domingo, 22 de julio de 2018

Influencia judía en la Francmasonería - León de Poncins

miércoles, 18 de julio de 2018

Influencia judía en la Francmasonería - León de Poncins



     ¿Quién inspira, quién dirige a la Francmasonería? Muchos afirman sin titubear: la influencia judía. Porque la cuestión judía está indisolublemente ligada a la cuestión masónica. Actualmente, judíos y francmasones trabajan en colaboración para obtener el triunfo de la revolución universal. Muchos de los altos cargos masónicos están ocupados por judíos en todos los países[1].
     Existen logias exclusivamente judías, como las célebres de las Bnai-Brith, cuyo asiento está en Chicago.
     El espíritu judío domina a la Masonería y le imprime ese odio anticristiano; sin eso, difícilmente se explicaría su rigor. La Masonería sostiene y defiende en todas partes los intereses judíos. ¿Desde cuándo data esta alianza?
El Origen de la alianza de francmasones y judíos


     Existen dos teorías. Una de Gougenot des Mousseaux y de Copin Albancelli, que dice: Los judíos crearon en todas partes la Francmasonería para corromper a los pueblos de la civilización cristiana, y propagar, a cubierto de esta máscara, la revolución universal, que había de traer la dominación de Israel. Esta no es más que un instrumento y un medio en manos de los judíos.

     Para confirmar esta teoría, podemos citar el artículo del Dr. Isaac Wise publicado en la revista El Israelita, del 3 de agosto de 1866.

     La Masonería es una institución judía, cuya historia y cuyos deberes, contraseñas y explicaciones son judíos desde el principio hasta el fin, excepto un solo grado secundario y algunas palabras de la fórmula del juramento[2].

     La otra teoría, de Webster y de Wichtl, dice: "La Francmasonería era en principio una institución buena y sana; pero agitadores revolucionarios, principalmente judíos, aprovechando su organización secreta, se introdujeron poco a poco en ella. Corrompieron y desviaron su fin moralizador y filantrópico, llevando su acción a fines revolucionarios. Esto se prueba porque parte de ella conserva su primitiva finalidad, como sucede con la Francmasonería inglesa. Podemos citar lo que dijo el judío Bernardo Lazare en el Antisemitismo:

     ¿Cuáles fueron las relaciones de los judíos y de las sociedades secretas?

     Es difícil dilucidar esta cuestión, por falta de documentos de Incontrastable valor. Evidentemente, no dominaron en estas asociaciones, como pretenden los escritores que acabo de citar, ni fueron él alma, el Jefe, él Gran Maestre de la Masonería, como afirma Gougenot. Sin embargo, es evidente que no hubo más que judíos en la cuna de la Masonería, judíos cabalistas, como lo prueban ciertos ritos que se conservan; y muy probablemente, en los años que precedieron a la Revolución francesa entraron en mayor número todavía en los consejos de esta sociedad y fundaron sociedades secretas. Hubo judíos en torno de Weishaupt; y Martínez de Pascualís, un judío de origen portugués, organizó numerosos grupos de ilumlnistas en Francia y recluta muchos adeptos, que iniciaba en el dogma de la reintegración. Las logias Martinecistas fueron místicas; mientras las demás órdenes de la Masonería eran más bien racionalistas; asi, que se puede decir que las sociedades secretas representaron los dos lados del espíritu judío, o sea, el racionalismo práctico y el panteísmo, ese panteísmo que, siendo reflejo metafísico de la creencia en Dios uno, viene a parar en la teurgia cabalística. Fácilmente se demostraría la armonía de estas dos tendencias, la alianza de Cazotte, de Cagllostro, de Martínez, de Saint Martín, del conde de Saint Germaln y de Eckartshausen, con los enciclopedistas y los Jacobinos, y la manera con que llegaron al mismo resultado, a pesar de sus notables diferencias, es decir, al debilitamiento del Cristianismo. Esto, una vez más, servirla únicamente para probar que los judíos pudieron ser buenos agentes de las sociedades secretas porque las doctrinas de estas sociedades concordaban con sus propias doctrinas; pero esto no quiere decir que fueran los iniciadores.

     Podemos resumir los argumentos que aduce cada teoría, de este modo:

1.a Teoría

     Los occidentales, la civilización cristiana, hubiera sido incapaz de esta creación, pues la sociedad secreta es la manifestación de una mentalidad oriental y anticristiana; luego la perfección de la organización masónica prueba que sus fundadores tenían g r a n experiencia de las sociedades secretas. La universalidad de la Francmasonería, su duración, su estabilidad de fin, que explican si es una creación judía, que sirve a los intereses judíos, llegaría a ser incomprensible si tuviera origen cristiano.

     El fin mismo de la Francmasonería, destrucción de la civilización cristiana, descubre al judío, porque es el único que puede ganar en ello, pues siente profundo odio al Cristianismo. Los símbolos y ritos masónicos son puramente judíos.

     Teniendo en cuenta el estado actual de nuestros conocimientos, esta tesis es demasiado absoluta y no corresponde a los hechos.

2.a Teoría

     El principal argumento de sus partidarios, es que la Historia no presenta a los judíos en los comienzos de la Francmasonería; pues no aparecen sino hacia el primer tercio del siglo XIX, y en esa época no desempeñan aún un papel primordial[3] (76). E n todo caso, la cuestión tiene sobre todo un interés retrospectivo, y lo que nos importa es la situación actual: saber cómo hemos llegado a ella, es cosa secundaria. Y la situación no es dudosa.

     La Judío-Masonería está al frente del movimiento revolucionario, y para muchos la preponderancia y la influencia judía en la Francmasonería parece indiscutible. Resulta del razonamiento y de los hechos.


Demostración de la influencia judía

1.°—Por el razonamiento

     El principal argumento se resume brevemente en esto:

     La Francmasonería es una sociedad secreta. Está dirigida por una minoría internacional. Ha jurado un odio implacable al Cristianismo.

     Estos tres rasgos peculiares son los mismos que caracterizan a la Judaica, lo que prueba que los judíos son el elemento directivo de la logia.

     Sólo los judíos tienen interés en el cumplimiento de los fines masónicos.

     Estas sociedades del ocultismo no tienen otro fin serio que el de las asociaciones judaicas, de las que no son más que variantes con fisonomía cuasi cristiana; porque el pensamiento que los dirige es el mismo y lo sabíamos antes que un accidente hubiese puesto en claro la correspondencia de los Nubius y de los Piccolo-Tigre; porque toda su labor se limita y toda su actividad se aplica y emplea en la propaganda de los medios que produzcan el aniquilamiento de la doctrina de Cristo en la sociedad.

     En otros términos, el objeto único de sus esfuerzos es la realización del triunfo de las ideas judaicas proclamadas bajo el nombre de "principios modernos" por Israel mismo, y cuya consecuencia es la era mesiánica por la que claman[4] .

     Los judíos tienen igualmente por enemigos a los que atacan a la Masonería, como a los que atacan al Judaismo. Véase lo que sucedió al historiador inglés Webster a propósito de los protocolos[5].

     Arturo Preuss, en su obra Estudio sobre la Francmasonería americana, pág. 180, ha demostrado que la Francmasonería tomaba, en parte, su contenido filosófico de la cábala judía. Hay entre ambas estrechas afinidades, que se pueden resumir en estas dos citas del célebre Alberto Pike . •. :

     La Masonería se propone la investigación de la verdad, y ello hace que se remonte a la cábala. En este laberinto y confusión de cábala y filosofía, el iniciado encontrará la fuente de muchas doctrinas: llegará con el tiempo a comprender a los filósofos herméticos, a los alquimistas, a los pensadores de la Edad Media enemigos del Papa, Manuel Swedenborg[6] (79). Todas las verdaderas religiones dogmáticas 'han salido de la cábala y a ella vuelven; todo cuanto hay de científico y de grande en los sueños religiosos de todos los iluminados, como Jacobo Boéhme, Swedenborg, Saint Martin y otros, está tomado de la cábala; y todas las asociaciones masónicas le deben sus secretos y sus símbolos[7] (80).


2.°—Por los hechos

     Recordemos solamente dos hechos recientes: las revoluciones bolcheviques de Baviera y de Hungría. Los documentos publicados entonces fueron cogidos por el Gobierno húngaro en los archivos de las logias masónicas de Budapest. Como ya nos hemos ocupado de esto, no insistiremos. Más adelante veremos el papel de la Judío-Masonería en la revolución bolchevique de Baviera.

     Podemos afirmar con toda certeza que hay alianza estrecha entre los francmasones y los judíos, y aunque no tengamos una prueba material absoluta, difícil de tener en cuestión t a n obscura, hay un conjunto de hechos que demuestran la actual preponderancia judía en la Francmasonería.

     De todas formas, la verdadera fuerza dirigente de la F.•. M.•. no es inglesa, ni alemana, ni siquiera judía, porque su campo no son los cuerpos, sino los espíritus.

     Lo que más caracteriza al espíritu moderno es precisamente el principio de rebelión o de revolución, hijo natural del orgullo humano, pecado antiguo... La Francmasonería es la fiel depositaría, y diríamos la Iglesia, por excelencia, de este principio[8].

     No concederíamos importancia alguna a su actitud si se contentase con "hacer política"; entonces sería un grupo que se agitaría entre otros muchos y buscaría vivir en los tiempos difíciles[9].

     Mas la resistencia de la Francmasonería al tiempo, su mantenimiento perenne a través de centurias de años de vida agitada, es un fenómeno digno de notar en una obra que no quiera apoyarse en la piedra angular de la revelación divina. Tan largo pasado supone una doctrina estable y permanente, a pesar de las varias interpretaciones que le pudieron dar sus detentadores sucesivos[10] (83).

     Repitámoslo. Si esta secta se contentase con hacer política, se podría dejar a los partidos defenderse por sus propios medios; pero detrás de las actitudes, de las payasadas y de los banquetes, hay algo más terrible, algo que maneja los hilos de esa farándula[11].

     La Francmasonería habla de iniciativas, de espiritualidad, de misticismo, de religión, de manumisión. Entra, pues, al menos nominalmente, en el campo de la Metafísica. Ahora bien, el estudio interior de esta secta me ha demostrado que su fin principal es un singular trastrueque de los valores tradicionales que forman la piedra base de toda espiritualidad... Estoy persuadido de la existencia, no de un plan oculto, que esto sería inexacto, sino de la existencia de un pensamiento antitradicional, antiespiritual, anticristiano... Que este estado espiritual sea inconsciente, velado, imperceptible, yo soy el primero en declararlo; que pueda haber mucha buena fe, mucha buena voluntad, a veces hasta impresionante, conformes: pero esto no basta[12].

     Los francmasones representan, desde el punto de vista cristiano, el orgullo del hombre, el espíritu del mal, la rebelión contra Dios[13].

     Un mundo, una doctrina, un estado espiritual, una jerarquía, una Iglesia falsa es lo que debemos huir. Los peligros son grandes, la exposición temible, y la muerte espiritual, no es aquí una frase vana[14].

     La utopía del hombre que se baste a si mismo es una forma de egoísmo monstruosa, sobrehumana, y en verdad diabólica. Sería preciso que tal sugestión, en la forma colectiva y racional que adopta en nuestros días, fuese de origen suprahumano para que se la pudiese comprender. Aquí hay un profundo misterio de iniquidad, una rebelión espiritual terrible y violenta, que pocos conocen, pero cuya borrachera ha trastornado muchas cabezas[15].

     Ese espíritu que brotó del Renacimiento, es el que presidió la constitución de las logias por Anderson, hijo espiritual de los antitradicionalistas. Ese espíritu imperó en la sociedad podrida del siglo XVIII, y, dueño de las conciencias populares, provocó aquellas horrendas matanzas, aquel desencadenamiento de la bestia: la revolución de 1789. Multiforme, renaciendo como el fénix de sus propias cenizas, tapándose con mil disfraces, ha reinado como un soberano sobre la civilización occidental de entonces acá[16].


León de Poncins: “Las Fuerzas Secretas de la Revolución” – Ed. FAX – Madrid 1932. Págs 117-125.


Nacionalismo Católico San Juan Bautista



[1] Recordemos que durante el importantísimo período de la guerra, Nathan era Gran Maestre de la F.•. M .•. italiana, y Khon, Gran Maestre de la F.•. M.•. alemana, por no citar mas que estos dos nombres harto conocidos.

[2] Citado según Gregor Schwarts Bostunitch. Die Freimaurerei, 1928

[3] A los que interese esta cuestión, recomendamos los estudios de Copin Albanoelli, Desohamps, Gougenot, Webster, Jouin, Wiohtl, Findel, eto.

[4] GOTTGENOT DES MOUSSEAUX, Le Juif, le Judaisme et la Jwdaísation des peuples, pág. 341.

[5] N . H . WEBSTER, The world revolution, pâg, 305.

[6] A . PREUSS , Etude sur la Franc-Maçonnerie américaine, pâg. 180.

[7] Idem, pâg. 178

[8] J . MARQUES RIVIÈRE, LU trahison spirituelle de la F .•. M .•.

[9] J . MARQUES RIVIÈRE, LU trahison spirituelle de la F .•. M .•.

[10] G. MARTIN, Manuel d'histoire de la F .•. M .•., pâg. 281.

[11] J . MARQUÉS RIVIÈRE , op. cit., pág. 254.

[12] J . MARQUÉS RIVIÈRE , op. cit., pág. 253.

[13] USTAVH BORD, La F .•. M .•. en France.

[14] J . MARQUÉS RIVIÈRE , op. cit., pág. 252.

[15] J . MARQUÉS RIVIÈRE , op. cit., pág. 213.

[16] J . MARQUÉS RIVIÈRE , op. cit., pág. 103.