miércoles, 21 de marzo de 2018

CABILDO Nº22/3ERA.EPOCA-EDITORIAL- EL PELIGRO ES LA DEMOCRACIA

 
Publicado por Revista Cabildo Nº22
Mes de Febrero 2002-3era.Época
  EDITORIAL
EL PELIGRO ES LA DEMOCRACIA
ES cierto que un primer análisis de lo sucedido desde diciembre puede dar un balance dolorosamente positivo. El hartazgo de la sociedad llegó al tope, y como quien se saca de encima una bandada de avispones, la ha emprendido a manotazos contra los que sabe autores de sus desdichas. Partidócratas canallas, Jueces venales, presidentes cretinos, usureros indisimulados, banqueros rapaces o dirigentes disolutos; lo mismo da. Ocasiones hubo en que los tales manotazos, abandonaron el frágil mundo de las metáforas para encarnarse en testas y traseros concretos de conocidos dirigentes.


El espectáculo entonces volvióse francamente edificante. Por fin, el divinizado demos castigaba a los demócratas, el pueblo de infinitas adulaciones zurraba a los demagogos, la plebe zahena a sus tribunos, los votantes hacían trizas a sus candidatos, la civilidad obligaba a ingerir sus pócimas envenenadas a los que se la habían entregado como medicinas, la polis toda gemía de legítima furia, y los políticos ya no pudieron pasar tranquilos ni en sus casas. Llegada la vindicta, como suele llegar, no se paseó augusta cual doncella. Corrió matrimonialmente, con razón desfogada y belicosa, arrollando a su paso a radicales, peronistas, y demás excrecencias culposas.
Mucho podría darse por satisfecho el Nacionalismo al constatar este cuadro. "Quien ha dicho la verdad un día antes", escribió Castellani, "durante veinticuatro lloras es tomado por loco". Se nos reconozca o no, ha quedado en evidencia la cordura de nuestro pensamiento, la clarividencia de quienes lo comunicaron de antaño, la insensatez de quienes lo desoyeron, la de los indiferentes, la soberbia de los ideólogos, complicidad de la intelligentzia. Un día antes lo dijo todo. Un día después lo descubrieron y se adjudicaron el hallazgo entre estertores. En el entretanto, la nación agonizaba.
Por eso, un segundo análisis de lo sucedido nos borra cualquier género de satisfacciones. Ante todo por-aún en medio del hondo desgarramiento en que se vive, no se desea ver con claridad y sin vueltas, que osa de los males está en la democracia. Y democracia aquí, quiere decir desacralización, contranatura, inmanentismo, enfermedad cultural y peligroso morbo, citar una vez más a Ortega. La democracia que pone en peligro a la Argentina, no es sólo una opción institucional ruinosa. Es el alma podrida de la modernidad que destronó a Jesucristo. Es el espíritu endemoniado de la Revolución que desterró a la patria hispanocatólica después de la derrota de Caseros.
Súmase a este motivo de desazón el constatar que la generalizada protesta pública, oscila cada vez más entre el rencor anarcomarxista y la sordidez burguesa. Aquel acentúa el caos, profundiza la discordia, motiva el saqueo, inspira el linchamiento de policías, capitaliza las asambleas vecinales, instrumenta los piquetes, practica el guerrillerismo urbano. La sordidez burguesa, a su turno, ha llegado a reunirse frente a la Embajada de los Estados Unidos, pidiendo protección para sus capitales, al grito de "¡Dólares sí, pesos no!". Lo hemos visto sin poder contener la náusea, mientras la memoria nos recordaba la actitud de los nobles y campesinos de La Vendée. dispuestos a pagar el doble de impuestos, pero a seguir guerreando por la Fe Verdadera. Para que no se creyera que aquella epopeya altiva era una variable más del mercado, o que podía desbaratarse a solo un tanto por ciento de los ingresos. Ni la más modesta de las proverbiales ollas que signan este tiempo sombrío, se ha golpeado en defensa del Plan de Dios, mil veces conculcado. No hay enseres culinarios blandidos cuando está en juego el Orden Natural y el Sobrenatural. Ninguna mesa dialoguista ha recibido el puñetazo de un pastor viril, plantándose en custodia del Santo Nombre del Señor, ofendido a manslava. Y si de sumar motivos de insatisfacción se trata, agregúese el escarnio y la burla de este nuevo gobierno -que dure lo que dure-no es sino el vergonzoso detrito del Régimen, la hez residual del Modelo, la miasma del Sistema. El sobrante de las bacanales populistas y liberales, que brega por convertirse en mendrugo en la mesa del F.M.I.
Libres de cualquier cálculo sobre las simpatías y las adhesiones que podamos suscitar, y convencidos de que alguien tiene que decir la verdad, pasaremos por locos veinticuatro horas más, pero diremos lo que sigue. La democracia ha perdido la única legitimidad que fingía tener la de la adhesión de los electores. De hecho funciona ya como una tiranía. No se la necesita. No ha sido ni será nunca la salida. Es hora de pensar seriamente en un gobierno de emergencia desempeñado por prudentes. Vigoroso e independiente, enérgico, robusto, decente, regenerador de las instituciones naturales, de las costumbres tradicionales, de la moralidad y la seguridad públicas, de la soberanía física y metafísica de la argentinidad, hoy inexistentes. Si la guerra semántica no nos hubiera robado las palabras, asociándolas al inicuo Proceso, diríamos sin vueltas que lo que se necesita es una Dictadura Nacional. Su heráldica no es la de las cacerolas y los piquetes. Tampoco la de los Balzas y Brinzonis. Es la de la Cruz y la Bandera. •
Antonio CAPONNETTO