RECHAZO POPULAR A FALSOS LÍDERES
Elecciones en Francia, lecciones para el Perú
La
segunda vuelta de las elecciones municipales francesas realizada el día
30 de marzo significó una pesada derrota para el Partido Socialista en
el poder, agravó la crisis de la izquierda gala, y ofrece lecciones para
el Perú dignas de toda atención.
- François Hollande, presidente socialista de Francia
El
centro-derecha se impuso en la gran mayoría de los municipios
franceses, logrando arrebatar a los socialistas y comunistas nada menos
que 155 ciudades de importancia media a grande.
Varias simbólicas
capitales regionales, como Toulouse —la cuarta mayor ciudad del país—,
Reims, legendaria cuna de la nacionalidad francesa, o Limoges, la famosa
ciudad de las porcelanas, gobernada ininterrumpidamente por los
socialistas desde hace... ¡102 años! (1912), pasaron ahora de la
izquierda a los conservadores.
La prensa y los políticos
procuraron esconder el alcance ideológico de esta derrota socialista,
atribuyéndola a factores coyunturales (mal manejo de la economía,
desempleo, o casuística local). Pero los hechos demuestran que el choque
de ideas pesó fuertemente en el resultado. Y no podía ser de otra
manera, tratándose de Francia.
La experiencia de líderes falsos
Para
entender lo ocurrido cabe recordar que la gran ganadora en estos
comicios, la coalición UMP (“Unión por un Movimiento Popular”, el
partido del ex presidente Nicolas Sarkozy), se presenta como de
centro-derecha, y recibe la votación de ese sector de opinión.
El
propio Sarkozy se eligió en 2007 apelando a los “valores tradicionales”
y, en su famoso discurso de cierre de campaña en Bercy, prometió
“devolver la moral a la política” y acabar con el “legado de mayo de
1968”, es decir, con la revolución cultural que corroe la familia y la sociedad. Ese discurso inclinó decisivamente la mayoría a su favor.
Sin
embargo, una vez en el poder Sarkozy favoreció de varias maneras la
misma revolución cultural. Pero esta defraudación a sus bases no quedó
sin castigo: en 2012 postuló a la reelección, y los votantes le dieron
la espalda. La abstención y los votos nulos alcanzaron el 24,3%, —cifra
excepcional en elecciones presidenciales—, posibilitando así la ajustada
victoria del socialista François Hollande.
Movimientos de opinión extrapartidistas entran en escena
Ahora,
nuevamente la UMP y sus aliados apelaron al voto conservador. Pero el
panorama ya es otro. Un inesperado protagonista entró en la escena
pública: movimientos de opinión extrapartidistas, como La Manif Pour Tous– LMPT (“La Manifestación Para Todos”), a los que ya nos hemos referido (ver "¿Está naciendo la Contra-revolución Francesa?").
Agrupación
de mayoría católica, LMPT surgió para defender la familia contra las
metas anarquistas de Hollande: “matrimonio” homosexual, aborto, ideología de género
en las escuelas, etc. Sus impresionantes manifestaciones de los últimos
dos años, que movilizaron millones de participantes, y sus novedosos
métodos de acción, muestran un renovado sentido de militancia en la
población católica.
- "La Manif Pour Tous" hizo impresionantes manifestaciones en los dos últimos años contra el "matrimonio" homosexual
Samuel Lafont, joven referente de LMPT, explicó que actualmente se libran en Francia “dos combates paralelos: de un lado el combate cultural, de otro lado el combate electoral” [1]. Y al igual que en el Perú, la población percibe que el factor cultural es en concreto mucho más importante que el electoral.
Los ciudadanos franceses se sienten cada vez más indefensos frente a la ofensiva anti-familiar, y de otro lado perciben que el Establishment
político está cada vez más divorciado de sus verdaderas preocupaciones y
aspiraciones. Hoy, el llamado régimen representativo sólo se representa
a sí mismo, y no más a la población.
Victoria de la autenticidad, derrota de la falsedad
La presencia de La Manif pour Tous
y movimientos congéneres es clave para entender lo ocurrido en estas
elecciones. Sus activistas influyeron decisivamente para que el centro
derecha venciese en aquellas circunscripciones en que sus candidatos
demostraron una posición conservadora firme y auténtica [2], y perdiese en ciudades clave donde sus postulantes cortejaron las ideas revolucionarias.
Lo
mismo puede decirse del tercer colocado, el Frente Nacional, extraña y
contradictoria amalgama política supuestamente de “extrema derecha” pero
que mezcla xenofobia, racismo encubierto, estatismo y elementos de
revolución cultural (incluso uno de sus pocos alcaldes electos es
homosexual y recibió votos de la izquierda).
Los casos más
expresivos del rechazo popular a las derechas falsas se dieron en París y
Estrasburgo. En la Ciudad Luz la abstención fue de casi 40%, cifra
altísima para Francia; y sumada a los votos en blanco alcanzó 43% [3], o sea que 2 de cada 5 parisinos se desinteresaron de votar.
¿Por
qué ese desinterés? – La candidata de la “derecha” en París, Nathalie
Kosciusko-Morizet, mostró posiciones libertarias afines a la izquierda
en materia de familia: “matrimonio” homosexual, vientres de alquiler,
fecundación artificial, etc.
También la candidata UMP en
Estrasburgo, Fabienne Keller, se mostró abiertamente pro LGBT y otras
formas de revolución sexual. Resultado: sus electores potenciales le
dieron también la espalda, y la gran abstención (45,28%) permitió
reelegirse al saliente alcalde socialista, por estrecho margen (1, 7%) [4].
El influyente blog católico Le Salon Beige
comenta con chispa francesa: La derechista UMP “presentó en París y
Estrasburgo candidatos de izquierda. Los electores han preferido los
originales” [5].
En
el bando opuesto, los socialistas también reconocen que donde se
debatió el tema familia y revolución cultural fueron derrotados. Patrick
Mennucci, candidato perdedor del PS a la alcadía de Marsella —la
segunda mayor ciudad de Francia—, explicó que durante la campaña “se levantó la cuestión del matrimonio para todos”. Y que la “instrumentalización” de ese tema y otros conexos por parte de sus adversarios “nos ha costado votos sobre el terreno” [6].
Lo
mismo reconoció el alcalde socialista de Asnières.sur-Seine, Sébastien
Pietrasanta, que postulaba a la reelección en ese importante suburbio de
París. Para él la causa de su derrota fue el “radicalismo” y el
“fundamentalismo” ideológico. “La ley del matrimonio para todos , más la instrumentalización de la polémica sobre la teoría de género han pesado en alimentar el conservatismo” [7].
Otro izquierdista, Pierre Regnault, candidato perdedor en La Roche sur Yon, explicó su derrota afirmando: “los militantes de La Manif pour Tous estuvieron muy presentes. Ellos han movilizado una parte de la derecha. El expediente [o sea el debate] del Matrimonio para Todos ha sido demasiado extenso” [8],
y esa extensión resultó fatal: a mayor discusión, mayor rechazo (tal
como sucedería en nuestro país con la “unión civil” homosexual, si
hubiera un debate imparcial).
Una lección para el Perú
En resumen, la población francesa ungió a candidatos conservadores auténticos y rechazó a los inauténticos. Y esta constatación es de suma importancia para el Perú.
A
pesar de estar cada vez más huérfano de referentes morales, subsiste en
nuestro pueblo un resto de sentido común y sentido moral que hace que
la gran mayoría de los peruanos rechacen la legalización de uniones
homosexuales.
No obstante, una furiosa ofensiva
político-publicitaria que moviliza a todas las fuerzas anticatólicas
conjugadas, con la complicidad de políticos venales, magistrados
corruptos y periodistas anticlericales, se ha desatado buscando imponer
al Perú una legislación que en la práctica erigirá a los homosexuales
como una casta privilegiada, contra los intereses y aspiraciones de la
abrumadora mayoría de la población.
En momentos en que la familia
peruana se encuentra amenazada por múltiples factores de descomposición,
esos seudo-líderes se lanzan a golpearla aún más, con propuestas que
deforman completamente su naturaleza y su sentido.
Se diría que
tales elementos son los únicos que no miden el abismo social y moral que
están cavando; o si lo miden, adoptan ante él la misma actitud del rey
Luis XV frente a los síntomas precursores de la Revolución Francesa,
expresada en la célebre frase: “Después de mí, el diluvio”.
Y el
diluvio vendrá, tal vez antes de lo que esperan... Salvo si surgieran en
nuestra Patria almas de élite, espíritus dispuestos a defender la
familia disputando palmo a palmo el terreno a la revolución cultural, tal como en buena hora está sucediendo en Francia.