Sergio Szpolski: El preso k que falta
Fundó
un multimedios ultra kirchnerista financiado por el Estado. Lo dejó al
borde de la quiebra. Los lazos con el #Cuadernogate. Sus vínculos con
espías y los lazos con el actual Gobierno.
Por Rodis Recalt
Luego del receso de invierno en el Poder Judicial, los tribunales
federales se convirtieron en el foco de atención a partir de la causa de
los cuadernos de las coimas K. Pero, por debajo del radar de la opinión
pública, otros expedientes siguen moviéndose aunque la mirada no esté
puesta sobre ellos. En el fuero penal económico hay al menos seis causas
que involucran a empresas del extinto Grupo Veintitrés que dirigió el
empresario Sergio Szpolski hasta fines del mandato de Cristina Kirchner.
Durante la autodenominada “década ganada” hubo tres grandes
empresarios de medios ultrakirchneristas: Cristóbal López (Indalo),
Gerardo Ferreyra (Electroingeniería) y Sergio Szpolski (Grupo
Veintitrés). A diferencia de Szpolski, los dos primeros hoy están
detenidos. El primero por retención indebida de impuestos a los
combustibles y el segundo por haber facilitado bolsos con dinero para
Roberto Baratta, el secretario de confianza del ex ministro Julio De
Vido.
El Grupo Indalo, dueño de C5N y Radio 10, invirtió en medios
a partir de sus negocios petroleros; el grupo Electroingeniería, dueño
de 360 TV y Radio Del Plata, lo hizo financiado con sus negocios en la
obra pública. El Grupo Veintitrés, en cambio, fue a partir de la
publicidad oficial.
Según la información de Presidencia, el Grupo
Veintitrés recibió, solo en concepto de publicidad estatal, 936 millones
de pesos durante el período 2009-2015. Casi 1.000 millones. Pero para
entender la magnitud del dinero que giró el Gobierno K a los medios de
Szpolski habría que tomar el tipo de cambio en dólares al cierre de cada
semestre. Esta cuenta, en moneda estadounidense, da alrededor de 150
millones de dólares. Si se hiciese el cambio a 30 pesos (el valor del
dólar al cierre de esta edición), el total sería mucho más escandaloso:
4.500 millones de pesos.
Apenas arribado el macrismo a la Casa Rosada, Szpolski desmembró el
Grupo Veintitrés. Se podría decir que vendió las empresas, pero lo que
en verdad hizo fue otra cosa: cedió las compañías a cambio de que los
nuevos propietarios se hicieran cargo de todos los pasivos. De esa
manera logró surfear las crisis de esos medios, quedando todos los
problemas en manos de los nuevos propietarios. En el caso de CN23, El
Argentino y Vorterix, fueron a manos para Cristóbal López. Y Tiempo
Argentino y Radio América fueron vendidos a Mariano Martínez Rojas. Este
último fue acercado a Szpolski por Mariano Gold, sobrino de Gerardo
Werthein.
Estos movimientos accionarios tenían, entre otros objetivos, evitar
futuras causas judiciales, pero no fue así. Hoy Szpolski tiene seis
expedientes que lo tienen citado a declaración indagatoria para las
próximas semanas. En todos se investiga una posible apropiación indebida
de tributos y aportes de la seguridad social. A continuación, la
enumeración de las empresas demandandas y sus respectivos montos:
– Radiodifusora Buenos Aires SA (FM Rock and Pop): $ 8,5 millones.
– Balkbrug (Tiempo Argentino): $ 20 millones.
– Manfla (Infonews): $ 2,9 millones.
– Poligráfica Del Plata: $ 5,6 millones.
– Orleix SA: $ 1.250 millones.
– Desup (América): $ 1 millón.
– Balkbrug (Tiempo Argentino): $ 20 millones.
– Manfla (Infonews): $ 2,9 millones.
– Poligráfica Del Plata: $ 5,6 millones.
– Orleix SA: $ 1.250 millones.
– Desup (América): $ 1 millón.
Durante los primeros dos años y medio del gobierno de Mauricio Macri,
Sergio Szpolski gozó de una inmunidad judicial que es la envidia de sus
colegas empresarios K. En esos círculos se repite una pregunta: ¿quién
protege a Szpolski? ¿Cómo es posible que haya llegado hasta esta etapa
judicializada del país sin mayores contratiempos?
Escurridizo, inteligente y bien relacionado, Szpolski cultivó
relaciones políticas, empresariales, judiciales y diplomáticas que lo
convierten en un “pez gordo”, pero para responder la pregunta que se
hacen sus detractores habría que analizar su historia política y
empresaria.
Paso a paso. Los orígenes políticos de Szpolski se
remontan al radicalismo y a Enrique “Coti” Nosiglia, histórico dirigente
de quien Szpolski suele decir: “me salvó la vida”. “El Coti” aparece en
diferentes momentos de la vida de Szpolski ayudándolo o colaborando en
sus negocios. Uno de sus últimos aportes fue la sugerencia al otrora
empresario Matías Garfunkel para que se sume como inversor en el Grupo
Veintitrés. Aquel consejo del “Coti” fue una gran bocanada de aire para
Szpolski, pero un pésimo negocio para Garfunkel, quien se retiró del
emprendimiento en medio de una demanda contra su propio socio por
“estafa”. De ese expediente surgen aspectos interesantes que permiten
conocer el trasfondo de los verdaderos dueños del Grupo Veintitrés. Este
conglomerado de empresas estaba encabezado por dos sociedades holdings:
una llamada LPDM SA y la otra llamada Uluru Corp SA, las cuales deben
ser analizadas por separado para entender quiénes están detrás de ellas.
LPDM, dueña del 50%, es la más fácil: sus socios eran Sergio Szpolski,
Manuel Menéndez y Roberto Flores. Al primero lo conocen todos, pero
¿quienes son los otros dos? Menéndez nació en España y migró a la
Argentina invitado por su sobrino, el ex auditor general de la Nación en
tiempos K, Javier Fernández, sindicado como operador judicial.
Menéndez, quien falleció en enero de este año, asentó su domicilio
fiscal en Andonaegui 2138, el mismo lugar donde Roberto Baratta, el
secretario de confianza de De Vido, llevaba bolsos con dinero, según los
cuadernos del chofer Centeno. ¿Era el asturiano Menéndez el socio de
Szpolski? A este español no se le conocen antecedentes en medios de
comunicación en España, pero la declaración jurada de Javier Fernández
ante la Oficina Anticorrupción puede ayudar a entender: entre los años
2012 y 2015 le hizo préstamos a empresas del Grupo Veintitrés. El último
ascendió a cerca de 13 millones de pesos y fue con la empresa Aruchel
SA, propietaria del inmueble de FM Rock And Pop, de la calle Conde 935.
Fernández además tenía una gravitación importante sobre el grupo. Les
consiguió empleo a periodistas e incluso visitaba las oficinas del
Manuela Sáenz 323 en Puerto Madero. Hay testigos de aquellos encuentros.
A fines del 2015, el patrimonio total de Javier Fernández ascendía a
33 millones de pesos. Al año siguiente, los bienes del funcionario
público se desplomaron hasta los 7 millones. Llamativa pérdida de
capital.
La inclusión de Javier Fernández en los cuadernos de Centeno es uno
de los temas ineludibles en los pasillos de Comodoro Py. Todo abogado,
juez o fiscal lo comenta. Es que su gravitación durante el kirchnerismo
fue tan fuerte que su caída en desgracia llama la atención. Pero lo que
más llamó la atención fue el escrito que presentó Fernández en la causa
de los cuadernos donde se refirió al ex espía Antonio Stiuso. Allí
afirmó que es llamativo cómo se quiere quitar de la escena a Stiuso,
cuando fue nombrado por el juez Norberto Oyarbide y cuando en los
cuadernos figuraba un tal “’J’ de Inteligencia” en referencia a Javier,
cuando en realidad sería “Jaime” Stiuso. El escrito tiene momentos
disparatados como cuando escribe que Stiuso es amigo del juez Claudio
Bonadio y del fiscal Carlos Stornelli, cuando en realidad Stiuso y
Bonadio se detestan desde que el juez fue denunciado por el espía en la
causa AMIA. Stornelli por su parte no es amigo de Stiuso, sino de
Fernando Pocino, el enemigo interno de “Jaime” en la SIDE. Quienes
conocen a Stiuso sostienen dos cosas: 1) el agente está distanciado de
Javier Fernández y se rompió una sociedad que funcionó a la perfección
durante el kirchenerismo, y 2) eso solo pudo ser escrito con el visto
bueno del agente. En materia de Inteligencia, todo puede ser.
El otro socio en esta empresa es Roberto Flores, una persona que
ingresó al mundo Szpolski en el 2003, cuando el empresario invirtió en
la discográfica Tower Records. Flores trabajaba ahí. Este empleado
discográfico también pasó, en muy pocos años, de ser empleado a
accionista de un grupo de medios. ¿Es testaferro? ¿De quién? Los
correveidiles se los adjudican por un lado al propio Szpolski y por el
otro a Darío Richarte, el ex segundo de la SIDE delarruista, quien
además le vendió al empresario de medios dos camionetas Jeep Cherokee,
de las cuales hoy todavía conserva una. Todavía nadie pudo asegurarle a
NOTICIAS quién está detrás de Flores. Un misterio.
Desde su creación y hasta diciembre del 2014, el ex subsecretario de
Inteligencia Richarte fue abogado del Grupo Veintitrés. Cuando visitaba
el canal CN23, en especial durante la época que defendía a Amado Boudou
en el caso Ciccone, se desplegaba un ostentoso servicio de catering para
el abogado del grupo. Los trabajadores del canal solían celebrar las
visitas de Richarte.
Socia. La dueña del otro 50% del Grupo 23 es una
jubilada de 72 años que vive en Flores, en un departamento de la calle
Fernández Moreno. Se llama Emma Della Croce y desde fines del 2012 y
hasta mayo del 2016 fue la copropietaria del grupo de medios más
beneficiado por la publicidad oficial del gobierno de Cristina Kirchner.
NOTICIAS se acercó hasta el domicilio de la socia de Szpolski para
consultarla por su empresa. La señora no quiso bajar de su departamento,
pero respondió por el portero eléctrico.
Noticias: Estoy haciendo una nota sobre Sergio Szpolski.
Emma Della Croce: Yo no conozco a nadie con ese nombre.
Noticias: Estoy buscando a Emma Norma Della Croce.
Della Croce: Sí, soy yo, pero no conozco a nadie con ese nombre.
Noticias: Pasa que usted figura como dueña de algunas empresas.
Della Croce: No, pero eso fue una cosa del pasado.
Della Croce: No, pero eso fue una cosa del pasado.
De inmediato, Della Croce dice que por temas de seguridad no abrirá la puerta del periodista y corta el portero.
Esta mujer es una de las demandadas por Matías Garfunkel porque la
decisión de vender las empresas del grupo también se tomó desde Uluru
Corp.
Uluru Corp es una empresa compuesta por dos empresas más. Es como una
mamushka. El 70% de Uluru es propiedad de Inversiones en Medios y
Entretenimiento, de la cual Della Crocce es la presidenta. Nadie se
quiere hacer cargo de esta empresa. El otro 30% pertence a Dolkar Way,
la empresa de Matías Garfunkel.
Quién está detrás de esta humilde jubilada es un misterio, pero los
documentos judiciales pueden ayudar a tener una aproximación. El 17 de
mayo del 2016 se celebró una asamblea de accionistas de Uluru Corp donde
se apersonó Della Croce acompañada por un prestigioso y muy costoso
abogado especialista en sociedades comerciales, Jorge Grispo, conocido
por haber realizado en el pasado los concursos preventivos de Canal 9,
cuando era propiedad de Daniel Hadad, y de Tower Records, la empresa que
compró Szpolski entre otros empresarios en el 2003. Consultado por
NOTICIAS, Grispo afirmó que la señora Della Croce lo contrató “solo por
ese tema societario”. Afirmó no saber nada más sobre ella. Otro letrado
que forma parte del prestigioso equipo de abogados de la señora Della
Croce es Gabriel Presa, un ex empleado de la SIDE en tiempos de De la
Rúa. Durante el juicio por las coimas en el Senado, Presa era parte del
equipo de abogados que defendía al ex secretario de Inteligencia
Fernando De Santibáñez. Presa era parte del estudio Richarte-Pirota -el
de Darío Richarte, el ex subjefe de la SIDE y abogado de Szpolski-,
según consignan las crónicas de esa época. En aquella asamblea del 2016,
Della Croce aceptó renunciar a su cargo de presidenta de la sociedad.
En ese acto también “decidió renunciar al cobro de los honorarios”.
Cuando volvió a tomar la palabra, Grispo le agradeció “por el gesto que
tuvo con la sociedad”. No se entendió si se refería a la negativa a
cobrar los honorarios o a todo su rol en general.
En una audiencia judicial que se realizó por pedido del propio
Szpolski en el expediente que lo enfrentaba con Garfunkel, su abogado
Diego Álvarez Bognar tuvo un desliz atendible. Mientras argumentaba las
razones por las cuales Garfunkel debería ser apartado del rol de
querellante, el camarista Juan Cicciaro le hizo una pregunta.
Cicciaro: ¿Pero usted a quién representa?
Álvarez Bognar: Al accionista.
Cicciaro: ¿Qué accionista?
Álvarez Bognar: Sergio Szpolski.
Cicciaro: ¿Accionista de dónde?
Álvarez Bognar: De Inversiones en Medios y Entretenimientos SA.
¿Este desliz del abogado de Szpolski reveló quién es el verdadero
dueño de Uluru Corp? Cerca de Szpolski dicen que es solo una
argumentación de abogados como estrategia para intentar ganar la
discusión en el expediente. Peligroso método.
Servicios. Los lazos de Szpolski no se terminan en
el kirchnerismo. En la administración de Cambiemos también tiene lazos
que velan por su buena salud. El principal es “El Coti” Nosiglia, quien
tiene llegada directa al presidente Mauricio Macri y al ministro de
Justicia Germán Garavano. Otro amigo es el ex gerente financiero del
Grupo Veintitrés, Juan José Gallea, quien hoy está a cargo de la
Dirección de Administración de Gestión Económica y Financiera de la
Agencia Federal de Inteligencia (AFI), la nueva SIDE. Gallea es amigo
del operador macrista Daniel “El Tano” Angelici y llega a ese cargo
recomendado por el propio presidente de Boca, quien al cierre de esta
nota paseaba por Barcelona tras presenciar el amistoso entre el club
xeneixe y el equipo de Messi. Además del “Tano”, Gallea también es amigo
y socio de Darío Richarte, vicepresidente del club Boca Juniors.
Szpolski creció tan rápido que en un momento creyó que pertenecía al
establishment. Llegó al punto de instalar sus oficinas en Puerto Madero,
en el mismo edificio que el primo de Macri, Angelo Calcaterra, y el
financista de los Kirchner, Ernesto Clarens.
Hasta ahora, Szpolski sigue siendo el único empresario que no fue alcanzado por la fiebre judicial que avanza en causas contra hombres de negocios y ex funcionarios. Sigue yendo al gimnasio a practicar boxeo y busca nuevos negocios. Tuvo un breve paso por una empresa de seguridad israelí vinculada a la Mossad, pero la abandonó rápido. Hoy disfruta sus tardes en el lobby del hotel The Brick en la calle Posadas, donde suele tener reuniones y donde tal vez surja su próximo proyecto.
Hasta ahora, Szpolski sigue siendo el único empresario que no fue alcanzado por la fiebre judicial que avanza en causas contra hombres de negocios y ex funcionarios. Sigue yendo al gimnasio a practicar boxeo y busca nuevos negocios. Tuvo un breve paso por una empresa de seguridad israelí vinculada a la Mossad, pero la abandonó rápido. Hoy disfruta sus tardes en el lobby del hotel The Brick en la calle Posadas, donde suele tener reuniones y donde tal vez surja su próximo proyecto.