El combate cristiano (San Agustín) - Capítulo 2
"...por las malas costumbres, por la malicia, la soberbia y la impiedad, se hace uno, como el diablo"
Modo de vencer al diablo
2.
Pero muchos dicen: ¿Cómo podemos vencer al diablo si no le vemos?
Tenemos ya un Maestro que se ha dignado mostrarnos cómo se vencen los
enemigos invisibles. Pues de Él dice el Apóstol: se desnudó de la carne y sirvió de modelo a principados y potestades, al triunfar confiadamente de ellos en sí mismo 6.
Vencemos las potestades hostiles invisibles cuando vencemos las
apetencias invisibles. Y por eso, cuando vencemos en nosotros la codicia
de los bienes temporales, necesariamente vencemos en nosotros al que
reina en el hombre por esa codicia. Pues, cuando se le dijo al diablo: comerás tierra, se le dijo al pecador: eres tierra y tierra te volverás 7.
Así, el pecador fue dado como alimento al diablo. No seamos tierra si
no queremos ser devorados por la serpiente. Pues, así como lo que
comemos se convierte en nuestro cuerpo, y el mismo alimento se hace
aquello mismo que somos por el cuerpo, así también, por las malas
costumbres, por la malicia, la soberbia y la impiedad, se hace uno, como
el diablo, esto es, igual a él, y se somete a él, como nuestro cuerpo
nos está sometido. Y esto es lo que significa ser devorados por la
serpiente. Así pues, todo el que tema aquel fuego que está preparado
para el diablo y sus ángeles 8, trabaje para triunfar de aquél en sí mismo. Pues
a los que nos combaten desde fuera, los vencemos desde dentro cuando
vencemos las concupiscencias por las que ellos nos dominan. Porque
únicamente a los que encuentran iguales que ellos, los llevan consigo al
suplicio.