NUEVO ORDEN MUNDIAL: RIQUEZA DE POCOS Y HOLOCAUSTO DEMOGRÁFICO
CONCENTRACIÓN DE LA RIQUEZA Y HOLOCAUSTO DEMOGRÁFICO:
LAS DOS CARAS DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL
Por José Arturo Quarracino
I NUEVO ORDEN MUNDIAL Y CONCENTRACIÓN DE LA RIQUEZA
A) Cuando se habla de Globalización o Nuevo Orden Mundial se hace
referencia al proyecto político de dominio y control del mundo por parte
del capitalismo financiero moderno, fundamentalmente especulativo, a
través de las grandes familias bancarias europeas anglosajonas y
angloamericanas y de las grandes corporaciones industriales, en su gran
mayoría de propiedad de aquéllas, aliadas a las monarquías europeas
todavía vigentes.
En otras palabras, el Nuevo Orden Mundial significa la primacía y
preponderancia política y económica que ha adquirido el poder financiero
internacional esencialmente especulativo, que por un lado se ha
independizado y aislado del proceso productivo económico, para generar
la riqueza virtual que le posibilita la depredación de riquezas y
recursos y el acaparamiento de los mismos, y que por otro lado se ha
apropiado de las estructuras políticas gubernamentales y estatales de
los países desarrollados para imponer su política. Este dominio mundial
se ha estructurado a través del ejercicio fáctico de un Único Gobierno
Mundial, que implica la globalización económica (el mundo como una única
unidad productiva), el debilitamiento de los Estados-Nación y su
reemplazo por la soberanía supranacional de una elite de intelectuales y
de banqueros mundiales (tal como lo explicitó David Rockefeller en
junio de 1991), el sincretismo cultural-religioso (una religión
cósmica-universal para reemplazar las distintas confesiones de fe y
creencias y sus respectivas culturas), la ONU como sistema
supra-nacional para imponer las políticas sociales, económicas,
culturales que permitan el dominio político del mundo por parte del
Poder Financiero transnacional (con el objetivo a largo plazo de
transformarse en un único gobierno mundial), la promoción del conflicto
ideológico «Izquierda vs. Derecha», como pantalla y velo que sirve para
ocultar el dominio político imperialista y neo-colonial sobre los
pueblos y naciones formalmente soberanos.
Que este proceso no se desarrolló en forma casual, sino que fue
diseñado y planificado para que se desarrollara de esta manera, lo
certifica un respetable miembro del establishment americano, Carrol
Quigley, quien a mediados de los ’60 y en una investigación de
envergadura puso al descubierto y describió con lujo de detalles ese
proyecto mundialista globalizador por parte del poder financiero
mundial, ya a comienzos del siglo XX: «los poderes del capitalismo
financiero tenían otro propósito de largo alcance, nada menos que crear
un sistema mundial de control financiero en manos privadas, capaz de
dominar el sistema político de cada país yla economía del mundo como un
todo». Además, con toda claridad este autor puso en evidencia la
identidad de los dueños de este proyecto de unificación uniforme del
planeta, al definirlos como partícipes de una «red anglófila
internacional, que opera en la forma que la derecha cree que actúan los
comunistas»[1]
Este sistema de control financiero en manos privadas se configuró
mediante la creación de una moneda de valor internacional, fabricada por
un conjunto de bancos privados –el dólar-, y mediante la
institucionalización del control de los bancos centrales de cada país, a
través del Banco de Pagos Internacionales, creado en 1929 y asentado en
Suiza.
Para llevar a cabo el dominio del sistema político de cada país, en
líneas generales el poder financiero global ha creado diversos
dispositivos -el Instituto Real de Asuntos Internaciones (1919, con sede
en Londres), el Consejo de Relaciones Internacionales (1921, con sede
en Nueva York), y posteriormente de Diálogo Interamericano (1982, con
sede en Nueva York, para coordinar y supervisar la Social-democracia
latinoamericana y el Foro de San Pablo). Para imponer un único sistema
económico mundial, manejar la economía como un todo e impulsar la
globalización financiera-productiva, ese mismo poder
financiero-industrial ha creado, entre otras instituciones, el Consejo
de las Américas (1965) y la Comisión Trilateral (1973)[2].
A través de este dispositivo político-económico, el poder financiero
mencionado por Quigley ha orientado el desarrollo económico y social del
mundo hacia la paulatina e incesante acumulación de la riqueza en sus
manos, produciendo el siguiente resultado histórico al finalizar el
siglo XX: el 2% de los adultos del mundo poseen el 51% de la riqueza;
los Estados Unidos, Europa Occidental y Japón-Australia concentran el
88% de la riqueza mundial [34%, 30% y 24% respectivamente], en una
proporción en la que 1 persona gana u$s 1.000 — 9 personas ganan u$s 1.-
cada una[3]mientras que 3.700.000.000 habitantes en el mundo [57% de la
población mundial] perciben un ingreso de 1 ó 2 DÓLARES POR DÍA[4].
Que esto último no era un acontecimiento azaroso o impensado, lo
demuestra el hecho que los “dueños” de este proceso previeron en los
mismos inicios de esta ofensiva plutocrática y oligárquica sobre las
riquezas del mundo que gran parte de la humanidad no iba a tener acceso a
la riqueza que se creara a partir de ese momento: «los principales
cambios económicos están en el horizonte, independientemente de los
cambios futuros en los índices de crecimiento poblacional»[5].
Al mismo tiempo que programaron y ejecutaron el acaparamiento y
apropiación de la riqueza mundial, estos grandes grupos de poder
decidieron y planificaron la «necesidad» de ralentizar y disminuir el
crecimiento poblacional mundial («Crecimiento poblacional Cero»), porque
los «nuevos» habitantes por venir no iban a tener acceso a la riqueza
acaparada por ellos.
II. NUEVO ORDEN MUNDIAL Y HOLOCAUSTO DEMOGRÁFICO PLANETARIO
Es así que al mismo tiempo que se inició la ofensiva económica,
financiera y política sobre los países del Tercer Mundo por parte de la
oligarquía financiera-industrial nucleada básicamente en la Comisión
Trilateral, se diseñó y promovió el Holocausto demográfico mundial,
inicialmente denominado «control del crecimiento poblacional» o «control
de la natalidad», para que estos auto-pretendidos «dueños del mundo» se
aseguraran el control y dominio de las riquezas y recursos naturales
del mundo entero. Este proceso fue iniciado y ejecutado en forma
sistemática a partir de la década de 1960, y ha producido lo que en
Demografía se conoce como el «Invierno demográfico planetario» o
«envejecimiento poblacional», porque en esta instancia los ancianos y
mayores de 60 años aumentan en número, mientras disminuye la cantidad de
niños y adolescentes menores de 15 años.
Los documentos «liminares» de este proyecto son:
- Declaración sobre población por parte de 30 líderes mundiales (1966)[6], en el que se plantea que el crecimiento poblacional sin control representa un peligro para la paz mundial y que los hijos son causa de la pobreza de los padres, razón por la cual sanciona dogmáticamente como derecho humano básico decidir la cantidad de hijos y el espaciamiento entre ellos,desplazando el derecho a la vida como derecho fundante;
-
Proclamación de Teherán (1968), presentada en la Conferencia
Internacional sobre Derechos Humanos, en Irán: § 16: «[…] Los padres
tienen el derecho humano fundamental de determinar libremente el número
de sus hijos y los intervalos entre los nacimientos»[7];
-
Población mundial: Un desafío para las Naciones Unidas y su sistema
de agencias (1969), en el que se urge a todos los organismos de la ONU
para que colaboren en el esfuerzo antinatalista: Banco Mundial, OMS,
UNESCO, FAO[8];
-
Población y el futuro americano (1972): elaborado por la Commission
on Population Growth and the American Future [Comisión Rockefeller,
presidida por John Davison Rockefeller III], en el que se diseña toda la
estrategia para el control de la natalidad en Estados Unidos[9];
-
Memorando 200/74: elaborado en 1974 por Henry Kissinger, en su
función de consejero de Seguridad Nacional, en el que se oficializa el
control del crecimiento poblacional como estrategia para salvaguardar la
seguridad nacional de los Estados Unidos y sus intereses de ultramar,
planteando los objetivos de «tomar medidas que reduzcan la fertilidad [a
nivel mundial] en las décadas de 1970 y 1980», posibilitar con ello el
crecimiento económico y el ingreso per capita de los países en
desarrollo, de manera de evitar conflictos sociales y políticos que
pongan en peligro el suministro de los recursos que los países en
desarrollo poseen y que el mundo desarrollado necesita, «acomodar un
crecimiento poblacional continuo de hasta 6 mil millones de personas
para la mitad del siglo XXI» y «mantener el nivel final tan cercano como
sea posible a 8 mil millones» hacia el año 2075, impidiendo que alcance
la cifra de 10 mil millones ó 13 mil millones de habitantes en el
mundo. Sobre todo, insiste en las tácticas de disimular las actividades
de Estados Unidos en el ámbito poblacional, mediante acciones y agentes
que actúen dentro de los países en desarrollo, y de enfatizar el derecho
de los individuos y parejas a determinar libremente responsablemente el
número y espaciamiento de sus hijos[10];
-
Decisión Presidencial de Seguridad Nacional 314/75 En 1975,
oficialización vigente hasta hoy del informe de Kissinger por parte del
presidente Gerald Ford como política de Estado[11];
-
Borrador de Directiva de Decisión Presidencial (1994): esbozada en
junio de 1994, por el entonces presidente «demócrata» de los Estados
Unidos, William B. Clinton, a través del Consejo de Seguridad Nacional,
para continuar a nivel mundial con la política de control del
crecimiento poblacional mundial, en función del Memorando de 1974
redactado por Henry Kissinger, para retomar en forma oficial la política
imperialista del control de la natalidad[12].
En este último documento, el dogma del derecho «básico» de decidir la
cantidad de hijos y su espaciamiento constituía el fundamento reiterado
permanentemente, por cuanto la meta de la política norteamericana sobre
el crecimiento poblacional mundial debía ser la de «dirigir una
respuesta internacional global, inmediata y concertada, a las tendencias
del crecimiento poblacional», sobre la base de tres objetivos que se
refuerzan mutuamente, y que constituyen la prueba evidente de la
influencia del proyecto y del ideario de la dinastía Rockefeller:
1º) «promover el respeto de los derechos y capacidades de los
individuos y de las parejas para determinar libre y responsablemente el
número y el espaciamiento de sus hijos»;
2º) «mejorar la salud reproductiva individual, atendiendo
especialmente las necesidades de salud reproductiva de mujeres y
adolescentes, y las necesidades generales de salud de bebés y niños»;
para lograr con ello
3º) «reducir el índice de crecimiento poblacional tan rápido como sea
posible a los niveles que sean consistentes con un desarrollo
sustentable».
Pensando en la Conferencia Internacional sobre Población y
Desarrollo, a celebrarse en El Cairo (Egipto) poco tiempo después
(setiembre de 1994), el borrador esbozado proponía que Estados Unidos
buscara un consenso «que provea un fundamento sólido para la futura
cooperación internacional sobre población, y que sea consistente con la
política norteamericana». Específicamente, proyectaba que Estados Unidos
se esforzara por lograr «un consenso internacional sobre aproximaciones
programáticas de largo plazo hacia las metas de reducir el crecimiento
poblacional mundial».
En este horizonte estratégico, el objetivo político de Clinton para
la famosa Conferencia en El Cairo era, en el campo de los derechos
reproductivos, «reforzar y fortalecer las recomendaciones de
conferencias previas […] para asegurar que los individuos y las parejas
tengan el derecho a decidir libre y responsablemente el número y el
espaciamiento de sus hijos», y que «los gobiernos respeten este
derecho»[13].
Queda claro que la eliminación sistemática de seres humanos es lo que
permite asegurar este control planetario de recursos por parte de este
poder plutocrático imperialista, valiéndose básicamente de las Naciones
Unidas y de Fundaciones (u Organizaciones No-gubernamentales) propias.
1) En el caso de la ONU, ésta deja de ser un organismo internacional
para convertirse paulatinamente en un organismo supranacional, que a
través de sus distintas agencias y secciones –Banco Mundial,
Organización Mundial de la Salud, Fondo Monetario Internacional, UNESCO,
etc.- impone políticas globales “consensuadas” en Conferencias,
Tratados, Cumbres y otras actividades afines, obligando a la ejecución
de políticas de control de la natalidad, denominadas eufemísticamente de
“salud reproductiva” y “derechos reproductivos”.
En tal sentido, se puede consultar la página web oficial de la ONU,
en la que se puede comprobar que se encubre y oculta el problema de la
injusta y desigual distribución de la riqueza, ya que no hay una sola
referencia oficial al tratamiento de este tema, ni en documentos ni en
Asambleas y reuniones oficiales. Pero todo lo contrario ocurre con la
promoción del control de la natalidad, la cual es promovida oficialmente
en forma integral y transversal a través de los distintos organismos
que componen la ONU.
Bien se puede decir, sin el más mínimo margen de error, que las
Naciones Unidas es un organismo secuestrado por la Plutocracia
Financiera Mundial, para disimular y oficializar la injusta y desigual
distribución de la riqueza en el mundo, y al mismo tiempo llevar a cabo
el control de la natalidad a nivel mundial, el cual es el otro objetivo
paralelo del Imperialismo Internacional del Dinero.
2) En el caso de las fundaciones y organizaciones
«no-gubernamentales» propias, han sido creadas y son controladas o
dirigidas por miembros del poder financiero internacional, para impulsar
y promover este Holocausto demográfico en el ámbito de la llamada
“sociedad civil”. Entre ellas se cuentan el Population Council (de la
familia Rockefeller, respaldada financieramente durante la década de los
´90 por los gobiernos de Australia, Canadá, Dinamarca, Finlandia,
Japón, Holanda, Noruega, Nueva Zelanda, Suecia y Reino Unido); la Ford
Foundation (controlada desde 1995 hasta el 2007 por el clan Rockefeller,
a través de Susan V. Berresford); International Planned Parenthood
Federation (controlada desde el 2002 al 2006 por el clan Rockefeller, a
través del Dr. Steven Sinding)
3) La aplicación de las políticas antinatalistas ha provocado el
llamado envejecimiento poblacional (o “invierno demográfico”), en el que
por primera vez en la historia de la humanidad, de seguir la tendencia
demográfica actual, habrá EN EL AÑO 2050 MÁS CANTIDAD DE PERSONAS
MAYORES DE 65 AÑOS que NIÑOS Y ADOLESCENTES MENORES DE 15 AÑOS[14].
Actualmente, en las regiones más desarrolladas, más del 20% de la
población es MAYOR DE 60 AÑOS, mientras que será el 33% en el año 2050.
Por su parte, en las regiones menos desarrolladas, el 8% de la población
es MAYOR DE 60 AÑOS, mientras que será del 20% en el año 2050.
Al año 2050, África será el único continente en el que habrá mayor
cantidad de niños y adolescentes que personas mayores de 65 años.
4) Como muestra del carácter siniestro de este proceso, el
envejecimiento demográfico constituye un Negocio de los Ricos,
financiado por los Pobres, ya que:
a) Por un lado, las ONG SE SUBSIDIAN MEDIANTE FONDOS OFICIALES ESTATALES, como es el caso del
- POPULATION COUNCIL de los Rockefeller, cuyas fuentes de financiamiento estatal gratuito han sido del
a) 58,3% en el año 2005,
b) 57% en el año 2006,
c) 73% en el año 2007,
d) 80,74% en el año 2008,
e) 62% en el año 2009,
f) 71,54% en el 2010,
g) 67,55% en el año 2011.
2. Idéntico es el caso de la mayor red abortista del mundo, la INTERNATIONAL PLANNED PARENTHOOD FEDERATION (IPPF), cuyas fuentes de financiamiento estatal gratuito han sido del
b) 57% en el año 2006,
c) 73% en el año 2007,
d) 80,74% en el año 2008,
e) 62% en el año 2009,
f) 71,54% en el 2010,
g) 67,55% en el año 2011.
2. Idéntico es el caso de la mayor red abortista del mundo, la INTERNATIONAL PLANNED PARENTHOOD FEDERATION (IPPF), cuyas fuentes de financiamiento estatal gratuito han sido del
a) 74,58% en el año 2005,
b) 71,87% en el año 2006,
c) 71,93% en el año 2007,
d) 76,51% en el año 2008,
e) 69,46% en el 2009,
f) 71,35% en el 2010,
g) 69,24% en el 2011.
b) Por otro lado, los pueblos «en vía de desarrollo» son obligados a ejecutar políticas demográficas antinatalistas contratando deuda externa (básicamente, mediante el Banco Mundial), con lo cual los pueblos y los ciudadanos del mundo subsidian gratuitamente el negocio genocida de los ricos.
b) 71,87% en el año 2006,
c) 71,93% en el año 2007,
d) 76,51% en el año 2008,
e) 69,46% en el 2009,
f) 71,35% en el 2010,
g) 69,24% en el 2011.
b) Por otro lado, los pueblos «en vía de desarrollo» son obligados a ejecutar políticas demográficas antinatalistas contratando deuda externa (básicamente, mediante el Banco Mundial), con lo cual los pueblos y los ciudadanos del mundo subsidian gratuitamente el negocio genocida de los ricos.
Dicho sintéticamente: los ricos del mundo han decidido controlar el
crecimiento poblacional mundial, han planificado las políticas
correspondientes y las han ejecutado sin que ellos les cueste un solo
dólar, ya que se subsidian con fondos públicos estatales. Son las
víctimas de este plan -los pueblos de los países “en vías de
desarrollo”- las que lo pagan realmente, porque son obligados a
endeudarse para reducir el crecimiento de sus poblaciones, mediante el
mecanismo de la deuda externa. Es decir, los pobres del mundo pagan su
propio exterminio, mientras que a los ricos del mundo les sale gratis.
En definitiva, Es decir, PARA PROMOVER SUS PLANES
ANTINATALISTAS LOS RICOS DEL MUNDO SUBSIDIAN SU PROYECTO ANTINATALISTA
CON FONDOS PÚBLICOS ESTATALES, pero de tal modo que LOS POBRES DEL MUNDO
SON LOS QUE PAGAN CON SU DINERO EL CONTROL DE LA NATALIDAD PLANIFICADO
POR LOS RICOS
CONCLUSIÓN:
Los datos y cifras oficiales y privados no mienten: en la época
moderna y contemporánea, el Nuevo Orden Mundial ha provocado una
concentración de la riqueza en muy pocas manos, a favor de los dueños
del poder financiero internacional y en perjuicio de casi el 60% de la
población mundial, en una forma que no tiene parangón en la historia.
Para poder “gozar en paz” de este proceso de acumulación de la riqueza,
ese mismo poder ha promovido el control de la natalidad y la reducción
de los habitantes del mundo mediante un perverso mecanismo, a través del
cual las propias víctimas pagan por su propio exterminio, mediante el
endeudamiento externo crónico