Explotó una bomba en el gallinero y las ratas se golpean en su afán de escapar
11:15 – (Por Rubén Lasagno)
– Tal vez porque se conocía a sí mismo y el “modelo” inventado para
consumir al país, el propio Néstor Kirchner aconsejaba en su momento “no investigar tanto porque podés encontrarte con vos mismo”.
Gran verdad la del máximo exponente de la corrupción argentina y sus
alrededores, junto a su viuda y los herederos de “el modelo”.
Todo
se aceleró con los cuadernos de Centeno, pero la pudrición política
databa de mucho tiempo antes. Los cuadernos fueron el pus que afloró
bajo la piel enferma de corrupción y marginalidad. Fue el epílogo, la
manifestación fáctica de tanta fiebre padecida por nuestro país y
particularmente por la sociedad durante 12 años y muchos más. Lo cierto
es que a partir de allí, una verdadera bomba estalló en medio de las
gallinas rápidas de mano y flojas de carácter, cuya onda expansiva no
solo desplumó a muchos, sino que obligó a las ratas a golpearse para
salir corriendo y no recibir el impacto de la misma mugre que ellos
produjeron en la década afanada.
Ex funcionarios, jueces y
empresarios aparecen tan flojos y culposos, tan cobardes y presumidos,
que no advirtieron todavía lo que les está pasando. Todo el mundo los
tiene medido, los miran y simbólicamente los escupen. Dan asco. Son la
peor basura de la democracia, en la cual se cagaron durante más de una
década, vendiéndole humo a quienes, desgraciadamente, creyeron en ellos
desde un principio o aquellos que vivieron de su corrupción, comiendo
las migajas caídas de la mesa del poder.
>Los
empresarios son una faceta patética de esta película. Intocables como
se creían, impunes y pretendidamente “honestos” y “sostenedores” de la
Argentina somnolienta, drogada, impávida que anestesiaban mientras nos
robaban el futuro, haciéndonos creer que “ellos eran el futuro”, se
doblan como el mimbre; lloran como niñas asustadas y hasta uno de estos
ladrones llamado Juan Carlos Lascurain, le mandó a pegar a los
periodistas ante la impotencia de verse descubierto.
Este
“respetable empresario”, un ladrón más del establishment K, le debe a
la sociedad 50 millones de pesos, que recibió de manos de Atanasio Pérez
Osuna y Juan Carlos De Goycochea, como adelanto por trabajos que nunca
realizó su empresa “Fainser SA” por una adjudicación trucha para hacer
una ruta en Río Turbio, denuncia que OPI publicó en el año 2016 y hoy es
una causa abierta donde está involucrada la hija de Alicia Kirchner,
Romina Mercado, la apoderada legal de Fainser y quien recibió el manos
el cheque de la corrupción K.
Nervioso, preocupado e histérico,
lucía el “respetable empresario”, al salir de Comodoro Py donde le hacen
precio a estas lacras, como a la otra ex Presidente de Isolux Corsán,
quien llorando como una mariquita le pedía a Bonadío ser declarado
“colaborador arrepentido”.
Ayer el super corrupto ex juez
Oyarbide, la antítesis de la justicia; el articulador del mayor robo a
la esperanza de un país mejor, porque se llevó la justicia bajo el
brazo; el mismo que cerró la causas más insólitas de corrupción
kirchnerista, lucía desolado, lloroso y temblando, mientras pedía
protección y recordaba cuando los kirchneristas “le apretaban el cogote” para que falle a favor de Néstor y Cristina.
Por
esas horas también apareció el “luminoso” Abal Medina, un hombre
típicamente K, con un pasado construido a base de un relato donde los
delitos de su padre fueron ensalzados como actos heroicos y por
supuesto, dentro del esquema del relato se ganó un lugar especial al
lado de Cristina como Ministro y sin duda, habiendo heredado los mismos
genes de la corrupción política, la mentira y la simulación de su padre,
formó parte de la década afanada… y afanó.
Pero también como los
K, no pudo aguantar la colitis que le produjo escalar los peldaños de
Comodoro Py y casi como al pasar, reconoció que las campañas políticas
de su jefa se nutrían de fondos en negro. Como asumiendo “naturalmente”
que eso no es tan malo y si pasó, pasó… y a otra cosa. “Siempre entendí
que los aportes de privados eran voluntarios”, dijo con cara de boludo,
como si alguien le fuera a creer a esta gallina desesperada y cobarde, a
quien se le derrumbó el castillo de naipes de volver a reinventarse
para el 2019.
Impresentable, otro más que muere de vergüenza ante
el archivo de los últimos meses en los cuales se lo ve negando lo que
ahora acepta y mira desolado y con miedo a lo que le vendrá en el futuro
y fundamentalmente, cómo se le va a arruinar el medio de vida que lo ha
enriquecido en la última década: la política.
Y tras cartón apareció otra gallina desplumada por la misma onda expansiva: Aníbal Fernández, el inimputable. “Si
Abal Medina reconoce haber recibido dinero en negro para la campaña,
inexorablemente se confiesa autor del delito de lavado de dinero, a poco
que utilizó esos ingresos en la campaña“, dijo y cualquiera lo
miraría y no podría contener la risa. ¡Justo él se asusta de su
sucesor!. Hombre involucrado en cuanto delito incurrió el kirchnerismo
en el poder, desde la efedrina hasta las coimas, el Renar, el tráfico de
influencia, el contrabando y vaya a saber cuánto más.
Y así
desfilaron los intocables de otros tiempos como Calcaterra, Wagner,
Roggio, Pescarmona y otros. Todos vivos, todos chorros. Todos con el
mismo discurso: “nos apretaban para poner palta en las campañas
políticas”, como si regalar dinero en negro en una Argentina devastada
por las coimas, los robos, los sobreprecios y el soborno fuera un mal
menor y no aplicara para ir preso. Vergüenza debería darles a los
vividores de la década pasada, llorar hoy pidiendo clemencia, cuando
ellos no la tuvieron con el país y los 40 millones de argentinos.
La hipocresía de algunos periodistas y conductores de televisión cuando dicen “no puedo alegrarme de que alguien vaya preso…”,
es de una magnitud increíble. Yo si me alegro que vayan presos y me
duele cuando entran a Comodoro Py, les permiten “declarar con un
escrito” y se van a su casa, o cuando se hacen los arrepentidos y
colaboradores, para facilitarle al juez la tarea de devolverlos a la
calle. Todos, sin excepción, ex funcionarios, empresarios y jueces
merecen el peor castigo social y judicial por el mal que nos hicieron.
Si no están presos, al menos sentir el repudio de la gente y que su
familia se avergüence de usufructuar la buena vida que viven gracias a
los delitos cometidos por el padre.
Nunca me sentiré mejor, que
cuando vea a cada ladrón de estos tras las rejas. Solo esta depuración
nos hará libres. Pero el cambio debe venir de abajo. Esta bomba que
estalló en el gallinero K, nos permite visualizar a cada uno y en el
2019 cuando leamos minuciosamente la lista de cada candidato, podremos
aplicar el correctivo adecuado si rompemos cualquier boleta donde alguno
de los impresentables de la década afanada, aparezca colado y reseteado
de los males de su pasado, para seguir viviendo de todos nosotros.
Personajes
oscuros como Randazo, Felipe Solá, Capitanich, Aníbal o Alberto
Fernández, Abal Medina, Rossi, Felner, Scioli, Heller, Bosio, Recalde,
Inzaurralde, Máximo, solo por nombrar algunos, volverán a asomar a la
luz pública tratando de no hacer memoria. Ellos pueden hacerse los
estúpidos, los que no debemos caer en la trampa somos los ciudadanos de
bien quienes tenemos la llave para expulsarlos definitivamente de
nuestra realidad, pensando en un país mejor. (Agencia OPI Santa Cruz)