sábado, 14 de marzo de 2015

Bergoglio el irrespetuoso - Augusto TorchSon


Bergoglio el irrespetuoso - Augusto TorchSon





  Si bien ya no nos sorprende, una vez más las bergogliadas del “obispo de Roma” no dejan de generar indignación en los verdaderos fieles católicos, aquellos que entienden sin mengua lo de: “El celo por tu casa me consume”


  Así en esta oportunidad, después de su audiencia general al presentársele el bastón usado por Santa Teresa de Ávila, no se le ocurrió mejor idea que decir: “y la vieja andaba con esto”. Todo esto con una cara que denota ningún respeto por una reliquia de la Santa y Doctora de la Iglesia, a pesar del desganado beso que le dio.




  Como es costumbre en sus rentados justificadores, al día siguiente, en el canal de videos oficial vaticano, el de los colores de la bandera gay, salió a aclarar que el término usado por Bergoglio es “una expresión argentina muy castiza”.


 
Tal vez se pretenda hacernos creer que nosotros vivimos en otra Argentina, o que nuestro diccionario difiere del usado en el resto de los países de habla hispana, pero el uso de “vieja” significa exactamente lo mismo aquí que en todos lados, y el uso “coloquial” si se quiere, de dicho término, sobre todo para referirse a personas de la talla de la Santa, precisamente en Argentina, implican desprecio. Encima refiriéndose a la reliquia como “esto”.
  Podríamos considerar un acto fallido de “Jorgito el terrible”, pero cuando las torpezas son la norma y no la excepción, la estupidez pasa por considerar lo contrario.
  Sabemos que todo lo que huela a ortodoxo, a tradicional causa fobia al jefe vaticano. No es nuevo, ejemplos sobran de su época de cardenal. 


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  En cambio, cuando se trata de abusos litúrgicos, de juntarse con herejes, con curas de dudosa moral pública, masones, judíos, protestantes, musulmanes, panteístas, homosexuales activos, artistas y deportistas promiscuos y anticatólicos, marxistas y demás enemigos de Dios; su cara se ilumina y sus inmoderadas carcajadas no tardan en aflorar.


Cuando el mundo y la Iglesia están en llamas no hay nada que festejar



Augusto



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