¿Crees en las brujas, Garay?,
Dije a mi viejo criado.
No, señor, porque es pecado.
Pero haberlas, sí las hay.
(Dicho popular español)
Ingenuamente creíamos que con la partida
de López Rega, la hora de los brujos había pasado en la Argentina. Pero
no, ahora a un ingeniero educado en el Cardenal Newman, egresado de la
UCA, exitoso (de verdad, no como la “abogada”) empresario se le ocurre
importar un “brujo” ecuatoriano para dirigir el país.
Se entiende que la pobre “Isabelita”
(quien sufrió una larga prisión por un ridículo chequecito, miserable,
un “vuelto” al lado de las cifras de corrupción que manejamos hoy día)
que de bailar en un cabaret centroamericano terminó en La Rosada,
tuviera necesidad de apoyarse en un brujo para intentar gobernar. Pero
que en pleno siglo XXI un gobierno integrado en su mayoría por eximios
egresados de universidades argentinas y extranjeras acate los consejos
de un brujo importado es increíble y nos expone al desprecio del mundo
civilizado.
Por si esto fuera poco, la marioneta de
este brujo titiritero es el Jefe de Gabinete. Pedante mequetrefe, de muy
buena familia, que dice y se desdice al compás de las ocurrencias del
brujo. Prácticamente no hay “metida de pata” en la que haya incurrido el
Gobierno que no fuera inspirada por esta dupla de excelentes marquetineros electorales
que nada tienen que ver con el pensamiento político que debe guiar a
los gobernantes en su tarea específica que es gobernar, no ganar
elecciones.
El Gabinete actual está formado por
jóvenes que aparentan ser “geniales”, cada cual en su disciplina, pero
que al parecer no han leído la Política de Aristóteles… y tampoco a
Maquiavelo. Quizás haya alguno con formación política, pero aún el que
tenga ADN de político y de economista no basta si el Presidente escucha
al brujo o, en el mejor de los casos, a los tecnócratas que nada saben
de política.
El
mal arranca en este Gobierno desde el principio: desde los globitos,
los bailes, la negación de la realidad recibida, la “revolución de la
alegría” y las promesas irrealizables. No se nos hubiera ocurrido que el
Presidente Macri pidiera “sangre, sudor y lágrimas” pero sí que
mostrara la “bomba” que recibió del Gobierno anterior. Ese era el
momento, el de su triunfo; pero el brujo determinó que había que dar un
mensaje optimista, es decir, mentiroso.
Otra determinación nefasta del brujo fue
permitir que Cristina se candidateara. Ahora tiene fueros y llegamos a
la insólita situación de que el contador de la banda esté preso y la
jefa libre.
Quizás porque el brujo es extranjero y
no conoce la realidad histórica argentina ha menospreciado el poder del
peronismo y su capacidad de unirse, de izquierda a derecha y de norte a
sur, cuando la ocasión lo amerita.
Ni hablemos de las últimas genialidades
del brujo que pensó tapar con cortinas de humo -el aborto y el Mundial-
la inflación y la degradación de la moneda. La primera, el aborto, abrió
muchas más grietas de las que ya había, grietas que se volvieron
heridas cubiertas de sal y vinagre, Con esta “estrategia” se rompieron
todos los partidos, en especial el gobernante, y se empeoró la relación
con la Iglesia Católica y con la mayoría de las confesiones religiosas.
Esta macabra cortina de humo también pudo haber sido impulsada por el
Fondo Monetario Internacional si nos atenemos a las conductas de esa
entidad con Polonia y Hungría que no aceptan que les impongan los
“nuevos paradigmas éticos” del mundialismo que, desde el tristemente
célebre Memorándum 200 de Henry Kissinger al principio de los ‘70,
procuran reducir la natalidad para que haya menos bocas que alimentar.
En
cuanto a la segunda cortina de humo, mucho menos tenebrosa que la
primera, el Mundial de Futbol, se disipó muy pronto y por milagro no fue
en la primera ronda. Nuestro Presidente sabe mucho de fútbol; no se
entiende que aceptara semejante cortina de humo ante la lamentable
situación de nuestro Seleccionado.
Entonces, ¿qué puede pasar a partir de
ahora? ¿Qué vuelva el peronismo con todos unidos en dulce montón hasta
llegar al poder para después, al día siguiente, empezar a los tiros y
volver a incendiar el país? ¿Seguirá el “espanto” haciéndole ganar
elecciones al macrismo? ¿Será posible que el Presidente escuche a los
pocos hombres políticos que ahora tiene a su alrededor (uno ya amenazó
con retirarse), que los técnicos hagan su trabajo de técnicos, que el
mequetrefe deje de ser “sus ojos y sus oídos” y el brujo -ya que no hay
una Inquisición que lo mande a la hoguera- sea devuelto a su terruño?
MARIS LILIA GENTA
MARIS LILIA GENTA