Publicado por Revista N° 30
Mes de Julio de 2003-3° Época
CABILDO Nº 30-Julio 2003-
MIRANDO PASAR LOS HECHOS-
por Víctor Eduardo ORDÓÑEZ-
LA IZQUIERDA EN TODOS LOS FRENTES
BONAFINI DELINQUE IMPUNEMENTE
ESE monumento a lo impresentable que es Hebe de Bonafini incurrió por enésima vez en apología del delito, además del delito de sedición y de instigación a la violencia y, quizá, alguno más. Lo hizo ante un grupo de soldadesca de la minirevolución que proponen Castells y otros operadores del hampa. En este estado de derecho que nos endilgaron, nadie -excepto, creemos, un fiscal de La Plata- intentó la mínima reacción. Se trata de un inescrutable juego de ambivalencias y de maniqueísmos, en cuya virtud los inocentes "heterodoxos" son castigados sin piedad (caso de Sánchez Herrera) y otros, primates contumaces (caso mencionado) son halagados con la impunidad. Es que más que un estado de derecho es un estado de izquierda que como tal es capaz (y lo está haciendo) de cambiar las reglas jurídicas sin reformas legislativas y sin que nadie todavía se entere ni quiera enterarse.
MIRANDO PASAR LOS HECHOS-
por Víctor Eduardo ORDÓÑEZ-
LA IZQUIERDA EN TODOS LOS FRENTES
BONAFINI DELINQUE IMPUNEMENTE
ESE monumento a lo impresentable que es Hebe de Bonafini incurrió por enésima vez en apología del delito, además del delito de sedición y de instigación a la violencia y, quizá, alguno más. Lo hizo ante un grupo de soldadesca de la minirevolución que proponen Castells y otros operadores del hampa. En este estado de derecho que nos endilgaron, nadie -excepto, creemos, un fiscal de La Plata- intentó la mínima reacción. Se trata de un inescrutable juego de ambivalencias y de maniqueísmos, en cuya virtud los inocentes "heterodoxos" son castigados sin piedad (caso de Sánchez Herrera) y otros, primates contumaces (caso mencionado) son halagados con la impunidad. Es que más que un estado de derecho es un estado de izquierda que como tal es capaz (y lo está haciendo) de cambiar las reglas jurídicas sin reformas legislativas y sin que nadie todavía se entere ni quiera enterarse.
ZAFFARONI Y SU GÉNERO
El mal gusto de proponer (e imponer) a un personaje deshonroso como presidente de la Corte Suprema tiene más de un- significado. Supone, en primer lugar, el rechazo de la moral media (esa tan traída y llevada moral media que no es sino relativismo puro) haciendo juez del máximo tribunal a un defensor de la homosexualidad; es un avance de hecho, sin dar tiempo ni lugar para la reacción, de la nueva ética que se quiere poner en vigencia en la sociedad argentina. La astucia de Kirchner -con el apoyo positivo de "su" ministro católico Beliz- consistió en que mediante el decreto 2/22/03, que los comunicadores del gobierno pretenden hacer pasar como de "autolimitación", se descartó como causa de impugnación expresamente la diferencia de género. Todo concuerda a la perfección. Como la cultura progresista consiguió que no se hable más de sexo sino de género y conociendo la opción del abogado Zaffaroni en la materia se cuidó de cubrirlo de tan odiosa discriminación. Kirchner quiso y tomó los recaudos para ello poner en lo más elevado de la magistratura judicial a uno de esos desdichados cuya pecaminosa tragedia fuera prohibido siquiera mencionar por San Pablo entre los cristianos. Ahora bien y dejando de lado -si posible fuera- estos vicios (que en un país ordenado quedaría fulminado por el art. 19 de la Constitución), no tenemos que sorprendernos que la cabeza del Poder Judicial sea una persona dispuesta a librar batalla por los delincuentes de toda calaña, en especial por los autores de las peores aberraciones. Es garantista le dicen y él lo niega! Lo es, entre otras razones, porque en su pensamiento jurídico no entran, no ya la noción de pecado (faltaba más) sino tampoco la de derecho natural, y entonces todo queda librado a la alegre subjetividad del juzgador, más atento a Freud que al legislador. Y de aquí lo estrafalario de muchos de los fallos de Zaffaroni a quien nadie se animó a recordarle que su primer cargo lo había obtenido de un "dictador", el general Onganía, circunstancia que en otro caso hubiera sido fatal. Conclusión: cuando el presidente arremetió contra Nazareno pensó más en el puesto para un amigo que la necesidad de alejar a un indecente. A propósito ¿en qué quedó aquello de que no se desea una Corte adicta? Esta es otra trampa de la institucionalidad democrática: tener que elegir entre un corrupto y un perverso.
SIGUEN LOS MARINES
En el actual gobierno nadie se atrevió a recoger la misearable herencia dejada por el ex canciller Ruckauf en cuanto propuso que a las tropas norteamericanas se les brindara un status especial por el que quedarían exentas de responsabilidad penal, civil y administrativa. O sea que se ponía entre paréntesis el comportamiento de estos soldados que de esta manera pasaban a constituirse, en verdaderas fuerzas de invasión. Claro que un fiero gobierno de izquierda como el de Kirchner no iba a tolerar ésto, pero tampoco sus agallas le daban para negarse por lo que el intelectual con el que cuenta, Rafael Bielsa, encontró una salida. Se les dará a estos militares extranjeros el trato de empleados administrativos de la embajada. Es decir que merced a esta suspensión del orden jurídico argentino los jóvenes del tío Sam podrán violar a nuestras mujeres, robar nuestro ganado, secuestrar nuestros niños, incumplir todas nuestras leyes. Y en el mejor de los casos sólo deberá rendir cuentas ante algún juez de Dakota o de
Alaska. Lo mismo que en Irak. La izquierda nacional queda retratada en esta "rendición, claro que no se distingue de la de Lula.
DOS DESAPRENSIVOS
¿Hasta cuando durará la luna de miel entre Duhalde y Kirchner? Creemos que no mucho porque de hecho ambos ansian ya ponerle fin; uno porque el electo muestra indicios de rebelión y no disimula sus ansias de alcanzar su poder propio, por precario que sea (penosas negociaciones con gobernadores e intendentes que mercan todo).
El otro precisamente por lo mismo, porque quiere independizarse pero por el momento no lo puede hacer. Entre las dos decenas de elecciones programadas hasta fin de año hay dos que pueden ser decisorias; una las de agosto en la Capital Federal, donde una derrota de Ibarra -el hombre ideológicamente más próximo a Kirchner- a manos de ese aventurero hombre de negocios Macri será un golpe para las aspiraciones de hegemonismo del presidente. Y ni hablar de las que se llevarán a cabo en la provincia de Buenos Aires; la disyuntiva es de hierro: si de aquí a entonces el actual presidente no se distingue del anterior continuará siendo, gane o pierda, su vasallo. Como Duhalde es un pragmático del estilo del difunto Menem, no le importa ni poco ni mucho lo que haga Kirchner, atento lector sin duda de Gramsci, de suerte que espiará las encuestas para ver de qué lado cae la taba. Dos desaprensivos otra vez frente a frente, uno por la lujuria del poder otro por la de la ideología.
EL CASO DE SÁNCHEZ HERRERA
La decisión que adoptó Néstor Kirchner desplazando al Procurador del Tesoro -que él mismo acababa de designar- es tan asombros como significativa. Enterado por una denuncia de Página 12, órgano del terrorismo subsistente, que Sánchez Herrera era o había sido defensor del general Sassiañ, montó en cólera y no tardó en llevar adelante su vindicta con la resolución y la convicción de los posesos fanáticos, esos que no admiten demoras ni contemplaciones en borrar a su adversario (o a quien tome por tal) apenas lo divisa. No le importó -o lo postergó en su consideración- que el Dr. Sánchez Herrera había sido su exitoso abogado en un millonario juicio que Santa Cruz, la provincia entonces gobernada por el hoy presidente había entablado contra la Nación. De la misma manera se desinteresó del hecho de que el Dr. Sánchez Herrera era el hijo del asesinado general Juan Carlos Sánchez, víctima de los principios homicidas de los subordinados de ese alienado que en vida se llamó Roberto Santucho y que fuera cliente -en resguardo de sus correrías penales y pseudoidelógicas- del estudio de Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde que precisamente en estos momentos es el Secretario de Derechos Humanos del gobierno social-demócrata en funciones.
La rapidez con que actuó, la inflexibilidad con que mantuvo su decisión, la desfachatez con que enfrentó la clara injusticia a favor de un activo miitante de la violencia de los 70 (la espasmódica época que el primer magistrado extraña), son pruebas no sólo del, criterio discriminatorio con que se comporta Kirchner sino, lo que es mucho más alarmante, la política que tiene pensado aplicar en adelante con respecto a los derechos humanos, a los míticos fueros que les concederá -a pesar de lo impreciso que es su concepto-, a sus implicados y, en especial para aquellos que él o sus lugartenientes -casi todos provistos por la JP y Montoneros- sindiquen como sus violadores.
EL NUEVO DERECHO KlRCHNERIANO
A Sánchez Herrera se le reprocha que, en ejercicio de su profesión y de los deberes que la misma impone, haya defendido a un presunto raptor de niños. La impecable consecuencia que se ha de sacar de esta sanción es que hay una categoría de argentinos que no pueden ser defendidos y, si lo son, sus abogados serán castigados. Lo que queda ratificado por el decreto 222 del 19 de junio de este año en el que establece las condiciones que deben llenar los integrantes de la Corte Suprema y los procedimientos para su nombramiento. Ya en su art. 2° -que recoge lo sostenido en sus considerandos- se impone como requisito para ser miembro del más alto tribunal de la república la "trayectoria y compromiso en la defensa de los derechos humanos y los valores democráticos que lo hagan merecedor de tan importante función". Si dejamos de lado lo un tanto rispióse de su redacción -defecto que se repite en otras partes- no dejaremos de asombrarnos que se exija al candidato ser defensor de los derechos humanos y de los valores de la democracia. ¿No se puede preguntar qué se entiende por unos y otros tanto teórica como prácticamente? Necesidad que surge de la circunstancia que no hay ni mucho menos consenso acerca de tales derechos y valores de que se trata y que se establecen como condición "sine qua non" para ser juez de la Corte. Hoy -y es tan inútil como tramposo desconocerlo- son conceptos y realidades que han entrado en crisis no tanto por su componente intrínseco como por la ambigüedad y equivocidad que los rodea, empapa y acota desde un principio. Estrictamente ¿qué.es democracia en el siglo XXI, qué los derechos humanos, cuáles son sus titulares concretos, cuáles sus violentadores? ¿En qué campo ubicamos a Sánchez Herrera y al otro Duhalde, pongamos por caso? Cuestiones nada menores desde que todos ellos, de hecho, fueron maquinados y manejados como instrumentos dialécticos -de inspiración ideológica teñidos de sectarismo y de subjetivismo- en la lucha entre la Subversión y la Represión.
Hoy Kirchner y sus hombres (y también su mujer) están echando nuevas bases al derecho público argentino bajo un giro que lo llevará de su impronta liberal pensada en 1853 a una izquierdista posterrorista. Porque no cabe duda de que este derecho ha sido y será implementado en protección de los derechos de los terroristas y sus familiares. Con lo que habrá nacido en el país una juridicidad nueva en torno no del derecho natural sino al progresista que es más una radicalización que una deformación de aquel que se empezó a levantar después de Caseros y singularmente de la reforma radical-menemista del 94.
EL DECRETO 222
Para constatar de qué modo el decreto que comentamos -y que puede ser considerado como el primer exponente del nuevo derecho que se va perfilando rápidamente-abre las puertas a las más torpes inovaciones tenemos el art. 3° que dice que para la composición de la Corte se ha de posibilitar que se reflejen "las diversidades de género, especialidad, procedencia regional ... en representación de un país federal".
Es difícil imaginar una disposición más disparatada. Se quiere garantizar (de ahí la mención de género) la presencia de por lo menos un homosexual en la Corte; y en cuanto a la representatividad regional en un contexto de país federal, simplemente carece de sentido. Es confundir todo suponer y exigir que un tribunal judicial -para mayor desconcierto, el más elevado, último intérprete del texto constitucional- sea representativo de algo que no sea lo propiamente justo. ¿Cómo y por qué pretender jueces que representen un interes exrrajurídico? ¿Se concibe una justicia distinta para el litoral y para la Patagonia?
¿Sería eso justicia?
El resto del articulado merecería también algunas consideraciones que, sin embargo, escapan al propósito de esta nota. Así, por ejemplo, la obligación de los candidatos de presentar la nómina de sus clientes durante su actividad particular (con evidencia es para excluir a quien haya defendido a un represor) y la intervención que se les acuerda a organizaciones no gubernamentales (indirecta remisión a los de derechos humanos como se ratifica en la cláusula 7°), tanto más extraño cuanto que ya se había requerido la opinión de los colegios y asociaciones profesionales (art. 6°).
Volviendo a la cuestión central, ponemos muy en duda que un gobierno capaz de dictar semejantes normas y dispuesto a llevar semejante ofensiva (que comprenderá todos los frentes, como afirmó el presidente) vaya a designar una Corte en reemplazo de la actual con la ecuanimidad que todos esperamos y necesitamos. Pero no hay por qué ser optimistas desde que el Poder Ejecutivo ha empezado a desprenderse de aquellos funcionarios que no le son ideológicamente confiables, aun a pesar de la idoneidad que hayan demostrado. A partir del caso Sánchez Herrera hay un antes y un después en la política y en el derecho argentinos. Es el efecto buscado por el gobierno: golpear cuando aún tiene poder para sorprender a una sociedad ilusionada con una aparente renovación, precipitar los hechos cuando aún no hay capacidad de reacción. Para todo lo cual dispone de los medios que disimulan o apañan la estrategia. •
El mal gusto de proponer (e imponer) a un personaje deshonroso como presidente de la Corte Suprema tiene más de un- significado. Supone, en primer lugar, el rechazo de la moral media (esa tan traída y llevada moral media que no es sino relativismo puro) haciendo juez del máximo tribunal a un defensor de la homosexualidad; es un avance de hecho, sin dar tiempo ni lugar para la reacción, de la nueva ética que se quiere poner en vigencia en la sociedad argentina. La astucia de Kirchner -con el apoyo positivo de "su" ministro católico Beliz- consistió en que mediante el decreto 2/22/03, que los comunicadores del gobierno pretenden hacer pasar como de "autolimitación", se descartó como causa de impugnación expresamente la diferencia de género. Todo concuerda a la perfección. Como la cultura progresista consiguió que no se hable más de sexo sino de género y conociendo la opción del abogado Zaffaroni en la materia se cuidó de cubrirlo de tan odiosa discriminación. Kirchner quiso y tomó los recaudos para ello poner en lo más elevado de la magistratura judicial a uno de esos desdichados cuya pecaminosa tragedia fuera prohibido siquiera mencionar por San Pablo entre los cristianos. Ahora bien y dejando de lado -si posible fuera- estos vicios (que en un país ordenado quedaría fulminado por el art. 19 de la Constitución), no tenemos que sorprendernos que la cabeza del Poder Judicial sea una persona dispuesta a librar batalla por los delincuentes de toda calaña, en especial por los autores de las peores aberraciones. Es garantista le dicen y él lo niega! Lo es, entre otras razones, porque en su pensamiento jurídico no entran, no ya la noción de pecado (faltaba más) sino tampoco la de derecho natural, y entonces todo queda librado a la alegre subjetividad del juzgador, más atento a Freud que al legislador. Y de aquí lo estrafalario de muchos de los fallos de Zaffaroni a quien nadie se animó a recordarle que su primer cargo lo había obtenido de un "dictador", el general Onganía, circunstancia que en otro caso hubiera sido fatal. Conclusión: cuando el presidente arremetió contra Nazareno pensó más en el puesto para un amigo que la necesidad de alejar a un indecente. A propósito ¿en qué quedó aquello de que no se desea una Corte adicta? Esta es otra trampa de la institucionalidad democrática: tener que elegir entre un corrupto y un perverso.
SIGUEN LOS MARINES
En el actual gobierno nadie se atrevió a recoger la misearable herencia dejada por el ex canciller Ruckauf en cuanto propuso que a las tropas norteamericanas se les brindara un status especial por el que quedarían exentas de responsabilidad penal, civil y administrativa. O sea que se ponía entre paréntesis el comportamiento de estos soldados que de esta manera pasaban a constituirse, en verdaderas fuerzas de invasión. Claro que un fiero gobierno de izquierda como el de Kirchner no iba a tolerar ésto, pero tampoco sus agallas le daban para negarse por lo que el intelectual con el que cuenta, Rafael Bielsa, encontró una salida. Se les dará a estos militares extranjeros el trato de empleados administrativos de la embajada. Es decir que merced a esta suspensión del orden jurídico argentino los jóvenes del tío Sam podrán violar a nuestras mujeres, robar nuestro ganado, secuestrar nuestros niños, incumplir todas nuestras leyes. Y en el mejor de los casos sólo deberá rendir cuentas ante algún juez de Dakota o de
Alaska. Lo mismo que en Irak. La izquierda nacional queda retratada en esta "rendición, claro que no se distingue de la de Lula.
DOS DESAPRENSIVOS
¿Hasta cuando durará la luna de miel entre Duhalde y Kirchner? Creemos que no mucho porque de hecho ambos ansian ya ponerle fin; uno porque el electo muestra indicios de rebelión y no disimula sus ansias de alcanzar su poder propio, por precario que sea (penosas negociaciones con gobernadores e intendentes que mercan todo).
El otro precisamente por lo mismo, porque quiere independizarse pero por el momento no lo puede hacer. Entre las dos decenas de elecciones programadas hasta fin de año hay dos que pueden ser decisorias; una las de agosto en la Capital Federal, donde una derrota de Ibarra -el hombre ideológicamente más próximo a Kirchner- a manos de ese aventurero hombre de negocios Macri será un golpe para las aspiraciones de hegemonismo del presidente. Y ni hablar de las que se llevarán a cabo en la provincia de Buenos Aires; la disyuntiva es de hierro: si de aquí a entonces el actual presidente no se distingue del anterior continuará siendo, gane o pierda, su vasallo. Como Duhalde es un pragmático del estilo del difunto Menem, no le importa ni poco ni mucho lo que haga Kirchner, atento lector sin duda de Gramsci, de suerte que espiará las encuestas para ver de qué lado cae la taba. Dos desaprensivos otra vez frente a frente, uno por la lujuria del poder otro por la de la ideología.
EL CASO DE SÁNCHEZ HERRERA
La decisión que adoptó Néstor Kirchner desplazando al Procurador del Tesoro -que él mismo acababa de designar- es tan asombros como significativa. Enterado por una denuncia de Página 12, órgano del terrorismo subsistente, que Sánchez Herrera era o había sido defensor del general Sassiañ, montó en cólera y no tardó en llevar adelante su vindicta con la resolución y la convicción de los posesos fanáticos, esos que no admiten demoras ni contemplaciones en borrar a su adversario (o a quien tome por tal) apenas lo divisa. No le importó -o lo postergó en su consideración- que el Dr. Sánchez Herrera había sido su exitoso abogado en un millonario juicio que Santa Cruz, la provincia entonces gobernada por el hoy presidente había entablado contra la Nación. De la misma manera se desinteresó del hecho de que el Dr. Sánchez Herrera era el hijo del asesinado general Juan Carlos Sánchez, víctima de los principios homicidas de los subordinados de ese alienado que en vida se llamó Roberto Santucho y que fuera cliente -en resguardo de sus correrías penales y pseudoidelógicas- del estudio de Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde que precisamente en estos momentos es el Secretario de Derechos Humanos del gobierno social-demócrata en funciones.
La rapidez con que actuó, la inflexibilidad con que mantuvo su decisión, la desfachatez con que enfrentó la clara injusticia a favor de un activo miitante de la violencia de los 70 (la espasmódica época que el primer magistrado extraña), son pruebas no sólo del, criterio discriminatorio con que se comporta Kirchner sino, lo que es mucho más alarmante, la política que tiene pensado aplicar en adelante con respecto a los derechos humanos, a los míticos fueros que les concederá -a pesar de lo impreciso que es su concepto-, a sus implicados y, en especial para aquellos que él o sus lugartenientes -casi todos provistos por la JP y Montoneros- sindiquen como sus violadores.
EL NUEVO DERECHO KlRCHNERIANO
A Sánchez Herrera se le reprocha que, en ejercicio de su profesión y de los deberes que la misma impone, haya defendido a un presunto raptor de niños. La impecable consecuencia que se ha de sacar de esta sanción es que hay una categoría de argentinos que no pueden ser defendidos y, si lo son, sus abogados serán castigados. Lo que queda ratificado por el decreto 222 del 19 de junio de este año en el que establece las condiciones que deben llenar los integrantes de la Corte Suprema y los procedimientos para su nombramiento. Ya en su art. 2° -que recoge lo sostenido en sus considerandos- se impone como requisito para ser miembro del más alto tribunal de la república la "trayectoria y compromiso en la defensa de los derechos humanos y los valores democráticos que lo hagan merecedor de tan importante función". Si dejamos de lado lo un tanto rispióse de su redacción -defecto que se repite en otras partes- no dejaremos de asombrarnos que se exija al candidato ser defensor de los derechos humanos y de los valores de la democracia. ¿No se puede preguntar qué se entiende por unos y otros tanto teórica como prácticamente? Necesidad que surge de la circunstancia que no hay ni mucho menos consenso acerca de tales derechos y valores de que se trata y que se establecen como condición "sine qua non" para ser juez de la Corte. Hoy -y es tan inútil como tramposo desconocerlo- son conceptos y realidades que han entrado en crisis no tanto por su componente intrínseco como por la ambigüedad y equivocidad que los rodea, empapa y acota desde un principio. Estrictamente ¿qué.es democracia en el siglo XXI, qué los derechos humanos, cuáles son sus titulares concretos, cuáles sus violentadores? ¿En qué campo ubicamos a Sánchez Herrera y al otro Duhalde, pongamos por caso? Cuestiones nada menores desde que todos ellos, de hecho, fueron maquinados y manejados como instrumentos dialécticos -de inspiración ideológica teñidos de sectarismo y de subjetivismo- en la lucha entre la Subversión y la Represión.
Hoy Kirchner y sus hombres (y también su mujer) están echando nuevas bases al derecho público argentino bajo un giro que lo llevará de su impronta liberal pensada en 1853 a una izquierdista posterrorista. Porque no cabe duda de que este derecho ha sido y será implementado en protección de los derechos de los terroristas y sus familiares. Con lo que habrá nacido en el país una juridicidad nueva en torno no del derecho natural sino al progresista que es más una radicalización que una deformación de aquel que se empezó a levantar después de Caseros y singularmente de la reforma radical-menemista del 94.
EL DECRETO 222
Para constatar de qué modo el decreto que comentamos -y que puede ser considerado como el primer exponente del nuevo derecho que se va perfilando rápidamente-abre las puertas a las más torpes inovaciones tenemos el art. 3° que dice que para la composición de la Corte se ha de posibilitar que se reflejen "las diversidades de género, especialidad, procedencia regional ... en representación de un país federal".
Es difícil imaginar una disposición más disparatada. Se quiere garantizar (de ahí la mención de género) la presencia de por lo menos un homosexual en la Corte; y en cuanto a la representatividad regional en un contexto de país federal, simplemente carece de sentido. Es confundir todo suponer y exigir que un tribunal judicial -para mayor desconcierto, el más elevado, último intérprete del texto constitucional- sea representativo de algo que no sea lo propiamente justo. ¿Cómo y por qué pretender jueces que representen un interes exrrajurídico? ¿Se concibe una justicia distinta para el litoral y para la Patagonia?
¿Sería eso justicia?
El resto del articulado merecería también algunas consideraciones que, sin embargo, escapan al propósito de esta nota. Así, por ejemplo, la obligación de los candidatos de presentar la nómina de sus clientes durante su actividad particular (con evidencia es para excluir a quien haya defendido a un represor) y la intervención que se les acuerda a organizaciones no gubernamentales (indirecta remisión a los de derechos humanos como se ratifica en la cláusula 7°), tanto más extraño cuanto que ya se había requerido la opinión de los colegios y asociaciones profesionales (art. 6°).
Volviendo a la cuestión central, ponemos muy en duda que un gobierno capaz de dictar semejantes normas y dispuesto a llevar semejante ofensiva (que comprenderá todos los frentes, como afirmó el presidente) vaya a designar una Corte en reemplazo de la actual con la ecuanimidad que todos esperamos y necesitamos. Pero no hay por qué ser optimistas desde que el Poder Ejecutivo ha empezado a desprenderse de aquellos funcionarios que no le son ideológicamente confiables, aun a pesar de la idoneidad que hayan demostrado. A partir del caso Sánchez Herrera hay un antes y un después en la política y en el derecho argentinos. Es el efecto buscado por el gobierno: golpear cuando aún tiene poder para sorprender a una sociedad ilusionada con una aparente renovación, precipitar los hechos cuando aún no hay capacidad de reacción. Para todo lo cual dispone de los medios que disimulan o apañan la estrategia. •