La señora de paja – Por José Benegas
La
falacia del hombre de paja es la preferida de la señora que se está
despidiendo, con ese afán que tiene de humillar, que vaya uno a saber de
dónde vendrá. Consiste en llevar la posición de sus oponentes a
términos absurdos que le permitan refutarla y además despreciarla.
En ese ejercicio ratifica en su cabecita que es una “genia”, pero por
supuesto necesita rodearse de un público alquilado que le festeje sus
estupideces. El espectáculo es sombrío, pero está tan habilitado por la
consideración pública y el silencio que corre pocos riesgos de enterarse
de hasta que punto hace el ridículo.
Antes de ayer inauguró unos vagones, con los que trata de seguir en
línea con el delirio de un país con tren bala, cuando su sistema
económico consiste en la descapitalización de la infraestructura
establecida en los noventa que tanto odia y su resultado son personas
muertas que ella desprecia. En ese acto contó que fue a buscar la tapa
de Clarín del día en que los ferrocarriles cerraban, a ver qué les
encontraba. Su argumento es los trenes estaban mal por el mercado,
cuando llegó el estado fueron una maravilla. Lo que prueba lo primero es
que Menem era malo, lo que no tiene que demostrar a su vez porque sus
interlocutores lo asumen. Lo segundo se comprueba con esos vagones
comprados, de los que no informó el precio, que van a circular por las
mismas vías obsoletas en las que descarrilan todos los días ¿Los muertos
de Once? Pues ni figuran en su relato.
Pero la falacia del hombre de paja vino con la “demostración” de que los
que hablan de inseguridad hablan pavadas, según ella. En Clarín
encontró que se había abatido a un criminal que había matado a un
guardia cárcel. Entonces llegó a su conclusión: ¿vieron que los hechos
criminales no empezaron hace dos años?
Es decir, la gente que se está quejando porque la matan para
quitarle al auto o la cartera en realidad esta sosteniendo que la
inseguridad empezó hace dos años (ellos están hace once) y ella es tan
piola que encontró la prueba de que no es así, hurgando en la tapa de
Clarín. Como ella todos los concurrentes festejaron el hallazgo que
demostraba la idiotez de todos menos ellos.
La misma falacia utiliza cuando habla, siguiendo al zaffaronismo penal,
de una supuesta argumentación que usan los que se quejan que no es tal.
Es más, es una argumentación del propio oficialismo. Esto es que los
delincuentes son los pobres. Nos dicen que la inseguridad es la venganza
por la pobreza, la venganza privada que ellos habilitan mientras se
quejan de linchamientos. Pero la señora utiliza una argumentación tonta
que le pertenece a ella, para ponerla en boca de quienes no quieren ser
asesinados, les atribuye odiar a los pobres y entonces sale ella su
millonario collar a espetarles un clasismo que los demás nunca han
esgrimido. Lo mismo hacen los supuestos eruditos académicos que pasearon
por la televisión en tiempos de linchamientos. Según ellos todo el que
quiera parar a los criminales, odia a los jóvenes pobres y para esa
tontería tienen la respuesta.
Entre tanta paja, el espectáculo de la locura sin refutación es el peor de lo síntomas a futuro.
Fuente : http://josebenegas.com/