Carta abierta a los periodistas argentinos
Estoy
saturado de leer, ver y oír noticias y comentarios sobre el médico que
asesinó a un joven que quiso robarle el auto. Comprendo que nuestros
periodistas estén muy ocupados con esta noticia y lo respeto. Comprendo
también que ni Show Match ni Gran Hermano han dado estos días motivos de
la importancia a que nos tienen acostumbrados.
Pero no puedo
seguir con la ironía; la verdad me brota y debo decirla: los periodistas
argentinos, en su abrumadora mayoría, me resultan de una lamentable
mediocridad y/o cobardía.
Nunca imaginé que, luego de más de tres
décadas de democracia, el periodismo argentino, en lo que a Derechos
Humanos se refiere, no haya logrado la veracidad, imparcialidad y
valentía que el noble ejercicio de tal profesión requiere de sus
representantes.
Una abrumadora mayoría guarda timorato silencio
respecto de la grave y triste situación que soportan aquellos que,
irónicamente, se jugaron la vida para que nuestra Patria no sea otra
Venezuela o Cuba, (con la salvedad de que hoy la isla caribeña ha dado
un giro de 180° en su política). De no haber combatido nuestros soldados
a la guerrilla terrorista de traidores a la Patria, hoy haríamos colas
multitudinarias para comprar papel higiénico, por citar un ejemplo. Y
aquellos soldados están en la cárcel…
Los impensables giros de
nuestra historia, atada con nudos gordianos a la corrupción política,
nos ha llevado al lamentable estado en que los traidores a la Patria de
ayer, han gobernado el país por más de una década y el fruto de la
semilla por ellos plantada hoy esparce su pútrido aroma. Y aquellos
soldados siguen en la cárcel…
No es necesario individualizar a
nadie, todos sabemos quiénes son los periodistas tuertos, apenas una
ínfima y honrosa minoría tiene la valentía de denunciar las violaciones a
los derechos humanos que se siguen cometiendo… ¡En plena “democracia”!
Nadie
levanta una nota en la cual se explique que el Estatuto de Roma prohíbe
y tacha de nulo todo juicio en el que se imputen hechos anteriores a su
entrada en vigor (2002), también declara que son imputables de
acusación por los delitos de Genocidio y Lesa Humanidad los funcionarios
del Estado y los integrantes de las organizaciones guerrilleras. Parece
que a nadie llama la atención que se impute a un solo bando… y se
premie y rinda homenaje a los terroristas que a sangre y fuego dieron
origen al caos.
Esta aberración jurídica no le interesa a ningún
periodista. Tampoco el hecho de que la ley otorga el beneficio de la
prisión domiciliaria a los detenidos mayores de 70 años, y son cientos
los ancianos muertos por falta de atención médica que sobrepasan las
ocho décadas con holgura, mientras jueces y fiscales se esmeran en
negarla… a ningún periodista interesa esta ilegítima “pena de muerte”.
Tampoco he leído una sola crítica a la perversa decisión del entonces
Ministro de Defensa Agustín Rossi de prohibir que los detenidos se
atiendan en los hospitales de su fuerza, logrando así que fallecieran
cientos de ancianos por falta de atención médica. Tampoco vi notas en
que algún periodista llame la atención por el hecho de que ningún fiscal
lo haya acusado de homicidio preterintencional y abandono de personas…
Supongo
que es más importante analizar la actualidad de Fede Bal, o tal vez las
dos chicas que fueron echadas de La Biela por besarse en público los
tiene en estado de tensión por las graves derivaciones que puedan
desprenderse de semejante discriminación…
Tampoco les interesa que
un Secretario de Derechos Humanos muestre una lamentable falta de
equidad y se dedique a impulsar las querellas contra ancianos enfermos
basadas en falsas denuncias que son receptadas por fiscales de dudosa
imparcialidad e instruidas por jueces prevaricadores, en juicios
llevados a cabo en recintos ocupados por tribunas rugientes que
condicionan la equidad que debe imperar. Es el mismo Secretario que
muestra públicamente su mal humor cuando algún tribunal se digna a
cumplir la ley y otorga la domiciliaria…
Ningún periodista
estrella levanta una crítica sobre ancianos que, pese a llevar una
década encarcelados, no han recibido aún condena… parece que desconocen
la garantía constitucional de la presunción de inocencia.
Eso sí,
se llenan la boca con los derechos humanos, pero evidentemente
desconocen sus normas. Sería oportuno que lean atentamente el artículo
11° de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
11.1.
Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en
juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías
necesarias para su defensa.
11.2. Nadie será condenado por actos u
omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el
Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que
la aplicable en el momento de la comisión del delito.
Y si bien
saturan revoleando el Estatuto de Roma, ningún periodista aclara que los
delitos imputados como de Genocidio y Lesa Humanidad, al ser
tipificados en 2002, no existían al tiempo de su comisión, por lo tanto
se trata de homicidios que prescribieron con el paso del tiempo.
Es muy clara su redacción…
Artículo
11 Competencia temporal 1. La Corte tendrá competencia únicamente
respecto de crímenes cometidos después de la entrada en vigor del
presente Estatuto.
Artículo 24 Irretroactividad ratione personae
1. Nadie será penalmente responsable de conformidad con el presente
Estatuto por una conducta anterior a su entrada en vigor. 2. De
modificarse el derecho aplicable a una causa antes de que se dicte la
sentencia definitiva, se aplicarán las disposiciones más favorables a la
persona objeto de la investigación, el enjuiciamiento o la condena.
Hago
votos por que en un futuro no muy lejano, los periodistas argentinos
tengan la capacidad, imparcialidad y valentía que tal profesión requiere
y que los pocos valientes y honestos que hay, y que todos conocemos a
través de blogs privados o libros de su autoría, tengan acceso a los
medios y se les garantice su libertad de expresión.