Sobre la Castidad
Buenos Aires,
28-VI-1946
(Día del Sdo. Corazón de Jesús)
RP. Antonio
Viladévall San Miguel
No habiendo podido ir
a verlo el 13, día de su santo, he pensado dedicar a quien fue el mejor de mis
padres espirituales esta carta que tengo que escribir acerca de la virtud de la
castidad. Ud sabe que he escrito otras dos cartas acerca de los otros dos votos
religiosos. Espero que habrán llegado a sus manos. ¿Qué Rector se atreverá a
destruir una carta dirigida al venerable religioso que ha sido —y puede ser
aún— maestro de todos ellos? Pero en fin, si las han destruido, nada puedo yo
contra eso, anoser apelar a N.P.,San Ignacio contra ese desprecio del canon
481, 6o del Epítome, el cual no puede ser abolido ni siquiera por nuestro
M.R.P, General. Hablar de la castidad es sumamente delicado, porque en ella
"no cabe interpretación", y si uno habla en abstracto corre el
peligro de quedarse en insulso, como el peligro de pasarse a chocante si habla
en concreto. "No se puede hablar del pudor sin ser algo impúdico"
—dijo mi patrono San Jerónimo. Por tanto, lo mejor es
comentar simplemente, y con la objetividad científica que da la buena
psicología, lo que dijo N. Señor Jesucristo y expuso después acerca de ella
Santo Tomás.