miércoles, 7 de septiembre de 2016

Sobre las Carmelitas de Nogoyá


Señor Gradín

Conociendo su escrito mediante el grupo "GOOGLE GROUPS", consideré un desprecio al buen gusto y la verdad, no al menos intentar se conozca lo expresado respecto al tema y colaborar a su difusión.
Hacen mas de tres años, diferentes causas, semejantes al caso "CARMELITAS DE NOGOYA", motivaron la inserción en la WEB del blog  http://elquijotesiglo21.blogspot.com.ar/ , desde el cuál manifiesto mi postura "antiliberal, antimarxista y antiatea" que se pretende implantar para la  humanidad  entera.
Sabrá dispensar mi intromisión en lo que impresiona como algo personal, pero lo bueno y distinguido, creo merece amplio conocimiento.

Administrador

Sobre las Carmelitas de Nogoyá 


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LA IMAGEN NO CORRESPONDE A LA PUBLICACION ORIGINAL
Sin entrar en el sinsentido de la ignorancia forense a que se refiere Bandieri en relación a la sacrílega profanación del claustro carmelitano de Nogoyá - y pensando que sus interlocutores son bautizados-, me parece oportuno reflexionar sobre los tiempos históricos-esjatolójicos que vivimos, donde profecía e historia parecen unirse a partir de la meditada y valiente decisión de SS Benedicto XVI de abdicar al Obispado de Roma, dejando así al desnudo la Antiiglesia y la aparición en escena de nuestro inefable Jorge Bergoglio como jefe de la misma.



A la luz de la II carta de san Pablo a los Tessalonicenses donde se refiere al comienzo del fin de los tiempos, la abdicación de SS Benedicto XVI precipita la caída del Katechon, lo que detenía la revelación del ánomos (sin ley), en medio de una apostasía universal y generalizada como en la que hoy vivimos, la profanación del monasterio de las carmelitas es un hecho más que apunta a la desacralización y mundanización de todo lo sagrado, no solo por parte de los poderes mundanos, sino también y especialmente por parte de los obispos de la Iglesia, los primeros responsables en proteger y custodiar el Depósito de la Fe y por extensión los ámbitos sagrados.

Lo que comenzó hace mucho tiempo con la mundanización de la liturgia y el manoseo de la Sagrada Eucaristía, hoy se ha transformado en una acción sistemática de relajación en la custodia de todo lo sagrado por parte de una gran parte de la jerarquía eclesiástica argentina. No hace mucho tiempo, vimos como Bergoglio recibió alegremente en Roma a la misma mujerzuela que había meado escandalosamente dentro de la Catedral Primada de Argentina cuando él era Cardenal Primado. También nos acordamos cuando una patota intelectual del Colegio Nacional rompió y profanó el altar de la Iglesia San Ignacio, recibiendo por parte del actual Cardenal Poli, un potencial convite a dialogar mate por medio con los responsables. No está lejos en el tiempo tampoco, la reprimenda pública del Obispo al sacerdote de la Iglesia de Lima, cuando puso carteles de advertencia sobre la forma decorosa de vestirse para participar en la sagrada liturgia.

Sin querer extenderme en esta larga lista de abandono y profanación de lo sagrado por parte de los obispos de la Antiiglesia, creo que es necesario para completar este lamentable cuadro de contubernio y connivencia entre el poder religioso y mundano, referirme a la escandalosa autorización por parte de La Conferencia Episcopal Argentina (consentida, y por que nó, propuesta por la Roma Bergogliana) al cambio de nombre en la Fe de Bautismo peticionado por el degenerado solicitante travestido, como así también, otorgar escandalosamente el sacramento del bautismo al niño presentado por dos homosexuales que viven amancebados.

En medio de este cuadro de traición y apostasía por parte de la Antiiglesia, no es extraño que frente a la profanación del claustro sagrado de las religiosas carmelitas por parte de una banda poli-judicial, el Arzobispo de Paraná solamente haya hecho lastimosas declaraciones periodísticas, donde se queja a la manera de los prudentes políticos del “desproporcionado procedimiento”, y frente a una pregunta sobre si el allanamiento fue como violar una embajada. No tuvo la vergüenza de responder: “No me animo a decir que tanto, pero hubo algo que fue desprolijo”.

O sea, para estos obispos con olor a grasa de capón en vez del suave perfume a Cristo, es más importante no complicar diplomáticamente a su jefe en Roma que defender lo inviolable del claustro sagrado.

Como bien les cabe a muchos de nuestros obispos lo que decía el Cardenal Wyszynski : “Para un obispo la falta de fortaleza es el comienzo de la derrota. ¿Puede continuar siendo apóstol? Para un apóstol es esencial el testimonio que se dé de la Verdad, y esto exige siempre fortaleza”. “La falta más grande del apóstol es el miedo. La falta de fe en el poder del Maestro despierta el miedo; y el miedo oprime el corazón y aprieta la garganta: El apóstol deja entonces de profesar su fe. ¿Sigue siendo apóstol?

Así como comienzan a manifestarse estos actos de profanación de la Iglesia de Cristo y de persecución a gran escala a los que se mantengan fieles a Él por parte del poder mundano y de la Antiiglesia que san Pablo lo llamó como el Misterio de Iniquidad, así también nos alienta el mismo san Pablo, que cuando esto suceda será el preludio de la llegada del Anticristo, que el Senior Jesús lo eliminará con el soplo de su boca.

Con esta esperanza me despido con un fuerte abrazo en Cristo y María Santísima.

José Antonio Gradín

San Luis.