El
primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, ordenó destruir un
depósito de armas del Hezbollah en Beirut con un arma nueva que dejó
más de 100 muertos y unos 5 000 heridos en la capital libanesa,
provocando además enormes daños materiales, este martes 4 de agosto.
Esta vez será difícil que Netanyahu pueda ocultar su responsabilidad
personal y la del Estado israelí.
Red Voltaire |
Damasco (Siria) |
El 27 de septiembre de 2018, ante la Asamblea General de la ONU, el primer ministro israelí, Benyanim Netanyahu, mostró una foto del lugar atacado el 4 de agosto de 2020, designándolo como un depósito de armas del Hezbollah.
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Se ignora en qué consiste la nueva arma utilizada. Pero sí se sabe que Israel ya la había sometido a ensayos, desde enero de 2020, en suelo sirio (ver el video al final de este trabajo). Se trata de un misil dotado de un componente nuclear táctico cuya explosión provoca el “hongo” característico de las explosiones nucleares. Por supuesto, no se trata de una “bomba atómica” en el sentido estratégico.
- Ensayo realizado por Israel en suelo sirio hace 7 meses.
Inmediatamente después del ataque, Israel activó sus contactos en los medios de difusión internacionales para esconder su crimen y propagar la versión de la explosión accidental de un gran cargamento de fertilizante nitrogenado. Como tantas veces ha sucedido, se designan falsos culpables y la maquinaria mediática internacional repite incansablemente la mentira, cuando aún no se ha realizado ningún tipo de investigación.
Sin embargo, las imágenes muestran que la segunda explosión produjo un “hongo” similar al de una explosión atómica, imagen totalmente incompatible con la tesis de la explosión de un cargamento de fertilizante nitrogenado.
- El “hongo” provocado por la explosión de Beirut no tiene nada que ver con lo que puede verse en una explosión de tipo convencional.
El Tribunal de las Naciones Unidas para el Líbano, que debía dar a conocer un veredicto sobre el asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri, perpetrado en 2005, decidió posponerlo por varios días. Hoy estamos viendo algo muy similar al atentado que costó la vida a Rafic Hariri. En 2005, la explosión de un vehículo automotor sirvió para disimular el uso de un misil, verdadero causante de la enorme destrucción que mató al ex primer ministro libanés. Esta vez, la primera explosión que se vio en el puerto de Beirut disimuló el impacto del misil armado con la nueva arma que causó la segunda y enorme deflagración.
Es importante resaltar que en 2005 aquel asesinato fue cometido contra un ex primer ministro sunnita y que ahora, en 2020, el ataque del 4 de agosto apunta no sólo contra el Hezbollah chiita sino contra todo el conjunto de la resistencia libanesa.
Esta vez varias embajadas recogieron muestras en el lugar de los hechos, fundamentalmente de los granos almacenados en el silo situado junto al lugar de las explosiones y de los filtros de aire de las ambulancias que llegaron de inmediato para prestar ayuda. Esas muestras ya están siendo analizadas en diferentes países.