¿Seguirá Monsanto con una planta en Argentina a pesar de un permiso expirado?
El Ministerio de Medio Ambiente
de Argentina tiene que consultar con la Fiscalía del Estado un permiso
expirado de la empresa Monsanto. Este corresponde a la construcción de
una planta de transgénicos en la provincia de Córdoba.
Estas son las explicaciones que han
recibido los asambleistas de Córdoba que llevan protestando siete meses
contra el proyecto de la instalación de la planta. En un encuentro con
la delegación ministerial, los inconformes vecinos exigieron
explicaciones sobre las licencias vencidas de la trasnacional en Córdoba
y cuestionaron la autorización a Monsanto para construir su filial en
un lugar donde, según la ley, no se permiten actividades contaminantes.
Por otra parte, en la misma provincia
argentina de Córdoba, las zonas rurales ven como el desmonte de bosques
para el monocultivo de transgénicos despoja a sus habitantes de un sitio
para vivir dignamente, condenándolos a la marginalidad. El productor
rural Adrián Actis creció en Villa del Rosario, un pequeño pueblo del
interior de la Argentina, y de allí fue desalojado hace un año. “Nos
tiraron todo ahí donde se ve el agua. Todas las pertenencias, las pocas
pertenencias que nos dejaron, nos las tiraron literalmente donde se ve
el agua ahí en la banquina”, cuenta.
Los casos como el de Adrián se
multiplican en cada paraje rural de la provincia de Córdoba, una de las
más afectadas del país por la práctica del desmonte. El motivo: la
inescrupulosa búsqueda de grandes productores de la rentabilidad del
monocultivo. La estrategia es siempre la misma. “Sacar a las personas
que estaban con derecho sobre el lugar e hicieron desmontes a gran
escala. A gran escala porque usan topadoras, maquinas capaces de
derribar arboles añejos y dejarla todo apto para que la tierra sea
totalmente apta para la soja”, comenta el abogado Oscar Wilde.
Solo en el último mes del año pasado en
esta región se desmontaron 2.200 hectáreas. El equivalente a la
superficie de más de tres mil campos de fútbol. “La fauna se queda sin
su hábitat y busca vivir en otro lugar. Muchos roedores que hay en la
ciudad, muchos insectos, esto tiene que ver con el desmonte y con la
cantidad de agrotóxicos que tiraron al desmontar y después hicieron
monocultivo”, explica el ambientalista Oscar di Vincensi.
Los pequeños productores desplazados de
sus tierras solo tienen una opción: la marginalidad en las ciudades,
donde no tienen capacitación ni herramientas para sumarse al mercado
laboral. “Una tristeza terrible. (…) este era el único medio que yo
tenía de vida para sustentar a mi familia. Tengo dos hijas y mi mujer.
No tengo forma de vivir. Nada más que de changas o… en fin”, dice
Adrián.
A pesar de la falta de recursos, cientos
de personas intentan avanzar por vía judicial hasta que el Estado les
restablezca su forma de vida. La única que conciben, en total armonía
con la naturaleza.
RT
