CLARIN y el plan para reenviar el caso Nisman a la “casa de Stiuso” (I)
Recientemente
Clarín informó escándalosamente que se habían borrado los registros de
entrada a la Quinta de Olivos, en las fechas en que murieron el fiscal
Nisman y el ex presidente Néstor Kirchner. Esta noticia fue
inmediatamente tomada por la jueza Palmaghini, a cargo de la causa, para
encaminar la investigación del fiscal hacia la hipótesis del
homicidio. Pero un simple análisis revela que esos registros carecen
enteramente de entidad probatoria, al tener la Quinta de Olivos, mas
registros faltantes que existentes, incluso durante la actual
presidencia de Macri. Se trata de una nueva maniobra, para tratar de
reenviar la causa Nisman hacia la justicia federal, denominada por el ex
fiscal de los juicios a las Juntas Militares y del Tribunal Penal
Internacional, Luis Moreno Ocampo, como la “Casa de Stiuso”, no obstante
estar involucrado este ex súper agente en la provocación de su
suicidio. A los efectos que igual que los atentados de la Embajada y la
AMIA a cargo de la justicia federal, nunca se sepa que pasó, y quede
para siempre abierta la duda.
Por Javier Llorens
Estruendosamente CLARIN recientemente le dedicó una página entera a una nota con título “Borraron registro de entrada a Olivos del día que murió Nisman” (7/8/16). Afirmando en ella que “las
planillas con el ingreso de personas entre el 15 y 19 de enero no están
en los documentos oficiales… como si las hubiesen arrancado”.
Tras
incurrir en la imprecisión de decir que “no están en el registro las
hojas correspondientes al 15, 16, 17, y 18”, dejando afuera al 19 o
incluyendo el 15, agrega asertivamente que se trató de “una maniobra para ocultar quienes entraron a Olivos antes de que Nisman apareciera con un balazo en la cabeza”. Estableciendo así un claro nexo entre una y otra cosa, y asegurando que el “borrado
o rotura se hizo antes de la entrega del poder el 10 de diciembre, se
trata de un documento clave para investigar tanto la muerte como la
denuncia de Nisman”.
Cuatro días después CLARIN le dio otra estruendosa vuelta de tuerca al tema, con la nota con título “Borraron el registro de ingresos a Olivos cuando murió Kirchner”
(11/8/16), sugiriendo así que a la ex presidente Fernández de Kirchner
sería algo así como un emulo femenino de Monsieur Henri Desiré Landrú.
El famoso asesino en serie francés, alias “Barba azul de Gambais”, que
se encargó de asesinar, descuartizar, e incinerar a una docena de
esposas, para quedarse con sus rentas. De las que en su residencia se
encontraron 295 huesos humanos semicarbonizados, un kilo y medio de
cenizas, y 47 piezas dentales de oro guardados en un cajón.
La nota decía textualmente “Antes de dejar el poder, el kirchnerismo
también borró las entradas y salidas a la residencia presidencial de
Olivos unos días antes y después de la muerte de Néstor Kirchner,
ocurrida el 27 de octubre del 2010… al registro de entradas a la Quinta
de Olivos también la faltan las planillas de ingresos y egresos desde el 22 al 31 octubre
de ese año, al igual que también fueron arrancadas las páginas de los
días anteriores y posteriores a la muerte del fiscal Alberto Nisman el
15 de enero del 2015”.
“Clarín
descubrió en el registro, ese sugestivo faltante de documentación de
carácter público. El registro es confeccionado día a día por la
Agrupación Seguridad e Inteligencia de la Presidencia de la Nación y
está integrado por efectivos del Ejército que están a cargo de la
seguridad del presidente de turno y su familia.”
Ufanándose,
ese mismo día CLARIN informó respecto los efectos judiciales que había
tenido la publicación de su anterior nota, mediante la nota con título “Investigan los teléfonos de Cristina por la muerte de Nisman – La jueza Palmaghini quiere cruzar los números de la ex presidenta con los de otros ex funcionarios”. Agregando en el copete, “Por
una revelación de Clarín – Preocupada por el borrado de las entradas a
la Quinta de Olivos el día de la muerte de Nisman, la jueza Palmaghini
quiere cruzar los números de la ex presidenta con otros ex
funcionarios.”
En el texto se jactaba diciendo: ”Como
consecuencia de una nota de Clarín del domingo pasado, que reveló que
habían borrado el registro de entradas a la Quinta de Olivos unos días
antes y después de la muerte del fiscal Alberto Nisman, la jueza de
instrucción Fabiana Palmaghini ordenó ayer una batería de medidas para
identificar cuáles fueron los teléfonos fijos y móviles que utilizó la
ex presidenta Cristina Kirchner en ese período. Se trata de la primera
vez que Palmaghini investiga a Cristina, aunque sea por un tema
colateral, en la causa por la muerte violenta de Nisman. La batería de
medidas incluye hasta la agenda pública de audiencias de la ex
presidenta.”
Tras detallar que la orden Palmaghini
no solo abarcaba a la ex presidenta, sino también a buena parte de la
cúpula kirchnerista, y los particulares implicados en la famosa denuncia
de Nisman, agrega que “tras conseguir estos números, Palmaghini
podría solicitar un informe de entrecruzamiento de llamadas, algo que
hace tiempo viene solicitando el abogado de la madre de Nisman, Sara
Garfunkel, Pablo Lanusse”… A pedido de Lanusse, la magistrada también
solicitó que le sean enviados los registros originales y los videos de
cámaras de seguridad de ingreso y egreso de la Quinta Olivos entre el 11
y el 20 de enero de 2015 y las filmaciones de los movimientos
interiores de la residencia presidencial.”
Palmaghini
encaminó la investigación en esa dirección, no obstante estar
expresamente impedida de hacerlo, dado el notable odio que había
evidenciado contra la presidenta en su página en Faceboock, en forma
previa a hacerse cargo de la causa de la muerte de Nisman. Ante la cual
debió haberse apartado inmediatamente de proseguir con la causa, al
aparecer el nombre de la ex presidenta como supuestamente involucrada en
ella.
Pavoneándose, la nota remataba: “Es
por la nota de Clarín del domingo pasado que reveló la falta de esas
planillas de ingresos del libro de guardia… El borrado del libro de
guardia podría deberse a la necesidad de ocultar a Milani entrando y
saliendo de Olivos, especuló una fuente judicial. Para que no
quedan dudas de su determinación, Palmaghini pidió los nombres de todos
los miembros de la Agrupación Seguridad de Inteligencia de la
Presidencia que tuvieron ese registro en las manos para averiguar quién
fue el responsable de suprimir páginas enteras del libro de guardia.
“Siempre que se borra una huella, es porque se esconde un delito”, dijo
la fuente.
Con este
remate ingenuo, al borde de lo bobo, el autor de la nota de CLARIN
muestra la pata de la sota de quién estaría detrás de esas noticias, que
no sería otro que el ex super agente “Jaime” Stiuso, por cuatro razones
coincidentes.
Una, por
ignorar el autor de la nota la triquiñuela clásica a la que recurren
los servicios de inteligencia, consistente en sembrar pistas falsas
mediante simular borrar huellas que no son tales. Que se trata de una
variante por la negativa del sembrado de pistas falsas, de las que
abundan sobremanera en el caso Nisman.
La otra
es que al referirse en la nota al entrecruce de llamadas telefónicas,
que se concretó entre capitostes de inteligencia en forma coincidente
con el día en que murió Nisman, se omite enteramente a Jaime Stiuso,
pese a ser el principal involucrado en ellas. Con llamadas incluso al
personal que custodiaba a Nisman, al mismo tiempo que a este ni le
contestaba el teléfono, ni respondía a sus llamadas.
Quien
desesperadamente procuraba hacerlo, a los efectos seguramente de
reclamarle por el rol cumplido por el subordinado de Stiuso, Ramón
“Allán” Bogado. A través del cual Stiuso había intoxicado a Nisman, al
hacerlo pasar como un súper agente que respondía directamente a la
presidenta de la Nación. Precipitándolo así a hacer una denuncia falsa,
al tener a este impostor como figura esencial de ella. A la que además
el mismo Stiuso se había encargado de tachar de falsa, al denunciar
penalmente a Bogado como un impostor.
Lo cual
habría precipitado el suicidio de Nisman, para no enfrentar el enorme
bochorno que se le avecinaba. No habiendo cubierto la reciente pericia
psicológica efectuada en la causa, precisamente esos tres días claves
posteriores a la denuncia de Nisman, en la que este habría comprobado la
falsedad de lo que había denunciado, optando así por su suicidio.
La tercera razón consiste en la referencia casi encomiosa que en la nota se hace de Stiuso, al afirmar “Cristina desconfiaba de Stiuso porque estaba en contra del pacto con Irán”.
Como si fuera natural que un funcionario de inteligencia de cuarto
rango (más allá de sus pésimos antecedentes) pudiera confrontar contra
decisiones asumidas por las autoridades políticas.
La
cuarta, es que existen notables indicios del nexo existente entre el
grupo CLARIN y Stiuso, al haberse reunido este periódicamente con
Leonardo Fariña, según aseguró este mismo a la revista Noticias.
Personaje a quien el grupo CLARIN y Jorge Lanata convirtieron en el
arrepentido estrella contra el kirchnerismo.
El autor de esas notas de CLARIN y sus dudosos antecedentes
El autor
de esas tres tristes notas es el periodista Daniel Santoro, reconocido
por su facilidad de obtener información de los opacos submundos de
inteligencia. Al respecto entre otras tantas en la web, circula una nota
del periodista Christian Sanz con título “SANTORO Y LA SIDE”, que
insinúa que esa relación va incluso un poco más allá.
Al respecto recientemente Sanz publicó otra nota con título “El peligro de usar fuentes del espionaje en el periodismo – Ilegalidad, desinformación y otras yerbas”
(24/8/16) en el que además de desechar las mencionadas notas de
Santoro, advierte del peligro de usar ese tipo de fuentes por parte del
periodismo. Expresando “Lo que sí me preocupa es que luego veo algunos de esos registros publicados por grandes medios y/o colegas amigos. Eso es cualquier cosa, menos periodismo. No se trata solo de un tema de legalidad, sino también del peligro de la desinformación que se genera cuando lo que se publica termina siendo falso.”
Agregaba Sanz: “Dos ejemplos al respecto, ambos publicados por diario Clarín
y su periodista “estrella”, Daniel Santoro. El primero, las cuentas en
el exterior de Máximo Kirchner y Nilda Garré; el segundo, los supuestos registros borrados en la Quinta de Olivos
después de la suspicaz muerte de Alberto Nisman. Una y otra versión
fueron tomadas por verídicas y luego se demostraron falsas. ¿Cómo
reparar el daño que hizo el diario más leído de la Argentina? ¿Cómo
reparar algo sobre la cual ni siquiera se pidió disculpas?”
“Está
claro que la información es un bien muy preciado y, como tal, su
tratamiento debe ser cuidado al extremo. Lamentablemente, el contexto
actual no ayuda en nada a la hora de entenderlo. Ya lo dijo el actor
Chris Hardwick con una crudeza que abruma: “Ya no estamos en la era de la información. Estamos en la era de la gestión de la información”.
Sanz
además del supuesto borrado de registros, aludió así a las supuestas
cuentas que Santoro anunció que Máximo Kirchner y Nilda Garre tenían en
el exterior, en Estados Unidos y Teherán, algo así como en el Polo Norte
y Polo Sur. Que fue tres días tapa de Clarín a fines de marzo del 2015,
y luego resultaron desmentidas rotundamente. Que fue concretada,
apelando al viejo truco periodístico, de hacer un ping pong con otro
medio compinche, de forma de refritarla con nuevos e imaginativos
aportes. En este caso con la revista brasileña Veja, cuyo credibilidad
se pone de manifiesto con el estruendoso anuncio que supo hacer,
afirmando que se había logrado una síntesis entre células de animales y
vegetales.
No
obstante Santoro es miembro de la pomposa Academia Nacional de
Periodismo, cuya mayoría de integrantes pertenecen a las escuderías de
CLARIN y LA NACION, ocupando con sus asentaderas, nada menos que el
sillón denominado Scalabrini Ortiz. La cual recibió la sorna del
periodista en serio Robert Cox, que tuvo que exilarse del país por
tratar de hacer públicos a través del Buenos Aires Herald, los crímenes
de lesa humanidad que estaba concretando la última dictadura militar.
Quién
expreso su consternación porque que sus colegas argentinos, que
integraron o integran esa academia, conocían acabadamente de esos
crímenes, pero incluso los tomaban a la chacota. Cox irónicamente apuntó
al respecto que periodismo es todo lo contrario a una estructurada y
pomposa academia o “locademia”, ya que su esencia es la
desestructuración y la llaneza. A su vez la calidad profesional de
Santoro, expresada a través de las notas comentadas, habla a las claras
de la calidad de los locoacadémicos que la integran.
Tomate el olivo con los registros de Olivo
La jueza
Palmaghini, que desde que retomó la causa prácticamente la dejó en
espera, adoptó esas medidas, pese a que el mismo día LA NACION Data
había publicado una nota con la firma de Hugo Alconada Mon, con título “El registro de ingresos a la quinta de Olivos está plagado de irregularidades” (10/8/16) criticando duramente los papeles meneados por Santoro.
Apuntaba en el copete “Días
enteros sin información, nombres y apellidos mal escritos e
incongruencias en los datos son las desprolijidades más frecuentes; el
ex vocero de Cristina y su peluquero, los que más fueron”. Acotando en la imagen de la entrada a la residencia: “El ingreso a Olivos sigue siendo irregular hasta hoy, con el macrismo”.
Y agregaba en el texto: “La
quinta presidencial de Olivos es un colador. Porque a la hora de anotar
quién ingresa o quién se marcha de la residencia, los registros son una
sinfonía de fallas, con estándares de calidad inferiores a los de
cualquier barrio cerrado, hasta conformar un verdadero agujero negro. Así, la primera conclusión es que los registros muestran tantas fallas metodológicas que les restan consistencia.”
“Faltan
planillas de varios días clave. Entre otros, las correspondientes a las
horas previas y posteriores a la muerte del fiscal Alberto Nisman, el
18 de enero de 2015. Pero, en rigor, ese vacío se repite a lo largo de
varios períodos de los Kirchner y de los Macri en Olivos. Así, faltan
los registros del 1° al 3 de aquel enero, como también los del 5, 7, 10,
13, 16 al 18 y del 25, 26, 30 y 31, en tanto que las anotaciones de
febrero recién arrancan el 4. Y en enero de este año, ya con Macri,
faltan las planillas que van del 8 de enero al 24 de febrero y de allí
hasta el 9 de marzo.”
Además LA NACION, pese a ser socio de CLARIN, socarronamente agregó: “Magnetto
no es la única figura asociada a los medios que aparece. Sergio
Szpolski, con 25 ingresos, supera al entonces director nacional de
Medios Públicos, Tristán Bauer (21), mientras que el ex secretario de
Medios Enrique “Pepe” Albistur figura 14 veces, por delante de Diego
Gvirtz (8) y Daniel Hadad (7), la misma cantidad que Fabián de Sousa
(socio de Cristóbal López y dueño de C5N) y el publicista Jorge Devoto
(3).”
Por
nuestra parte, al consultar esos datos, lo primero que llama la atención
es la velocidad con la que los aportó el actual gobierno, ante el
pedido efectuado por Fundación Poder Ciudadano. Una ONG vinculado
estrechamente al PRO, que en su tiempo fue dirigida por la ex diputada
del PRO y actual secretaria de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso,
quién en un reportaje efectuado por Perfil, confesó estar enamorada
platónicamente del presidente Macri. Y cuyo presidente del Consejo de
Administración es Hugo Wortman Jofre, que se desempeña como abogado
defensor de encumbrados macristas.
El
pedido lo efectuó Poder Ciudadano el 23 de junio pasado, con la firma de
su director Pablo Sechi. Designando entre otros para tramitarlo, a Juan
Cruz Vigliero, hijo de Juan Pablo Vigliero, el abogado de las hijas de
Nisman en la causa de la muerte de este, lo cual revela que el pedido
distó de ser ingenuo. Dado que quién se encargó de ensuciar dicha causa,
apelando a cualquier método por deshonesto que fuera, desde que se hizo
cargo de ella a mediados del año pasado, es el bufete de abogados
Casal, Vigliero, & Romero Victorica,.
Prestamente,
para una burocracia especialista en arrastrar los pies ante cualquier
pedido del ciudadano, el 21 de julio el jefe de la Casa Militar, general
José Luis Yofre, respondió diciendo que esa documentación estaba a
disposición de Poder Ciudadano para su consulta. Pero no obstante el 1
de agosto optó por entregar las fotocopias de las planillas, que
inmediatamente fueron aprovechadas por Santoro. Más un agregado de yapa,
en el que se habían compilado prolijamente los visitantes a la quinta
registrados en las planillas.
Yofre
había sido designado a principios de año en ese puesto por el presidente
Macri, recomendado por el flamante jefe del Ejército Gral. Diego Suñer,
quién asumió con la misión de “desmilanizar” el Ejército. Y parecería
que una de las tareas de “desmilanización”, fue la de sembrar pistas de
que el ex jefe del Ejército César Milani, habría frecuentado la quinta
de Olivos, planeando con la ex presidenta el asesinato de Nisman, y
luego habría hurtado los registros de ingresos para borrar sus huellas,
según la tesis sugerida por Santoro.
Pero más
allá de la crítica de LA NACION, un análisis en detalle respecto la
regularidad y preservación de esos registros, evidencia que son
enteramente incapaces de probar nada, ni aun como leves indicios. Razón
por la cual ningún periodista serio debería haberlos tomado para
concretar una acusación de ese porte. Y menos aún un juez para fundar
alguna medida, y menos aún para desviar de la investigación de una
muerte, con la sensibilidad social que rodea a la del ex fiscal Nisman.
Empleando
la misma jerga acusatoria de Santoro, en el siguiente gráfico se
muestra el grado de “borramiento” que sufrieron esos registros a lo
largo de los años, lo cual constituye una radiografía de la inconducta
periodística de Santoro. Que empleando el mismo término, se podría
sintetizar como “borra” y “miento”. Razón por la cual, imitando al
secretario general Casildo Herreras, que se “borró” ante el advenimiento
del golpe militar del ’76, debería borrarse el título de periodista,
con el sillón de Scalabrini Ortíz incluido.
En
gráfico se observa que los registros de ingresos de personas (columnas
verdes) muestran un sistemático “borramiento”, que van de un 70% en el
2009, y trepa hasta un 100 % en el 2016, en la era de Macri. Y que en el
caso de vehículos, parten de un nivel superior a un 20 % en el 2009,
para superar el 40 % en el 2011, y el 50 % entre el 2012 y el 2015,
hasta trepar a un 75 % en el 2016, durante el reinado de Macri.
Si se
profundizan el análisis de los supuestos “borramientos” perpetrados
entre el 2014 y 2016, se obtiene el gráfico siguiente. Que muestra por
un lado en el eje horizontal, la cantidad de “borramientos”, y en el eje
vertical el faltante de días consecutivos que corresponden a cada uno
de ellos. Arrojando en el año 2014, que hubo 34 “borramientos” de un
intervalo de un solo día, hasta llegar a un “borramiento” de un
intervalo de 13 días consecutivos. O arrancados, según la jerga empleada
por Santoro. Pasando por 17 “borramientos” de un intervalo de 2 días,
12 de 3 días, 6 de 4 días, 3 de 5 días, y 1 de 6, 7, y 9 días
respectivamente.
A su vez
en el año 2015, hay 33 borramientos de un intérvalo de un solo día,
hasta llegar a un borramiento, con un intervalo de 11 días consecutivos.
Pasando por 12 “borramientos” de 3 días, 3 de 4 días, 2 de 5 y 6 días, y
1 de 7 y 9 días respectivamente.
Y por su
parte en la era de Macri desde fines del 2015 a mediados del 2016, pese
su corto plazo de seis meses, los supuestamente registros “borrados”
según Santoro, son aún mas numerosos que los anteriores. Al pasar de un
“borramiento” de un intervalo de un solo día, a un “borramiento” de nada
menos que 45 días consecutivos.
Pasando
por un “borramiento” de 2 días, otro de 7 días, otro de 8 días, y otro
de 14 días; por 4 “borramientos” de 3 días, dos “borramientos” de 9 y 10
días, y 3 “borramientos” de 12 días. Los cuales seguramente el actual
presidente Macri ordenó borrarlos, porque continuando con la tradición
de la casa de Monsieur Landrú, se convirtió en Jack el Destripador, y
planeó y cometió un sinfín de crímenes durante esos borramientos.
La
torpeza de Santoro se advierte hasta en los menores detalles, dado que
tal como apuntó LA NACION, el supuesto “borrado” en los días de enero
correspondientes al episodio de la denuncia y muerte de Nisman, fue de
solo tres días, correspondientes al 16, 17, y 18 de enero, y no de
cuatro días como apuntó Santoro. Habiéndose además registrado, como se
anteriormente, otros 12 “borramientos” de intervalos de 3 días en ese
año 2015. Por lo que cabe preguntarse qué horribles crímenes se
cometieron en la mansión de Olivos Landrú, durante esos “borramientos”
de Santoro.
Santoro
omitió también considerar otra cuestión esencial, que se verifica tanto
en el caso de la Fernández de Kirchner como de Macri, referida a la
pregunta elemental a que se podrían deber esos periodos faltantes, sobre
todo los más largos. Los que coinciden generalmente con la ausencia de
los presidentes en ella, lo cual provocaría el relajamiento del sistema
de seguridad, al no tener a quien custodiar.
Y en el
caso de su antecesora, el faltante de fines de octubre del 2010,
coincidentes con la muerte de Kirchner en Santa Cruz, y su traslado a
Buenos Aires, honras, y el posterior sepelio en Santa Cruz, seguramente
se debió a que esos fúnebres días se mantuvo alejada de la quinta de
Olivos.
En
cuanto a los faltantes de enero del 2015, los diarios informan que ella
sufrió un esguince en un pie, por el que tuvo que interrumpir su
descanso en Rio Gallegos y regresar a Buenos Aires, para mantenerse
inactiva e inmovilizada en búsqueda de una rápida recuperación. Con
vistas a cumplir una decisiva visita a la República Popular China, que
se había convertido en la “aliada estratégica integral” de su gobierno.
La estrategia para reenviar la causa a la “casa de Stiuso”, la justicia federal.
A ningún
periodista o medio serio del mundo, se le hubiese ocurrido insinuar una
hipótesis de un complot para un asesinato por parte de la autoridad
suprema de su país, meneando las paupérrimas planillas esgrimidas por
Santoro. Pero lamentablemente, estas pésimas coberturas de CLARIN, al
borde del ridículo, están lejos de ser una pifia monumental por parte
del seudo periodista Daniel Santoro, o de dicho medio, a las que tiene
acostumbrado a sus lectores.
Ya que
ella evidencia ser solo una pieza más en una compleja operación, para
mediante el desvío judicial de la investigación de la muerte de Nisman
por parte de Palmaghini, y el reflotamiento judicial de la denuncia de
este contra la ex presidenta en la justicia federal, crear un contexto
de situación y estado de opinión pública, que le posibilite a la Corte
Suprema reenviar nuevamente el caso Nisman a estte fuero. Al que el ex
fiscal general del juicio de las Juntas Militares, Luis Moreno Ocampo,
denomina “la casa de Stiuso”.
Facilitado esto
con la reciente incorporación a esa Corte de sus dos miembros
designados por el presidente Macri, Carlos Rosenkrantz, y Carlos
Rosatti, quienes están obligados a ser gentiles con su nombrador.
Existiendo el interrogante si el primero, como abogado del grupo CLARIN,
participó en la elaboración de dicho plan, puntualizando las
circunstancias a generar, que harían permeable que la Corte Suprema tome
una decisión en ese sentido.
Al
respecto existen fortísimos intereses externos e internos, para que
nunca se llegue a calificar judicialmente a la muerte de Nisman como un
suicidio. Tal como lo manifestó el incuestionable diario LA NACION, en
una temprana nota con la firma de Jorge Urien Berri del 1 de febrero del
2015, con título “En cualquiera de las hipótesis, suicidio o asesinato, el gobierno es el gran perdedor”.
Ya que
ello, además de incriminar Stiuso, que predispuso la falsa denuncia de
Nisman y su posterior suicidio; y de echar por tierra la credibilidad
del grupo CLARIN, que sostiene ofuscadamente la teoría del homicidio;
llevaría también a una revisión integral de la causa AMIA. Cuestión que
no le interesa para nada a EEUU e Israel, ni a la CIA ni el Mossad, ni
tampoco a las organizaciones judías locales, AMIA y DAIA. Por eso
anticipatoriamente hace un año y medio, apenas ocurrido el deceso de
Nisman, en la referida nota Urien Berri decía:
“Todo
parece valer en la puja de intereses que se libra en torno a la
verdadera causa de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Hay mucho en
juego y jugadores muy fuertes… Por eso, si la hipótesis del suicidio
sigue ganando terreno, le esperan días difíciles a la fiscal Viviana
Fein, a quien ya quieren marcarle la cancha la jueza Fabiana Palmaghini y
la querellante y ex esposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado.
Se daría así la paradoja de que la hipótesis del suicidio, convertida en
la verdad del caso, es la que perjudicaría a más sectores y más
resistencia despertaría.”
Para
lograr ese traspaso a la justicia federal, los deudos de Nisman
empeñados a toda costa en la hipótesis del asesinato, presentaron un
recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia, contra el
fallo emitido por la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y
Correccional, que dispuso que el caso Nisman quede en el fuero
ordinario. Y recusaron a la par a los jueces que habían firmado ese
fallo, los camaristas Mario Magariños, María Laura Garrigós de Rébori y
Daniel Morín, con el argumento de que pertenecían a la agrupación
Justicia Legítima.
Otra
sala de esa Cámara de Casación, compuesta por Horacio Días, Carlos
Mahiques y Pablo Jantus, rechazaron la recusación, diciendo que ni
Magariños ni Morin pertenecían a esa agrupación, y que incluso ello no
implicaba que no pudieran intervenir. Ante lo cual los deudos de Nisman
plantearon un recurso extraordinario ante la Corte, que esta sala
declaró inadmisible, por no tratarse de una sentencia definitiva, sino
solo de una recusación en una causa en trámite.
En
consecuencia la sala integrada por Magariños, Garrigós y Morín, a su vez
declaró inadmisible el recurso extraordinario presentado, para que la
Corte dirimiera la cuestión del tribunal que debe hacerse cargo de la
causa. Con similar argumento de que se trataba de un pedido de cambio de
fuero, no de un fallo definitivo.
Ante
ello Clarín y Santoro, mostrando claramente que lejos de ser periodistas
que tratan de cubrir la realidad, son operadores mediáticos que tratan
de construirla, publicaron la nota con el editorializado título “Impiden a la familia de Nisman llegar a la Corte con su reclamo” (30/8/16).
Título incluso técnicamente falso, al quedarles la vía del recurso
directo o de queja ante la Corte, del que da cuenta la misma nota.
Pero que
intencionadamente denota una supuesta confabulación para negarle
justicia a los deudos de Nisman. Cuando, conforme se ampliará en una
próxima nota, la confabulación que evidentemente existe, es para tratar
de crear una realidad virtual o aumentada, que tiene otra pata en el
ámbito de la justicia federal, para que la Corte Suprema en contra de su
jurisprudencia de no expedirse sobre fallos que no son definitivos,
disponga traspasar el caso Nisman a la “casa de Stiuso”, o sea a la
justicia federal.-
Ver también: