lunes, 24 de agosto de 2020

FALSO PERFECCIONAMIENTO DE LA DOCTRINA CRISTIANA

LA GRAN Y PERSISTENTE HEREJÍA DE MAHOMA (Hilaire Belloc) - Parte 6

 FALSO PERFECCIONAMIENTO DE LA DOCTRINA CRISTIANA
Todas las grandes herejías – excepto esta del mahometanismo – parecen pasar por las mismas fases. Primero surgen con gran violencia y se ponen de moda; lo hacen insistiendo en forma exagerada sobre alguna de las grandes doctrinas católicas; y porque las grandes doctrinas católicas combinadas forman la única filosofía completa y satisfactoria conocida por la humanidad, cada doctrina está íntimamente relacionada con un atractivo especial. Así, el arrianismo insistió en la unidad de Dios, combinada con la majestad y el poder creador de Nuestro Señor. Al mismo tiempo apeló a las mentes imperfectas porque trató de racionalizar un misterio. El calvinismo a su vez tuvo un gran éxito porque insistió en otra doctrina principal, la de la omnipotencia y omnisciencia de Dios. 

Sacó a todo el resto fuera de proporción y se equivocó violentamente con la predestinación; pero tuvo sus momentos de triunfo cuando pareció que conquistaría a toda nuestra civilización – algo que hubiera conseguido si los franceses no lo hubieran combatido en su gran guerra religiosa conquistando sus adherentes sobre ese suelo de la Galia que siempre ha sido el campo de batalla y el banco de pruebas de las ideas europeas. Después de esta primera fase, cuando las herejías están con su vigor inicial y se extienden como un incendio de persona a persona, sobreviene una segunda fase de declinación que dura, aparentemente (de acuerdo a alguna oscura regla) , cerca de unas cinco o seis generaciones: digamos un par de siglos o poco más. Los adherentes a la herejía se vuelven menos numerosos y menos convencidos hasta que finalmente sólo una reducida cantidad puede ser llamada plena y fielmente seguidora del movimiento original. A esto le sigue la tercera fase, cuando la herejía desaparece por completo como dogma: ya nadie cree en la doctrina, o bien queda siendo creyente solamente una fracción tan minúscula que ya no cuenta. Pero los factores sociales y morales de la herejía permanecen y pueden seguir teniendo efectos poderosos por generaciones adicionales. Lo vemos en el caso del calvinismo en la actualidad. El calvinismo engendró al movimiento puritano y de él surgió como consecuencia necesaria el aislamiento del alma, el retroceso de la acción social corporativa, la competencia irrestricta, la codicia y por último el establecimiento pleno de lo que llamamos “capitalismo industrial” a raíz del cual nuestra civilización se halla en peligro por el descontento de una amplia mayoría indigente frente a sus escasos amos plutocráticos. Ya no queda nadie, excepto quizás un puñado de personas en Escocia, que realmente cree en las doctrinas que Calvino enseñó; pero el espíritu del calvinismo sigue siendo muy fuerte en los países que originalmente infectara y sus frutos sociales permanecen. Ahora bien, en el caso del Islam nada de esto sucedió, excepto la primera fase. No hubo segunda fase o gradual declinación en la cantidad y en la convicción de sus seguidores. Por el contrario, el Islam creció en fuerza adquiriendo más y más territorios, convirtiendo a más y más seguidores, hasta que se estableció como una civilización bastante separada y llegó a ser algo tan parecido a una nueva religión que la mayoría de las personas olvidó que en su origen había sido una herejía. El Islam creció no sólo en la cantidad y en la convicción de sus seguidores, sino en territorio y en poder político y militar real hasta cerca del Siglo XVIII. Menos de 100 años antes de la guerra por la independencia norteamericana un ejército mahometano estaba amenazando con invadir y destruir la civilización cristiana y lo hubiera conseguido si el rey católico de Polonia no hubiera destruido a ese ejército en las afueras de Viena. Desde entonces el poder militar del mahometanismo ha declinado, pero no ha declinado en forma apreciable ni la cantidad ni la convicción de sus seguidores y, en cuanto a los territorios que anexó, a pesar de que perdió lugares en los que había gobernado sobre mayorías de súbditos cristianos, ganó nuevos adherentes – en cierta medida en Asia y mayormente en África. De hecho, en el África continúa expandiéndose entre las poblaciones negroides y dicha expansión representa un importante problema futuro para los gobiernos europeos que se han dividido el África entre ellos. Y existe una cuestión adicional en conexión con este poder del Islam. El Islam es, aparentemente, inconvertible. Los esfuerzos misioneros llevados a cabo por grandes Ordenes católicas que durante casi 400 años se han ocupado de tratar de convertir a los mahometanos al cristianismo han fallado por completo en todas partes. En algunas partes hemos expulsado al amo mahometano y liberado a sus súbditos cristianos del control mahometano, pero difícilmente hemos logrado efecto alguno en materia de convertir a mahometanos individuales, excepto quizás una pequeña cantidad en el Sur de España hace 500 años atrás; y aún ello fue más bien un ejemplo de cambio político que de cambio religioso. Ahora bien, ¿cómo se explica todo esto? ¿Por qué, de entre todas las herejías, sólo el Islam ha de exhibir esta continua vitalidad? Quienes simpatizan con el mahometanismo, y más aún aquellos que son realmente mahometanos, lo explican proclamando que es la mejor y más humana de las religiones, la mejor adaptada a la humanidad y la más atractiva. Por extraño que parezca, existe cierta cantidad de personas altamente educadas, caballeros europeos, que de hecho se han unido al Islam; esto es: que se han convertido personalmente al mahometanismo. Yo mismo he conocido y he hablado con algo así como media docena de ellos en varias partes del mundo y existe una cantidad muchísimo mayor de personas similares, europeos bien instruidos, quienes habiendo perdido la fe en el catolicismo o en alguna forma de protestantismo en la que fueron educados, sienten simpatía por el esquema social mahometano a pesar de que no se unen a él ni profesan una fe en su religión. Constantemente nos encontramos con personas de esta clase entre quienes han viajado por el Este. Estas personas dan siempre la misma respuesta: el Islam es indestructible porque está fundado sobre la simplicidad y la justicia. Ha mantenido aquellas doctrinas cristianas que son evidentemente verdaderas y que apelan al sentido común de millones de seres y se ha desembarazado de la clerecía, los misterios, los sacramentos y todo el resto. Proclama y practica la igualdad humana. Ama la justicia y prohíbe la usura. Produce una sociedad en la cual las personas son más felices y perciben su propia dignidad más que en cualquier otra. Ésa es su fuerza y esto es por qué sigue convirtiendo personas, perdura, y quizás volverá a tener poder en un futuro cercano. Ahora bien, no creo que esa explicación sea la verdadera. Toda herejía habla en esos términos. Toda herejía dirá que ha purificado la corrupción de las doctrinas cristianas y que, en general, no ha hecho más que bien a la humanidad satisfaciendo el alma humana y así sucesivamente. Y sin embargo, todas excepto el mahometanismo se han desvanecido. ¿Por qué? A fin de hallar la respuesta al problema tenemos que subrayar en qué difiere la trayectoria del Islam de todas las demás grandes herejías y cuando hayamos destacado eso creo que tendremos la clave de la verdad.