miércoles, 21 de marzo de 2018

CABILDO Nº29- EDITORIAL: LA PESTE Y LA SALUD

 
 Publicado por Revista Cabildo Nº29
Meses Mayo/junio 2003-3era.Época
CABILDO Nº29
EDITORIAL
LA PESTE Y LA SALUD

DESDE los tiempos recientes -en los que lucía su disfonía y su garbo escasamente ático durante la campaña electoralera- hasta los momentos actuales de presidente ungido por arte de birlibirloque, el señor Kirchner de González no ha dejado de zaherir a unos y a otros acusándolos de ser el pasado. Como si la palabra tuviese en sí misma una malsana significación y un descalificante peso, la ha usado tanto contra militares como frente a civiles, ora al modo de un reto o amenaza, ora de prevención o castigo. Es comprensible que así sea, pues para estos chiquilicuatros modernos que se glorían de encarnar el porvenir, la juventud y el progreso, nada más ominoso que el ya haber sido, nada menos recomendable que las raíces y la memoria.


Lo paradójico del caso, es que quien así se expide, ha hecho de su pasado setentista una bandera y un programa de gobierno, una reivindicación indisimuladamente rencorosa y una planificada regresión a aquella marea roja, de la que fue partisano y gradual usufructuario. Habría pues, en el magín maniqueo del patagón, un pretérito perfecto conformado por la montoneril ralea, y otro imperfecto constituido por aquellos que en buena hora le hicieron frente. De tamaña conjugación verbal y política dan .prueba los personajes ratificados o instalados en el poder. Sea el barbado educador materialista y ateo, el gordinflón abortista, el promotor de cópulas contranatura, el garantista de los delincuentes, el antiguo abogado de erpianos o el carcamal que inillo tempere escandalizara con el happening desde un Instituto en el que se llamaba cultura a la orgía. Sin excluir de esta intranquilizante nómina a los proclamados católicos -y algunos, ¡vaya!, de estricta observancia- que no acaban de comprender la insalvable inmoralidad de cooperar con un gobierno dispuesto a pervertirlo definitivamente todo. ¿O tendremos que recordarles a qué condujo la política de mano tendida?
Digámoslo como lo decimos siempre, sin eufemismo alguno. Lo que tenemos a la vista es una verdadera peste; de la misma naturaleza de aquello que la precediera y prohijara, como que concurren al común apestamiento la democracia y sus ficciones. Mas si la plaga precedente acentuaba su sesgo liberal, la presente enfatiza su mueca marxiste. Horrible contorsión que deprava el rostro de la política, y que halló su emblema en la perorata degenerada y mendaz del siniestro Fidel. Mientras sus anfitriones concertaban día y hora -presurosos- para entrevistarse con Bush, alcancía en mano. Peste ya padecida por la patria, cuyos mejores hijos se ha cobrado. Peste victimaría de las almas y de las virtudes, de la ley natural y del decoro. Por ella y por su contagiosa hediondez, como en la metáfora de Albert Camus, las ratas penetran las calles y las casas, la enfermedad se filtra en cuerpos y en mentes, la ciudad queda fragmentada y dividida, aislada en su propio morbo.
Ante tamaña calamidad, toda resistencia en pro de la salud, de parte de los argentinos de bien -por aislados y débiles que parezcan- debe contar con nuestro concurso. El docente que se atreva a enseñar la verdad, a pesar de la Flacso; el juez que falle contra los medicamentos abortivos, a pesar del Episcopado; el soldado que haga viril a la tropa, a pesar del Estado Mayor; el jornalero que trabaje, a pesar de los piqueteros; los jóvenes dispuestos a ejercitar la decencia, a pesar de los Medios Masivos; las familias capaces de criar cristianamente a sus hijos, a pesar del Ministerio de Salud; el policía que abata a un malviviente, a pesar de la Secretaría de Derechos Humanos; el honrado defensor de Dios y de la Patria, a pesar del Gobierno Nacional.
Trae junio la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Contrariamente a lo que suele creerse, no fue ni es ésta una devoción ligada a la beatería melosa, sino un culto movilizador de héroes y de santos, de cruzados encendidos y victoriosos caballeros del Grial. Símbolo diáfano del Templo, el Sacro Centro, invita a la ascesis y a la lucha.Pero como ha notado agudamente Francisco Cañáis, obliga a una visión cristiana del orden social y público, en la que se salva el honor de la Soberanía Divina, se recupera "la dimensión vertical o teocéntrica", y se orienta "la concepción de la historia, en marcha hacia la instauración de todas las cosas en Cristo".
Allá pastores, políticos, funcionarios, en su Mesa de Diálogo, siempre gentil con los masones cabalistas de la Bna'i Brit'h, los usureros del Fondo Monetario o los agentes marxistas. Aquí nosotros, firmes en la resistencia en torno de esta fiesta que adviene. Repitiendo el antiguo himno, como los guerreros de La Vendée: Jesu, tibí sit gloria, Qui Corde fundís gratiam. Gloria a Ti Jesucristo, en cuyo pecho, palpita el Corazón que da la gracia. •
Antonio CAPONNETTO