AÑO 10
CAPÍTULO 10
LAS 9 HAZAÑAS QUE REALIZÓ
Se le atribuyen tres menos que a Hércules, lo cual parece lógico pues éste era un semidiós de veras.Vamos a examinarlas, según los pormenores que nos trasmite prolijamente la biografía escrita por su hermano. Hemos agregado solamente la presunta fundación de la democracia argentina, que allí no figura, ignoramos la causa. Podemos imaginarnos que el biógrafo no tenía gran devoción por ella,.Parece evidente que la primordial obligación de un secretario fuese la de organizar su secretaría; y ya hemos dicho a qué punto la descuidó Mariano Moreno, que no labró una sola acta de los centenares de sesiones de La Junta durante su gestión; negligencia irremediable, que ha hecho perder para nuestra historia una preciosa e insustituible documentación .
No era, pues,
de una actividad tan devoradora como nos cuentan sus panegiristas.
Su hermano, que
a toda costa quiso crearle fama de escritor, se ha visto en figurillas para
llenar un librejo de 266 páginas, titulado pomposamente Colección de Arengas en
el Foro y escritos del Doctor Don Mariano Moreno, sin
una sola arenga;
y aunque arrambló con todo y
metió allí hasta la tesis doctoral y el alegato frondosísimo de un trivial y
despiadado juicio de
desalojo, no pueden compararse
esos escritos a los de otros personajes como Belgrano, como San Martín, como el
General Paz, que a pesar de no haber sido papelistas, sino soldados, aparte de
lo que realizaron con la espada, nos han dejado voluminosas obras de su pluma,
memorias o correspondencias interesantes y útiles.
Pero si lo
escrito por este prócer es insignificante, ¿puede afirmarse que su labor de
estadista le haya merecido el lugar que le han asignado?
Para darnos la
ilusión de su tremenda actividad, han debido despojar a los otros miembros de
la Junta de todo talento, de iodo patriotismo; de toda iniciativa y atribuir a
Moreno cuanto allí se pensó y realizó.
Si fuéramos a
creerles, allí hubo ocho cabezas huecas, inca-paces de un pensamiento propio,
ocho títeres movidos por aquel inconmensurable genio.
En concreto, su
primer biógrafo que es el que mejor lo conoció le atribuye las siguientes
hazañas;
1º Haber
organizado el ejército,
2º Haber echado
al último Virrey.
3º Haber
desalojado a un ínquilino de un conventillo.
4º Haber
fundado La Gaceta.
5º Haber
habilitado el puerto de la Ensenada.
6º Haber
habilitado el puerto de Río Negro...
¡para el tráfico de esclavos!
7º Haber
proyectado la fundación de un club, que no llegó a formalizarse y que se
disolvió". . .
8º Haber
fundado la Biblioteca Pública.
9º Haber
fundado la democracia argentina ( de esto no habla el biógrafo).
Lo demás que se
dice: que era un genio, que era el alma de la Junta, que era un fogoso tribuno,
etc., son clamores sin más sustancia que la que podría extraerse de esos nueve
puntos, si fueran verdad.
1º Que organizó
las fuerzas armadas.
A esto se debe
el que llevara su nombre uno de los más poderosos acorazados que tuvo en cierta
época la escuadra argentina,
¿Pero de dónde
ha salido este infundio? ¿En qué documentos reposa? ¿Qué decreto de la Junta lo
autoriza, aunque en algún documento se le llamara Secretario de Gobierno y de
Guerra?. . . Vida y Memorias del Doctor Don
Mariano Moreno, etc., página 250. . .
Temarios esta
enumeración de la obra tantas veces titulada: Vida y Memorias, etc., página
279. Y de allí lo han copiado los historiadores de la primera época, a quienes
recopilaron los que vinieron después y así sucesivamente.
De las doscientas resoluciones, órdenes,
notas, proclamas, circulares, etc., emanadas del gobierno patriota en los
últimos siete meses del primer año de 1810 (los únicos en que él pudo actuar),
unas aparecen con las firmas de todos los miembros de la Junta, otras con la
del Presidente y un Secretario, otras con la de un Secretario solo y se
refieren a todo género de asuntos, los más dispares, desde las graves
instrucciones para la expedición militar al interior del país, hasta la
destitución de la Abadesa de las monjas capuchinas. Sólo son veintisiete las
que tienen relación con asuntos militares, y de éstas apenas seis llevan la
firma de Moreno, que, como Secretario, comunica una resolución del superior.
En siete de
esas actuaciones se encomiendan misiones de carácter militar a algún miembro de
la Junta.
Se designa a
Azcuénaga. a Vieytes, a Belgrano, a Castelli, considerándolos más capacitados
para tratar asuntos militares. Jamás se menciona a Moreno, señal de que esos
temas no eran ni de su competencia, ni de su gusto, y que sus funciones como
Secretario de los asuntos de la guerra fueron exclusivamente burocráticos, para
redactar los papeles, para poner los sellos y nada más.
Insistimos en
este detalle de que en las resoluciones militares jamás se le nombra, porque
cuando en notas de otra especie ha llegado a nombrársele, sus panegiristas han
hecho de esa mención una prueba de que la iniciativa pertenecía al prócer y no
a la Junta.
Es decir,
cuando se le nombra —muy rara vez— para cualquier cosa en el texto de alguna
resolución, gritan que es el autor de la iniciativa; y cuando no se le nombra,
y se menciona en cambio a otros miembros, siguen gritando que es también el
autor de esas otras iniciativas, porque ¡era el alma de la Junta!
¡Y esto es
escribir historia imparcial y con sentido crítico!
En aquella
proclama del 29 de mayo de 1810, en que la Junta reconoce a los Cuerpos
militares de Buenos Aires como los únicos autores de la revolución, se nombra
cuatro veces al vocal coronel don Miguel de Azcuénaga, y se le encomiendan los
asuntos militares, y no se alude ninguna vez a Mariano Moreno.
Lo cual
significa que la organización del ejército estuvo desde el 29 de mayo de 1810
en manos de Azcuénaga y posteriormente de Belgrano y de Vieytes.
Su contacto con
el ejército fue absolutamente nulo. En el Buenos Aires de entonces, todas las
personas de alguna importancia eran perfectamente conocidas.
Pues bien.
Moreno hacía seis meses que estaba en el gobierno y todavía era un desconocido
en el cuartel de los Patricios, el principal cuerpo de tropas, a tal punto que
la noche en que se realizó allí una fiesta celebrando la batalla de Suipacha,
el centinela no lo dejó entrar, porque no sabía quién fuese.
Lo cual prueba
su ninguna relación con los asuntos del ejército. A él se le reservan misiones
de carácter literario, como cuando se lo elige, en compañía de Belgrano y de
Castelli bajo la dirección de Alberti,
para redactar La
Gaceta (2 de junio de 1810).
Nada más.
2º Haber echado
al último Virrey.
Que echó al
último Virrey de Buenos Aires y acabó con la dominación española.
¿Pero cuándo
realizó esta hazaña? Antes del 25 de Mayo él no tuvo más intervención que el
asistir al Cabildo Abierto (22 de Mayo) "por la majadería de Martín
Rodríguez", según él mismo lo dijo. Después desapareció, temeroso "de
que los godos lo ahorcaran" y se escondió hasta el anochecer del 25 de
Mayo en que reapareció para incorporarse a la Junta.
Pero a esa hora
ya el Virrey había abdicado, bajo la imposición de los militares. Noticia que
le llegó porque se la contaron de modo que se presentó cuando ya no había nada
que temer de los "credos".
En cuanto a la
dominación española en Sudamérica, tampoco terminó por obra suya, sino después
de la batalla de Ayacucho ganada por Sucre en 9 de diciembre de 1824.
Ya hacía más de
trece años que Moreno había muerto.
3º Haber echado
a un inquilino de cierto conventillo. Bueno, esto es más fácil que echar a un
Virrey. Habría sido una verdadera hazaña en los tiempos actuales, bajo nuestra
ley de alquileres, mas no era difícil en aquéllos en que él vivía, sobre todo
si el ilustre abogado patrocinaba al rico contra el pobre. Como ocurrió en
realidad.
Para lograr
este triunfo, del cual dimos pormenores en el capítulo IV, Moreno escribió más
de 50 páginas llenas de erudición, que su hermano ha coleccionado con no poco
orgullo en su libro Arengas en el foro, etc.
Sin embargo nos
parece que este episodio curialesco no enaltece mucho al futuro fundador de la
democracia argentina.
- Si las cosas hubieran pasado al revés y él
hubiera sido abogado del pobre contra el rico, esta hazaña ya habría sido
repicada por los panegiristas, que ahora la olvidan. Pero siendo auténtica,
como lo demuestra el escrito recopilado, no hay por qué desperdiciarla.
4º Haber fundado La Gaceta.
Por su
importancia dedicamos a este zarandeado asunto un capítulo aparte, donde
probamos que no es verdad.
5º Haber
habilitado el Puerto de la Ensenada.
El biógrafo
atribuye a Moreno haber habilitado el puerto de la Ensenada.
En qué se
funda? En que la comunicación de la Orden de la Junta, del 12 de octubre de
1810 (disponiendo que los buques que no puedan entrar al canal de balizas, se
sitúen en el puerto de La Ensenada para cargar y descargar), lleva esta firma:
Dr. Mariano Moreno, secretario.
No advierte que
arriba dice: "Orden de la Junta", y en el texto se lee: "ha
resuelto la Junta. .."
Era
indispensable que el secretario comunicase las resoluciones de la Junta, pero
eso no quiere decir que lo resuelto fuese obra suya.
En La Gaceta
del 6 de noviembre de 1810. . . . Gazeta de Buenos Aires (Extraordinaria), 6 de noviembre de 1810, página 6. . . hay otra Orden de la Junta, disponiendo
franquicias para los que quieran instalar hornos de ladrillos en la Ensenada.
Esta comunicación está firmada por el otro secretario. Paso. A nadie se le ha
ocurrido atribuirle a Paso la iniciativa.
El estilo es el
de todas las notas: "deseando la Junta, etc."
6' Haber
habilitado el puerto de Río Negro.
Como el
fraterno biógrafo escribía en Londres, y para personas que no tenían la menor
idea de nuestra geografía, podía, tal vez, asombrarlas con esta noticia. Pero
nosotros que sabemos la distancia a que está de Buenos Aires Carmen de
Patagones, que es el puerto que se dice habilitado por el prócer, podemos
calcular la importancia económica que tuvo el hecho en aquella época.
Y mucho más
que, según lo refiere el biógrafo, fuese habilitado ¡para el tráfico de
esclavos.. .!
"Por
primera vez —agrega el biógrafo—, este hermoso puerto ha obtenido la atención
del gobierno y empieza a figurar en la escala de los lugares que el negociante
debe frecuentar o conocer". . . Vida y Memorias del Doctor Don Mariano Moreno,
página 291. . .
Si la
"sobrehumana" actividad de Mariano Moreno halló en el infame tráfico
de esclavos un objeto digno de sus desvelos, hay que reconocer que, por
fortuna, malgastó su precioso tiempo.
La Argentina,
gracias a Dios, es uno de los países de ambas Américas, en que los traficantes
de ébano humano hicieron tan pocas ventas, que rarísima vez visitaron sus
puertos.
Y como la
Revolución de Mayo manumitió a los descendientes de los poquísimos esclavos que
entonces existían o podían llegar después, el perverso negocio perdió toda
importancia.
Si hoy se ve
algún negro auténtico en nuestras calles, es seguramente algún turista venido
de otras naciones.
7° Haber
proyectado la fundación de un club.
"Como el
célebre Burke —refiere el biógrafo— el Doctor Moreno estableció un club en
Buenos Aires... pero no llegó a formalizarse hasta el punto en que debía
quedar; y su disolución fue una consecuencia de la ausencia del fundador".
. . .
Vida y Memorias, etc., página 278.
¡Y que un libro
lleno de estas nimiedades y despropósitos haya sido el único abrevadero de
nuestros historiadores en puntos principalísimos!
Pero hay que
inflar su figura y para ello se recoge luego todo lo que se halla a mano,
aunque no sea verdad ni tenga relación con él.
8º Haber
fundado la Biblioteca Pública.
Esto es asunto
que merece capítulo aparte y se lo dedicaremos a su tiempo.
9º Haber
fundado la democracia argentina.
Hemos de tratar
el punto en el capítulo XI.
Aquí terminan
las hazañas concretas atribuidas al prócer y uno queda atónito al ver que con
este insignificante material se haya construido tan descomunal estatua.
En la historia
de todos los países, alguna vez se han colado inexplicables infundios; pero no
creemos que exista ejemplo de una complacencia equivalente a la de nuestros
historiadores, que han aceptado estas menudencias referidas por su hermano como
una cosa seria.