiento de las poblaciones tanto albanesas como serbias y de la
difícil situación por la que atraviesan quienes fueron brutalmente
desarraigados de sus ciudades y pueblos en Kosovo a consecuencia de los
bombardeos”, estimó.