Mujeres eran las de antes. La revista “Para tí”, España y América

La revista “Para ti”
es una publicación semanal dedicada enteramente a la belleza femenina:
tacos, maquillajes, vestidos y todas esas cosas de las cuales los
hombres, gracias a Dios, no entendemos nada.
En la década del
’40 la liberación de la mujer, el “empoderamiento” y la lucha contra el
“hetero-patriarcado” aún no existían, sin embargo, sus lectoras eran
consideradas lo suficientemente inteligentes como para no sólo consumir
vestidos à la mode, sino también leer artículos como el que presentamos abajo.
Porque mujeres eran las de antes.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
El Día de la Raza
Por Enrique de Gandía
El
12 de octubre de 1492 comienza en el mundo la historia universal. Antes
el hombre sólo vivía historias locales. Los imperios tenían sus
murallas y las culturas se desarrollaban independientes. Los contactos
espirituales eran insensibles o ponían frente a frente el filo de las
espadas. Después de Colón los hombres no conocieron barreras. El milagro
se debe a la obra de España. Esta gran obra, realmente asombrosa, fue
negada, durante un tiempo, por incomprensión de estudiosos e ignorancia
de políticos. El odio de las razas nos hizo concebir una historia falsa
de antipatías y de desprecios. Hubo épocas tristes en que se enseñaba en
las escuelas a detestar a España. Fue un tiempo vergonzoso de nuestra
escasa cultura. Hoy los eruditos americanos son los primeros en
reivindicar la conquista. Pocas acciones hubo en el mundo tan
calumniadas como la conquista de América. Los libros destinados a
denigrarla son cientos y cientos. Cuando pasamos sus páginas sentimos
lástima de sus autores. Información falsa, conceptos deformados,
consecuencias monstruosas. Da pena, repetimos, ver cómo hombres de
alguna instrucción, bien nacidos y bien intencionados, escribieron
tantas fantasías, tantas páginas espantosamente embusteras.
El
origen de estos errores –terribles errores- ha sido buscado en un
clérigo presbítero, llamado el Licenciado Bartolomé de las Casas, que
escribió una enorme y magnífica Historia de las Indias y una calumniosa
Relación en contra de los conquistadores. Las Casas consiguió, en 1519,
ser nombrado gobernador de Cumaná, en Venezuela, gracias a las
recomendaciones de un caballero flamenco llamado Mosior de Laxao. Este
clérigo aseguraba que todo lo hecho en tiempos de los Reyes Católicos,
en tierras de Indias, por disposición de sus consejeros, estaba mal
hecho y que los tales señorones habíanse aprovechado “de los sudores de
los indios”. Este clérigo andaba en torno a Carlos V, en Barcelona,
“dando memoriales y peticiones”. Los consejeros de los Reyes Católicos,
allí presentes, mostraron los libros, para su descargo, “e todo pareció
santo e bien proveído e al propósito de la buena conservación de la
tierra e estado destas partes e como convenía para la conversión de los
indios”. Carlos V quedó satisfecho y se tuvo por bien servido de los
consejeros que aquel clérigo culpaba.
Las
Casas, entonces, empezó a sostener que él no quería ir a América con
hombres san-grientos y codiciosos, “sino con muy pacífica e mansa gente
de labradores”. A todos ellos prometió hacerlos “nobles y caballeros de
espuelas doradas” con otras ventajas. Fernández de Oviedo relata que
muchas personas, muy sensatas, dijeron al rey que “aquel padre, deseoso
de mandar, ofrecía lo que no haría ni podía ser por la forma que él
decía e hablaba en tierra que él no sabía ni había visto ni puesto los
pies en ella e condenaron por liviandad todo lo que el clérigo
afirmaba”; pero la influencia del consejero flamenco, Laxao, le hizo dar
la gobernación de Cumaná.
Las Casas pasó, entonces, a Cumaná con muchos buenos labradores que se costearon sus viajes y quedaron arruinados. Llegaron
a una tierra en que otros españoles ya estaban combatiendo con los
indígenas y empezaron a esperar el cumplimiento de las promesas mirando
sus “cruces rojas, que en algo querían parecer a las que traen los
caballeros de la orden de Calatrava”.

Fernández
de Oviedo nos cuenta su historia. Como “no tenía bienes con que
pagarlo, creyó que “en oraciones e sacrificios, metiéndose fraile,
podría satisfacer en parte a los muertos y dejaría de contender con los
vivos”. Entró en la Orden de Santo Domingo y fue, de verdad, buen
religioso. “Dicen que él escribe por su pasatiempo –atestiguaba
Fernández de Oviedo- en estas cosas de Indias y en la calidad de los
indios y de los cristianos que por estas partes andan y viven y sería
bien que en su tiempo se mostrase, porque los que son testigos de vista
lo aprobasen o respondiesen por sí”.
Su
obra famosa, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, hizo
tanto daño a España, como todas las leyendas que, por otras razones,
empezaron a correr en Europa.
Las
Casas es el fundador de la leyenda negra americana. Otro hombre, un
poco más tarde, creó la leyenda negra europea. Se llamó Antonio Pérez y
actuó como secretario de Felipe II. En unos años fue, después del
emperador, el hombre más poderoso del mundo. Hubo un tiempo en que
llegó, casi, a pedir limosna. Su historia es bien conocida. La ambición
lo perdió. Hay un crimen de por medio, hay calumnias, hay misterio. El
hecho que trajo sobre Felipe II el odio de Europa se debe a uno de los
primeros ataques que llevó en España a la libertad. Antonio Pérez había
huido y se había refugiado en Zaragoza, amparado en las libertades que
disfrutaba Aragón. De acuerdo con esas libertades, ni Felipe II ni nadie
podía arrancar al hombre –fuese quien fuese, aun el último delincuente-
que se refugiase en los derechos de Aragón. Antonio Pérez lo hizo; pero
el rey más poderoso de la tierra, Felipe II, violó los derechos
seculares de Aragón y, por la fuerza, lo sacó de la cárcel. *
Fuente: Revista PARA TI, 9 de octubre de 1945, p 12.
