Por mucho que insistan algunos políticos, medios y tertulianos
Noción básica de democracia: mi voto es mío, no es propiedad de ningún partido
Ayer hice un experimento en Google: tecleé la expresión “roba votos” y obtuve 2,68 millones de resultados. No hice la prueba en inglés, pero si la hiciese posiblemente me encontraría con el titular publicado anteayer por el diario conservador británico The Times.
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Ese periódico se refería a Albert Rivera diciendo que “roba votantes”
al PP. No es un caso aislado, claro. Basta con seguir un rato cualquier
tertulia radiofónica o televisiva para escuchar a alguien, casi siempre
el palmero de alguno de los grandes partidos, acusando a una formación
rival de “robar” votos a tal o cual sigla. También es habitual
encontrarse con esa expresión en titulares de diversos medios, unas
veces entrecomillada y otras ni eso. A ver si se enteran de una vez,
señores: utilizar el verbo robar para hablar de los votos que deja de
obtener un partido y que se lleva otro denota, por si no se han dado
cuenta, un concepto de propiedad de un partido sobre esos votos. Y no: los votos no son propiedad de ningún partido; los votantes, tampoco. Quienes acudimos a las urnas a votar somos personas adultas, y votamos a quien nosotros decidimos.
Si algunos quieren conservar los votos recibidos en anteriores convocatorias electorales, si
no quieren perder la confianza de los votantes, lo que tienen que hacer
es cumplir sus promesas, ser coherentes con sus principios y -si tienen
la posibilidad- gobernar bien. Si no han hecho nada de eso,
ponerse a lloriquear diciendo que Fulanito o Menganito le “roban” los
votos demuestra, en el fondo, que ese político no cree en la democracia o
no se ha enterado de qué va esto, y lo que es peor: que no siente
ningún respeto por los electores. La gran ventaja que tiene el auge de
los partidos pequeños es que los votantes tenemos más opciones con
posibilidades de lograr representación. Es decir, que ahora tenemos la oportunidad de sentirnos mejor representados.
Entiendo que esto fastidie un montón a los que pretenden vivir
eternamente del voto útil o incluso del voto del miedo, pero como se
suele decir: resina, ajo y agua. El día de las elecciones, recuerda que sólo hay una persona que tiene derecho a pedir que no le roben tu voto: tú..