
¡CUÁNTOS DIENTES EN UN SOLO CEPO!
¿Así que no es una trampa del enemigo?

¡Claro que no…! Se trata de una trampa de Monseñor Fellay…, que viene a ser algo peor que un enemigo.
Veamos:
Primer diente
A
la cabeza, un obispo. Este obispo, elegido por el Papa entre los tres
nombres propuestos por la Fraternidad y de entre sus miembros.
Este obispo tendrá autoridad sobre los sacerdotes, los religiosos que quieran ser miembros de esta estructura y los fieles.
Lo que no
dice la información brindada por Monseñor Fellay, es de quién dependerá
ese obispo; y los sacerdotes, religiosos y fieles. Puede ser de
Decimejorge directamente, o de algún cardenal de la curia romana…
Perspectiva peligrosísima y esperable.
Segundo diente
Todos
los sacramentos; los fieles que pertenezcan a esta estructura tendrán
el derecho absoluto a recibir todos los sacramentos de los sacerdotes de
la Fraternidad. Todos los sacramentos, incluyendo el matrimonio.
El
obispo tendrá el derecho a tener escuelas, seminarios, de ordenar,
incluso para establecer nuevas congregaciones religiosas y de aceptar en
su seno a aquellas que lo deseen.
Los
sacramentos, escuelas, seminarios, congregaciones nuevas y fieles
incorporados, quedarán bajo la dependencia de Roma; si eso es lo que
está buscando Monseñor Fellay (que no está negociando ni con Londres ni
con Moscú, sino con ROMA), ¿cómo se va a oponer a que luego Bergoglio
maneje la cosa a su antojo?
Así, el
Dicasterio que se encargue de esta nueva prelatura personal, o como
quiera que se erija esta “ultra-diócesis”, puede en cualquier momento,
por ejemplo, obligar a rezar la misa novus ordo, o a administrar los
sacramentos con los ritos nuevos, o imponer la enseñanza del nuevo
catecismo en escuelas y seminarios, o… etc. etc.
Tercer diente
Es
algo así como una súper diócesis, independiente respecto de los obispos
locales. Dicho de otra manera, para ustedes, ningún cambio con respecto
a lo que están recibiendo actualmente. La única diferencia será que
ustedes serán reconocidos oficialmente como católicos.
Se pueden imaginar que ésto creará una gran cantidad de conflictos con los obispos locales; pueden imaginarlo fácilmente.
Independiente
de los obispos locales, con los que se crearán conflictos en gran
cantidad. De más está decir que Roma y los Dicasterios no van a terciar a
favor de la NeoF$$PX. O sí…, porque no habrá ningún cambio en lo que
ahora se recibe…, notable confesión del Superior General.
El
reconocimiento como católicos será oficial; lo cual quiere decir que hay
una catolicidad con una especie de reconocimiento extraoficial.
¡Caramba; habla como el Obispo-que-se-retracta-de-lo-que-le-parece!
A decir
verdad, el hecho de alegrarse de que Decimejorge y su banda reconozcan a
los integrantes de la NeoF$$PX como católicos, es lo mismo que ponerse
contentos si Judas alabase la fidelidad que tuvo Simón el Mago a Nuestro
Señor.
Cuarto diente
Por
lo tanto, debemos permanecer prudentes; pero, en sí mismo, ustedes no
pueden imaginar nada mejor que lo que se nos ofrece aquí.
Y la oferta es tal, que ustedes no pueden pensar que sea una trampa.
Singular
conclusión: Luego de alabar en todos los idiomas y dialectos conocidos
la “oferta” de Bergoglio, recomienda prudencia; y después, para mayor
sorpresa, dice que no se puede imaginar nada mejor…
O sea:
¡fantástico!… prudencia… ¡fantástico! Y se podría seguir hasta el
infinito con ese vaivén; aunque el infinito está muy lejos de la
proximidad acelerada de la defección que Fellay augura con su obrar.
La última frase parece dictada por Maquiavelo… o por Lenín… o por Maduro… Estos especialistas en alta política hubieran dicho: “Ustedes no pueden pensar que sea una trampa; tienen que confiar en mí; ¡ES UNA ORDEN!”.
Monseñor Fellay no lo dice así (parece), pero después de que ingrese en
el camino sin retorno, ya sabemos lo que les espera a los rebeldes que
renieguen de este pacto siniestro: adiós sacramentos.
Quinto diente
No
es una trampa, y si alguien nos ofrece algo por el estilo, sólo puede
ser porque él quiere nuestro bien. Él quiere el bien de la Tradición,
quiere que la Tradición se desarrolle en la Iglesia.
Es
imposible que dicha oferta pueda provenir de enemigos. Los enemigos
tienen muchas otras maneras de aplastarnos, pero no de esta manera.
De nuevo la
orden de admitir irrestrictamente que no se trata de una trampa. Por lo
demás, si no es una ingenuidad creer que Bergoglio quiere que la
Tradición se desarrolle en la iglesia conciliar, se trata de un sofisma
que lleva a los fieles al pozo donde los conduce el ciego; y si es
verdad que Decimejorge está en ese camino de recuperación de la
Tradición, habría que preguntarse qué espera para hacer algo en concreto
en tal sentido.
Tal vez estaba aguardando a tener tiempo ahora, luego de llevar a los altares conciliares a la señorita Agnes Gonxha Bojaxhiu.
En cuanto a
los medios con que cuentan los enemigos, éstos podrían sentirse
ofendidos cuando Monseñor Fellay limita su disposición de modos de
aplastar a la NeoF$$PX; si no los emplean, es porque lo que lleva
adelante Monseñor Fellay es suficiente para que desaparezca lo que queda
de catolicidad en la ex FSSPX.
Como dijo
Enrique IV (y si no lo dijo, que disfrute igual de la atribución que se
le hace, dondequiera que esté ahora) “Señor, líbrame de mis amigos, que
de mis enemigos me cuidaré yo”.
Sexto diente
Ahora ustedes podrían decir: si éste es el caso, ¿por qué no lo acepta usted?
Porque quiero estar seguro de que esto es cierto.
No tengo derecho de entrometerlos a ustedes en un sueño, y, por lo tanto, debo comprobar cada uno de los aspectos.
Aquí está el
siguiente “prudencia” de la serie iniciada en los párrafos anteriores;
Monseñor Fellay debe comprobar cada uno de los aspectos, para estar
seguro de no entrometer a sus seguidores en un sueño, sino en una
pesadilla.

*.*.*
Los
seguidores de la NeoF$$PX no deben tranquilizarse por el hecho de que
aquí se exhiban sólo seis dientes; las fauces de la iglesia conciliar,
precursora exitosa del Ánomos, tiene todavía varias denticiones que
echar; y otras muchas ya surgidas, más o menos ocultas o visibles. Sólo
Cristo le cerrará la boca, con su propio aliento divino.
