jueves, 3 de abril de 2014

EL DEBER DEL RECUERDO

diario castellanos
Rafaela. Pcia de Santa Fe
Editorial.- 03/04/2014

EL DEBER DEL RECUERDO
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La coherencia es necesaria para gobernar, para relacionarse, para reclamar lo que consideramos nuestro.
Lo otro es el absurdo, el dadaísmo histriónico, la eterna charada en temas y con personajes que no solamente no lo admiten sino que con razón nos tratan de delirantes si lo hacemos.
Se cumple un nuevo aniversario de Malvinas. Curiosamente los esfuerzos, los pedidos papales, las solicitudes de la presidente al Papa, las sostenidas declamaciones de Timerman en cualquier foro, todo ha sido tirado por la borda al apoyar la anexión de Crimea a la Santa Madre Rusia que rige el Zar Putín I. ¿Por qué? ¡Quién lo sabe! La realidad es que frente al descalabro de nuestras relaciones exteriores, lo único que ha obrado a favor nuestro ha sido Vaca Muerta. No es delirio, tiene una explicación. Un petrolero del Mar del Norte podría ignorar todo sobre Argentina, no saber siquiera cuál es su capital, pero a no dudar tendrá una clara idea de Vaca Muerta. La magnitud de Vaca Muerta es seductora para toda la industria del petróleo, incluso la rusa, ergo, las empresas que disponen tecnología para extracciones complejas y podrían encarar las de Malvinas, no lo harán por temor a perder la oportunidad de vender servicios a la Argentina en ese monumental yacimiento.
Vaca Muerta, una masa de esquistos bituminosos a explotar mediante la técnica del fracking, fractura hidráulica o estimulación hidráulica, puede proveer cantidades de hidrocarburos por decenas de años, no sólo a la Argentina, al mundo.
Malvinas es una causa importante para la Argentina, pero más allá de lo anímico, de lo sentimental, su recuperación no importa un negocio cuantioso.
No es un lugar seductor para Lázaros emprendedores, o Cristóbales negociantes y tampoco seduce a nadie para poner hoteles. El clima hostil, el paisaje humilde, bajo su manto de neblina y lluvia, las hace más olvidables de que memorables más allá de cualquier marcha.
La explotación de hidrocarburos en Malvinas sería tanto más difícil para nosotros que para el Reino Unido aunque mañana, graciosamente, nos las devolvieran. En tren de ser sinceros, nadie en su sano juicio cambiaría la Vaca Muerta por las islas irredentas.
Menos la cruza de dadaístas políticos y revolucionarios plutócratas que nos gobierna en contradicción permanente.
Esta estética dadaísta que niega la razón, el sentido común, la edificación de lo consciente, aliada al gesto, a la provocación, al escándalo, ha optado. Ya no necesita de los ex combatientes, tan llevados y traídos. Negados primero por el gobierno militar en derrota, luego por la desmalvinización de Alfonsín, y a los que más tarde éste gobierno trató de diluir sumándoles aquellos no habían combatido, tergiversando la historia "iluminados por el fuego…" Alguno se preguntará hoy por qué tuvieron que morir y sufrir aquellos soldados de 1982 si todo parece ser una cuestión de intereses. Algo muy difícil de responder si el lector ha perdido el concepto de Patria.
Para quienes Patria sigue siendo una palabra a escribir con letras versales, la oración por la sangre derramada no es un acto de respeto, es un deber.
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