AÑO 10
CAPÍTULO XVIII
EL DESESPERADO ARGUMENTO DEL "PUÑO Y LETRA"
En el año 1938 se publicó todo un libro. . . . El fundador de la Biblioteca Pública de Buenos Aires, Buenos Aires, Talleres Gráficos de la Penitenciaría Nacional, 1938. . . sin otra miga que ese solitario decreto (nombramiento de Segurola, que no aceptó) y esas ocho notas, cuatro de ellas en facsímil, para demostrar que Moreno las escribió "de su puño y letra", detalle que subrayaron como prueba terminante (sic) de que él fue el fundador de la Biblioteca. A pesar de la bulla y pretensión de novedad con que se nos había anunciado este libro, es oportuno aclarar que más que publicación resultó una re publicación, porque las notas que pretende alumbrar ya eran conocidas, como que habiéndolas publicado Trelles en 1879 . . . . TRELLES, MANUEL R., Revista de la Biblioteca Pública, tomo 1. . . .fueron en diversas ocasiones requeté publicadas juntas o separadas, recortadas o enteras. La precaución del fotograbado no podía agregarles nada, porque no estaba en discusión su caligrafía, sino su contenido.
Sólo se
necesitaba saber leer de corrido para comprobar que de ninguna de esas notas se
desprende que Mariano Moreno fuese el fundador, pues todas ellas hacen saber a cada uno de sus
destinatarios que la Junta ha resuelto establecer una Biblioteca pública. . .
Pero como
cuatro de esas notas aparecen escritas de puño y letra de
Mariano Moreno, sus panegiristas han promovido una aturdidora algazara
alrededor de este detalle, porque esto para ellos significa —hoo manes de
Aristóteles y de Stuart Mili!) — que él fundó la Biblioteca Pública. . .
Parece mentira que
publicaciones oficiales hagan, estas trocatintas, en un país cuyos ciudadanos
no tienen blanda la mollera más allá del primer año de su vida y donde hay no
menos de doscientos profesores de lógica.
Perdónennos los
inventores de tan desesperado argumento,
pero ¿creen de veras que tiene
alguna importancia la caligrafía de esos papeles, cuando ella es la del secretario de la
Junta, que por su empleo tenía que escribirlos de "su puño y letra"?
En aquellos
tiempos en que no había máquinas de escribir, es
seguro que se encontrarán muchos documentos de letra de los secretarios de
todas las instituciones, pero eso, para un mediano sentido común no quiere decir
que las iniciativas fueran suyas. A menos que pretendan hacernos creer que
Mariano Moreno, como secretario de la Junta, no comunicaba
sino aquellas resoluciones de que él era autor. . .
El pobrísimo
argumento del "puño y letra", a pesar de todo, se ha hecho, más aún se ha campaneado en
forma resonante, difundiendo en
periódicos, revistas y libros, los
costosos fotograbados y esa trivialidad es la última trinchera en que se han
refugiado los panegiristas.
En el texto de
esas notas no hay nada que justifique las ilusiones de los que ahora las
republican. Todo lo contrario; lo acabamos de decir, en
cada una se vuelve a leer el mortificante estribillo: la Junta ha resuelto fundar la Biblioteca.
Jamás, ni de soslayo, se apunta que Mariano Moreno fundara o por lo menos
hubiese acariciado la primera idea de la fundación.
Citemos de
nuevo las notas, enumeradas ya en el capítulo anterior, y reproduzcamos las
frases más expresivas de ellas:
1º Al
gobernador de Córdoba (sobre los
libros del Obispo Orellana) "el benéfico objeto a que esta Junta los ha
destinado".
2º Al
administrador de Temporalidades, pidiéndole
desaloje una casa "por necesitarla el Gobierno para una biblioteca
pública".
3º A
Chorroarín: "Habiéndose
dispuesto por esta Junta la formación de una Biblioteca pública". . . Y en
otro lugar de la misma: "estando
advertido que el Secretario Dr. D. Mariano Moreno está nombrado por la Junta
protector de dicha Biblioteca.
4º Al Obispo: "Habiendo dispuesto la Junta la
formación de una Biblioteca pública".
5º A
Chorroarín: "La Biblioteca
pública que ha determinado establecer la Junta. . .'
6º Al
Provincial de San Francisco: "Habiendo
sido destinado el Reverendo P. Fray Cayetano Rodríguez al servicio de la
Biblioteca pública. . ." No se dice quién lo destinó, pero
es claro que debió de ser el Gobierno, pues nadie más podía tomarse tal
atribución. El Provincial contesta a la Junta y no a
Moreno.
7º Al Tribunal
de Cuentas: "Necesitándose urgentemente la pieza que
hace esquina en los altos de ese Tribunal de Cuentas para darle la
indispensable extensión a la Biblioteca pública. . . dispondrá Vuestra Señoría
que sin pérdida de momento quede totalmente franca, pues esta Junta tiene
noticia. . ."
8º Este es el
ampulosamente denominado: "Un
documento terminante", que se ha
volcado en bronce eterno. Está suscripto únicamente por Moreno y comienza así: "El honroso cargo que la Excelentísima
Junta me ha conferido de protector de la Biblioteca pública. . .
La respuesta
del Cabildo a la nota anterior no se dirige a Moreno, a
pesar de que era su solo firmante, sino a la Junta, reconociendo así que
Moreno, por sí solo, carecía de autoridad, y empieza
de esta manera: "El señor
Protector de la Biblioteca Pública . . . ha ocurrido al Cabildo..."
9º Decreto
nombrando Bibliotecario, "La
Junta Provisional Gubernativa. . . ordena y manda se le reconozca (a Segurola)
por Bibliotecario segundo. . ."
A descubrirnos
esto se ha reducido la más vistosa y trompeteada investigación de nuestra
Academia Nacional de la Historia.
Publicar estos
nueve pápeles para demostrar documentalmente que Moreno fundó la biblioteca, es confiar demasiado en que a esa clase de
paneles no los lea nadie. Pero también es arriesgarse mucho, porque alguien
puede leerlos y preguntarse: De
dónde saca este buen señor que esto prueba lo que él quiere probar?
Publicarlos
para demostrar la actividad devoradora, "sobrehumana" (sic) del
Protector en favor de su protegida, es peor aún, porque se documenta
fotográficamente el retardo con que realizó sus insignificantes diligencias, que
no llegan a sumar una línea de manuscrito por cada día de Protectorado.
El que cuatro
de esas notas, estén redactadas de puño y letra del secretario, no significa sino que el hombre no había
abandonado totalmente sus obligaciones de secretario, y
que de tiempo en tiempo alguna nota escribía.
Con ese mismo
criterio, si hubiéramos de atribuir
la paternidad de las iniciativas a los pendolistas de la Junta, después que salió Moreno y lo reemplazaron
varios otros sucesivamente en la secretaría, por ejemplo el vilipendiado doctor Campana,
diríamos que éste es el autor de cuantas medidas de gobierno existen escritas
de su puño y letra.
Si Moreno no
hubiera sido secretario de la Junta, y se hallaran algunos borradores suyos con
resoluciones del gobierno, entonces
sí podría pensarse que su intervención en tales casos no había sido la de un
simple amanuense, sino que probablemente había inspirado la idea.
Tenemos a mano
un ejemplo, que sin advertirlo, nos
lo ha brindado el distinguido compilador de las ocho notas y un decreto.
Nos referimos
al fotograbado frente a la página 31, que
contiene la renuncia de Segurola, con esta aclaración:
"Facsímil
de una parte del texto de la renuncia de Saturnino Segurola en su condición de
segundo Bibliotecario y decreto marginal, nombrando en su reemplazo a Luis José
Chorroarín, de fecha 30 de enero de 1811, nombramiento pedido por Mariano
Moreno según manifestación del propio Chorroarín".
Hay un detalle,
que se les ha escapado y que tiene mucho sentido, y
es que el decreto marginal, por el cual se nombra bibliotecario a
Chorroarín, es de puño y letra... del mismo Chorroarín. ¿Cómo no lo han advertido y cómo no se han
dado cuenta de lo que significa?
Si Chorroarín
hubiera sido Secretario de la Junta,
esto es: si
por su empleo hubiese tenido la obligación de redactar los decretos, el
detalle carecería de importancia. Pero como no lo era, el haber escrito esas
líneas de su propia mano, significa
que el gobierno entregaba a su arbitrio los asuntos de la Biblioteca, lo
cual revela que reconocía en el modesto sacerdote al verdadero hombre de la
institución, como que él la ideó y
la organizó y la inauguró.
En cuanto a que
debió a Moreno su nombramiento, es
un dato que nosotros dimos a conocer en aquel folleto que tanto escándalo
produjo, y que sin embargo ha sido
aprovechado sin mencionar la procedencia.
No tenemos
inconveniente en introducir una pequeña rectificación a lo que entonces
dijimos, y esperamos que ésta sea utilizada en la misma
forma, con o sin mención nuestra.
La
rectificación consiste en esto: el nombramiento que Chorroarín obtuvo por
influencia de Moreno, no fue el de Bibliotecario, sino el de Director.
En cambio el
decreto marginal nombrándolo Bibliotecario,
es del 30 de enero de 1811,
cuando Moreno ya no estaba en Buenos Aires.
Este nombramiento se lo debió a
sí mismo, como que de su propia mano se extendió.
No se ha
hallado el decreto, muy anterior a éste designándolo Director, pero
existen numerosas referencias oficiales que lo reconocen por tal.
Fue pues, el primer Director y también el primer
Bibliotecario, ya que fray Cayetano Rodríguez nunca llegó a ser nombrado y
Segurola no aceptó, cuando con
retardo lo designaron.
Los que tanto
han ponderado los imaginarios desvelos de Moreno, jamás se acuerdan de los reales servicios de
Chorroarín, que trabajó
gratuitamente, pues el cargo de Director era honorario, y en cuanto al sueldo de Bibliotecario lo
destinaba a pagar la limpieza de la casa.
"En el día
ejerce estos ministerios serviles un negro esclavo del Colegio llamado Antonio,
que por no querer servir a su dueño,
lo traje a la Biblioteca, en
la que sirve gustoso, y lo visto y lo mantengo de cuenta del sueldo de los
Bibliotecarios. . .”. . . Nota de Chorroarín al Gobierno (29 de Enero de 1812) La
Biblioteca Nacional en 1937, por Gustavo Martínez Zubiría. Página 119.
En la
indagación de la paternidad de la Biblioteca los morenistas hacen mucho
hincapié en aquel artículo de La Gaceta, que comienza:
"Los
pueblos compran a precio muy subido la gloria de las armas", publicado el 13 de setiembre de 1810, en el
cual se anunció por primera vez la fundación.
¿Por qué motivo
se menciona esta pieza?
¡Porque, dicen,
que la escribió Moreno!
En ese
artículo, sin embargo, volvemos a encontrar el
estribillo "La Junta ha dispuesto. . .", "La Junta ha
resuelto..." y ni por asomo una
insinuación que directa o indirectamente equivalga: "Mariano Moreno ha
fundado o ha ideado o ha sugerido".
Léase en el
párrafo 3º: "La Junta se ve reducida a la triste
necesidad de crearlo todo.
Y en el párrafo
4º: "Ha resuelto la Junta
formar una Biblioteca pública. . ."
Y en el párrafo
7º: "La Junta ha resuelto fomentar este
establecimiento.
Se nos podría
alegar que no se estila en los decretos decir de quién es la idea de tal
decreto. Ya lo sabemos. Por eso decimos que para probar que la idea
fue de Moreno tendrían que aportarnos otras piezas, en vez de estas notas y artículos que nada
aclaran al respecto.
Pero no las
aportan, a pesar de haberlas buscado y hasta de
haberlas prometido solemnemente.
Señal de que no
las han encontrado porque no existen.
Pues bien: ese artículo de La Gaceta, del 13 de
setiembre, es lo que algún ilustre historiador llama: "el brillante decreto de Mariano
Moreno". . . .LEVENE, RICARDO, La Revolución de Mayo y Mariano Moreno,
tomo 2, página 255.
Ni es
brillante. .
Ni es decreto.
.
Ni es de
Mariano Moreno. .
Añadamos que no
es tampoco de la fecha que le atribuyen: 7 de setiembre.
Esta fecha, que
con toda industria intentan hacer circular como fecha de la fundación de la
Biblioteca, carece de toda seriedad.
Poco ha faltado, sin embargo,
para que la inscribieran en bronce, olvidando que hay dos notas anteriores, una del 22 de agosto al gobernador de Córdoba,
y otra del 2 de setiembre al Administrador de Temporalidades, pidiéndole libros
a aquél ya éste una casa para la Biblioteca Pública, que ya existía por lo menos en los papeles.
He aquí
categóricas palabras del autor de la recopilación: "El mismo día del escrito de fundación de
la Biblioteca, 7 de setiembre, Mariano Moreno redacta dos notas dirigidas al
Obispo y al Rector del Colegio San Carlos". . . . LEVENE, RICARDO, El fundador de la
Biblioteca Pública de Buenos Aires (Buenos Aires, 1939), página 37.
¿Pero de dónde
saca el distinguido historiador que el escrito de fundación, llamado por él mismo en algún libro
"brillante decreto y en otro lugar decreto de creación, sea del 7 de setiembre?
Se publicó en
La Gaceta del 13, pero no lleva
fecha ninguna, y hoy nadie puede, sin contar demasiado con la ignorancia o la
candidez de sus lectores, afirmar que sea del día 7. . . . . También se confunde el distinguido
historiador cuando afirma que el día 7,
Moreno redactó dos notas. Esas
dos notas llevan la fecha 7, como enmienda de la 6, puesto aquel número sobre éste, lo
cual significa que fueron redactadas el 6, y que no habiéndose despachado ese
día sino al siguiente, se les corrigió la data. También podría
significar que su redactor no sabía exactamente en qué día vivía.
Hacemos esta observación inocente
—pero muy al estilo de las que suelen hacer los más avisados historiadores
cuando quieren ejercitar su sagacidad y asombrar al lector—, para que se vea
cuan peligroso es tratar de minucias insignificantes.
Que Moreno
redactara ese día dos notas (y más
adelante veremos que ese día no redactó ninguna) no autoriza a sostener que ese mismo día
escribiera también el zarandeado artículo.
En buena
lógica, nosotros, que acabamos de comprobar lo
menguado de su actividad, deduciríamos lo contrario, es
decir, que habiendo redactado dos notas con 26 líneas
en total, ese día se agotó y no escribió más, pues según el cálculo del capítulo anterior, a
razón de una línea por día, ya había realizado la labor de cuatro semanas.
Haremos,
entonces, otra pregunta: ¿Con qué propósito se pretende atribuirle
fecha a un documento que no la tiene?
Responderemos
de nuevo: Hay que inventar una data cualquiera; todas
serán buenas, con tal de que sirvan para suplantar la única legítima e
indiscutible que podría festejar la Biblioteca, el 16 de marzo de 1812, día de su solemne inauguración. Como este día tiene para los morenistas el
pecado de haber caído un año después de la muerte de su héroe, prefieren
borrarlo, porque su celebración pone de manifiesto que
el pretendido fundador, no vio ni siquiera abrir las puertas de su fundación.
Preguntaremos
también, sin esperanza de obtener contestación: ¿por qué a un artículo de diario se le llama
brillante decreto?
La fecha y las
firmas son detalles esenciales en todo decreto, y
este artículo no tiene ni fecha ni firma de nadie. ¿Se concibe un decreto anónimo y sin fecha?
Tampoco reviste
las otras formas habituales en toda disposición gubernativa, y
aunque al final se anuncie el nombramiento de dos Bibliotecarios, eso no es más que una noticia de lo que se
pensó realizar y que no llegó a realizarse.
Porque si el
tal artículo hubiera sido un decreto,
brillante u opaco, el
nombramiento de Segurola dataría de allí, y no habría sido necesario hacer otro
nombramiento, de la misma persona y para el mismo cargo el
28 de diciembre, en un verdadero decreto, según antes vimos.
Aquí sí que
habría tenido valor el presentar documentos de su puño y letra, porque el autor de un artículo anónimo se
descubre examinando los papeles originales.
Habría sido una
oportunidad de perlas para probar con los borradores, que el artículo publicado
sin fecha el 13 de setiembre era obra de Moreno.
¿Pero dónde
están esos borradores? Mucho se anunció que estaban en el Archivo
General de la Nación, preciosamente custodiados, y
se prometió por los diarios presentarlos, pero cuando llegó la hora de hacerlo, no
se acordaron más de la promesa.
No ignoramos
que Manuel Moreno cita ese artículo como obra de su hermano. Pero nadie ignora tampoco la poca confianza
que merecen las invenciones del fraterno biógrafo, que atribuye a su héroe todo aquello que se
imagina puede refluir en su honor.
No sólo le
atribuyó lo que era ajeno, sino que
con una fres cura enorme, hasta adulteró el texto de artículos que
reproducía, para acomodarlos a las ideas que quería
asignar al prócer. . . Véase: VEDIA Y MITRE,
MARIANO DE, Curso de Derecho Político, Biblioteca Jurídica Argentina Buenos
Aires, 1929), tomo 2, página 129. GROUSSAC, PABLO, Estudios de Historia
Argentina página 340 (nota). Ambos mencionan flagrantes adulteraciones de
Manuel Moreno.
El fraterno
biógrafo es de una generosidad sin límites para enriquecer a su hermano a costa
de otros, especialmente a costa de Belgrano, a
quien despoja de sus ideas y hasta de sus trabajos e iniciativas.
Vayamos a las
pruebas.
En las dos
biografías. Vida y Memorias, página 287, y Colección de
Arengas en el Foro, Prefacio, página 146,
Manual Moreno ensalza a Mariano
por la idea que tuvo de fomentar el puerto denominado Ensenada de Barragán,
para contrarrestar el exclusivismo de Montevideo.
Pues bien, esta
idea no fue de Mariano Moreno: fue de Manuel Belgrano, quien la propugna en
un extenso artículo que apareció en dos números del Correo de Comercio, en 5 y
12 de Mayo de 1810, antes, pues, de que existiesen ni la junta ni
La Gaceta, antes también de que comenzara la sobrehumana labor gubernativa del prócer.
En las mismas
dos biografías, página 248 y 141, respectivamente, el biógrafo dice que:
"El Doctor Moreno sin contar con ayuda extraña ni colaboradores estableció
La Gaceta de Buenos Aires. . . de que fue único editor mientras permaneció en
el país".
En el capítulo 14
hemos estudiado esta impostura, que despoja a otros argentinos de una gloria
cierta y justa.
A falta de
documentos que demuestren quién fue el autor del escrito titulado Educación
aparecido en La Gaceta el 13 de setiembre (el que llaman decreto de fundación
de la Biblioteca) o debemos abstenernos de atribuirlo a nadie, o debemos estar
a lo que surge de los indicios. Y los indicios, en este caso están en favor no
de Moreno, sino de Belgrano.
Parece mentira
que los historiadores profesionales,
tan aficionados a examinar con
lupa los sucesos, no hayan advertido la asombrosa similitud de
estilo del artículo en cuestión con otros de Belgrano, mucho más que con los de Moreno.
Precisamente,
de todos los miembros de la Junta, fue Belgrano el que dio mayores pruebas de
capacidad para el periodismo, pues aparte de sus numerosos trabajos como
secretario del Consulado, redactó en 1810 el Correo de Comercio. Moreno, en
cambio, nunca escribió en ninguno, y cuenta su hermano que cuando el Virrey
en 1807 lo invitó a fundar un periódico para contestar a la Estrella del Sur,
que publicaban los ingleses en Montevideo, él se negó a hacerlo. Prueba de que no tenía vocación para el periodismo.
. . . . Colección
de Arengas en el Foro. . . . prefacio, página 92.
Designado
Belgrano por la Junta, redactor de La Gaceta y habiendo permanecido
en Buenos Aires por lo menos hasta el 22 de setiembre de 1810, fue
sin duda el autor del artículo titulado Educación, tema que trataba a menudo.
La preocupación
de Moreno nunca fue educacional, sino política. Entre sus escritos no hay uno solo que se
refiera a tales asuntos.
Belgrano por el
contrario, no escribía jamás de política, pero en cada número del Correo de Comercio
trataba de la educación del pueblo con tal insistencia que en el número 21, correspondiente al 21 de julio de 1810, en la página 167 exclama:
"Nuestros
lectores tal vez se fastidiarán con que les hablemos tanto de escuelas..."
Esos artículos
llevan siempre como título, una sola palabra: Educación.
Y éste es
precisamente el del artículo de La Gaceta,
título que nunca más volvió a
estamparse allí, lo que se comprende,
porque Belgrano, que lo usaba siempre,
abandonó el periódico, para comenzar sus campañas militares.
Así pues el
tema y el título del artículo eran de la predilección de Belgrano y jamás lo
fueron de Moreno.
Además el
estilo en el artículo de La Gaceta es el mismo que en los artículos de Belgrano
en el Correo de Comercio, y exactamente como el del discurso que
pronunció en la inauguración de ¡a Academia de Matemáticas publicado en La
Gaceta del 17 de setiembre de 1810, cuatro días después que el artículo que
estamos analizando.
La misma
cadencia de los párrafos, idénticos giros, parecida estructura del
razonamiento, que se inicia con una sentencia a la manera de un principio
general, del que surgirán luego diversas consecuencias.
Agréguese la propensión a las imágenes y a las citas clásicas, en lo cual
ambos, Belgrano y Moreno, son de igual escuela.
Vamos a
comparar el estilo de otros artículos de Belgrano, publicados por el Correo de
Comercio, con el estilo del artículo Educación, aparecido en La Gaceta,
Ya hemos dicho
que este título, Educación, no lo empleó nunca Moreno ni antes de ese día, ni
después, como que jamás trató de asuntos educacionales.
Belgrano
comienza generalmente sus artículos con una frase sentenciosa, algo hinchada,
conforme al gusto de su época.
El prospecto
del Correo de Comercio principia con esta imagen bélica:
"El ruido
de las armas, cuyos gloriosos resultados adivina el mundo...". . . . Correo de
Comercio, Buenos Aires, Real Imprenta de Niños Expósitos, 1810, tomo 1.
Es exactamente
el mismo timbre del párrafo con que empieza el artículo de La Gazeta:
"Los
pueblos compran a precio muy subido la gloria de las armas..."
En el artículo
titulado Educación, en el Correo de Comercio (17 de marzo de 1810) Belgrano
censura así a los gobiernos, que se atemorizan por la difusión de la
.enseñanza:
"Hubo un
tiempo de desgracia para la humanidad en que se creía que debía mantenerse al
Pueblo en la ignorancia y por con-siguiente en la pobreza, para conservarlo en
el mayor grado de sujeción".
Leamos ahora el
segundo párrafo del artículo (atribuido a Moreno) titulado también Educación en
La Gaceta:
"Los
buenos patriotas lamentaban en secreto el abandono del Gobierno o más bien su
política destructora que miraba como un mal de peligrosas consecuencias la
ilustración de ese Pueblo".
No sólo es la
similitud del estilo, es también la identidad del concepto.
Dice Belgrano
en El Correo de Comercio, número del 28 de julio de 1810, página 169:
"¿Cómo es
creíble que haya hombres tan insensibles a los males que padece la
patria..."
Y leemos en el
primer párrafo del artículo de La Gaceta:
"Insensibles
los hombres a todo lo que no sea desolación y estrépito.
El reiterado
empleo de los mismos giros denuncia el mismo origen.
Dice Belgrano
en El Correo de Comercio, 14 de abril de 1810, artículo Educación:
"Lo
presentamos al público como modelos tanto más acreedores de imitación cuanto
que en uno y otro..." (Página 55).
Y en otro
artículo del mismo periódico (21 de Julio de 1810) titulado asimismo Educación,
Belgrano vuelve a balancear el rebuscado giro:
"Tanta más
acreedora a la admiración cuanto más privado se halla de medios..." (Página 67)
Y en el
artículo de La Gaceta (atribuido a Moreno), y titulado igualmente (¡oh,
casualidad!) Educación, en el segundo párrafo volvemos a encontrar:
"Una
libertad tanto más peligrosa, cuanto más agradable. . . (página 234).
Belgrano emplea
profusamente la palabra "establecimiento", con el significado de
institución, fundación. En su discurso de apertura de la Academia de
Matemáticas, la hallamos tres veces:
"Nuestro
gobierno se ha apresurado a dar principio a un establecimiento". (Gaceta,
página. 396).
"Sí, en
este establecimiento hallará el joven. . ."Contraerse tanto como quisiera
hacia este establecimiento (página 397).
Y con igual abundancia encontramos igual
expresión en el artículo de La Gaceta, atribuido al numen:
"Descuidan
aquellos establecimientos. . ." (Gaceta, página 384).
"Han visto
destruirse aquellos establecimientos" (Ídem).
"Fomentar
este establecimiento". (Ídem página
385).
Los términos
sabiduría, sabios, buenas costumbres, usados en cada párrafo del artículo de La
Gaceta, aparecen también a cada momento en los artículos de Belgrano en el
Correo de Comercio; y también se tropieza en ellos con citas copiosas en latín
y alusiones a la historia antigua.
La palabra
ilustración, en sentido de instrucción o de cultura, Belgrano la trae con mucha
frecuencia. Correo de Comercio:
"Nuestros
Reyes constantemente se han empeñado en la ilustración de sus Pueblos"
(página 18).
"Cuanto
más privado se halla de medios de ilustrarse..." (página 55).
"Que la
distingan entre todas las naciones por ilustradas que sean..." (Discurso
en la inauguración de la Academia de Matemáticas).
Leamos ahora el
artículo de La Gaceta: (atribuido a Moreno). "Miraba como un mal... la
ilustración de este pueblo" (página 234). "Como uno de los signos de
la ilustración de los pueblos" (Página 235).
"Las
naciones verdaderamente ilustradas se propusieron..." (página 235)."
"Roma en
los tiempos de su mayor ilustración
" (página 235).
Hay modos de escribir
que son como impresiones digitales, que identifican a su autor mejor que una
firma.
En resumen:
"El brillante decreto de Mariano Moreno, del 7 de setiembre de 1810
creando la Biblioteca Pública. . ." (según dice un historiador).
Ni es
brillante, sino enfático, lo que no es igual. Ni es decreto, sino artículo
periodístico. Ni es del 7 de setiembre, pues no tiene fecha y apareció
publicado el día 13.
Ni es creando
la Biblioteca Pública, que ya estaba creada, como lo demuestran las notas
anteriores del 22 de agosto y del 2 de setiembre, a que antes aludimos, ni es
inaugurándola, pues se inauguró al año siguiente, muerto ya Mariano Moreno.
Ni es de
Mariano Moreno, ¡sino de Manuel Belgrano!
El que Manuel
Moreno se lo haya atribuido —y ése es el único argumento— nada prueba, porque
el fraterno biógrafo se tomó el empeño de atribuir a su hermano glorias y
trabajos ajenos, especialmente de Belgrano.
¡Cuán fácil les
resultaría a los panegiristas rebatirnos, con solo presentar los originales
"de puño y letra" de su autor!
Así lo
anunciaron en resonante polémica periodística, así
lo prometieron y hasta señalaron en qué carpetas del Archivo General de la
Nación estaba ese autógrafo más precioso que los originales del Corán, que
trajo un arcángel a la tierra. (Dicho sea entre paréntesis, nadie creyó que
cumplirían tal promesa).
Y llegado el
día de exhibirlos, después de laboriosas búsquedas, sea que no los encontraran,
sea que no les conviniera mostrarlos, han olvidado su promesa, contentándose
con reproducir esas cuatro notas que ya habían sido publicadas por Trelles en
1879 ¡hace 80 años! y que no demuestran nada, pues si algo demostraran, todo
este debate no se habría podido hacer.
Comprendemos
que los morenistas no se rindan ante ninguna demostración. Los árboles les
impiden ver el bosque.
El morenismo no
es una fe, sino una frenética obstinación que se mantiene a despecho de todo
razonamiento.
Esto no nos
preocuparía, antes bien nos resultaría divertido como un
espectáculo, si no fuese que tal actitud implica el
vilipendio de los principales personajes de la historia de Mayo.