VICTORIAS Y DERROTAS:
SEGUNDA PARTE
Por ANTONIO CAPONNETTO
El pasado 9 de agosto; esto es el día mismo durante cuya madrugada el
Senado terminó rechazando el proyecto legal del aborto, escribí una nota
titulada: 8 de Agosto: Sobre victorias y derrotas. Circuló como se
estila hoy, por las redes sociales, y quien desee puede leerla íntegra
en estos sitios:
http://www.ncsanjuanbautista.com.ar/2018/08/sobre-victorias-y-derrotas-antonio.html
; o http://elblogdecabildo.blogspot.com/
La nota,claro,
recibió como siempre, un puñado nutrido y amical de adhesiones, las
legítimas y múltiples indiferencias, puesto que nadie está obligado a
acusar recibo; y hasta ahora ningún rechazo explícito, entendiendo por
tal al que procediera de alguien que,con nombre y apellido,y a la par
nombrándome, me presentara razones opuestas a las que esgrimo.
Pero
dado que aparecieron a posteriori –en la misma red de las que nos
valemos todos,claro- una serie de comentarios que pueden guardar y
guardan vinculación con mi postura, deseo hacer públicas algunas
reflexiones:
1)Me llama la atención gratamente que
personas reacias por lo general a lo que tradicionalmente se ha llamado
militancia patriótica o católica y nacionalista; seamos más claros,
personas que sostienen desde la inexistencia y/o la muerte de la Nación
Argentina, hasta la convicción –de honesto y necesario cuño
apocalíptico- de que ha cesado el tiempo de las naciones, y de que es
vana toda tarea restauracionista, se sientan ahora vigorizadas –tras lo
sucedio el 8 de agosto- y prontas a dar motivos de festejo, de esperanza
y de lucha por nuestra tierra.
Me llama la atención gratamente,
reitero. Pero no vendría nada mal que esas personas, no digo yo que
entonaran un mea culpa, pues sería desproporcionado;pero bien podrían
tener alguna palabra de amable reconocimiento a quienes en soledad y
contracorriente hemos sostenido que la patria existe, que tiene su
origen y que no ha muerto y que es una obligación luchar por ella. Aún, o
por lo mismo,que estamos viviendo tiempos claramente parusíacos, como
personalmente lo presiento.
Lo curioso es que, a la ausencia de
palabras amables, le siguieron otras inocultamente llenas de desprecio
cuando no de tirria. Enigmas de la conducta humana.Los que durante
décadas predicamos la esperanza e intentamos mantener vivos el fuego del
vivac en la patria (así decía el editorial del primer número de
Cabildo),hemos pasado a ser acédicos y pesimistas. Los que se ríeron de
ese fuego, se apartaron con vergüenza y lo
dejaron consumir con
absoluta displicencia, resultan ahora animadores de un brote nuevo,
nacido al parecer a la vera del Congreso.
2)En mi nota
arriba precitada –y que invito a leer para no repetirme- claramente digo
que no me alisto entre los agroicos o aguafiestas (lo digo en estos
términos) y enuncio los visibles cuanto nobles motivos por los cuales se
puede hablar de una victoria, y además celebrarla austeramente; sin
mengua de señalar también, y con énfasis,las causas y los efectos de lo
que juzgo una trágica derrota. Va de suyo que por esto he titulado a la
nota “Victorias y Derrotas”.
No he salido a escupir ningún
asado; todo lo contrario. Pero tampoco he incurrido en las desmesuras de
aquellos que –de pronto, súbitamente y tras años de considerar
anacrónica cualquier postura épica o de deber cristiano de la lucha,
para citar uno de mis libros- ahora hablan con naturalidad de la batalla
librada, del combate ganado el 8 de Agosto y de la lid que se viene
para sostener este triunfo. Imprevistamente, el vilipendiado lenguaje
castrense o los tropos tenidos por hiperbólicos, barrocos y desusados de
la retórica nacionalista, han cobrado vida en los que hasta ayer nomás
miraban con recelo este talante.
Se sabe que el aborto es
política de Estado desde antes de la votación senatorial, y con
empecinada furia después. Se sabe que de pluriformes modos se lo está
promoviendo en la sociedad,al socaire de la revolución cultural
fríamente ejecutada por este gobierno, prolongando la del anterior.Se
sabe que a lo sumo se consiguió una tregua o un paréntesis. Se sabe
asimismo que es de un fariseísmo que clama al cielo que Rodríguez
Larreta –defensor de putísimas causas- simule consagrar la ciudad a los
Corazones de Jesús y de María y que la Señora Chau Tabú Vidal pose con
un pañuelo celeste. Hipocresías de ratas de albañal que en mejores
tiempos debieron ser castigadas con toda la vara del rigor. No obstante,
nos piden que veamos señales divinas en esos gestos, so pena de
convertirnos en acédicos. Yo pensé que el 8 de Agosto –como en otras
ocasiones- había estado humildemente en la Plaza de Congreso,
acompañando a mis amigos en el rechazo al aborto. Recién al día
siguiente me enteré que no; que había estado en Las Navas de Tolosa,
Covadonga, Azincourt y hasta en Armagedón.
3)Estoy
pronto, como siempre,a dar gracias a Dios y a su Santísima Madre, por
las gracias que puedan derramar sobre este suelo yermo y desangelado.
Estoy pronto a constatar con júbilo los muchos rezos de tantas almas
buenas, y a sumarme a ellos, como de hecho me he sumado sin
estridencias. Estoy pronto,al fin, a repetir una vez más aquello tan
veraz cuanto hermoso del poeta Vocos: “yo sé que en todas partes hay
semillas, de tus claros varones aguardando, surcos de gestación en
maravillas”. Pero así como es muy malo no saber sobrenaturalizar la
realidad,es simétricamente muy malo sobrenaturalizarla cuando no
corresponde, prescindiendo de las causas segundas; y hasta puede
constituir, sin que lo busquemos, un modo de pecar contra el segundo
mandamiento. No busquemos un milagro donde hay
explicaciones naturales. No neguemos el milagro cuando sólo él explique un hecho.
Circulan
mensajes diciendo, verbigracia, que los 38 senadores que se opusieron
al aborto, deben ser analogados con los 38 cm que mide la imagen
venerable de Nuestra Señora de Luján. Circulan a la par mensajes de la
Virgen de Medjugorje dirigidos a los defensores de la vida. Circulan
versos piadosos llamando valientes cristianos a los congresales
impugnadores de la ley. Todos ellos encabezados por el judío Alperovich
–perseguidor como pocos de la Fe Católica y Mariana- y seguidos por una
recua en la cual, los solos nombres de Adolfo Rodríguez Saa y Carlos
Menem, bastan y sobran para retratar la obscenidad del grupo.
4)
Nadie sin embargo empardó al Padre José Antonio Marcone, para quien (en
un artículo fechado el 10 de agosto, en el que me cita, acusándome de
injusto, ignorante y pesimista, pero sin la frontalidad de nombrarme y
tras una lectura inequívocamente sesgada de mi nota anterior), lo que
sucedió fue que “La Argentina se le plantó al Anticristo y lo venció”,
definitivamente además; aportando,entre otras, dos pruebas irrefutables
de cuanto sostiene.
Una de esas pruebas es que la votación,“el
triunfo final, se haya dado cerca de las 3 de la madrugada, que es la
hora de satanás”. Otra que “Silvina García Larraburu, barilochense,
haciendo mención a la nieve que había en la cordillera, haya anunciado
que votaba en contra del aborto el día domingo 5 de agosto, fiesta de
Nuestra Señora de las Nieves, patrona de Bariloche”.
Todo lo
cual no pasaría de una candorosa exageración de cuño fideísta sino
mediara, primero, el pequeño detalle de que la votación fue a las 2.44, y
puestos a hacer numerologías antojadizas, resulta la cifra clave en el
budismo porque representa la cantidad de fieles que esa secta roñosa
tiene en China, y a la que adscribe el mismísimo Muricio. Y segundo, si
no se supiera el prontuario de la susodicha García Larraburu, militante
feminista del llamado “Colectivo Viva nos Queremos”, firmante del
putimonio, defensora del satanista Maldonado y de los mapuches,
kirchnerista de estricta observancia y enrolada en el estropicio
ideológico de los curas villeros.
Su justificación del voto
contrario al aborto fue una de las más grotescas, explícitamente fundada
en una mera pulseada de internismos partidocráticos. Pero sí es cierto
–concedamos- que la fémina está vinculada al universo níveo y
celliscoso; no precisamente por la advocación mariana, sino porque en
1986 salió elegida Reina de la Nieve.
Mas para el Padre Marcone
ninguno de estos detalles cobra relieve. Aplastamos al Anticristo -nos
dice- de manera “perdurable”, con “el pueblo” volcado “a las calles”,
porque somos “el país del Papa”. El golpe que le dimos “nadie se lo
puede quitar ni tampoco nadie se lo puede cambiar”.
¡Era tan
fácil vencer a la Bestia y no nos dimos cuenta antes! Bastaba con
disponer de los sufragios de Alperovich, Menem, Reuteman, Cobos, el
Adolfo y otros claros varones de Castilla. Todo era cuestión de un nuevo
17 de
Octubre, pero Celeste.Ya está. Ganamos. Ahora a disfrutar del Milenio. Indudablemente el síndrome Lilita Carrió es contagioso.
Pero
la realidad es que hoy, 15 de Agosto, mientras redactamos estas
cartillas,sale la noticia oficial de que el Gobierno, mediante la ANMAT
(Autoridad Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología), autoriza
para todo el país el uso en los hospitales públicos del misoprostol,
droga abortiva como se sabe. La criminal disposición es la nº 6726/18
del pasado 2 de julio. Pero esperaron hasta hoy, Fiesta de la Asunción
de María Santísima, para darla a conocer y ponerla en vigencia. Parece
que la Bestia se recompuso rápido del golpe mortal y perdurable, y que
el Papa,en su país,no sabe lo que está pasando y sigue sin hablar.
¡Hombre bravo el Bergoglio!
Hay un sinfín de explicaciones
políticas para desentrañar este fenómeno, puramente eventual,
potencialmente fluctuante y seguramente tornadizo que sucedió el 8 de
Agosto. Atribuirlo a una intervención celeste y acusarnos de impíos o de
pesimistas si lo ponemos en duda,es subestimar nuestra inteligencia,
insultar nuestra fe, sustituir la hermenéutica por la superstición; pero
más grave aún: es rebajar y abaratar el valor de lo sobrenatural en la
historia humana. Es simplificar y puerilizar la economía de la
salvación.
La lucha está en nuestro ánimo, cada alborada, y ni
siquiera se cierra por las noches. Con el Romance de la Constancia,
podemos repetir: “Mis arreos son las armas/ mi descanso el pelear,mi
cama los duras peñas,mi dormir siempre velar”. Gracias a Dios no
necesitamos ningún incentivo particular para abandonar la gresca. Pero
tampoco nos ayudan los triunfos ficcionales que nos dan por
ganadores,como si el Apocalipsis fuera un partido de fútbol.
5)Aceptar
debatir lo indebatible. Sentar el precedente de que mañana se puede
consensuarlo todo, incluyendo la existencia de Dios. Considerar
interlocutores válidos a los miembros crapulosos y corruptos del Poder
Legislativo. Legitimar el secuestro ideológico de la ciudadanía, durante
largos meses, por parte del Poder Ejecutivo,diestro en corrupciones y
en mentiras. Rendir examen de educación democrática delante de los
congresales, mansamente, sin enrostrales su ilegitimidad de origen y de
ejercicio. Permitir la homologación agraviante del expositor probo con
la prostituta o el invertido. Someter la verdad inconcusa al voto de las
mayorías. Acabar reconociendo que la ley presentada es inviable,no
debido a su maldad per se, sino sólo por siete votos de diferencia y
hasta que dentro de siete meses pueda modificarse, es un conjunto de
hechos que, sumados a otros, prueban de manera inequívoca el perjuicio
substancial que significa cohonestar el sistema, convalidarlo y
refrendarlo. Como bien a dicho el Padre Diego de Jesús, se trataba de
abortar el debate, no de debatir el aborto. Se optó por lo primero;
ahora aténganse a las consecuencias. Cuando vuelva a debatirse y los
votos apunten para el lado contrario, quienes aceptaron las reglas de
juego del Régimen tendrán que bajar la cabeza.
6) No es
un error oponerse al sistema cuando el mismo prueba tener un alto grado
de perversión intrínseca. Es una obligación moral.Inadvertirlo conlleva
el riesgo de tener anestesiada la conciencia por la confusión o vivir
una moral de situación.El imperativo evangélico de hablar a tiempo y a
destiempo, oportuna e inoportunamente, no ha sido enunciado para
justificar que entremos a un burdel a discutir si la fornicación es
pecado o virtud. Ha sido y es un mandato para que destruyamos el burdel,
de palabra o de hecho, según se pueda o corresponda.
No tener
reparos en exhibir las rectas razones en el ámbito que fuera, es un
hermoso y digno precepto que entra en vigencia cuando nos conducen de
prepo frente a esos ámbitos, o somos forzados a tener que mantenernos
fieles y firmes ante el peligro de que por eso mismo seamos vulnerados o
muertos. Ser arrojados a los leones en el Coliseo, real o
simbólicamente hablando, y no tener reparos en confesar a Cristo y no
sacrificar a los ídolos, será siempre un acto encomiable,heroico y
santo.
Hacer fila en cambio para hablar civilizadamente en el
Coliseo, junto con los verdugos de los cristianos, en paridad de
condiciones con las fieras, los payasos,los panes y el circo, es
ludibrio. Sino algo peor aún. Lo hemos advertido muchas veces: cuidado
con los católicos libeláticos. Los que quieren tener el salvoconducto de
cumplir con los requisitos del Enemigo para poder vivir tranquilos. Los
que temen figurar en la lista de los infractores a la corrección
política. Los que no se atreven a patear el tablero o a cortar el nudo
gordiano. No digo yo que todos estén llamados a esta conducta, pero lo
menos que pueden hacer es respetar a quienes la adoptan y padecen las
consecuencias. Pero aquí hace rato que se viene invirtiendo la carga
probatoria:los villanos somos los que no sacrificamos. Los cuerdos y
respetables aquellos que aceptan las reglas de un sistema inicuo. Todo
esto –y no es lo único- es demasiado moderno y revolucionario, como para
que quienen lo menean sigan convencidos de que son los adalides de la
Tradición. Estoy generalizando, se entiende.
7)Si los
llamados Pro Vida deseaban hacer llegar sus muchas y válidas e
importantísimas razones de toda índole –que de hecho esgrimieron
haciéndose merecedores de la mayor gratitud- tenían un sinfín de
alternativas, dados los medios de los que hoy se disponen.Pero no tenían
ninguna necesidad de ir al Congreso. Precisamente porque es el areópago
que no les garantizó la menor escucha. Les garantizó lo contrario. Una
enorme cantidad de bancas vacías, politiqueros que se retiraban
ofuscados a la primera disonancia con sus opiniones aborteras,
maleducados que cotorreaban insolentemente mientras se exponían
académicos discursos, grotescos corrillos de charlatanes ostentando
menosprecios hacia los oradores; y ya en el colmo de la ordinariez, una
pensada cantidad de gestos desaprobatorios lindantes con la indecencia.
No solamente el Congreso no fue el areópago que les garantizó la
mínima escucha, si no que fue, como pocas veces en su triste historia,
aquello que Ricardo Curutchet denominara con un término llamado a ser
ineludible: pipirijaina: conjunto de aves de corral. Emblemático resulta
el caso del
llamado Padre Pepe, quien a pesar de correrlos por
izquierda para captar la atención de la progresía, acabó repudiado y
desoído con visibles muecas grotescas del parte de la menguada
concurrencia. El debate recíprocamente receptivo con el que soñaron los
estúpidos obispos, no existió.
8)No tengo un registro de
los senadores que se opusieron al aborto citando profusamente las
exposiciones pro vida, como se ha dicho. Insisto en que,si estaban
interesados en la argumentación providista, la misma podrían haberla
obtenido en las centenares y centenares de publicaciones o de
exposiciones que ese sector ha brindado con ciencia y ahínco admirables
desde hace muchos años; sin necesidad de hacerse presente en el maldito
recinto para jugar el juego macabro de votar la vida o la muerte por
mayoría simple. En mis tres volúmenes críticos de la democracia he
escrito lo suficiente sobre la cooperación formal y material,directa o
indirecta con el mal. Permítaseme entonces eximirme ahora de hacerlo, y
de remitir con simpleza a aquellas páginas. Pero permítaseme a la vez
llamar la atención sobre este olvidado punto:no se puede cooperar con el
mal.
Escuché cuanto pude a los senadores y a los expositores
providistas, entre estos algunos apreciados conocidos. En el modo,
ninguno fue capaz de desplegar una oratoria deslumbrante, que concitara
siquiera una atención estética; y no hay reproche sino retrato de una
carencia que debería ser superada. En el contenido, nadie pero nadie se
atrevió a quebrar el límite infranqueable. ¿Cuál es ese escalón que no
se puede subir, pues entonces nos quedamos sin escalera, sin piso, sin
techo y sin vida? Pues lo que no se puede es,nada más y nada menos, que
desenmascarar públicamente la causa eficiente de este genocidio: el
Judaísmo y la Masonería. Y lo que no se puede, recíprocamente, es decir
que el que aborta comete un pecado mortal y se va al infierno de cabeza.
Algunos audaces llegan a mentar el Banco Mundial, el F.M.I, el
Nuevo Orden Internacional, las Multinacionales,etc. Pues está muy bien.
Aplausos para ellos. Pero si alguien –como el insidioso hebreo Ernesto
Tenembaum- los acorrala diciendo que tales afirmaciones le suenan a la
tesis conspirativa judaica, rápidamente niegan tal posibilidad. Los más
valientes la niegan y punto. El grueso se apresura a blanquearse
utilizando de inmediato cualquiera de las ridículas variantes de la
reductio ad Hitlerum. No sea cosa que lo tomen por un nacionalista
encubierto.
Adolfo Rubinstein, por caso, actual Ministro de
Salud, no sólo es abortero, mentiroso y mercader de la muerte –a través
de sus vinculaciones con la Comisión Guttmacher Lancet- sino miembro del
mismo clan del tristemente famoso Simón Rubinstein, uno de los patrones
de la siniestra Zwi Migdal, la mayor organización de trata de blancas
que conoció la Argentina. A ningún expositor se le ocurrió interpelarlo
para pedirle que aclarara su posición al respecto.
9)El
llamado movimiento providista tiene muchos méritos que nunca negamos; y
tiene muchos yerros conceptuales y hasta riesgos estratégicos
que,
con honestidad y sin tapujos, siempre hemos señalado. Tiene asimismo
algunos promotores nativos y extranjeros vinculados a ciertas
organizaciones, de las cuales, lo que se sabe no tranquiliza demasiado y
lo que razonablemente se conjetura ennegrece aún el horizonte.
Sin
embargo, lo mejor y por lejos que tiene este movimiento providista, es
la gente común y silvestre que se siente convocada a las marchas o a
otras acciones similares. Gente gloriosamente simple de todas las
condiciones que no quiere, sencillamente, que le roben el sentido común.
Le han robado todo de muchos modos y muchas veces. Pero que le digan
que lo que una mujer lleva en la panza no es un ser humano, y que lo que
lleva necesita para ser causado y criado de un papá y una mamá, pues
éso no está dipuesto a que se lo rapiñen.
Lo vamos a decir de
nuevo:lo mejor que tiene el movimiento providista no es el pueblo en la
calle, en expresión que remeda la demagogia populista. Es la buena gente
en las casas, en los hogares, en los mil sitios en que Dios los asigna
para el trajín cotidiano, y que reacciona públicamente en defensa del
Orden. No son “la plebe maldita que no conoce la ley”(Juan 7,49). Son
los multiplicados rostros de Cireneos, Verónicas, Magdalenas,Zaqueos,
Nicodemos o Hemorroisas. Benditos sean ellos.
Esa gente merece
algo mejor que terminar afiliados a un partido político provida. Esa
gente merece un destino más alto que el de electorado, un porvenir más
limpio que el de votantes partidocráticos. No se repita el error ya
repetido ad nauseam. El quehacer político del católico existe, y es un
deber y un desafío y una misión impostergable. Lo hemos explicado y
analizado en centenares de ocasiones, durante largos años; mediante
libros, pláticas u otros medios análogos.
No está vinculado a la
democracia ese legítimo e impostergable quehacer, ni necesariamente a
la conquista del poder. Está vinculado al servicio al Bien Común
Completo. Un servicio activo, perseverante, apostólico, apologético,
nunca callado ante la necesaria protesta, nunca caído o ausente frente a
la necesaria manifestación pública. Un servicio posible y necesario a
traves de ese entramado de instituciones naturales que todavía perviven.
10)No somos Polonia ni Hungría, países cuyos procesos
políticos se nos invita a emular con liviandad, como si las
condiciones, las circunstancias, las ocasiones, los requisitos y los
personajes, las historias pasadas o remotas y los presentes intrincados
fueran lo mismo para ellos que para nosotros. No somos Polonia ni
Hungría,cuyos regímenes políticos actuales merecen ser estudiados,
valorados y considerados pero no necesariamente tenidos como nortes
posibles o apropiados a nuestra realidad.
En política suele
pagarse algo caro el querer exportar -sin más- modelos revolucionarios o
contrarrevolucionarios. Pueden servir y sirven de inspiración y de
espejos, por supuesto. Pero nadie se acuesta argentino y amanece tomando
mate con San Esteban o yendo a misa celebrada por el Cardenal
Wyszynski. He aquí precisamente un defecto que es hijo del concepto
moderno
de la Nación, que con razón molesta a ciertos ambientes. Concepto que
precisamente por no compartir nos vuelve realistas ante nuestras propias
posibilidades políticas.
El realismo no es creer que la
democracia argentina del siglo XXI va a engendrar, si nos metemos nomás
en ella, un Oliveira Salazar, un Monseñor Tiso, un Viktor Orban o un
Andrzej Duda. El realismo es saber qué se puede hacer aquí y a hora, a
pesar de la perversa democracia, para cooperar al bien común completo,
que es la causa final de la política. El realismo tampoco es encontrar
un salvoconducto moral para el maquiavelismo, sino el modo de
proporcionar los medios legítimos para alcanzar un objeto acorde.
El
realismo,al fin,no es justificar la inserción en el sistema –de la que
no se saldrá regularmente indemne sino cómplice activo de su corrupción
connatural e ingénita- para darle después a la sociedad leyes pro vida.
Es realista el que a la pregunta por el qué hacer se responde con De
Maistre: lo contrario de la Revolución. Si pensamos que París bien vale
una misa, entonces no nos quejemos de Bergoglio. Si hay alguien ante
nuestros ojos que ejecuta este programa siniestro es él;
significativamente ausente a la cabeza de este combate pro vida, y el
primero a la hora de respaldar a los más desembozados corruptos de la
partidocracia local.
Tampoco nos sirve el ejemplo del buenazo de
Lorenzo Fontana, actual Ministro de Discapacitados y Familia, hombre de
un ideario católico y tradicionalista probado, y de una vida privada
acorde con sus principios. Apenas se le vino encima el mundo entero por
sus declaraciones y propósitos explícitamente católicos, el
Vicepresidente y Ministro del Interior, Matteo Salvini –que teóricamente
milita con él en la misma Liga- lo desautorizó diciendo “Fontana es
libre de tener sus ideas, pero no son priorides y no están en el
contrato del gobierno”.
Aunque nos rectificamos: sí nos sirve el
ejemplo de Fontana. Esto es lo que les pasa, entre nosotros, a aquellos
originales que quieren probar, como si nunca se hubiera hecho en
política, la táctica del entrismo o del foquismo. Esto es lo que les
pasa, en el mejor de los casos. Que como el pobre Fontana queden
pedaleando en el vacío, para su gloria. En el común de los casos acaban
travestidos, convalidando el mal, cobrando buenos sueldos y
vanagloriándose despues, entre los conmilitones, que bajo su gestión se
colocó una estampita de San Cupertino en la salita de espera de su
despacho.
ENVÍO
Están muy enfermos moral y
psíquicamemte; muy mal de la testa y del cuore; muy patógenos de mente y
de espíritu, muy estropeados del alma e infectados del magín, los
miembros activos de ese conjunto de escribientes anónimos que creen
insultarme o fastidiarme porque me dicen poeta,
contemplativo,conferencista entre amigos,escritor para doscientas
personas, inmovilista, principista y anciano. No saben la condecoración
que me ofrecen.
Están locos de remate –y suele ser el fruto de la
emasculación seguida de envidia por el mal de ausencia- los que se
creen descubridores del Mediterráneo, de la pólvora y de la
rueda. Todo lo hallan ya inventado. Como lo hallamos nosotros. La
diferencia está en que ellos pecan de resentimiento, de rencor,de
cobardía y de soberbia. Como el tragicómico “Menem lo hizo”, ellos lo
hicieron todo; y todo lo conocen en profundidad y hondura. A veces nos
perdonan la vida y nos explican cómo funciona el mundo. Las más nos
agravian.
Nosotros –uso el plural de la generación a la que
pertenezco- anhelamos ser agradecidos y observantes con los maestros que
nos permitieron conocer la Verdad. Y servirla, como lo prometimos e
intentamos desde nuestra distante juventud, con el mejor honor que
podamos hasta el final de nuestros días o de la Historia