El Combate Cristiano (San Agustín) - Capítulo 3
¿Cómo viven los demonios en el cielo, si son príncipes de las tinieblas?
3. El Apóstol recuerda que combate, dentro de sí, contra los poderes exteriores. Dice así:
No
peleamos contra la carne y la sangre, sino contra los príncipes y
potestades de este mundo y los gobernadores de estas tinieblas, contra
los malvados espíritus que habitan en el cielo 9.
Con
el término "cielo" se designa el aire, en el que se forman los vientos y
las nubes, las borrascas y torbellinos, como atestigua la Escritura en
muchos pasajes: y tronó desde el cielo el Señor 10, y las aves del cielo 11, y los pájaros del cielo 12,
pues es manifiesto que la aves vuelan en el aire. Nosotros mismos
tenemos la costumbre de llamar cielo al aire, y, así, cuando preguntamos
si hace sereno o nuboso, unas veces decimos: ¿Cómo está el aire?, y
otras: ¿Cómo está el cielo? Digo esto para que nadie piense que los
demonios habitan donde Dios colocó el sol, la luna y las estrellas. A
estos demonios malos el Apóstol los llamó espirituales porque en las
divinas Escrituras se llama también espíritus a los ángeles malos. Y se
dice que son gobernadores de estas tinieblas, porque llama tinieblas a
los pecadores, a quienes los demonios dominan. Por eso, en otro lugar
dice: en otro tiempo fuisteis tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor 13,
pues los que eran pecadores ya habían sido justificados. No pensemos,
pues, que el diablo y sus ángeles habitan en el sumo cielo, de donde
creemos que cayeron.